Nuestras Memorias del Ramiro - Promoción 1964
Memorias dedicadas a todos los que de alguna manera
pertenecen a esta promoción y a los profesores que nos formaron así como a
nuestros compañeros, que por desgracia ya han fallecido. Los profesores se
fueron, pero sus enseñanzas fructificaron en nosotros y han sido parte
importante de nuestras vidas.
UNAS
MEMORIAS COLECTIVAS DE NUESTRA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
Coordinadas por Manolo Rincón, con la ayuda inestimable de Kurt, Javi González Juliá, José Luís Cerdán, Vicente Ramos y otros. Nacieron como un deseo de no olvidar lo que fuimos y se han ido enriqueciendo con las aportaciones de muchos compañeros, lo que nos permite contar con este “manual” de aquellos tiempos.
INTRODUCCIÓN
“El Ramiro fue el lugar donde forjamos
nuestro futuro en una época que es irrepetible.”
Ha pasado mucho tiempo, de lo que voy a
comentar, y aún para mí los recuerdos de muchas de estas cosas están nítidos.
He ido a reflexionar los puntos importantes de mi vida por los campos del
Ramiro, con frecuencia, y en fin es un punto de referencia que siempre ha
estado presente de alguna forma. Este humilde escrito recoge de manera resumida
una serie de recuerdos de lo que allí presenciamos y vivimos del año 53 al 64
del pasado siglo, tiempo en el cual, al menos yo, permanecimos entre sus
instalaciones. De entrada pido perdón por alguna omisión o error que pudiese
existir, aunque todo el texto se ha revisado cuidadosamente.
He pretendido no excluir ninguna aportación y
utilizar siempre material gráfico de la época, que a veces puede ser de mala
calidad gráfica, pues es de otros tiempos. Al mismo tiempo se ha procurado no
excluir a ningún grupo de la memoria, aunque lógicamente me he centrado en el
A, donde estuve todo el tiempo.
Pido perdón de nuevo, por omisiones que
pudiera haber totalmente involuntarias, pero es un trabajo “best-effort”,
realizado entre todos nosotros.
Capítulo
I LA ESCUELA PREPARATORIA (La Prepa)
(Se denominaba así a la entonces llamada
escuela Primaria o enseñanza Primaria. Era la preparación para el ingreso en el
Instituto de enseñanza media). Plan de estudios 1953. Mantenía algunas cosas de
la Institución de Libre Enseñanza, aunque pocas.
1.1.Primeros
recuerdos del Ramiro.
Supongo que debía de ser septiembre del año
53, cuando arranca esta historia. Mi padre había intentado llevarme al Liceo
Inglés para no seguir en el colegio
donde mi madre era profesora, pero no había autobuses de ruta y no me podían
llevar ellos, pues trabajaban. Entonces tomó una decisión que yo no entendí, y
que mi madre apoyó, que marcaría para
siempre mi vida: Llevarme al Ramiro.
Primera
visión
Yo jamás había estado hasta entonces allí, en
aquella parte de la ciudad. Me era totalmente desconocida. Mi conocimiento de
Madrid entonces, con 6 años, se ceñía al Barrio de Cuatro Caminos, donde
residía, al Colegio Cervantes del cual mi madre era maestra y a las inmediaciones
del Estadio Bernabéu, donde esperábamos a mi padre al terminar algunos domingos
el fútbol.
Se accedía en aquel entonces al Ramiro
viniendo desde el tranvía 45 (Castellana), por unas escaleras viejas y
peligrosas a una entrada -que ya no existe- cerca de la trasera del museo de
Ciencias Naturales. Mi primer recuerdo del Ramiro, aparte de esas escaleras, se
centra en la entrada al vestíbulo de la Prepa, que tenía un bajorrelieve con
una niña en un pupitre que me causó muy grata impresión.
Había entonces un conserje ya mayor, al que
ya no puedo identificar que preguntaba a que íbamos, y el conserje Antonio, un
chuleta que nunca me gustó. Llevaban uniforme gris. El conserje hablaba con mis
padres, no sé de qué, y fuimos recibidos por el D. Mendo, director en
funciones, mientras D. Eduardo Canto era director general. Dijo que siendo
compañeros mis padres (maestros), no había problema en que entrase
inmediatamente; como sabía leer y
escribir, iría a Iniciación A, pues yo hacía los años en Enero. El curso había
comenzado solo 10 días antes.
El secretario se llamaba Félix López-Gete. Vi
por primera vez el paseo de los chopos. Me llamó la atención la arquitectura de
las marquesinas, que me parecieron de gran modernidad y que luego supe que eran
del ingeniero Eduardo Torroja, y los pomos de las puertas metálicas, redondos.
Me pareció enorme el campo de futbol con sus tribunas y estatuas y el frontón
también me llamó la atención. Vi que había un parque infantil, cerrado. Luego
nos fuimos por donde habíamos venido al tranvía 45.
Las fotos muestran cómo eran entonces las
marquesinas, el campo de futbol y el acceso al Ramiro:
Remotamente me acuerdo de aquella primera
visión de la salida trasera que he comentado -hoy inexistente- y de un cierto olor a comida que salía de la
cocina del Internado Francisco Franco, que estaba en un foso. También de un
arco que había en la entrada por Serrano, también desaparecido.
En aquel entonces la Prepa tenía los niveles
de Párvulos, Iniciación, 1º, 2º e Ingreso.
Esperaba la llegada del primer día de clase.
Era un lunes, pues en aquel entonces mi padre libraba 1 de cada dos, y estaba
para llevarme al Autobús, que paraba en la glorieta de Cuatro Caminos. Era el
nº 5 y ya sabía que era gris y eléctrico, más lento de lo normal y a cambio
nada ruidoso. Precursores de la técnica no contaminante. No sabíamos bien donde estaba la parada y lo
vimos pasar y lo perdí, por lo cual me llevó en el tranvía 45 y llegué tarde.
Me llevó mi padre a la clase Iniciación A, por un pasillo y una escalera que
doblaba en un recodo al primer piso, después de preguntar al Bedel. La clase
estaba allí. La profesora me asignó un puesto y mi padre se marchó. Se llamaba
Dª Luisa, y me hizo la ficha preguntándome hermanos, profesión del padre, etc.
Los pupitres de madera algo gastada tenían un hueco para un tintero y para
poner la pluma o lápiz (no existía el bolígrafo). Más tarde López-Gete y el Sr.
Moneo me repitieron las mismas preguntas, ya que cuando llegué las clases
habían comenzado hacía unos días.
D. Mendo el director a mi me fue muy
antipático y muy poco pedagógico, en el tiempo de la Prepa y guardo mal
recuerdo de él como gruñón y malhumorado siempre. Su mujer también era maestra
de la Prepa..
La clase estaba que utilizábamos, en el
primer piso, subiendo escaleras, no tenía ni marquesina ni Jardín, y desde la
ventana se veía un pequeño estanque en un patio que no se utilizaba. A Dª
Luisa, la maestra, la recuerdo como una Sra. algo mayor, con el pelo entrecano
y vestida de gris; según Kurt, tenía una hija guapísima, morena y de unos 18
años, que se vino también a unas vacaciones de verano en una residencia
infantil que había en la playa de S Juan, en Alicante. Allí fueron muchos niños
llorando al despedir a sus papis en la estación de Atocha, menos Kurt que
estaba entusiasmado con la hija morena, aquel verano, prometiéndoselas muy
felices.
Había ya compañeros que habían estado el
curso anterior en párvulos con una profesora llamada Dª María (probablemente
Ignacio Casas, Nicolás Pérez Jáuregui y Vicente Ramos). Dicen que era una
verdadera madre, que cuidaba con mucho cariño a estos pequeños incluso cuando
se hacían caca.
Usábamos como base de la enseñanza la
enciclopedia elemental, de pastas de cartón, un cuaderno pautado con la foto de
las marquesinas de Torroja y que vendía, según vi, el bedel Antonio -bastante
antipático- en un cuarto con material
(lápices, gomas, folios, etc.), existente después del salón de actos.
El curso era mixto (por las edades, no por el
sexo), de niños del 46 y del 47. Recuerdo muy bien a Aito García Reneses, a un
tal Pepe Toñi (José Antonio Andrés Trigueros, le llamábamos Pepe Toñi ), que
era mi amigo, a Eduardo González Juliá (hermano de Javi), a Turón (que era Jefe
de Clase y cuidaba en ausencia de Dª Luisa), poniéndote insoportables en la
pizarra, a Vicente Rodríguez Zumel y alguno más cuyo nombre ya he olvidado,
creo que de la Rubia Mir, que tenía un juego de peces de plástico. Creo que Vicente Ramos estaba
también en la clase con nosotros y que ya que había estado en párvulos
anteriormente.
Tuve que sufrir alguna pequeña novatada, pues
parece que los niños que habían estado en Párvulos el curso anterior, ya se las
sabían todas. Una fue tirarme la flamante cartera nueva por el procedimiento de
la patada, y luego tuve que explicar a mis padres por qué estaba deteriorada.
Tenía un plumier de cremallera que apreciaba
mucho, con lápices y pinturas. Las clases eran muy elementales, con muchos
dictados, pues nuestra ortografía era mala. Dª Luisa era muy amable y nunca me
castigó. También había un cuaderno elemental con sumas y restas. Para mí lo más
difícil era la ortografía, con los interminables dictados diarios. Conocí al
Sr. Moneo -muy simpático, por cierto- por la clase de Política. Contaba
cosas de la Guerra Civil, y se cantaba Montañas Nevadas y otras canciones
patrióticas de la época, que entonces jamás me hicieron sentirme “facha”. Luego
le aprecié más con las sesiones de cine, que describiré más adelante. Yo comencé
a escribir algunas historias que no conservo desgraciadamente, en un cuaderno.
Eran chistes y una pequeña novela de guerra. Alberto Fernández Baides también
estaba en clase y también a él le gustaba escribir cosas graciosas. Más tarde
con D. Luis Muñoz-Cobos las leeríamos a toda la clase.
En principio me sentía un poco mal pues en mi
anterior colegio estaba muy mimado, y aquí tenía que hacerme mi espacio. Dije
algunas mentiras infantiles, que Dª Luisa descubrió de inmediato. Por lo demás
tenía un par de amigos para jugar en el recreo, de la Rubia Mir y Vicente
Rodríguez Zúmel. Posteriormente intimaría mucho con Carlos Iradier Fidalgo, con
el que coincidía en muchas cosas.
Había clase de francés que daba la Sra.
Morales (Dª Patrocinio Soriano Belda, viuda de Morales), de modales muy
refinados y que se quedó viuda ese curso (su esposo era médico y su hijo
estudiaba ingeniería industrial). También había clase de inglés, para la cual
nos juntaban en la clase del Sr. Lanzas con una Sra. americana mayor (Dª Brígida Stötter Forster, supongo). El
libro de inglés lo recuerdo, pues tenía unos muñecos muy simples. En la primera
página se veía uno y ponía I, que yo
entonces no comprendía que era.
La enciclopedia era realmente fea y poco
pedagógica, toda en blanco y negro y muy monótona. Creo que era de la Editorial
Dalmau Carles Plá. Había un libro de Religión, “Hemos visto al Señor”, y un
catecismo con preguntas y respuestas (no era el Ripalda).
Recuerdo que Dª Luisa contaba algunos cuentos
que yo ya conocía (los tres cerditos, cenicienta, Pedro y el lobo…), y nos daba
algunas nociones muy elementales de física y química. Nos dijo que el agua era
H2O, y que pidiésemos en casa un vaso, por ese nombre. Lo hice en la mía y
todos sabían lo que era ante mi asombro.
En el recreo bajábamos a un pequeño patio a
jugar. Creo que el juego preferido era la pelota.
Con Baides también jugaba a veces, y nos
contábamos muchas historias. Creo que era un soñador y me gustaría saber que
fue de él. Tenía una casa su padre, que me parecía inmensa, en el Madrid
Histórico.
El comedor de la Prepa, estaba en la primera
planta. Algunas veces comí en él. Había que estar en una cola y no me gustaba
la comida que estaba fría, en especial los macarrones. Afortunadamente, poco lo
frecuenté.
Recuerdo especialmente ya en aquella época, a
Carlos Iradier, también muy amigo mío y tristemente ya fallecido. Miguel Ibáñez
(prestigioso pintor que vive entre Barcelona y Holanda), era otro de mis
amigos. Recuerdo a Ignacio de las Casas, que también me simpatizaba mucho y que
tenía hermanos más mayores ya en otras clases.
En casa oíamos Diego Valor, por radio y
coleccionábamos unos pequeños cuadernillos, que valían 75 cts., con las aventuras de
la radio.
El día de la madre se celebraba entonces el
día 8 de diciembre, y hacíamos un pequeño trabajo para regalar a nuestra madre
ese día. Yo coloreé esta tarjeta que nos facilitaron.
.
1.3 El
Cine de los sábados.
Aquel cine que tanto me gustó. “Cine
educativo 5 pts”, reza el sobrecoste del recibo de permanencias que aún conservo.
Había un salón de actos a la izquierda según
se entraba por el vestíbulo en un pasillo, antes de llegar al cuarto del bedel
Antonio. Era muy grande a mis ojos, decorado con cuadros nobles en las paredes
y con un escenario cerrado por unas puertas correderas de madera.
Sábado tras sábado, salían de debajo del
escenario del salón de actos, unos bancos con ruedas, sin respaldo, donde nos
sentábamos apiñados los niños de todas las clases. El sábado por la mañana, nos
daban la gran alegría de ponernos películas bastante antiguas, pero que hacían
nuestras delicias.
El Sr. Moneo montaba una máquina de
proyección, marca Derbi, de 16
mm. El sonido lo daba un “bafle” que se sacaba del
aparato.
Una pantalla plegable, puesta en el
escenario, completaba el equipamiento que durante años me maravilló.
Lo de menos para mí, eran las películas de
caballistas que se proyectaban, prácticamente siempre en blanco y negro, de
jornadas, como la policía montada del
Canadá (Sargento King y los siniestros espías soviéticos que hundían un
submarino con Tom el bueno) o los dibujos del pájaro loco. A mí me interesaba
la técnica con la que funcionaba aquello. Me pegaba al Sr. Moneo, hasta que
logré rebobinar aquellas cintas de celuloide,
con una manivela o vi como se montaba una bobina y el peligro de que se
atrancase la proyección pues se quemaba la película. El Sr. Moneo, visto mi
interés, me enseñó bastante. Sabía ya sincronizar la película y montar una
bobina. Todo aquello me entusiasmó y llenó mis pensamientos mucho tiempo.
En mi casa con muy pocos medios trataba de
construirme un proyector, y el mejor regalo que he tenido fue uno de manivela
(marca JEFE) de películas mudas de 8 ½ mm.
Pensaba de mayor comprarme una máquina Derbi
como la que veía los sábados, para hacer proyecciones privadas en mi propia
casa.
Pude comprender con 7 años la idea básica del
cine sonoro. No entendía muy bien que la banda sonora fuese óptica. Pero lo
veía en los trozos de películas que atesoraba. Comprendí que había sistemas
dobles de proyección en el cine de barrio, que evitaban las paradas de cambio
de rollo y no fue si no al pasar al Instituto cuando vi un sistema de
proyección completo con 2 aparatos, que equipaba el salón de actos.
Como pude iba enterándome del cinemascope, del cinerama y otros sistemas que nacieron a principio de los 50. La
televisión la veía como algo improbable en nuestro país.
Este fue el germen de mi vocación por
estudiar telecomunicaciones, fotos, sistemas de proyección… que me intrigaban y
hacían mis delicias infantiles.
1.4. El
coche nº5
Aquellos pequeños autobuses eran grises, de
la marca Mercedes, ayuda alemana nazi, en su momento, del PMM, y debajo de los
asientos estaban las baterías que daban chispazos de vez en cuando. Alguna vez
se averió el coche y nuestras madres tuvieron que ir a recogernos a medio
camino. Entonces no éramos conscientes de que también en eso fuimos unos
precursores...el coche eléctrico. A
veces había un olor insoportable a quemado, pero no teníamos conciencia de
peligro.
Aquel coche, el número 5, lo conducía Pedro, un chófer con gorra de plato
del Parque Móvil. Su hijo era mayor, del Instituto e iba en el coche. Se
llamaba Paniagua, un apellido que me sonaba muy gracioso.
El coche era gris con bancos de madera
dentro, donde nos apiñaba una educadora muy fea apodada “la monstruo”. Tres
personas sentadas y tres de pie poniendo las carteras sobre las rodillas de los
sentados en cada banco. El coche iba despacio no podía correr y subía muy mal
las cuestas. Como era eléctrico a veces olía a quemado. Con la carga nuestra le
era imposible subir la cuesta de Vitruvio y subía por la calle paralela.
Me relacionaba en el trayecto, que era largo,
pues antes de ir a Cuatro Caminos, donde yo vivía, pasaba por Arguelles, con
niños que no eran de mi clase y mucho más mayores. Estaban Ibáñez de mi clase, que se bajaba en mí
parada con su hermano pequeño, y me acuerdo de Cuesta, Barco, Carlos
Iradier y de otros de muy distintas
clases. Se solían leer tebeos en el trayecto, y es donde conocí los de Diego Valor, Superratón y Supermán. Era
una rutina diaria, en aquel trasto infernal e incómodo.
El coche paraba justo al lado del colegio de
mi madre. Después de comer se cogía a las 3 y media. Por las mañanas iba el Sr.
Vigueras, la Sra. Burgos (que me gustaba pues era rubia y guapa) y D. Mateo
Quirós, su mujer Dª Esperanza y su hijo. A mí me parecía entonces, que los de
la familia Quirós eran insoportables y prepotentes.
La última parada estaba muy cerca del
Ramiro, ya en Ríos Rosas. Subían los hermanos Merino.
Cuando se rompía el coche, mandaban uno que
nos encantaba, el ISOBLOC, que era muy cómodo y rápido.
Alguna vez que “la Monstruo” se puso mala,
iba Remartínez, el bedel, muy simpático y que no se enfadaba cuando coreábamos
su nombre.
En el coche 5 recuerdo también a Jurado del
Campo, y existía un coche gemelo el 6 que conducía Cano, y que no se por que
extraña razón siempre superaba al 5 en la famosa cuesta de Vitrubio, aunque
fuesen gemelos.
1.5.
El Pipero
D. Manuel Basiloes Calvo, conocido como el
Pipero, era toda una institución. Con su cesta que llevaba en la cabeza y su
boina, era un tipo enjuto y bajo de edad indefinida. Ponía su cesta en la
puerta del Parque Infantil y era literalmente asediado por los pequeños
clientes. Chicles a 10 céntimos, caramelos a 15, cromos, el regaliz en “puros”
y en madejas y otras cosas peores como cigarrillos a granel. Yo hice las
colecciones de Quo Vadis y otra de animales. Durante los 12 años que estuve en
el Ramiro allí estuvo D. Manuel sin faltar un día y murió en su puesto. Todo un
ejemplo, que tiene mucho mérito.
1.6. El
polero
El Pipero en verano tenía un duro competidor:
El polero. Nos vendía polos, he desde Mayo. Había de fantasía (hielo con
jarabe), de 60 céntimos y de leche, mucho mejores, pero que ya se iban a 1
peseta, mucho para aquellos tiempos. La fábrica de polos estaba en Alberto
Aguilera. Yo de vez en cuanto me tomaba uno de fresa o de chufa. Venía con un
carrito blanco, y era una persona morena, con bigote, a la que vi muchos años.
Se ponía en la entrada de Serrano (que tenía arco en aquella época, como ya he
señalado).
Había también un campesino, de vez en cuando
que vendía paloluz, un palo que se
mascaba y era dulzón. Lo cortaba con una enorme navaja.
1.7. El
Parque infantil
Era un recinto con toboganes y columpios, que
se abría solo un rato en el medio día y que estaba donde hoy está el
polideportivo Magariños.
El campo de fútbol era espectacular. Con unas
tribunas obra del ingeniero Torroja, rodeado de vallas metálicas y con estatuas
clásicas, en las cuales, según la moral de la época no existían órganos
sexuales. Estaban la estatua de la Diosa Minerva, el discóbolo de Mirón y otras
más. Era el espacio de esparcimiento más concurrido, pero en la Prepa pocas
veces nos dejaron ir a él.
1.8
El comedor
Alguna vez comí en él. No me gustaba mucho
pues la comida estaba fría y comía mejor en casa. Reconozco que para los padres
era bueno, pero no para nosotros, que además se hacía interminable el día.
Estaba en la primera planta y comían muchos profesores en él. Eran bancos
corridos, y nos traían la comida al puesto.
1.9.
El bocadillo y el vaso de leche
En el año 53 se habían firmado los tratados
de amistad con USA, que incluían al parecer ayuda alimentaria; ésta se traducía
en un vaso de leche en polvo, disuelta con agua, y un bocadillo de un extraño
queso de color naranja, entregado a cada escolar a la hora del recreo. La leche
creo que lucía la marca RAM que era la distribuidora, ya que su origen era
totalmente indeterminado. (Esto nos enseñó la existencia de otras leches).
Particularmente el vaso de leche me daba
arcadas y el queso lo tiraba y me comía el pan solo. Me negué rotundamente a
beber la leche, y me dijeron que cual era la razón. Recuerdo como si fuese hoy
que dije, esa leche sabe a panzaburro y es venenosa. Ya me eximieron de
beberla, por imposible. El queso venía en unas latas enormes (creo que eran de
50 kg.) Luego me enteré que se reciclaban para construir algunas partes del
Biscuter.
Para colmo esa leche la daban también en el
colegio de mi madre y traía a casa los excedentes, que yo tiraba con mucho
disimulo por el wáter abajo.
Algún amigo norteamericano al que conté estas
anécdotas cree que eso no era cierto.
Pensado después de muchos años, me parece
extraño que en un colegio donde el 90% de los alumnos pertenecían a clases
acomodadas, y bebían leche en casa, se diese ese tipo de ayudas, más propias de
áreas más desfavorecidas, pero debía de ser un mandato del Gobierno.
1.10.
La fuente de agua potable.
Era extraño que para los cientos de niños que
éramos, sólo
había una fuente de agua en los aledaños del campo de fútbol, con un enorme e
incómodo pilón, en medio de una explanada. Era verde rectangular, y costaba
gatear a él cuando éramos pequeños, para poder beber un poquito de agua, y
soltaba un chorrito de muy poca agua que apenas nos refrescaba la lengua
mientras tiraban de nuestras piernas otros sedientos niños, para que nos
bajásemos rápido. Curiosa esa manía de no darnos agua (debían ser los tiempos
de la pertinaz sequía). Bebíamos en los baños. Yo dije a Dª Luisa que pasaba
sed, pero de nada me sirvió. La fuente estuvo siempre igual hasta preu, con sus
mismas carencias.
Cerca de la fuente, estaba la estatua de la
Diosa Minerva, con lanza y todo, y algún gracioso le pintó de rojo la boca una
vez y otra con barro, adornaron sus pechos simulando los atributos ocultos.
1.11.
La primera comunión.
La Primera Comunión era algo muy importante
en ese curso de Iniciación. Nos hacían una preparación especial los jueves por
la tarde. Y a veces era en El Espíritu Santo, donde recuerdo al Padre Rector
diciéndonos que no estropeásemos los bancos de forma reiterada, como si los
fuésemos a destrozar.
Conocí al Padre Granda, que para mi gritaba
mucho, me asustaba y no entendía bien el contenido de sus pláticas; en aquél
tiempo y para mí era motivo de temor. Y también conocí al Padre Ignacio, que
nos confesaba y era sumamente amable.
Un domingo de Junio (13-06-54), fue la comunión,
con mis padres y familiares; fue una
misa muy solemne, dada por el Padre Rector (ese día no dijo nada de los bancos)
y con plática del Padre Granda, al que se le fue algo la mano con los gritos.
Luego desayuno familiar y muchas fotos.
Las fotos están tomadas en la Iglesia del
Espíritu Santo, en junio de 1954. Solo reconozco a Ibañez, aparte de un
servidor. He tratado de localizarlos con otros compañeros pero nadie los
recuerda ya.
1.11.1
La Cruz de los Caídos
Era una Cruz de estilo andaluz, que no tenía
ningún tipo de inscripción política, situada encima de una escalinata.
El curso finalizó el
15 de junio, y ya no vi más a Dª Luisa, de la cual guardo un cálido recuerdo.
Nunca conocí a la famosa y guapísima hija. Kurt tuvo esa suerte.
1.12
Los años de D. Luis
Pasado el larguísimo verano del 54 (las
vacaciones aquellas eran interminables pues el verano jamás se acababa),
vinimos ya en septiembre al casi olvidado Ramiro.
Había salido una ley para no poder hacer el
ingreso más que con 10 años cumplidos, por lo que fuimos separados los del 46 y
los del 47. Perdí amigos y conocidos, pero
también había gente nueva.
Me pusieron en Primero A y ya recuerdo bien
entre otros, a Kurt, Cerdán, Bergia, Hermanos Idiazabal, Palacín, Ortiz, Vicente Ramos, Rosas
Caruana, Kolia Pérez Jáuregui, Arenas, Iradier, Felix Peiro (es Peiro
y se
cabreaba con los profesores cuando al pasar lista le acentuaban su apellido
como Peiró), Tete ( Bartolomé Muñoz Cobos, hijo de D. Luis), Javier González Juliá
(había sido compañero de su hermano Eduardo en iniciación A pero él era del 46)
y Dávila, entre otros, con los que tantos años iba a tener relación.
El profesor era D. Luís Muñoz Cobos Fresco.
Me referiré a los 3 años que estuvimos con él en conjunto, pues me es difícil
discernir en qué cursos pasaron las cosas, al ser el mismo profesor y los mismos
alumnos.
Recuerdo que nos ponía por orden de méritos,
de la primera a la última fila, con un sistema muy competitivo. Todos queríamos
la primera fila lógicamente. D. Luis escribía en la pizarra un texto, con muy
buena letra, y nosotros lo íbamos copiando en nuestros cuadernos. Cuando ya
había llenado la pizarra se ponía a corregir nuestros escritos sentándose
enfrente del primero de alguna de las filas; si te encontraba una falta te ibas
al final de esa fila. En los exámenes semanales los dos últimos cambiaban de
clase con los dos primeros de la siguiente...vamos, como en la Liga de fútbol
pero con más frecuencia. Ese método tan competitivo nos hacía espabilar mucho y
no querer se nunca los últimos y menos bajar de clase, lo cual se veía como una
auténtica desgracia con todo tipo de malas connotaciones. No se si el sistema
era bueno o no pedagógicamente hablando, pero entonces funcionaba muy bien, que
era lo importante.
Las clases se daban en base a una enciclopedia,
cuadernos de dictados y operaciones aritméticas. Para dibujar había un libro,
“El 1500 dibujos”, con dibujos sencillos que copiábamos. La Religión la daba un
cura cuyo nombre no recuerdo (puede que fuese el Padre Urbano), con un horrible
catecismo (D. Luis lo corregía cambiando el texto, para hacerlo más
comprensible), y había Francés con la Sra. Morales que hacía obras de teatro en
el salón de actos. Recuerdo a Nicolás (Kolia), quien ha cambiado sus apellidos Nicolás Pérez Jáuregui por
Perez-Serrano Jáuregui para preservar el apellido compuesto de su padre,
haciendo de San Nicolás. En el ensayo, un compañero de clase –Ildefonso Arenas-
se desmayó y le estuvimos reanimando como pudimos.
Esta obra fue memorable. Una expectación
tremenda, familiares, luces y decorados. El narrador era nada menos que Vicente
Ramos. Kolia aparecía con barbas, túnica y un bastón. Le podemos ver en la foto
que nos ha cedido caracterizado como el santo.
El carnicero era Javier Drake, ya fallecido por desgracia. No puedo recordar quienes eran los niños. Me parecía una obra un tanto truculenta, pues literalmente se decía en francés que los niños eran cortados en pequeños trozos, ahí es nada. Esta obra se representó también en el instituto años más tarde. Un éxito de la Sra. Morales y de todos los actores que intervinieron. Aplaudimos como locos. La foto antológica muestra al narrador (Vicente) y al carnicero (Drake) asesinando a los niños. Foto genial.
Había clases de Inglés también, como ya he
dicho, y en las que aprendíamos rudimentos del idioma. Cambiábamos de clase a
la del Sr. Lanzas, cuya mujer, profesora también, me parecía muy
guapa. La Srta. de Inglés nos hizo memorizar la siguiente cancioncilla, que aún
recordamos, para aprender vocabulario:
Pollito, chicken
Gallina, hen
Lapiz, pencil
Y pluma, pen!!!!
Como la clase era a última hora, la
cantábamos repetitivamente, en el pasillo de los percheros mientras nos
poníamos el abrigo.
D. Luís era andaluz, de Montoro y nos hablaba
a veces de los olivos de su tierra.
Alguna visita hicimos al museo de
Ciencias Naturales, pero muy elemental, pues hasta tercero de bachiller no
conocimos a fondo ese museo, y creo que también realizamos alguna pequeña
excursión, pero en general todo
el tiempo estábamos en el aula.
Había un pasillo de entrada donde colgábamos
en perchas los abrigos. Un pequeño patio cubierto por la marquesina. Las mesas
eran individuales, y había un cuartito para materiales al fondo del aula.
Contaba también con una mesa que tenía atornillado un sacapuntas de manivela,
comprado por suscripción popular. Era un lujo pues se seleccionaba el agujero
más adecuado a tu lápiz en un disco metálico. Una maravilla de la técnica.
Luego quedaba para el curso siguiente, pues todos éramos copropietarios
(antecedente de la copropiedad, toda una anticipación).
Baides y yo de vez en cuando leíamos nuestros
escritos al resto de compañeros, con el permiso de D. Luis, sobre las chorradas
que se nos ocurrían. No conservo el cuaderno de escritos. Se que además de
chistes empecé a escribir una novela de guerra que nunca terminé. Creo que los
chistes de Baides eran más ocurrentes que los míos, pero no me preocupaba el
éxito. Alcaide me animaba a escribir más.
Yo hice mucha amistad, como ya he dicho, con
Carlos Iradier. Iba a veces a su casa en la calle Víctor Pradera 47 (recuerdo a
sus padres, a sus hermanas, muy guapas por cierto, y a su cuñado), y algunos
días nos quedábamos al comedor. Además
íbamos en el coche 5. Carlos ha fallecido, según me enteré recientemente, y lo
siento muchísimo. Coleccionábamos tebeos de Supermán y éramos felices en
nuestros juegos, sencillos y nuestras conversaciones y discutíamos de quién te
los dos tenía el mejor reloj de pulsera.
Notario Torres era un compañero curioso.
Regordete, faltaba mucho. Su excusa era siempre la misma: mudanza de casa. D. Luis le decía ya enfadado “Otra vez no me
digas lo de la mudanza”.
Recuerdo al hijo de D. Luís, cariñosamente
Tete, y a su hermano mayor que venía a hablar con D. Luis en el recreo.
Llevábamos caramelos por nuestro santo o cumpleaños apara todos los compañeros
y él los repartía; los que sobraban
quedaban para premios. Los objetos perdidos que se ponían en una mesita al
fondo de la clase. También me acuerdo de los termómetros del DOMUND (había 2
uno para los donativos en metálico directos, en negro y otro para la huchas, en
rojo). Había que superar las 100 pts. para quedar por delante del B. Algún año
hasta llenamos más de un termómetro, y rascábamos hasta la última perra para
ver si subíamos el termómetro.
Las huchas eran con formas de cabezas de chinitos o negritos. Tenían un
tapón de corcho debidamente precintado con papel de goma y sello, para evitar
que alguien tuviese la ocurrencia de vaciarla en su bolsillo. Yo creo que nadie
sintió tal tentación y solo esperábamos su apertura para ver quien había recaudado
más. Esto se hacía con gran ceremonia ante todos y sumando las cantidades al
termómetro, ante la expectación de toda la clase de ver hasta donde podíamos
elevarle. Cuando se veía un billete de 5 pts., todos aplaudíamos entusiasmados.
Los cromos más apreciados, los de Nestlé los
cambiábamos en los recreos, y me acuerdo de las veces que nos castigaba D. Luis
sin ir al cine, cuando hablábamos, que a mí me dolía mucho, pues el cine era
algo sagrado para el ir al salón de actos el sábado, como ya he comentado.
Intercambiábamos algunas veces cartitas en
clase, y D. Luis interceptó una vez una
en la que yo decía a Carlos Iradier que era mi mejor amigo y que estaba
dispuesto a dar mi vida por él. D. Luis la leyó en alto, recuerdo a Kurt
riéndose a carcajada limpia ante mi impotencia y la vergüenza que me hizo
pasar. D. Luis me llamaba cariñosamente Rinconcito de Café y niño nacido a
cámara lenta, probablemente porque hablaba despacio pensando lo que decía.
Recuerdo otro incidente con los hermanos
Idiazábal, gemelos que estaban en clase y que vivían solo con su madre ya que
el padre era marino y raramente estaba en Madrid. Pagábamos el colegio
(permanencias, recibos, transporte escolar, comedor, etc), con el dinero que
nos daban a tal efecto nuestros padres. Y en secretaría me encontré nada menos
que una peseta un día. No la di a los objetos perdidos, y los Idiazábal decían que era suya.
D. Luis me dio a mí la razón y me la quedé. Pero esto me hizo sentirme mal por
si era suya, fui a confesarme y por si de verdad les pertenecía y había que restituir para perdonar el pecado
les di la famosa peseta.
Estuvimos en primero, segundo y sexto A, con
D. Luis. Tres años en los que marcó nuestros conocimientos y recuerdos con sus
enseñanzas. Los cambios de puesto, la primera y la última fila, los dictados,
las lecturas de la enciclopedia, los dibujos copiados del libro 1.500 dibujos,
el catecismo…
Hay quien opina que el método de intercambio
de clases que en teoría pretendía poner en el A a los que hacían mejor los
exámenes, era elitista, y no era bueno. Creo que no es cierto, pues el tiempo
demostró que buenos profesionales han salido de todos los grupos sin excepción.
En sexto A, en aquellos exámenes de los
sábados, pusieron uno llamado instrumental, en octubre, que no entendí muy bien
y dejé medio en blanco. Bajé a sexto A bis, junto con Dávila, con D. Santiago
Corral como profesor (compañero de carrera de mi padre por cierto), muy buen
profesor, como pude comprobar, con su cuaderno de Pensamientos, donde
aprendíamos caligrafía, ortografía y literatura, todo a la vez. Pero fue un
trauma infantil tremendo esta bajada. Me sentí muy mal y me dediqué a estudiar
la enciclopedia, y a hacer cuentas y dictados en casa, como un desesperado.
Estaba avergonzado y triste. A los 15 días fui el primero de la clase en el
examen, con mucha diferencia sobre el segundo y de nuevo a sexto A, para mi
tranquilidad. Ya no bajé la guardia por si acaso.
Recuerdo la preparación para el ingreso. El
cuidado con los acentos. Y el examen de ingreso, que me salió bastante bien.
D. Luís nos ayudaba “soplándonos” acentos y
ortografía. Había una cuenta de dividir. Hice la prueba de las aspas para
verificarla. Una vez aprobados, algunos nos presentamos al examen de matrícula,
con una redacción y un dibujo, creo recordar. Yo no quería hacer más exámenes
pero mi madre me obligó.
Mi padre, que aún vive, recuerda las charlas
con D. Luis cuando venía a informarse de cómo marchaba yo en clase.
El
ahorro
Visto en la distancia, la verdad es que nos
fomentaban muy buenas costumbres. Una de ellas fue el ahorro, que seguía unos
curiosos protocolos que voy a describir y que Vicente Ramos también recuerda
muy bien.
Funcionaba de una curiosa
manera:
Primero pedíamos a la
entidad “Caja de Ahorros y Monte de Piedad”, una cartilla a nuestro nombre, que
se nos entregaba con un saldo de 1 pts, que regalaba la entidad. Creo que
prácticamente todo el mundo tenía la famosa cartilla, pues era gratuita. El
dinero que querías ahorrar, cuando te venía bien, se lo ibas dando a D. Luis a
lo largo del mes, y lo guardaba.
La “Señora
de los Sellos”, empleada de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de
Madrid, venía una vez al mes, fecha que se anunciaba previamente y era siempre
la misma de cada mes para que no hubiera errores. Por ejemplo, el primer martes
de cada mes. Era siempre la misma señora la que venía con cara de funcionaria y
de edad indefinida.
Traía unas
hojas que por una cara admitían nuestro nombre y número de cartilla (que había
sido ya previamente emitida) y que a continuación yo creo que tenían unos
espacios marcados de 5 columnas por 8 filas con el tamaño de un sello en líneas
punteadas. Tú ibas con lo que habías ahorrado en un mes, que tenía D. Luis, y
ella te daba los sellos correspondientes, los pegabas en la hoja al efecto
previamente rellenada, se lo entregabas y te hacía el apunte en tu cartilla de
la cantidad aportada, que ella guardaba en una cartera de documentos. Había
sellos de 10 céntimos, de color morado, de 50 céntimos, de color verde y de 1
pts. de color rojo.
El día 31 de
octubre, día universal del ahorro en el Cine del Instituto (Salón de Actos) se
daba una charla por un directivo de la Caja, ensalzando las virtudes del
ahorro, con varios profesores para dar mayor solemnidad a tan importante tema y
se proyectaba una película. El premio al ahorro se lo llevaba siempre Cesar
Nombela Cano, que debía ahorrar como un cosaco. Año tras año subía a recogerlo
al estrado ante nuestro asombro (Otra vez el mismo, debe ser ya rico, etc, eran
los comentarios generales). Cuando ya estuvimos en el instituto, se daban
premios de pagar el coste del título de bachiller elemental y superior. Yo me
llevé ambos. El dinero no se podía retirar fácilmente. Yo recuerdo que cuando
íbamos a ir de excursión en Preu, mi padre lo consiguió, creo que en total
había unas 300 pts., con las que me pagué los gastos del viaje.
Al
matricularte te exigían una cantidad determinada, según el curso, para
excursiones.
Religión, Formación del Espíritu Nacional y
Deporte
En aquel tiempo la Religión era de suma
importancia en la enseñanza, no como ahora. Además del catecismo y un libro de
lecturas religiosas que nos daba el propio maestro, una vez a la semana nos visitaba un Padre que nos explicaba en forma sencilla algunos temas. No recuerdo su
nombre, pero llevaba teja y sotana “como Dios manda”. Puede que fuese el Padre
Urbano. Hay compañeros que ven mal en la distancia esa formación. En mi casa no
eran especialmente religiosos, y entendiendo la época y sus circunstancias, yo
creo que tampoco se pasaban mucho con estas cosas, y no nos vino mal la
moralina que quisieron trasmitirnos, muchas veces convencidos los propios
“Paters” de que era algo importante y necesario para nuestra vida cotidiana y
para el futuro. Yo vista la época lo apruebo totalmente.
La Formación de nuestro espíritu nacional, la daba el polifacético Sr. Moneo, que nos contaba “batallitas” más o menos divertidas, de la Guerra Civil, donde los malos y los buenos eran siempre los mismos y nos enseñaba canciones, la más popular “Montañas Nevadas “, aunque recuerdo alguna otra como “ Yo tenía un camarada “.- Se saludaba al entrar en su clase diciendo Arriba España y levantando el brazo derecho.
El deporte básicamente consistía en fútbol,
baloncesto, y un poco de gimnasia. El baloncesto era el rey de todos los
deportes en el Ramiro.
Hubo un evento deportivo el día de la Raza del año 56, con participación de
todas las clases, autoridades en las tribunas y desfile con banderas (Kurt con
la alemana, pasándolas canutas al tener que mantener enhiesto un palo de
bandera 5 veces más grande que él). Creo que la foto corresponde a aquel evento.
Había muchos juegos y competiciones, para disfrute de los espectadores. Yo tenía una prueba que era correr con otro compañero y con las piernas atadas el uno al otro. Se llamaban carreras a tres pies, como me dice Vicente. Yo quedé tercero (me gustaría recordar a mi compañero) y Vicente Ramos recuerda que iba atado a Jose Frade y quedaron segundos. Y luego desfilamos marcialmente ante las tribunas. Hasta yo salí en el NO-DO y me gustó mucho verme. Habíamos ensayado mucho el evento. Mi camiseta era roja y el pantalón corto blanco, con zapatillas y calcetines blancos. Mis padres asistieron orgullosos a este evento.
Parece que el NO-DO vino por asistir el
Ministro de Educación al evento y al ser el Director de NO-DO padre de unos
alumnos, lo que facilitó la cosa.
Había partido de Profesores-Alumnos el día de
Santo Tomás de Aquino. Participaban el Sr. Pepín y el Sr. Moneo (portero), que
yo recuerde. Uno de los últimos años, no recuerdo si sexto o preu, participamos
en el equipo de alumnos Félix Peiro, Quique Gómez Lobo, Nacho Salcedo y un
servidor, Vicente Ramos, de portero.
En Navidades poníamos un Belén en la clase y
había otro institucional. En Semana Santa nos daban charlas especiales, sobre
todo al ir a tomar la ceniza, y nos explicaban la
Cuaresma, los mismos curas que nos atendían espiritualmente todo el curso.
Había que confesarse, cosa que nunca me gustó y yo iba con el padre Ignacio que
no hacía ningún tipo de preguntas y era benévolo con las penitencias.
La
Cantina
Podíamos acceder a la Cantina, regentada por
Pedro. Un pequeño local donde nos vendían bocatas a 2,50, los de mejillones que
eran los más populares, bolsas de patatas a 1 peseta y bollos. Algunas veces
compraba un bocata, pero prefería las patatas fritas. Se llenaba de gente
durante los recreos y era muy difícil el comprar las cosas.
La
piscina
Existía en el patio de columnas una piscina
(hoy ya cegada), que yo solo vi un verano con agua. Estaba flanqueada por el gimnasio cubierto y
a retaguardia había un campo yermo que con el tiempo D. Tomás Alvira
replantaría, con sana intención ecológica, y como buen precursor de las cosas
verdes. Se denominaría el bosquecillo del Sr. Alvira. Al lado estaba el
gimnasio, pero hasta ser del instituto no pudimos entrar en él.
La piscina en invierno era un auténtico
peligro. No se si alguien se pudo caer. Recuerdo que Palacín nos asombró con su
famosa teoría de la “chinita” y la piscina, que se nos quedó grabada para
siempre.
Resumen
Guardo muy buen recuerdo de todo aquello, de
las personas que tratamos, de nuestros profesores y de mis compañeros.
Han pasado más de cincuenta años, pero el
recuerdo continúa vivo.
Ya los profesores murieron, pero seguirán
vivos en nuestra memoria y sus enseñanzas han fructificado en nosotros mismos.
Otros profesores fueron: Sr. Cea, Sr. Corral,
Sta. Anita, Srta. Esperanza, Sr. Quirós, Srta. María.
La siguiente parte de estas Memorias, está dedicado el Instituto, donde llegamos en
1.957, con un nuevo plan de estudios.
CAPITULO 2
El Instituto (57-58)
Consideraciones generales
Heredero del antiguo Instituto de Enseñanza libre. El franquismo dejó
básicamente la misma organización de instituto-escuela de antes de la guerra,
pero adaptada a sus necesidades ideológicas. Parte de los antiguos profesores,
se reciclaron al nuevo sistema, más bien obligados que por gusto.
El edificio fue construido
por los arquitectos Martín Domínguez y Carlos Arniches Moltó en 1930. El diseño
original, de clara inspiración racionalista, constaba de dos piezas en forma de
U unidas entre sí por una escalera central. El edificio se construyó en
hormigón armado con paramentos de ladrillo visto de color rojo. El antecedente
del Instituto Ramiro de Maeztu fue el Instituto-Escuela de segunda enseñanza,
creado en Madrid por R.D. de 10 de mayo de 1918, como ensayo pedagógico por un
periodo de seis años, bajo la dirección de la Junta para Ampliación de
Estudios. A los seis años, la misma Junta elevó al Ministerio un informe, en el
que presentaba a dicho Instituto como un éxito en sus logros, que aconsejaba
consolidarlo, y pidió que se proveyese de edificios propios, puesto que los que
había utilizado hasta entonces eran propiedad de una entidad norteamericana,
que estuviera ubicada en los altos del Hipódromo.
En el año 1941 se celebró el gran concurso de traslado
de catedráticos de Instituto para llenar
tantas plazas como habían quedado vacantes durante la Guerra. En ese Concurso se escogió el personal, que
ocupó definitivamente las cátedras del “Ramiro”.
Y cuando ya estaba el nuevo personal en funciones, apareció el Decreto refundador, en que se establecían las
características especiales
que iba a tener, en lo sucesivo, el Instituto.En él se conferían al «Ramiro de
Maeztu» tres funciones o misiones especiales: ser un laboratorio práctico de experiencias
pedagógicas, del cual se pudieran servir los
investigadores del Instituto de Pedagogía del C.S.I.C.; ser un órgano de experiencias y ensayos que oriente la
labor y proyectos escolares del Ministerio de Educación; ser un semillero de
vocaciones pedagógico-docentes, donde
se formen buenos profesores, que se extiendan después por todos los Institutos.
Para todo lo cual debería ser un centro modelo.
2.1. La entrada
Era octubre del 57 y por primera vez éramos
ya del Insti. Atrás quedaba ya la Prepa, para los pequeños.
La plaza de entrada, llamada del Caudillo,
era amplia, tenía una estatua del Dictador, y al instituto se accedía por una
escalinata de granito. Para subir al campo de fútbol que era reglamentario,
pero de tierra, se utilizaba una bonita escalinata de material noble con
incrustaciones doradas. En la plaza del Caudillo se hacían las formaciones de
entrada, y éramos avisados por un himno patriótico por altavoces para que
acudiésemos a formar, también algunos alumnos mayores daban avisos y yo los
envidiaba. Se puso el nombre de “Radio San Críspulo”, al amplificador que era
la base de todo aquello..
Y estrenábamos plan de Estudios, el 57.
Prácticamente todo el bloque de alumnos de 6º
A pasó a 1º A.
La clase estaba en el primer piso a la
izquierda según veníamos subiendo las escaleras. En el bajo, además de la
entrada al salón de actos, estaba el Museo Religioso y un aula de dibujo.
Los pupitres eran más amplios que los de la
Prepa.
Nos debíamos acostumbrar a tener varios
profesores.
2.1.1.
Profesorado
Aunque me iré refiriendo poco a poco a los
profesores que directamente se ocuparon de nuestra formación, adelanto ya el
magnífico profesorado que tenía el año 57 el Instituto, ocupando las cátedras
por oposición, con los criterios ya señalados:
Luis Ortiz, Griego y director del centro
D. Tomás Alvira. Ciencias Naturales y
Vicedirector. Hombre afable y muy humano.
Antonio Magariños García, Latín y Dirección de estudios
Jaime Oliver Asín, Lengua y Literatura Gran arabista y descubridor de la
muralla de Madrid. Un sabio
El padre Manuel Mindán Manero, Filosofía. Otro sabio a su manera.
Joaquín García Rúa, Matemáticas
José Royo, Matemáticas. Hombre refinado, con amplios conocimientos.
Ángel Sáenz Melón, Física y Química. Secretario
Rafael Ybarra, Ciencias Naturales
Lorenzo Vilas, Ciencias Naturales
Leopoldo Querol, Lengua Francesa. Pianista ilustre.
Manuel Pérez Saavedra, Dibujo
Monseñor Gabino López Morant, Profesor de Religión. Camarero Secreto de su
Santidad.
Comandante Marcos Daza, Profesor de Educación Física
Las clases se componían de Unidades
Didácticas de hora y cuarto de duración. Había 3 en la mañana, con un recreo de
media hora y dos en la tarde. Esta estructura se mantuvo todo el bachillerato.
El cambio de clase se avisaba por el sonido de un timbre y los profesores
disponían de un parte de incidencias que debían firmar. Los sábados había clase
solo por la mañana y por la tarde se proyectaba una película en el cine-teatro.
2.2 Curso 57-58
En 1º A los profesores que tuvimos ese curso,
fueron los siguientes:
Matemáticas: Sr. Galán. Era buen profesor
bastante eficaz para enseñarnos a sumar quebrados. A veces era un poco
antipático, supongo que cuando le molestábamos con nuestros gritos.
Lengua Española: Sr. Navarro Ramos (Era actor
de teatro y también actor de cine y tv; solía hacer de malo inofensivo.- Le vi posteriormente en una de Clint
Eastwood, “la muerte tenía un precio”)
y en alguna serie de TV.
Geografía: Sr. Vigueras. (Estaba mutilado de
la campaña de Rusia pues fue de la División Azul).
Dibujo: Sr. Palomares/Sra. Escuder. El Sr.
Palomares estaba muy enfermo y le sustituía con frecuencia la elegante y
educada Helia Escuder.
Religión: Padre Gabino:
FEN: Sr. Giraldo. Horrible asignatura
nacional-falangista.
Educación Física: Sr. Escribano/Sr. Pepín (El
Sr. Escribano Culebras era conocido como barriga verde)
Además el Padre Granda tenía 1 hora semanal.
Tanto profesor, acostumbrados a uno solo, al
principio era un poco lioso.
También pasar de una enciclopedia a libros
especializados era otro reto. El Sr. Galán siempre nos decía que debíamos
portarnos mejor y que los maestros de la Prepa se merecían un monumento por
habernos aguantado.
Hacíamos suma de quebrados, regla de tres y
geometría elemental. Pronto vi que se me daba bien y no tendría problemas en
esa asignatura.
El Sr. Enrique Navarro Ramos (No confundir
con el catedrático de Historia), de Lengua, algo amanerado, (luego supe que era
homosexual), nos hacia llevar un cuaderno detallado, tipo diario, donde
poníamos redacciones, dictados y conjugaciones. Era de pastas negras y papel
pautado. Recuerda Iñaki Casas, que Enrique Navarro el profesor de
lengua de primero, le echó la primera bronca del instituto por no poner el
acento del Gómez. Te le puedes seguir encontrando tal y como era en aquel
momento a través de innumerables películas de esas que suelen poner en cine de
barrio, en las que trabajó como actor secundario, creo que estaba en El Extraño
Viaje (película mítica donde las haya).
En Geografía, que era de España, hacíamos
mapas mudos, para intercambiar, hasta con montañitas de harina mojada que nos
hacía D. Francisco, cambiar, para que otro compañero rellenase los nombres; la
verdad es que era una idea muy buena y se aprendía mucho con este método.
Estudiábamos un libro muy antipático poco didáctico (El de Martín Zapatero). El
Sr. Vigueras tenía una mano artificial y era el Delegado de curso. Había estado
en la División Azul y tenía una academia a la que me referiré en el capítulo de
3º.
La Religión estaba a cargo del Padre Gabino,
Camarero Secreto de Su Santidad, (que nunca supimos que quería decir, pues si
era secreto, como lo ponía impreso en el libro del que él mismo era autor). Se
titulaba El Mesías Prometido dedicado al Antiguo Testamento. Tenía muy mimado a
Javi González Juliá, porque conocía a su
familia desde hacía mucho tiempo. Eso le obligaba a estudiarse bien la
asignatura, para no quedar mal; tal vez era el único que la empollaba, pero
levantaba muchas suspicacias y creencias de enchufismo. (Kurt estaba exento por
ser protestante –igual que Aparicio que era español de pura cepa y eso si que
era raro en aquel tiempo y más que su padre según parece era Obispo anglicano).
Kurt me ha dicho que guarda muy buen
recuerdo del padre Gabino, pues le dejaba asistir a sus clases, lo cual no fue
ningún problema en primero y segundo.- Otra cosa fue en tercero, cuando al ver
las miradas de los demás compañeros cuando le llegó el turno a la “herejía
protestante”, le forzó a hacer mutis por el foro, pues quedaba como
perteneciente a los “malos”.
El dibujo, que era dibujo artístico, lo daba
el Sr. Palomares, un anciano muy enfermo de asma, que faltaba mucho y era
sustituido por Dª Helia Escuder (su marido tenía una Academia que preparaba la
asignatura de Análisis de Formas de 1º de Arquitectura), señora muy educada,
culta y muy bien vestida, a la cual hacíamos rabiar un poco pues no se imponía
bien. La llamábamos la bruja del gorro verde. Nos contaba sobre viajes
impensables y museos de otros países que conocía. Parecía una persona de una
amplia cultura, y de mucha educación. Yo la apreciaba no por el dibujo si no
por las buenas formas y maneras que me enseñó.
La FEN era cosa exclusiva de Giraldo el camarada, que nos hacía aprender una
especie de catecismo falangista, utilizando un libro muy antipático (explicando
la muerte de José Antonio y provocando algún puchero al lector por lo malos que
fueron los “rojos”). Venía generalmente con una camisa azul, para demostrar
como vestían los auténticos españoles. El llevaba unas gafas oscuras
eternamente, se peinaba hacia atrás y llevaba bigotillo.
La Educación Física la daban el Sr. Pepín o
el Sr. Escribano y eran sencillas tablas de gimnasia.
Por último, el Padre Granda una vez a la semana
nos obsequiaba con algunos de sus gritos, que más que convencernos nos producía
un miedo atroz.
Dispusimos durante todo el bachiller de un
diario, donde nos ponían las notas diarias de actuación en clase y las notas
mensuales. Todo debía de ser firmado por el padre o tutor. Yo aún tengo la
mayoría de ellos.
2.2.1.
El Recreo
El Recreo ya no era en el reducido patio de
la Prepa (con acceso a la Cantina), era por todo el recinto del Instituto.
Podíamos jugar al futbol, al baloncesto o
simplemente pasear. Yo era malo en futbol y baloncesto, por lo que paseaba con
mis amigos Iradier, Quiñones y alguno más, hablando o bien de Tebeos, o sobre
las clases y los profesores. En el campo grande de fútbol, se jugaban 15 ó 20
partidos simultáneamente, unos a lo largo y otros a lo ancho. Los partidos
“oficiales”, entre clases, se jugaban los sábados por la tarde.
También jugábamos a formar torres saltando unos encima de otros que formaban
una fila metiendo sus cabezas entre las piernas del anterior, hasta que los de
abajo se “rilaban” o lograban que los de arriba se cayeran. Al saltar se
gritaba “Rusia número 1 mi
caballo 21...”, “....22”, etc., frase realmente enigmática vista desde hoy,
pero que gritábamos con mucho convencimiento. Kurt solía estar debajo al ser relativamente
más corpulento y le gustaba “sacudirse las pulgas” que saltaban encima, pero un
día se invirtió el orden y recuerdo que me hizo daño un daño horrible y le dije
enojado que se fuese a su país a hacer el bestia. Luego me arrepentí mucho de
haberle dicho aquello. También había una variante: se trazaba un semicírculo,
tres se ponían como en el anterior juego y un cuarto hacía de portero, el resto
intentaban subirse a los agachados, el portero tenía que capturar a algunos de
estos últimos que tenían algún pie en el semicírculo al intentar subirse o los
que caían cuando ordenaba “marea” y se empezaban a mover los agachados, el
capturado pasaba a la primera posición de éstos y liberaba al portero. Era muy
frecuente que al intentar subirse por ambos lados, chocaran las rodillas y se
quedaran las articulaciones como
muertas.
Canicas, “el clavo”, las chapas y las tabas,
eran juegos muy populares también.
Alcaide, Aparicio y Félix Peiro eran los
mejores en fútbol, así como en baloncesto destacaban ya sobre todo Vicente Ramos y también
Pablo Bergia; ambos serían los puntales del muy querido Estudiantes de
Magariños. Juan Antonio Rosas era muy bueno también, pero no dio el paso a
profesional. Sin embargo, Juan era, junto a Quique Gómez Lobo, el mejor en
saltos de aparatos en gimnasia deportiva. Admitamos que en el Ramiro el fútbol
era realmente subsidiario, primando el baloncesto sobre todo lo demás. Ser
socio del Estudiantes y quedarse ronco después de cada partido en casa, era
parte del plan de estudios. Muchas veces gritábamos en la nevera a nuestro
querido equipo, y no nos importaba el gélido ambiente que se respiraba. Hay una
publicación ESTUDIANTES 55, que gentilmente nos ha aportado Vicente Ramos, y
que resulta deliciosa de leer, no tiene desperdicio.
Alguna vez sentíamos deseos de alejarnos más,
en el recreo, de los límites marcados, pues estaban abiertas las puertas y
llegábamos hasta la Escuela de Industriales, aunque estaba prohibido. Creo que
eso nos costó algún disgusto con el Sr. Vigueras.
También jugábamos cuando llovía con una
navaja al juego de ir quitando terreno al contrario (El clavo). Una forma de ir
“robando” al contrario terreno.
Había un urinario en el foso que olía de
manera repelente. Y una fuente para beber agua, la misma que usábamos ya en la
Preparatoria, solo que ahora ya no teníamos que gatear pues habíamos crecido.
Seguía dándonos una escasa ración de agua.
También intercambiábamos tebeos y cromos
(colección de automóviles y álbumes Nestlé (Las Maravillas del Universo)).
Había quien hacía “moco de camello”,
mascando papel cello pero a mí me daba mucho asco.
Aparecieron los primeros bolis BIC, que
valían 5 pts. (BIC cristal). Azul, rojo y negro eran los colores disponibles.
Estaban muy cotizados y más de una vez jugando con ellos (ya que se podían
utilizar como cerbatanas), se salió la tinta viscosa que tenían y nos cargamos
camisas, ante el regaño de nuestras madres.
“Las chapas” era un juego
colectivo, atractivo para los participantes por estimular la competitividad,
aunque para jugar no requería unas características físicas especialmente
“destacables”, sino únicamente alguna (bastante) habilidad.
La primera obligación de todo jugador era hacerse con una buena chapa, esto
es una que no estuviese doblada por el abrebotellas. Lo siguiente era rasparla
bien, por su parte inferior, contra una piedra lisa para que deslizase por la
pista lo mejor posible. Lo último era llegar a ser un consumado “artista” para
que al darle una “toba” con el dedo aquella chapa siguiese fielmente, sin salirse,
el recorrido del circuito y avanzase por él más que la de los otros
participantes.
Había verdaderos expertos, que conseguían avanzar muchísimo, y hasta le
daban “efecto” lo que contribuía a tomar mejor las curvas. El dedo a utilizar
para darle el golpe seco a la chapa, no era el mismo en todos los
participantes, (unos utilizaban el índice y otros el dedo corazón), aunque sí
era generalizado el hacer una sujeción previa con el dedo pulgar, para que al
soltarlo, el golpe a la chapa fuese más contundente.
Cuando las carreras solían coincidir con la temporada en la que se corrían
las vueltas ciclistas, se veían chapas “decoradas en su interior” con la cara
del ciclista favorito. Para ello se solía recortar ésta de un cromo y se
adhería en el interior de la chapa. Para evitar que se despegase, se le ponía a
la chapa un reborde interior de plastilina (esa plastilina en la que las
sucesivas mezclas de colores había concedido una tonalidad gris-azulada) o
también de jabón (que era más fácil de conseguir, pero también más frágil) y
hasta miga de pan para que se pusiese dura, e incluso recuerdo algunas que
sobre el papel del cromo llevaban una lámina de plástico transparente o vidrio,
para evitar el deterioro de la foto.
Había bebidas cuyas chapas eran de las más buscadas (cosa que hacíamos
acercándonos, cuitadamente, a las mesas de las terrazas en los kioscos
callejeros, y, cuando veíamos una de aquellas, nos agachábamos rápidamente, sin
otra intención, que cogerlas del suelo). Me parece recordar que las de Cinzano,
Citrania y las de KAS eran de las buenas, pero no debían de estar dobladas.
El circuito podía ser “fijo”, es decir, coincidía con los adornos y
vericuetos de las losas del suelo, o había que “construirlo”, normalmente en
tierra, para lo que había habilidosos que sin necesidad de tirarse al suelo,
iban desplazando, agachados, las dos manos juntas, entrelazados los dedos, por
la tierra (dejando unos montoncitos de ésta a modo de delimitación de la pista)
e iban avanzando formando curvas y contra curvas, hasta llegar a la recta
final. Incluso, hasta se ponían montículos, o se aprovechaban desniveles y
hoyos…… El foso era el lugar ideal para tales competiciones.
La construcción de la chapa, el equilibrado, el cristal, el cromo y la
plastilina eran fundamentales para obtener buenos rendimientos. Un libro se
podría escribir del arte de hacer chapas de competición y su manejo.
Y termino con el lance de terminación. Cuando un jugador creía que en esa
"tirada" podía alcanzar la meta pedía "ponerme palos", que
consistía en que uno de los compañeros delimitaba los límites de la línea de
llegada situando los dos dedos índices a ambos lados de esta línea, para que el
lanzador diera a su chapa ese último toque que le hacía ganador (si conseguía
pasar entre los dedos), o perdiese la oportunidad..... En cualquier caso, la
mera escucha del ponerme palos, era suficiente para incrementar la atención de
los circundantes...
2.2.2.
La entrada matutina
Desde primero, el modelo era el mismo todos
los cursos (hasta 5º en que cambió). Un rato de gimnasia, dirigida por un
comandante (no sé si luego ascendió a coronel, pero le recuerdo con una sola
estrella (huevo frito decíamos)) del ejército de tierra que tenía un Biscuter
ridículo con el habitáculo construido de madera artesanal, que hoy produciría
risa. Creo que se llamaba D. Lino. Era en el campo de futbol de 8,30 a 9 y a continuación un
desfile por clases ante la estatua de Franco, con redoble de tambor (por
miembros de la OJE, según parece uno era hermano de Aito). Se hacían variaciones
complicadísimas en la formación, como la doble variación. De esta manera se
pretendía inculcarnos un espíritu militar. “Cabeza
doble variación derecha. Vista a la derecha AR!. Viva Franco VIVA!. Arriba
España ARRIBA!. Vista al frente AR!”. De todas maneras, no recuerdo que nos
hicieran cantar el Cara Al Sol como en otros colegios ni izar la bandera, pero
el entrar en clase sí debíamos levantar
el brazo y decir Arriba España (y
añadíamos ¡…abajo las castañas!), a
manera de saludo.
Al
entrar en clase después del recreo nos encontrábamos escrito en la pizarra, y
firmada, la nota con que D. Antonio
había puntuado la variación y la marcialidad del conjunto. Se daba mensualmente
un balón a la clase que mejor desfilase.
Estos desfiles duraron solo hasta 4º. Luego
fueron ya suprimidos.
Entonces eran algo normal y deben de ser
analizados en el contexto de la época. De ninguna manera me marcaron y siempre
lo vi como algo normal, no como un exceso nacionalista.
2.2.3.
La dirección de estudios.
La ocupaba D. Antonio Magariños, catedrático de
latín. Yo voy a dar mi opinión particular y mi recuerdo. A mí era una persona
que me causaba pavor. Cuando nos reuníamos en la plaza del Caudillo después del
recreo, miraba el reloj y todos asustados nos callábamos antes de pasar un minuto, que era el tiempo
concedido al efecto. Te miraba con una cara de pocos amigos y te mandaba a por sobre y carta, a veces, como me ocurrió
a mí, sin saber por qué razón. Creo que luego era una persona buena y afable,
pero se recubría de un aspecto duro y distante.
Si llovía, la formación era en el patio de
Columnas. A mí D. Antonio me
inspiraba miedo a mis 10 años. Sé que para otros es un santo; a mi entonces no
me lo parecía. Cuando se jubiló, le regalamos un pito de oro por subscripción popular.
Tanto Granda como él no gozaban de mis simpatías infantiles, sino que más bien
me aterraban un poco y los veía muy distantes.
2.2.4.
Los bedeles.
Estaba el bedel Hurtado, el más famoso,
apodado Chupito, que era el encargado
de purgar los radiadores con un cubo en invierno; tenía bastante mal genio y
cara de antipático (Cantábamos: “Ya se apagó el cigarrito en que chupaba
chupito”, en alusión a la pequeña colilla que chupaba eternamente), y al
entrar en clase siempre decía con un tono extraño “con permisso”.
Proporcionaba
la tiza a los profesores. También estaba Remartínez, simpático y
alegre, y Muro, que vivía en el Ramiro y
también era simpático y bonachón. Actualmente Rosa Muro, su hija es la subdirectora
del Instituto. Buen hombre. Antonio, el chuleta de la Prepa, es ya solo un recuerdo…
2.2.5.
La Navidad.
Me parece que la temporada de Navidad era más
intensa que en la Prepa. Había actos en el Salón de actos. Teatro (actuaba el
Sr. Navarro), proyecciones y villancicos del coro, actuación de la rondalla y
algunas pequeñas obras de teatro sobre temas navideños. Se ponía un Belén y un
gran póster en la fachada principal con un ángel. Se respiraba un buen ambiente
festivo. Se represento en primero de nuevo la leyenda de San Nicolás, con Kolia
como protagonista. Esta vez fue en el teatro del Instituto.
2.2.6.
El cine de los mayores
Los sábados por la tarde se daba la sesión de
cine en el teatro (salón de actos era su nombre correcto). Ya había un equipo
profesional de proyección y no había que esperar a rebobinar los rollos de
película, como pasaba en la Prepa. Además ya se ponían películas más actuales y
en color. Yo iba regularmente, pero pocos compañeros venían pues se quedaban
con sus familias el sábado. Recuerdo que Juan Antonio Rosas también era bastante
habitual de las sesiones. Había que recordar que entonces no existía la TV y
por radio los fines de semana oíamos Cabalgata Fin de Semana, en Radio Madrid.
Vi películas como Lili, David Crocket Rey de la Frontera, Quince bajo la lona, Los
habitantes de la casa
deshabitada… Todas ellas iban precedidas de su correspondiente NO-DO y a
veces hasta ponían el Imágenes y un dibujo de Tom y Jerry. Vamos, como en la
Gran Vía.
El acomodador era el
inefable chupito, con su colilla, su raido uniforme azul y una linterna.
Siempre llevaba una mano al menos en el bolsillo.
2.2.7.
La Misa semanal
Semanalmente, los lunes por la mañana los de
1º, el martes los de 2º….. Debíamos ir a misa en el Espíritu Santo, que solía
oficiar el Padre Mindán que era rapidísimo, ¡a la vez! que rezábamos el
rosario a voz en grito con el Padre Granda, y debíamos confesarnos con el Padre
Ignacio. Era obligatoria y se pasaba lista. Y el Rector nos recordaba
machaconamente que no estropeásemos los bancos. No sé como todo esto no nos
quitaba la fe. Ayudaba de vez en cuando como monaguillo, González Capitel.
El Padre Ignacio a veces nos deleitaba
tocando algunas piezas en el órgano, que a mi me gustaban mucho.
En Semana Santa nos daban la ceniza y había
una procesión en el final del curso, como colofón, por delante de la Vírgen y
de la Cruz de los Caídos; cruz de tipo andaluz muy artística y que en nada
recordaba a los caídos pues no tenía inscripciones ni lápidas, que yo recuerde.
La Confirmación a los nueve años también fue
en el Espíritu Santo, y esperábamos una torta del obispo… Nos hacían una
preparación previa muy corta con el Padre Granda.
Además de las ceremonias de Primera Comunión,
Confirmación, de las misas semanales y otros actos, en cuaresma recibíamos la
ceniza y los ejercicios espirituales (algún año), por el padre Almellones (creo
que SJ) y el Padre Segura. El edificio era de Fisac que aprovechó un auditórium
para su construcción, en principio para el Consejo.
Nos daban también algún año los ejercicios en
el cine-teatro, coincidiendo con la cuaresma. Los ejercicios eran de tres días
y las charlas del Padre Almellones me parecían un poco truculentas. Parece que
había sido capellán de la Legión. Y recuerdo su tétrica historia que llamaba
“del brazalete”, de una señora que llevaba un brazalete, tapando una horrible
quemadura que le produjo el demonio, cuando la agarró para llevarla al infierno
al pecar, pero se salvó al arrepentirse en el último momento. También contaba otra
historia de un ladrón que se quedó encerrado en la iglesia para robar el
sagrario y cuando tiró las formas, vio el suelo ondulante y rodó por las
escaleras matándose. Me quitaba mis tebeos pues decía que en ejercicios había
que tener recogimiento interior. Para un niño de 11 años era difícil.
2.2.8.
Los compañeros.
En general estuvimos casi todo el
bachillerato los mismos compañeros, por lo que a los de otros grupos casi ni
los conocía. Mis amigos eran Iradier y Quiñones. Otros amigos eran Ortiz Blasco (Juan
Miguel o Juanmi para los amigos) y Ortiz López (Oscar Pablo) e Ignacio de las
Casas. El resto tuvieron diferente incidencia en mi vida diaria de clase.
Palacín era un individuo que me molestaba mucho. No paraba de insultar y de
mandarme anónimos que él escribía con tonterías. Por desgracia le tenía
delante, y lo soporté estoicamente los dos cursos que estuvo; me contuve las
ganas de calentarle a puñetazos, pues yo era muy pacífico. Los compañeros de al
lado fueron Vicente Ramos
y Juan Antonio Rosas durante todo el bachiller, dado que nos sentábamos por
orden alfabético.
Recuerdo a García Fojeda, que había tenido una
enfermedad de tipo cerebral, y le gustaba mucho Marisol.
De los profesores de este curso, el Sr. Galán
y el Padre Gabino son de los que mejor recuerdo tengo, aunque Dª Helia Escuder
me gustaba mucho por su exquisita educación y su elegante vestimenta, y nos
contaba los países que había visitado, como ya he comentado anteriormente, lo
que me dejaba perplejo pues era un mundo entonces inaccesible para mi. El Sr.
Giraldo era lo que hoy llamaríamos un facha,
siempre hablando de lo buena que era la Falange y de los grandes logros de su
Régimen. El libro-catecismo nacionalista, infumable. Bigotito tipo nazi y
camisa azul sin abrigo hasta en invierno.
2.9.
El PIO
Como bien dice Kolia, el Ramiro era
interclasista en aquella época, pero predominaban los hijos de la clase
acomodada. Yo nunca tuve complejo por el tema de no tener ni un duro, pero he
visto que alguno de nuestros compañeros, que se traumatizó un poco por ello. Pero, no se
por qué, casi nadie utilizó el PIO. Es más, ni se mencionaba. Como la necesidad
agudiza el ingenio y no quería ser oneroso a mis padres, un día en Secretaría
me enteré de que el PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades), era un
organismo que concedía becas. A mis 11 años ni corto ni perezoso, rellené un
impreso, adjunté la nómina de mi padre y lo entregué en una ventanilla. Para mi
sorpresa recibí una carta en mi casa donde se me concedía matrícula gratuita (y
me reintegraron lo pagado) y 625 pts. anuales para pago de libros. No llegaba a
cubrir todos los gastos, pero en mi casa era una ayuda importante, que me
acompañó hasta el doctorado (con mayor cuantía pues terminaron dándome 25 mil
pts. anuales en el año 71). Buen invento el del PIO aquél…
2.10.
Pérgamo
Con el tiempo supe que era una ciudad
helenística importante. Pero entonces para todos nosotros era una librería que
estaba en la calle General Oráa cerca del Ramiro, y que se forraba con la venta
de libros de texto oficiales del Ramiro. En primero piqué y todos los libros de
texto los compré ahí (además era plan nuevo y no servían ediciones anteriores).
Más tarde supe que había una calle llamada Libreros, cerca de Gran Vía, donde
te descontaban un 20%, y claro, ya no fui más cliente de Pérgamo; para que
otros se llevasen la ganancia, mejor la llevaba yo a mi casa.
2.11.
Travesuras.
Pasaba el canal de Isabel II por las
cercanías; en sus taludes había cuevas que debían provenir de la guerra civil,
y que en la actualidad ya han desaparecido. El terreno era de arena silícea
algo compacta y éramos tan inconscientes que entrábamos en ellas sin saber que
este terreno de Madrid en presencia de agua era muy propenso a derrumbes. Yo
mismo soñaba con adentrarme lo más posible en las cuevas con una linterna que
tenía a tal efecto, hasta que una vez que estaba dentro solo, en un recreo,
hubo un pequeño derrumbe y las pasé canutas para poder salir, lleno de tierra,
y ya no entré jamás en ellas por miedo a morir sepultado. La rumorología
popular decía que dentro de ellas se hacían “actos deshonestos” entre chicos del
Ramiro y chicas de un colegio de monjas. Nunca lo pude comprobar y lo más
seguro es que fuese falso, pero la idea era más que atractiva y sugerente, para
nuestra incipiente adolescencia.
Nos gustaba poner barquitos en el canalillo y
tirar piedras al agua. El cuidador o vigilante del canalillo nos perseguía
constantemente, diciendo que nos iba a dar una paliza. Intentamos quemarle la
caseta que tenía. Fumé el primer cigarro, que me dio Manso, el cuidador o jefe
mayor de 5º que teníamos.
Me sentó fatal…
2.12.
Excursión.
Se hacía una excursión a Aranjuez, con visita
al monumento y comida en una pradera donde jugábamos al futbol. Era en
primavera y la recuerdo gratamente. Todos con nuestras mochilas.
Nos acompañaba un profesor y un alumno de 5º
(Manso) y era un día agradable, con muy buen tiempo. Fumé entonces mi segundo
cigarro, con el mismo resultado que el primero, nauseas y asco.
2.13.
Exámenes.
Con tanta asignatura había muchos exámenes.
Yo nunca copié. No tuve ni el arte ni la necesidad de hacerlo. Quizás los más
complicados eran de matemática y de Geografía, con aquellos mapas mudos a
rellenar. Había un diario donde se ponían las notas de intervención y las
mensuales. Yo no tuve dificultad en aprobar las asignaturas. A fin de curso
recibimos las notas y con todo aprobado me fui con tranquilidad a mi casa. Como
final de curso, como ya he dicho, hubo una procesión religiosa con el Padre
Granda y una sesión extraordinaria de cine.
2.14.
Secretaría
La secretaría estaba en la planta baja. Como
tenía que pagar cada mes la mensualidad, ese día debía de ir corriendo a la
salida del recreo para ponerme en la cola que era larga y pagar antes de que
terminase el recreo. Había varias señoritas y el jefe era el Sr. Soto, que
tenía una secretaria que me parecía bastante guapa y atractiva, rubia y con
falda tubo, con caderas anchas, y a la que miraba de reojo siempre que me era
posible. Muro tenía su garita de cristales en el vestíbulo. Los bedeles tenían
un uniforme azul.
Nos dieron al final de curso el libro de
Calificación Escolar donde llevaríamos los resultados de todo el bachillerato.
Era azul, entelado. Las asignaturas se imprimían con un tampón y las notas se
ponían a mano. Ver todo aprobado y con buenas notas me causó gran satisfacción.
Tenía miedo a la geografía, pues era con mapas mudos y se decía que D.
Francisco suspendía a todo el que podía para que en verano fuese a recuperar a
su academia. A ella me referiré en el capítulo dedicado a Tercero.
También teníamos un carnet, de color
marrón, con el escudo del Ramiro y una
foto. Tenía unas hojitas con lemas y consignas escritas, como Dios te quiere bueno, la Patria abnegado, etc, como el que viene a
continuación:
Aquí está el libro de calificación para todo
el bachiller.
Hoja de examen:
2.15.
Compañeros.
Creo que si no me falla la memoria la lista
de 1º era así:
Abellán, Acosta, Alcaide, Aparicio, Aranda,
Arenas, Beberide, Bergia, Casas, Cerdán, Cruz (fallecido), Córdoba, Duplá, García-Fojeda,
Fernández-Valmayor, Guevara de Bonis, González Capitel, Gonzalez Juliá (Javi),
Heredero, Iradier (Fallecido), Iturralde, Idiazábal (Agustín y José Angel), López García,
Marsá, Martínez Martín, Melendo, Menchén, Ortiz Blasco, Ortiz López, Palacín,
Peiro, Pérez Jáuregui, Picón, Portolés, Piernavieja, Pombo, Quesada, Quiñones,
Ramos, Rincón, Rosas, Sainz, Santos, Schleicher (Kurt), Sevilla, Sias y Capa.
Hubo más compañeros, pero quizás estaban un
curso y ya desaparecían. Estos más o menos fueron estables, salvo cuando en 2º
a los de inglés se les quitó de clase y se mandaron a otro grupo. También
vinieron más tarde: Guédez (solo 2º), López Alonso (Fallecido), Troyano,
Izquierdo, Abellanas, Bragado, Senra, Juez, Molinero, Notario, Echagüe, Recio,
Alonso Vega, Morcillo, Ojeda. Portolés había venido en el último curso de la
Preparatoria, pero se integró rápidamente.
Estuve prácticamente los 7 años entre Ramos y
Rosas, por lo que guardo buenos recuerdos de ellos. Ramos vivía en la calle
Nieremberg, y su padre tenía un 600 y Rosas en la calle Castelló, su padre era
abogado, y alguna vez fui a su casa, y recuerdo a sus hermanas, muy monas por
cierto.
De otros grupos recuerdo a Bufalá, Bravo,
Alcoba, Bretón Dellmans y a los hermanos Plata.
Me encontraba en el recreo tirando
piedrecitas por la trampilla de la carbonera situada debajo de la cafetería de
profesores, cuando apareció el Padre Mindán (apodado El Cuervo y con fama de muy mal genio, y al que conocíamos por
oficiar la misa del lunes) quien, agarrándome por el cuello del jersey, me
increpó muy duramente preguntándome con aspereza que por qué estaba
tirando piedras. Yo le contesté que para medir la profundidad del depósito. Me
dijo “¿Cómo? “ y le respondí “Pues Padre, trato de escuchar el ruido que hace
la piedra al caer y con el segundero de mi reloj veo el tiempo y calculo la
profundidad”. Le debió parecer una respuesta avanzada para un niño de diez años
y me dejó no sin amenazarme que si lo repetía iría a la Jefatura de Estudios
sin remedio.
Desde entonces me inspiraba miedo, hasta sexto de bachiller donde
cambié de opinión drásticamente. Me llamaba la atención que en invierno llevaba
un abrigo con cuello de piel siempre; alguno de los cuellos me pareció que era
de Astrakán.
Posteriormente he oído muchas leyendas
urbanas sobre él, que no se basan en ninguna prueba real sino que son meras
especulaciones. Murió a los 103 años, habiendo trabajado como emérito hasta los
89.
2.17.
El Estudiantes
Es imposible concebir el Ramiro sin el
Estudiantes. El equipo de baloncesto donde tan buenos deportistas se formaron
también marcaba a los alumnos que estábamos allí estudiando. A los buenos
deportistas les permitió desarrollar sus cualidades de forma especial, pues
puede que en otros sitios no les hubiese sido posible. A los malos nos permitió
apoyarlos como hinchada.
Era el deporte rey del instituto. Y se le
daba cobertura por todos los medios.
Inicialmente empeño personal de D. Antonio, que
con la escasez de medios de entonces lo lanzó con ayuda del profesorado (Sr
Hermida que yo recuerde era directivo). De entonces recordamos bien a Abreu,
Polifemo, Arroyo, Ramos I y otros.
Fue fundado en el año 1948. En el curso 1947-48, un grupo de
alumnos del Instituto Ramiro de Maeztu inscribió en la
Federación Castellana de baloncesto un equipo con el nombre "Ramiro de
Maeztu" en tercera división. Un año más tarde, en el curso 1948-49, se
constituyó formalmente el "Estudiantes", bajo los auspicios y el
apoyo decisivo de Antonio Magariños, catedrático y jefe
de estudios del Instituto, y se inscribieron con ese nombre dos equipos. D.
Antonio Magariños fue el primer presidente del club.
Jugando en las canchas de dicho
instituto, con gran número de equipos de todas las categorías desde alevines a
juniors, la cantera del club ha dado como fruto durante toda su historia muchos
grandes jugadores y entrenadores del baloncesto español. Entre los jugadores se
puede mencionar a Fernando Martín, Alberto
Herreros, Carlos Jiménez, Felipe
Reyes, Sergio Rodríguez, Antonio Díaz-Miguel, Aíto García Reneses, Jesús
Codina, Vicente
Ramos, Juan Antonio Martínez Arroyo, Gonzalo
Sagi-Vela, Vicente Gil o Nacho
Azofra. Entre los entrenadores puede citarse a José Vicente Hernández (más conocido como Pepu Hernández) además de los
ya citados Antonio Díaz-Miguel y Aíto García Reneses. Estos tres entrenadores
han sido los seleccionadores de la selección española de baloncesto bajo cuya dirección ésta
ha conseguido sus tres mayores logros internacionales (un Campeonato del Mundo
y dos medallas de plata en Olimpiadas).
En la temporada 1947/48
Estudiantes queda subcampeón de Tercera División de Castilla y asciende a la
Segunda categoría. En la temporada 1948/49 asciende de Segunda a
Primera y en la 1949/50 alcanza la máxima categoría existente entonces. La primera liga
española de baloncesto, organizada por la Federación Española de Baloncesto, se
disputó en el año 1957 con seis equipos: Aismalibar, FC Barcelona, Estudiantes,
Juventud de Badalona, Orillo Verde de Sabadell y Real Madrid. El Real Madrid y
el Estudiantes participaron como primero y segundo del Campeonato de Castilla.
Estudiantes es uno de los tres únicos clubes españoles que han mantenido la
máxima categoría en competición española.
Los partidos profesionales, eran
en el recinto denominado “La Nevera”, por el frío que se pasaba aunque estaba
cubierto (Se ve al fondo de la foto a la izquierda).
Vicente Ramos, de nuestra
promoción fue un gran deportista de élite, que marcó época en el baloncesto
nacional e internacional, y siempre le recordábamos en sus éxitos,
especialmente yo, que le tuve 11 años de
compañero de “al lado” y ya le consideraba como de mi familia, dadas las horas
que pasamos juntos. Una persona muy brillante y con una gran humanidad.
Aito García Reneses, que ha
ocupado él solo 40 años de historia del baloncesto español, también es de nuestra
promoción, y para nosotros es un gran orgullo.
Pablo Bergia, otro fenómeno del
baloncesto es del 64. No se puede pedir más.
Para los modestos aficionadillos
había varios campos al aire libre, siempre repletos en los recreos.
En la
foto se ven los campos como eran en los años 50-60, con las clases del
instituto al fondo y debajo el patio de columnas, utilizado en el mal tiempo.
En la foto un servidor, mi hermano (también
alumno del Ramiro) y nuestros primos dispuestos a echar un partidillo de principiantes.
2.18.
Internados
No nos contaban entonces (por lo que hubimos
de enterarnos mucho más tarde), que en otros tiempos hubo una residencia de
estudiantes en las cercanías del instituto, donde estuvieron Dalí, García Lorca
y otros genios y que en nuestro tiempo los edificios que aquello ocupó, tenían
muy diferente uso al original. El Régimen lo olvidaba. Para nosotros había tres
edificios que creíamos siempre se dedicaron a la misma función: La residencia
del Consejo y dos internados
El primer internado era El Hispano Marroquí,
destinado a los hijos de los notables del protectorado de Marruecos, que
estudiaban en el Instituto. El edificio se llamaba “El trasatlántico” y fue parte de la residencia de estudiantes
anterior a la Guerra. Tenía unos bellos frisos terminados en cerámica. Y el
segundo denominado internado Generalísimo Franco, para españoles en general no
residentes en Madrid, también fue parte del complejo. Era un edificio mucho más
corriente. Tenían unos servicios médicos donde nos reconocían periódicamente,
nos vacunaban y nos hacían un carnet sanitario, un cartoncito blanco con
nuestras características y el control de las vacunas. Había hasta aparato de
Rayos X. Muy bien equipado para la época con una amables enfermeras. Servía de
enfermería y atención médica a los alumnos de los internados.
La enfermera jefe, era Paca, apodada Paca la
Vaca, por su dureza en curarnos las heridas. Fornida, con bata blanca y fuertes
delanteras. De edad indefinida.
El tercer edificio era la residencia del Consejo
propiamente dicha a la cual no teníamos acceso. Kurt recuerda un día que al
jugar al rescate en la zona de la Cruz se dio un cabezazo con Víctor Martínez y
éste tuvo que visitar la enfermería, dejando preocupado a Kurt, que en su vida
había pasado por allí y estaba impresionado.
2.19
Procesión
En fin de curso (mayo), coincidiendo con el
mes de la Virgen se hacía una procesión, presidida por el Padre Granda, por
todo el recinto del Ramiro, terminando en la imagen de la Virgen que había al
lado de una escalera de acceso al CSIC, donde se cantaba la salve. Era una
ceremonia muy solemne, acorde con la estética católica de la época y cuando
paso por las cercanías de la estatua que aún existe hoy siempre la recuerdo.
A continuación incluyo la foto de 1º F, que
existía, aunque desde el A pareciese un curso lejano, y naturalmente, con el
famoso Gabaldón a la cabeza, al que luego dedicaré unas líneas, pues las
merece.
CAPITULO
3
El
Instituto segundo curso (58-59)
3.1. Vuelta a clase
Tras un largo y aburrido verano, en octubre
del 58, una vez hecha la correspondiente matrícula, regresábamos al Instituto
ya a segundo curso, como veteranos en el Insti.
En 2º los profesores del grupo A fueron:
Matemáticas Sr Navarro (no confundir con
otros Navarro). Profesor eficaz en la misma línea del Sr. Galán. Recuerda Antón
G. Capitel que quiso examinarle para una posible Matrícula de Honor, pero no
fue al examen y no se la dio.
Lengua: Sr. Herrero. También continuó la
línea del Sr. Navarro, con un cuaderno-diario como base de trabajo.
Geografía universal: Sra. Piñeiro (Primero
estuvo la Sra. Zamorano hasta que se casó).
Formación Espíritu Nacional: Camarada
Giraldo, en línea continuista con primero, más del mismo catecismo de Falange.
Religión: Padre Gabino, cuyas premisas eran
compra mi libro, estudia hoy la lección de mañana y estate atento a la liturgia
Educación Física: Sr. Pepín
Dibujo: Sr. Ayala
Lengua Moderna.
Aquí empezaron las dificultades, pues había
tres posibles elecciones
Francés, la elección más común. Sra. Mª de los
Ángeles Bueno. Era catedrática en Guadalajara y nos daba unas clases bastante
malas, donde poco se aprendía y por supuesto nada que ver con las de la Sra.
Morales en la Prepa. Era una Sra. poco amable, y vestía de luto. Había una
Madame Ruby (Alicia Ruby Porlier), gordita y desaliñada, que no parecía
francesa y daba clase en algún grupo diferente al A.
Inglés: Parece que no había profesor. Al
final pusieron a una cubana bastante mona y atractiva (puede que fuese su
nombre Mª Luisa Serigná). Esta chica vivía en una residencia femenina en El
Viso y venía a dar las clases andando. Salía con un chico de Preu, cuyo nombre
no recuerdo y nos tenía un poco embobados, por su aspecto exótico y por venir
de otro país. Más de uno soñó con ella alguna noche y quizás también más de uno
se pasó a inglés por ella. Ildefonso recuerda haberla ayudado a llevar libros a
su residencia y hasta que le mandó una postal desde Roma.
Alemán y Francés a la vez: Poca gente escogió
esta opción (Kurt sí, por supuesto, ya que quería aprender también
gramática de su propia lengua nativa). D. Domingo se ocupaba de estas clases,
junto con una joven, rubia, alta y también guapa y super simpática (Carmina
Ortiz) ¡vaya rubia!….. Creo que poco Alemán aprendían los alumnos. Ignacio
Casas recuerda que el casi no sabía nada y tuvo que ir años más tarde a una
academia, para saber algo. Pero nunca suspendió a nadie D. Domingo, era un
buenazo.
Básicamente todo era igual a lo descrito en
primero en cuanto a organización y disciplina.
La Sra. Piñeiro era muy liosa pues su asignatura era muy amplia, Geografía Universal.
Creo que vino a sustituir a otra profesora, Sra. Zamorano, que se fue porque se
casó y fue una pena pues era muy buena profesora. La sustituta fue un desastre,
salimos perdiendo. Las clases de francés eran malas y yo no aprendía nada.
Matemáticas bien, con el texto de Baratech y Navarro muy pedagógico. Quebrados,
pruebas de la división y reglas de tres (directa e inversa), con algo de
geometría eran el curso, del que obtuve un notable. Lengua: texto de Jose Manuel
Blecua y profesor Sr. Herrero, muy delgado. El padre Gabino seguía con su libro
del Nuevo testamento y su aire socarrón. El dibujo artístico con el Sr. Ayala,
que tenía un Seat
1.400 C
y era pequeño de estatura. También hacía bonitos recortables, pajaritas de
papel y otras manualidades. Tenía un hijo en otro curso.
Giraldo con su catecismo nacionalista y los
campamentos. (España es una Unidad de Destino en lo Universal o Amamos a España
porque no nos gusta, eran sentencias crípticas de aquel catecismo
nacionalista).
Recuerdo que me empezaban ya a gustar las
mujeres y las fotos más o menos excitantes que circulaban por clase. Creo que
aquel Guédez (era 2 años mayor y que
estuvo un año en clase) era el que más tenía y había cola para que nos las
dejase ver. Tenía también una colección de preservativos y contaba con todo
lujo de detalles cómo se
realizaban los actos sexuales ante el asombro del colectivo que le oía
embobado.
Recuerdo que el libro del Padre Gabino en
cada lección tenía un apartado denominado casuística, y me gustaba hacerle
preguntas capciosas, preguntado “¿El sacerdote hace voto de pobreza?”. “Sí
claro”. “Entonces, ¿por qué el Padre Mindán tiene un seat seiscientos y no lo
vende y da el dinero a los pobres?.
Respuesta: “es que para él es un elemento de trabajo”.- Y otra: “Padre, ¿es necesario administrar el
bautismo por cualquier seglar en caso grave de peligro de muerte?”. “Si.” “Bueno, estamos en el desierto con un niño
sin bautizar y vamos a morir todos de sed; sólo le puedo bautizar con mi propio
pis, ¿Podría hacerlo?”. Respuesta (ya desesperado y mirándome de mala manera):
“¡Ese caso no se te va a dar nunca!”. Y solo le faltó mandarme a hacer puñetas.
García Fojeda seguía entusiasmado con
Marisol, no hablaba más que de ella y su película que yo nunca vi.
La foto oficial, de segundo A, donde faltan
muchos compañeros de clase, es esta:
Nos recomendaban venir ese día bien vestidos
y bien peinados.
La excursión de primavera fue a El Escorial
con la Sra. Piñeiro Peleteiro, que era la delegada.
Este curso fue anodino, ningún profesor me impresionó mucho y las notas finales fueron un poco más flojas que en primero, pero tampoco me dieron ninguna sorpresa.
Como travesuras recuerdo que seguíamos
tirando piedras al canalillo (nadie cree hoy que alguien pasase por allí) y
menos que hubiese cuevas practicables. El vigilante nos perseguía y recuerdo
los petardos y las bombas fétidas que tirábamos cuando la cantina de Pedro
estaba abarrotada.
Desde la tribuna del campo de fútbol, a veces
también tirábamos piedras a
los coches que pasaban por la calle de Vitrubio; un día, en un taxi sonó
muchísimo el golpe de la pedrada y vimos que el taxista venía a por nosotros
hecho un basilisco y nos escondimos en el maloliente servicio del foso, hasta
que se fue. Menudo susto.
Decíamos piropos a las niñas de la residencia
de Auxiliares de Investigación del CSIC, que se asomaban a la ventana a
mirarnos con sonrisas beatíficas.
Con tubos de puros preparábamos cohetes
utilizando azufre y clorato, que nos vendían sin ningún problema.
Ya recuerdo que Iturralde y alguno más
fumaban regularmente. Probé algún bisonte y me ardía el pecho y se me quedaban
los dedos amarillos.
En deporte seguíamos con los partidos de
fútbol para los que no éramos buenos en baloncesto; también empecé al frontón
con Picón, al que tampoco gustaban ni fútbol, ni baloncesto.
Además de la gimnasia de Pepín, una vez (de
vez en cuando) íbamos al gimnasio cubierto, con un profesor que no recuerdo su
nombre y que nos llamaba de Vd. y nos colgaba de las espalderas diciendo que
echaríamos chepa pronto si no lo hacíamos.
Me gustaba mucho el salto de aparatos (potro,
caballo y combinados), no así el plinto, pues me hice daño en las cervicales
una vez al dar la voltereta y no fui capaz de dar la vuelta en el aire como
hacía Rosas que era mi envidia (salto del ángel creo que se llamaba). Era un
saltador sensacional, parecía volar. Posteriormente en 5º Gómez Lobo también
saltaba de maravilla.
Aún seguía utilizando para ir al Ramiro con
mi hermano pequeño, el coche 5 (fue el último año). Yo quería ya ir en tranvía
desde Cuatro Caminos donde vivíamos.
Educadores
Para ayudar a D. Antonio que se iba haciendo
viejo y enfermó del corazón, pusieron a unos educadores que vigilaban nuestro
comportamiento. Los que recuerdo son el Sr. Moreno (apodado el sastre, pues
siempre iba a tomar medidas), bastante agradable y a Gabaldón (el primer
educador que vino) un extraño individuo, siempre con una gabardina, con tipo
policiaco, pues parecía un inspector de la brigada social, que protegía a
Guedez (que era un personaje que persuadía a cualquiera por la fuerza ya que
era corpulento y de rudos modales y mucho más mayor que nosotros). Gabaldón era
un chuleta descarado, que de educador y educado poco tenía, y que hacía
desmerecer la labor de D. Antonio. Intentó hacer lo mismo que D. Antonio
mirando el reloj, y ante su impotencia nadie se callaba, lo que le enfurecía.
Terminó regentando una fábrica de chocolates, según me han dicho.
Estaba además el Sr. Real, calvete y con
gafillas, más tratable que Gabaldón. Se le apodaba bigotini, por tener bigote.
Más tarde vendría Carlos Cano, también bastante
chulillo y que terminó casándose con una sobrina del director, D. Luis (Reyes,
muy guapa, hija del Censor Mayor del Reino) y teniendo un montón de hijos. Aquí
le vemos junto al Padre Gabino.
A veces nos hacían usar la sala de la foto para exámenes conjuntos de varios grupos. Estaba situada en las cercanías del cine-teatro (En ella haríamos más tarde la famosa Reválida de 4º).
La tómbola y el partido profesores-alumnos
En la festividad de Santo Tomás de Aquino,
además de actos académicos, película extraordinaria y otras actividades había
el partido profesores-alumnos, como ya he indicado. Por los profesores jugaban
siempre Pepín y el Sr. Moneo (portero), arbitraba D. Pedro Dellmans. Era muy
divertido. Jamás me perdía uno.
Había una tómbola con los regalos que íbamos
aportando todos, y que servía para ayudar a los de preu en su viaje a Roma.
Los regalos para la tómbola los recogía el
propio D. Antonio según entrábamos a clase.
El día de Santo Tomás comprábamos papeletas a
ver si nos tocaba alguna cosilla. Cuando llegamos nosotros a Preu, ya se había
perdido esta tradición, al dejar D. Antonio la dirección de estudios.
El
cine de los domingos.
Los mayorzotes de Preu, preparaban muchos
domingos sesiones de cine de pago, una matutina de una sola película y otra por
la tarde, programa doble. Valían creo recordar 4 pesetas. Como yo era muy
aficionado al cine vi películas como Historias
de la Radio, Amanecer en Puerta Oscura, El puente sobre el río Kwai, La ley del
silencio…. Vendían a 5 pts las coca-colas y a 2 pts. Las patatas fritas. La
coca-cola creo que la tomé por primera vez en mi vida (y no me gustó) en una de
esas sesiones. No recuerdo, como dice José Luís Cerdán, que la regalasen nunca.
Si regalaban a veces chocolatinas Nestlé para que te aficionases a los cromos
(Las maravillas del Universo). Unas pequeñas chocolatinas rojas.
Siempre me encantó el cine-teatro. Sus butacas
rojas, bien cuidadas, su escenario, sus cortinajes rojos, su patio de butacas,
su araña de cristal, su pantalla. Tantas películas, ilusiones y actos que vivimos en él y que llenarían folios y folios.
Y
chupito seguía de acomodador.
CAPITULO
4
Tercero
de Bachiller (1959-1960)
Este curso representaba un cambio sustancial
con 2º, el más soso de todo el bachiller para mí. Las materias se tornaban más
interesantes, ya no éramos lo más pequeños y pisábamos más fuerte en el Insti.
4.1.
Profesores.
Los profesores que tuvimos aquel curso fueron
los siguientes:
Latín: Sr. Brañas. Delegado y apodado “El
Viejo”, pues aparentaba probablemente una vejez prematura. Probablemente ex
seminarista y con un fuerte acento gallego, regentaba también, junto con D.
Antonio, el Internado Generalísimo Franco, pues era soltero. El texto válido
para 3º y 4º era el “Ludus Latinus”,
de dos gruesos y desagradables tomos (Gramática y traducciones) de color gris y
el diccionario SPES
Matemáticas: Sra. Pisón. Bajita y un poco
redicha. Seguía al pie de la letra el texto de Baratech.
Ciencias Naturales. La Srta. Alcedo (Dª Mª de
los Desamparados de Alcedo), más conocida por “La Bichos”, inefable solterona
que nos hablaba de animales, plantas, geología y un montón de cosas, con base
en el texto del Ybarra y Cabetas. Mucho nos mandaba callar, pues no parábamos
en su clase.
Idioma. Aquí me refiero al Francés que
intentaba practicar. Sr. Matilla, no sé de donde era, pero seguía al pie de la
letra el libro de texto que creo era de Querol (catedrático), ilustrado por
Frutos Aragoneses, un profesor de dibujo bastante bueno, con un poco de chepa.
Seguía el Inglés con la misma Sta. cubana y el Alemán de D. Domingo y Carmina,
igual de guapa.
Religión, con el Padre Gabino de nuevo y su
texto, Historia de la Iglesia.
Dibujo Técnico: Sr. Palomares. El hombre
estaba ya muy cascado. Había que usar tiralíneas, tinta china, compás, borrones
por doquier.
FEN. Nos quitaron aquellos horribles
catecismos de Falange y nos pusieron un libro de lectura de Sánchez Silva
“Luiso”. No era una maravilla, pero entretenía. Hasta se hizo una película de
él (María Matricula de Bilbao). No recuerdo al profesor, puede que aún fuese
Giraldo.
Educación Física. Sr. Bengoa. Creo que era
teniente o capitán, muy campechano. Mucha tabla, mucho a cubrirse y manos a las
clavículas.
4.2.
La clase
Me referiré al grupo A, pues de los otros
desconozco casi todo, pido excusas por ello.
Estaba en el segundo piso y era similar a
todas, las anteriores, si acaso unos pupitres un poco más grandes. Daba
bastante sol. La parte trasera era de corcho, y poníamos nuestros trabajos con
chinchetas en ella.
Se les daba un nombre, y Brañas, supongo que
para hacer la pelota a su Jefe D. Antonio, la puso de nombre Cobeña, pueblo
donde veraneaba D. Antonio y sus hijos; no sé si él era oriundo del lugar. Como
no había Internet, debíamos esforzarnos en encontrar información de Cobeña y
ponerla en la pared de Corcho. (Lo gracioso es encima la similitud de coba con Cobeña…). Creo que González Capitel que dibujaba muy
bien hizo un cartel artístico poniendo Cobeña con letras artísticas y
colorcitos.
4.3.
Alumnos.
En este curso contamos con una foto, por lo
que todos los alumnos están identificados. Comenzamos José Luis Cerdán Kurt y
yo mismo la labor y a día de hoy ya hay versiones de la foto que incluyen todos
los nombres. Yo aparezco en la última fila junto a mi amigo Carlos Iradier.
Entonces era el más alto de la clase, lo que no me gustaba nada, pues creían
que era repetidor (horrible palabra para mí).
Nesprall Baragaño (con su corbata de paño) de
5º curso era el jefe-cuidador que nos puso Brañas y que vivía en el internado.
No sé si Guedez seguía aún en nuestra clase.
En la foto desde luego no aparece. Está Juez Martín, que era pequeñito, que
creo que al año siguiente se fue. Palacín creo que ya no estaba,
afortunadamente.
4.4.
Asignaturas.
A mí se me atravesó desde el primer momento
el Latín. No sé si la pedagogía de Brañas era la culpable, o el tema no me
interesaba o era mi propia incapacidad, puede que todo junto. Me parecía un
bodrio. Por primera vez en mi vida me empecé a imaginar un suspenso con gran
horror.
Las matemáticas me eran fáciles, aunque era
muy irregular, pues igual sacaba un 10 que un 5 en las notas mensuales viendo
el diario. Como se me daban bien la Sra. Pisón creía que copiaba y me vigilaba
en los exámenes. Hasta que un día me llamó y me dijo que como aplicaba una
ecuación de segundo grado que aún no habíamos dado. Le dije y era verdad que lo
había leído en un libro de mi padre que era profesor. Y me tuvo que cascar otro
10.
Las Ciencias Naturales eran un compendio de
todo. La pobre Sra. Alcedo tenía gran paciencia y cuando se enfadaba nos
llamaba de usted. Hablábamos mucho. Realmente me enseñó rudimentos de Química,
pisamos un laboratorio por primera vez y me despertó muchas inquietudes sobre
el origen de la Tierra. Guardo buen recuerdo de ella y siento lo que la hiciéramos rabiar.
Nos llevó a visitar el Museo de Ciencias Naturales. Aunque ya una vez nos había llevado D. Luis, no recordaba yo bien ese museo. Mi primera visión fue de de un espacio gigantesco y misterioso repleto de vitrinas en las que se exponían cientos de animales disecados, esqueletos reconstruidos, réptiles y anfibios decolorados conservados en formol dentro de frascos de cristal, colecciones de mariposas e insectos de todos los tamaños atravesados con alfileres, fósiles y minerales guardados en cajas con divisiones para cada pieza, láminas con grabados de plantas y muchas más cosas. Aquello era un auténtico maremágnum de Botánica, Mineralogía y Zoología hasta el punto de abrumar, más aún los ojos de un niño. Cercano al Instituto era su emplazamiento. Me gustaron las aves disecadas por Benedito, los minerales, el elefante, los macacos… De todo tomábamos notas para hacer después un trabajo-resumen de la visita.
El museo era una parte de una edificación
realizada a finales del siglo XIX para palacio de las Ciencias y las artes,
según creo, cuando aquello se denominaba Altos del Hipódromo. La otra parte la
ocupaba la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, que dividía en
dos el museo, ya que a la derecha estaba la parte de animales antediluvianos.
El elefante era espectacular. Rezaba el
cartel elefante africano. Un auténtico alarde de taxidermia, que a mi
particularmente me impresionó mucho.
La Sra. Alcedo nos repasaría en 4º un poco
las Ciencias para la Reválida.
El Sr. Matilla (francés) no era lo que se
dice un buen profesor, pero era agradable y simpático, contaba chistes y hacía reír.
Recuerdo una traducción sobre un ornitorrinco y yo incluí un dibujo, pues era
un bicho que me hacía gracia de Ciencias Naturales. Me dijo “la nota es por la
traducción, no es por el dibujo”.
Dibujo lineal. Se me daba bastante bien, pero
de vez en cuando me caía un borrón. Y eso junto con que se me moviese un
cartabón, me estropeaba láminas que había que repetir. ¡Cuánto me manché de
aquellos horribles tinteritos marca Pelikan, de tinta china!. El Sr. Palomares
el pobre un bendito como le tomábamos el poco pelo que tenía. Me dio
sobresaliente.
En Religión nos metíamos mucho con los
protestantes. Recuerdo que a Kurt y a Aparicio les molestaba. Yo les dije un
día que Lutero (hay que ver la foto que tenía el libro de religión de este
personaje, donde aparece con una cara diabólica y gruesos mofletes) se murió de
gordo, de tanto comer (apoplejía ponía el texto de Gabino) y se ofendieron
mucho.
La lectura de Luiso, en FEN era relativamente
amena. Un niño que su padre era marino del María, matrícula de Santander, como
repetía machaconamente el texto. (En la película cambió a Bilbao). Era el nombre
de su madre. Sensiblero y un tanto rollo.
La educación física a cargo de Bengoa muy
simpático.
Yo seguía siendo malo en los deportes base, fútbol y baloncesto. Practicaba
como he dicho los saltos de aparatos y me maravillaba Juan Antonio Rosas con
sus acrobacias.
4.5.
Travesuras.
Recuerdo, que además del típico fumeteo,
hicimos dos bastante fuertes.
La primera es que Ortiz Blasco, cuyo padre
era comandante, trajo unas balas de fusil por su tamaño. Creíamos que eran de mentira.
Las golpeamos, y como no estallaban hicimos en los desmontes, de detrás del
Ramiro, una hoguera, las pusimos en el fuego y milagrosamente no se dispararon.
Estábamos mirando expectantes muy pegados al fuego, sin intuir peligro. Al
final decidimos que eran falsas y que Juan Miguel nos había engañado. Quiñones
se llevó una a su casa y machacándola explotó y rompió una baldosa del suelo.
Vino su madre indignada y nosotros bien escondiditos no sabíamos nada de nada.
La segunda fue hacer pólvora casera e ir a la
caseta de nuestro enemigo el guarda del canalillo. La pusimos allí, prendimos
fuego y empezó a arder toda la caseta. Huimos despavoridos. Luego buscaban a
los culpables del incendio de la caseta. Por suerte no nos pillaron.
La última incidencia ocurrió el último sábado
del curso, que fuimos por la tarde a ver una película. Como teníamos tiempo,
nos fuimos a las cercanías de la Plaza de la República Argentina Iradier,
Quiñones y yo mismo. Había unos chalets semi derruidos y abandonados y entramos
en ellos. Para entretenernos tirábamos piedras a unas claraboyas de cristal y
me cayó encima un cristal que me hizo en una mano una herida que no cesaba de
sangrar cuya señal aún tengo. No sabíamos que hace y a mí se me ocurrió ir
corriendo al servicio médico del internado Generalísimo Franco. Allí me curó la
enfermera Dª Paca (La Vaca) (estaba un sábado por la tarde) y me pregunto que como me había hecho
aquello. Yo dije que jugando al clavo me lo había clavado… Qué alivio, pues
pensé que iba a morir desangrado.
4.6.
La OJE
Si te hacías de la OJE, podías entrar en una
sala con futbolines que había al lado de la cafetería de profesores. Yo quería
hacerme, pues además te daba derecho a ir a los campamentos, pero mis padres no
quisieron nunca, así que me quedé con las ganas. Más tarde un compañero
falangista Naranjo, que estuvo un curso con nosotros, nos animaba a apuntarnos.
4.7.
Petra
La Sra. de la limpieza, que atendía la
cafetería de profesores, se llamaba Petra. No recuerdo si vivía en el Ramiro.
Era muy amiga de Iñaki de las Casas y con él fui muchas veces a verla a la hora
del recreo y ya me conocía por mi nombre. Simpática mujer, que tenía todas las
llaves del instituto, y era una institución con su bata gris y sus gafas. Nos contaba anécdotas del profesorado. Yo la
apreciaba, siempre estaba sonriente y contenta. Ya habrá fallecido, la pobre, hace muchos años por desgracia.
Nos acompañaba al museo religioso donde
algunos contábamos el dinero de las huchas de DOMUND en plena campaña y
empaquetábamos las monedas para hacer cantidades redondas (5 pts. con monedas
de 10 céntimos, etc.).
4.8.
La excursión.
Fue con Brañas al campo. Fuimos a La Granja
visitamos el palacio real, la fábrica de vidrio y las fuentes, comimos en la
Boca del Asno nuestros bocatas, al lado del rio, nos escondimos en el bosque a
fumar nuestro ”Bisonte”, y vimos pasar la vuelta ciclista a España bajando por
las Siete Revueltas. Ese año participaba Bahamontes. Recuerdo que López García,
que era bastante ocurrente, dijo alguna
tontería a un corredor (creo que se llamaba Menéndez del Equipo KAS), al subir
un fuerte repecho, quien le dijo cabreado, “niño vete a tomar por culo y no me
fastidies más”. Esto era más realista que nuestras carreras de chapas. Por la
tarde a la vuelta a Madrid, pasamos de
nuevo por las fuentes para verlas funcionar.
4.9. Sr. Agustín Brañas.
El Sr. Brañas pensaba seguir en 4º curso con
nosotros. Pero sucedió el siguiente incidente bastante grave. Al desfilar
delante de la estatua de Franco, en mayo recibimos de premio un balón de fútbol
por ser los mejores. Este balón dijo Brañas que nos lo guardaba para el
siguiente curso, pues el curso se terminaba. No gustó la idea y se echaron por
todos lados en las cercanías del Internado papelitos acusándole de ladrón.
Él se enfureció mucho, y mandó a Nesprall que
hiciera una lista de los culpables, en la cual estaba casi toda la clase.
Anteriormente en mi caso había dicho a mi
padre que me aprobaría por no dejarme solo suspenso, pero que debía estudiar
Latín en el verano, para la Reválida. Todo un alivio, pero tras el incidente,
muy furioso me dijo de muy malas maneras que todo lo dicho a mi padre lo
olvidase para siempre. “Cate seguro” pensé yo muy afligido.
Finalmente, a cambio del aprobado (un cinco
raspado), nos hizo ir desde mediados del mes Mayo hasta Junio (el curso
terminaba el 19 de mayo, pues tenían que examinarse los alumnos libres y de
colegios privados) al
internado a las 9 de la mañana a dar la lección, a cambio de este aprobado.
Recuerdo a Guevara de Bonis en la misma situación, pero éramos bastantes más.
Esto aumentó mi odio al Latín como es natural. Pero evitó el temido suspenso
con el que El Viejo me amenazó casi todo el curso y que casi vi inevitable.
Anteriormente, fuimos mortificados con un
examen extraordinario que consistía en una traducción inversa (de castellano al
latín, cosa que no habíamos hecho durante el curso). A este tormento fuimos
sometidos por Brañas cuando descubrió con ayuda de Nespral, por nuestra caligrafía,
quiénes
habíamos preparado los pasquines reclamando el balón que la clase había
ganado, y que
él nos había arrebatado con la excusa de que como era fin de curso lo
guardáramos para el siguiente año, como ya he contado antes.
4.10. Otros recuerdos.
Señalar también que en nuestra
memoria quedan: los partidos de fútbol imposibles en el foso con una pelota
minúscula y las espinillas machacadas;
el "Tobas", Juanito García Reneses, hermano de Aito tocando el
tambor mientras desfilábamos para entrar en clase; la sala de castigos,
paralela al teatro, donde nos metían cuando nos castigaban sin recreo; la
Señorita Serigna y su seiscientos; la casi imposibilidad de conseguir
que Manolo Cavido te dejara un balón para echar un tres para tres; la gozada de
acabar las clases en Mayo y estar jugando mientras los "libres"
sufrían lo indecible con los exámenes; el inaccesible Observatorio en la cúpula
que jamás conseguimos ver; los laboratorios, con tanto material para aquella
época; el seiscientos del Sr. Pepín; el pito regalado a D. Antonio por
suscripción popular (era de oro); el
canguelo, cuando Granda te elegía para ayudar a Misa; las actuaciones de
"Dalton y sus moleculares", conjunto formado por Frade, Ballester,
Cabanellas, Carsi y creo que M. Bufalá que utilizaban de “estrangis” el bajo de
la sala de música. Todo ha quedado grabado en nuestras neuronas. Las hijas del
director guapísimas pero mayores, Carmina rubia, guapa y simpática. Las vistas
a nuestras compañeras femeninas del otro colegio de la calle de Serrano….
Al ya no ir en el coche 5, iba
muchas veces andando con Iñaki, que vivía en Ríos Rosas, Juan Miguel, que vivía
en Cristobal Bordiú y luego yo seguía solo hasta Cuatro Caminos, o bien con mi
hermano cuando también dejó el autobús.
4.10.
La academia de Vigueras
Este incidente es un poco marginal pero lo
recojo aquí. Casi nadie de nuestra clase, creo, soportó el asistir a ese centro
Como el Sr. Brañas había dicho a mis padres
que debía estudiar Latín en verano, ellos supieron de la academia propiedad de
del Sr. Vigueras, el profesor de primero de Geografía, sita en la calle de los
Reyes, cerca de la Plaza de España y contrataron para el mes de julio una clase
de Latín. Yo iba por las tardes, ya que por la mañana iba al castigo de Brañas.
No sé como siendo profesor del Ramiro le permitían tener ese negocio, pero
siendo excombatiente de la división azul, cualquiera se lo negaba.
El sitio era tétrico. Creo que el profesor de
Latín, sabía menos que yo. Un lugar insalubre lleno de repetidores mayorcísimos,
donde solo se hablaba del sexo y sus diferentes prácticas, y de prácticas
sexuales anormales, que me parecieron aberrantes y bochornosas. He de reconocer
que para estar “a tono” con el personal tuve que ir al Rastro a comprar un
bolígrafo que tenía una chica rubia y que al darle la vuelta se desnudaba.
A mí me tenían por el “listo” y resolvía los
problemas de matemáticas de muchos.
Al salir nos metíamos por unos subterráneos
de unas casas abandonadas, y un día casi no supimos salir.
Otros nos íbamos al Cinema X, que entonces no
tenía el significado actual de porno, de la calle de San Bernardo a ver una
película. Recuerdo “Simbad y la Princesa” y “La Túnica Sagrada”.
Fue una experiencia nefasta aquella academia,
por suerte tenía la formación y fortaleza suficiente para no caer en el vicio
que allí se respiraba. Siempre compadecí a los que pasaban todo el curso
metidos en aquel antro, y luego examinarse “por libres”, suspendiendo casi
todos, y di gracias a Dios por tener nuestro Ramiro, que al curso siguiente me
pareció más maravilloso.
En ese mes por supuesto nada que no supiese
ya de latín aprendí.
El testimonio de nuestro compañero Rafael
García Fojeda de la siniestra academia San Juan Evangelista, es el siguiente:
Yo Rafael, soy primo 2º, y
además de compañero de promoción de José Manuel Sanz Sanz y Modesto
Sanz López (fallecido en 1998). Tras suspender la Reválida de 4º en
junio, Modesto y yo acudimos, creo que por la mañana, a esa
academia llamada San Lucas Evangelista (c/ Reyes 5) en la que el Sr.
Vigueras nos daba Latín además de Geografía. Recordareis el calor que hizo ese
verano y más en aquel piso inmundo y maloliente sin ventilación, totalmente
insalubre. No sé si os suena de aquel verano el apellido Blasco; era uno de los
compañeros, que nunca estudiaba ni se sabía la lección; yo, en varias
ocasiones, le oí al Sr. Vigueras decir: ¡Blasco, quítame el reloj! E,
inmediatamente, le largaba un 'revés' a la cara de los que hacen época.
La letra con sangre entra.
4.11.Campamentos de verano
A partir de 3º algunos iban a un campamento
de la OJE que había por Cercedilla; se llamaba Juan de Austria y se localizaba
en la Fuenfría.- Hacíamos caminatas por el camino Smith, que hoy aún existe.-
El jefe de campamento era Giraldo, con sus gafas negras; no nos era muy
simpático y cuenta Kurt que el último día de campamento –de madrugada- bajaron la bandera de la Falange y subieron
en su lugar su mochila.- Al parecer no le sentó nada bien, pero como al poco
tiempo ya nos fuimos todos, ya no nos preocupó el tema.
En la foto adjunta, toda una primicia pues no
hay ninguna fotografía de Giraldo. Se le ve en el mismo campamento de la
Fuenfría en el verano del 64, con ocasión de una excursión (particular) a aquél
lugar y con la sorpresa de encontrárnoslo, se supone que con algún grupo de
niños de tercero de bachillerato.- En la parte central de la foto, aparte de
Giraldo (con la mano en el bolsillo como siempre le recordamos), están Juan
Miguel Velázquez y Kurt; éste le preguntó si se acordaba de lo de la mochila (4
o 5 años más tarde, naturalmente) y… ya no se enfadó.
CAPITULO
5
Curso
cuarto (1960-61)
Este era un curso difícil. Siempre nos lo
dijeron. Había Reválida, y eso era terrible. Repasar todos los cursos
anteriores, cuando apenas sabias ya donde estaban los textos de otros años.
Por el tema del idioma creo que fuimos
divididos, y muchos compañeros “de siempre”, pasaron a 4º F, sin que se sepan
ya nunca que criterios se siguieron en la división.
Por tanto, yo contaré cómo vimos ese curso
desde 4º A y José Luis Cerdán como lo vivió en 4º F.
5.1.
Profesores (Grupo A)
Idioma Francés: Sra Bueno. De nuevo esta Sra.
de escasos conocimientos de francés. Éramos dos años mayores y se notaba.
Bromeábamos mucho con ella, y se hacía la simpática. Pero a medio curso se fue
a su cátedra de Guadalajara y apareció el Sr. Miñana, tipo curioso que había
vivido en Francia y muy delgado, por lo que era apodado como “El sifilítico”. Él
nos convencía de que sabíamos poquísimo francés y que deberíamos de ir a las
clases particulares que daban su mujer y su hijo en su casa. Yo iba una vez por
semana.
Matemáticas: Sra. Pisón. Sistemas de
ecuaciones, y geometría eran la base del curso. Eficaz y machacona.
Lengua y Literatura Española: D. Basilio
Palacios Calvo. Le conocía de la academia del Sr. Vigueras. Siempre poniendo
copias a quien no hiciese las cosas bien. El libro era de José Manuel Blecua y tenía
una historia de la literatura y una antología de textos. Aprendíamos métrica,
estilos, comentario de textos. Guardo buen recuerdo de él siempre con las
copias….
Historia Universal y de España. Se daba desde
el Neolítico a la ONU. La titular era la Sra Utrilla, pero su marido Sr. Pavía
daba parte del curso. Ella era una profesora normal, que daba unas clases
correctas. El era célebre por su frase
“Porque el Ministro me dijo, Mira Pavía….”. Gran memorística, pero interesante
la asignatura. Nunca supimos a que ministro se refería.
Física y Química, para mí la asignatura más
interesante. La daba Dª Trinidad Jolín Buzo (Delegada de Curso), que se casó
aquel año. Era andaluza con marcado acento, y un gracejo natural. A mí me
gustaba la asignatura y en ella encontraba un especial encanto personal, y una
atracción agradable, que aún hoy recuerdo. Me parecía mona, aunque no se
pintaba tanto como otras, era delgada, estilizada, y no se vestía mal.
Personalidad muy atractiva para mi entonces. El libro era de Mingarro y
Alexandre. Sacaba buenas notas, y parece que algún compañero recuerda que me
llamaba “plasta”. Yo sí me acuerdo de que cuando faltaba tiza, en lugar de
llamar a Chupito decía siempre “Marsá tiza”, con acento andaluz. Parece que
Marsá guardaba barras de tiza en una caja y era el proveedor oficial, mejor que
chupito que las daba racionadas. Hay que señalar que hacíamos pedacitos
pequeños de las barras de tiza para tirárnoslas en nuestras batallas
particulares.
Latín. Sr. Gimeno. Era un buen hombre,
bastante pesado, con una voz pastosa y que decía con frecuencia “Beocio,
calamidad, te pongo un cero y terminamos antes”.. Seguíamos usando el “Ludus
Latinus”, y el diccionario Spes. Realmente era una continuación de 3º. Pero le
gustaba dictarnos reglas específicas, como el CUM Histórico, que anotábamos en
una libreta. Luego hacía un examen (final), oral sobre estas notas. Yo salí
voluntario el primero a ver si ya me lo quitaba de encima. Me puso un 5,2 que
agradeceré toda la vida. Ya se terminaba el tormento del latín hasta la
reválida.
Religión, con Gabino y su libro “El dogma
católico”.
FEN. El libro se llamaba “El hombre y la
Sociedad”. Lo daba el Sr. Cubero, curioso personaje, con estrabismo que repetía
de memoria el texto (bastante pesado por cierto). Le gustaba mucho el capítulo
titulado “Triple sentido de la vida humana; Individual, social e histórico”. Yo
me lo aprendí de tal forma que aún hoy puedo recitarlo. El tema cayó en su
examen y en el de la Reválida.
Educación física: Sr. Escribano Culebras, de
nuevo.
El Sr. Benedito nos daba la clase de Música,
que no puntuaba. Algo de solfeo y el coro del Instituto (Iniciación en la
música, que continuaba hasta 6º).
5.2.
El curso
Era denso, mucha materias y muchas de ellas
nuevas completamente. Había que estudiar un poco más que antes.
La Física y Química la daba la Srta Jolín, como
ya he dicho. Kurt le tuvo que preguntar cómo se llamaba, pues aquello fue
intencionadamente (por una apuesta) para que dijese Jolín y ella sonriente le respondió hábilmente: “Me llamo Trini”,
con una sonrisa muy agradable y pícara. Era una asignatura para mi muy bonita, tanto
por el tema como por la profesora, y preguntaba bastante; quizás por eso me
llamaban “plasta”; en el fondo a lo mejor era que me quería hacer notar ante
ella por eso del flechazo, era una ilusión de adolescencia verla a diario… La
parte de química tenía la formulación y las reacciones químicas. A los futuros
de “letras” no solía gustarles nada. Yo me llevaba bien con ella. Se casó
estando en el curso. Siempre pedía tiza a Marsá, cosa que me quedó muy grabada.
Con ella aprendí la Física que me valió para la carrera, ya que con Sáez Melón
(Catedrático) y Agapito (Adjunto) y El Cejas, que tuvimos la desgracia de
padecer en los cursos siguientes no se aprendía nada.
Matemáticas con la Sta. Pisón, ya conocida de
3º, recuerdo de ella los sistemas de ecuaciones y la geometría. Creo que su
hijo iba en el curso posterior al nuestro.
El Latín para mí seguía siendo un tormento,
pese a no soportar ya a Brañas; Gimeno no era tampoco lo que se dice
precisamente un profesor ameno. Pesado y reiterativo, su peculiar voz hacía que
fuese muy imitada por todos nosotros. Creo que fumaba en boquilla y llevaba
sombrero en invierno. Terminó de quitarme el poco gusto que pudiese tener por
la asignatura.
En
Lengua y Literatura, Basilio, era machacón preparándonos para la famosa
Reválida. La literatura era universal. Se daba de todo. Me gustaba la antología
de textos, pues con mi afición a leer me complementaba mucho. La asignatura
consiguió interesarme por los autores clásicos, cuyas ediciones compraba de
segunda mano en la Cuesta de Moyano los domingos. Basilio tenía la manía de
ponernos copias como a los niños pequeños, cuando hablábamos o cometíamos
alguna falta. El comentario de textos y las métricas de poesía eran muy
interesantes. Corría el siguiente verso por clase:
“Cuentan de Basilio un día
tan pobre y mísero estaba
que solo se sustentaba
de las copias que ponía.
Habrá otro, entre sí, decía
tan pobre y mísero como yo
Y, cuando el rostro volvió,
halló la respuesta viendo
a la Jolín suspendiendo
La Historia se la repartían el matrimonio
formado por Lucila Utrilla y el Sr. Pavía. Era muy densa, pues abarcaba todo y
estimulaba la memorística. Pavía contaba anécdotas de sus conocimientos, como
la del Ministro…, y nunca supimos de qué ministro hablaba y que confesiones le
hizo.
FEN. Ya no tuvimos más al camarada Giraldo.
Vino a darnos la asignatura Cubero, que tenía estrabismo, lo cual hacía que nos
burlásemos de él.- Le llamábamos “óxido antimonioso”, por lo de Sb2O3 (o sea, ése ve dos o tres…). Explicaba, o más
bien recitaba de memoria, el libro el Hombre y la Sociedad. Yo le hacía al
hombre alguna preguntilla. Tenía la voz hueca. Su tema favorito “triple sentido
de la vida humana”, lo puso en el examen final (hacía repescas hasta que por
fin aprobaba todo el mundo) y en la Reválida. Yo me lo sabía de corrido, casi
lo recuerdo aún hoy.
Educación Física, con el Sr. Escribano,
sencillita y sin problemas.
Religión, un poco más “rollo” el Dogma
Católico, pues era pura Teología.
Francés, era de repaso para la Reválida. Vino
la Sra. Bueno un tiempo. Era más simpática que en 2º. Pero al marcharse a su cátedra, para
substituirla apareció el Sr. Miñana, un tipo que había vivido en Francia que
nos llamaba de Vd. y que decía que no sabíamos nada, para que fuésemos a las
clases particulares que en su casa daban su mujer y su hijo. Yo fui, era por la
calle Juan Bravo.
5.3.
Los compañeros
Pocas altas y bajas había en este curso. Yo
seguía con Rosas y Ramos a derecha e izquierda en la última fila. Delante
estaban Nicolás y los dos Ortices. Piernavieja era muy chistoso y Kurt con su
inseparable Sevilla muy traviesos ambos. Con Iñaki también hacia buenas migas y
charlábamos bastante. Creo que los Idiazabal se fueron al terminar cuarto, pues
no los recuerdo ya en quinto.
5.3.1.
Orientación escolar.
Nos hacían una serie de pruebas para dar un
resultado como el de la figura, indicando si debíamos de hacer ciencias o
letras en 5º cuso. Un avance para la época del gabinete psicológico.
5.4.
Los talleres
Los talleres eran un complemento muy
interesante, que no existía en ningún Instituto, y que nos aportaba una idea
básica de los oficios, cosa importante
para la vida. No conozco la historia de cómo se implementaron, pues cuando
llegamos ya estaban todos preparados Pretendían, y de hecho lo lograron,
entrenarnos manualmente y comprender la mecánica de los oficios comunes, que
implicaban la utilización de tecnologías específicas.
Yo los agradecí mucho. Eran entonces todos de
interés:
Aeromodelismo
Electricidad
Fotografía
Carpintería
Automovilismo
Metalotecnia
Imprenta
Encuadernación
Transmisiones.
En 4º yo elegí el de encuadernación. Se daban
las sesiones por las tardes al salir de clase, unas 2 horas dos veces por
semana. Un señor mayor muy bondadoso, (Sr. Juan), dueño de un taller de
encuadernación donde trabajaba día y noche, dejaba un rato su negocio y nos
enseñaba con paciencia a encuadernar libros. Yo encuaderné 4, que aún conservo,
uno de ellos El Príncipe Valiente. Debía ser de Santander, pues siempre me
decía, Arche viene de la Montaña. Una idea muy buena aquella de los talleres.
Usábamos engrudo, papel paspartú, unos cartones
para pastas y un sistema para tejer los cuadernillos que formaban el libro. El
hombre tenía el aspecto bonachón de un artesano de la época con su boina y
todo. Interesante todo el proceso que aprendimos y el interés que puso el
Maestro en que nos fuésemos con los rudimentos de la profesión bien
practicados. Era el Taller preferido por la mayoría de alumnos de cuarto. Fue
una buena experiencia manual, muy de agradecer el poder aprender unos oficios
manuales no teóricos.
5.5.De
6 a 9
Si nos
portábamos mal, éramos castigados a estudiar en un aula desde las 6 a las 9,
vigilados por el Sr. D. Mateo Quirós. No se permitía hablar, e incluso salir al
servicio costaba trabajo. Se leían el día antes la lista de los castigados,
para que lo supieran, en la formación de después del recreo. Pocas veces fui
castigado. Se salía de noche.
5.6.
Excursión
La excursión Fue a Segovia. Vimos el famoso
Alcázar y la catedral y comimos en un campo donde podíamos jugar al fútbol. La
Srta. Jolín nos acompañó por ser la delegada de curso, así que yo muy contento… pues en el fondo me
gustaba. Siempre nos trató bien y luego llegó a ser investigadora del CSIC.
Algunos alumnos del A,
junto al acueducto en la excursión.
5.6.
Preparación de la Reválida
La Reválida se nos presentaba como una dura
prueba. Tenía dos partes, una que comprendía Matemáticas, Lengua y Latín, y
otra que incluía el resto de asignaturas. Te podían preguntar de todo el
bachiller. Para repasar, una vez que tuvimos las notas de cuarto curso, con
todas las asignaturas aprobadas, se habilitaban unas clases especiales durante
un mes, ya que el curso terminaba en mayo y la Reválida era a primeros de
junio.
En ese mes con unos cuadernillos con temas y
ejercicios de años pasados, hacíamos la preparación.
Agobiaba un poco tanta materia y tanto
conocimiento ya olvidado. La frase típica era “De aquí a la Reválida”.
Yo repasé todo lo posible pero no las tenía
todas conmigo.
Nos hacían mucho hincapié en no poner ningún
nombre, señal o firma, pues los ejercicios eran anónimos en hojas numeradas, y
si faltabas a las normas te invalidaban el ejercicio y suspenso por tanto.
Todos hicimos un gran esfuerzo por repasar.
Por tanto, eran clases tensas, dadas como
repaso y casi siempre por la mañana.
5.7.
Reválida
Por fin llegó el día. Muy nerviosos entramos
en el enorme salón al lado del museo religioso, y nos sentamos en las mesas. Ya
conocíamos el tribunal, que era de catedráticos de otros institutos. Debía
empezar a la misma hora en toda España.
(Anécdota contada por Petra. Al presidente
cuyo nombre no me termina de salir de las neuronas, que era bajito y calvo, se
le rompió el pantalón y Petra se lo tuvo que coser)
Sé que lo pasé peor en el ejercicio de Latín
que en los otros dos, pues era una traducción creo sobre la Guerra de las
Galias. El ejercicio de matemáticas tenía dos problemas y 6 cuestiones y el de
lengua un comentario de textos y 6 cuestiones.
No podíamos poner nombres ni señales, pues el
ejercicio era anónimo, en folios sellados, y se nos identificaba por un número.
Salimos preocupados. Debíamos esperar a ver
la nota, pues los que suspendían no pasaban al segundo ejercicio.
Todas las mañanas íbamos a secretaría a
preguntar, hasta que un buen día salieron las notas. Respiré al ver mi
aprobado. El segundo ejercicio se me antojaba más fácil.
Y así fue en efecto. Más relajado hice la
lectura y traducción de Francés (un 8), La física y Química (un 7), Historia, y
hasta los exámenes de FEN y Religión (creo que se hicieron un día diferente a
parte).
Creo que a todos, al menos a los del A, nos
aprobaron. No recuerdo ningún suspenso. Solo a Torralba Pina, que le eliminaron
por poner el nombre.
Ese año mis padres me habían prometido un
veraneo en la playa si aprobaba.
5.8. 4º
Visto desde el F (José Luis Cerdán Vallejo)
El primer día de clase: estábamos esperando
la llegada del primer profesor, cuando apareció Brañas con el balón de la
discordia, parecía que nos lo iba a estampar pero lo dejó en la mesa del
profesor sin decir palabra.
Acto seguido apareció no sé si Dellmans o
alguno de los cuidadores con una lista, fue leyendo y nos invitó a los
nombrados a acompañarle con nuestros bártulos; parecía una saca de la
postguerra.
Llegamos a un salón contiguo por la parte
izquierda al patio de butacas del teatro, la volumetría era impresionante,
techo altísimo y una superficie similar a la del teatro. Pronto se incorporaron
compañeros de otros grupos que también habían escogido inglés como lengua
extranjera.
Los desplazados lingüísticos del A, si mal no
recuerdo, fuimos: Aranda, Arenas, Beberide, De Bergia, Cerdán, Duplá, López
García, Portolés, Quesada y Quiñones. De otros cursos: Albert, Arroyo, Caso,
Calpe, Notario, Schady……..
El aula de momento nos pareció muy divertida,
estábamos fuera del paso de ronda de profesores y cuidadores. La mesa del
profesor estaba encima de una tarima de 1 metro de alta, sin protección
frontal, lo que hacía a las profesoras dar clase de pie, En el fondo de la
parte trasera había un piano destartalado al que hicimos acortar su agonía. Los
grandes ventanales daban al Oeste y las puestas de sol, en el Otoño, eran
increíbles.
De los profesores solo me acuerdo de:
Repaso de latín: Sra. Cadahía, creo que novia
de Basilio Palacios
Literatura: Basilio Palacios
Matemáticas: Una señora muy elegante que
vivía en la plaza de Chamberí, cuyo nombre no recuerdo.
Inglés: la señora Stötter.
Música: Rafael Benedito (y su pito). (Era una
asignatura optativa no obligatoria, donde nos contaban algo de solfeo y nos
iniciaba en el coro del Instituto).
Historia: Julia López Gómez (Tutora)
Física y Química:…………?
Como éramos poco más que una veintena,
estábamos bastante unidos. La primera gamberrada fue serrar la escalera para
subir a la tarima, colocarla sin que se notara y esperar. El primer docente
salió ileso de la ascensión pero el segundo estuvo a punto de dejarse la
dentadura en el borde de la tarima; como era un aula de desechos le pareció
normal el incidente.
Llegaron los fríos, el aula ya no nos pareció
tan divertida. Había unos radiadores helados pero aunque estuvieran calientes
les hubiera sido imposible calentar tanta volumetría. Empezamos las protestas
por vía reglamentaria, se nos prometió que a la vuelta de vacaciones de Navidad
iríamos a una nueva aula.
Volvimos y nada de nada. Por lo tanto
decidimos en asamblea no entrar a clase hasta la solución del problema. Después
de unos días nos instalaron de urgencia en un local que había sido el despacho
del padre Granda. ¡Había calefacción!, pero no había puestas de sol, daba a un
patio interior. Las filas no eran de cuatro-pasillo-cuatro, eran
dos-pasillo-dos.
5.9.
Excursión
Fuimos a los Toros de Guisando, a una Iglesia
en ruinas y Ávila con Dª Julia y el profesor Sauco. Al final acabamos en un
¿embalse? y mientras esperábamos a la pareja docente, Schady se desnudó y se
tiró al agua y empezó a nadar a braza. Aparte de cierto pitorreo con el estado todavía infantil de los órganos
sexuales del nadador, De Bergia comentó que todos los alemanes nadaban a braza.
5.10.
Vivencias.
A. Dª Julia aparte de sus cuadros sinópticos,
relativos a la prensa del corazón de nuestra realeza desde D. Pelayo, era una
gran entusiasta del arte. Muchos sábados nos citaba a los que quisiéramos
asistir a las 16,30 en el Museo del Prado que era gratis. Sus explicaciones
empezaban por el románico traído de Berlanga y Mazaruelo.
B. También nos leía De Bergia (era su alumno preferido,
de una manera muy clara), pasajes del “Primer viaje en torno del globo” de
Antonio Pigafetta (Austral Espasa-Calpe). En una de las lecturas Dª Julia,
interrumpió drásticamente la lectura y le dijo al lector que pasara página.
Según nos contó De Bergia, Pigaffeta
narraba que ciertas indígenas se adornaban la vagina con aros de metal.
C. Un compañero que vivía por la calle
Espronceda y frecuentaba la OJE, nos llevó una tarde-noche a los entonces
descampados de la Basílica. Allí
practicaban la prostitución al aire libre dos pobres mujeres. Los hombres
hacían cola, esperando.
Aquello me dio a conocer que en la sociedad
había otra orilla distinta a la nuestra, en la que permanecíamos acomodados.
Años más tarde al leer “Tiempo de silencio”, volví a revivir aquella
experiencia.
Del camino a pie al Instituto todavía lo
añoro. Sta. Feliciana, plaza de Iglesias (chester a 1 ptas. de las mujeres que
vendían tabaco en la calle), calle Martínez Campos donde estaban: la capilla de
las Esclavas, la casa de Córdoba (Palacio confiscado de D. Niceto
Alcalá-Zamora), British Institute, Embajada de Colombia, Palacio de Joaquín
Sorolla, Palacio de Pallarés, Colegio Estudio, Embajada de Hungría en el exilio.
Se cruzaba la Castellana por la plaza de Emilio Castelar, calle Pinar con: Club
Internacional de Prensa, colegio Alamán, se accedía al canalillo donde
florecían en sus taludes lirios en primavera y estaban las peligrosas cuevas,
se pasaba por delante de la Residencia de Estudiantes, Internado Hispano
Marroquí e Internado Generalísimo Franco y a formar al son de la marcha.
5.11.
Reválida
De aquella experiencia, me quedan las
siguientes imágenes:
Recuerdo el comentario de texto:
A Francisco
Salinas
Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca
Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca
El aire se
serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
El alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria
perdida
de su origen primera esclarecida.
de su origen primera esclarecida.
Y como se conoce,
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca, engañadora.
Traspasa el
aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí
otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
y
que la parte complicada de la traducción de Latín, venía literalmente en el
SPES. (Algunos tontos no nos dimos cuenta de ese pequeño detalle y la hicimos a
pelo).
CAPITULO
6
Quinto
curso de bachiller (61-62)
Comenzaba el bachillerato superior, y se
suponía que después iríamos casi todos a la universidad. Los que se iban a otro
tipo de carreras, ya no estaban. La clase estaba en la segunda planta, cerca
del laboratorio de Ciencias Naturales. La novedad era la separación en Ciencias
y Letras (independientemente de los líos de los idiomas).
6.1.
Profesores.
En quinto ya nos dejaron algunos compañeros
como Guijarro que se fue al seminario, Arenas, que se fue al nocturno, los
Idiazabal que desaparecieron misteriosamente, y en cambio vinieron otros
nuevos, como López Alonso y Troyano (de los jesuitas), Bernaldez, Bragado,
Molinero, Pardo, Recio, Recuero, Martos y puede que alguno más.
El curso era relativamente tranquilo después
del trabajoso cuarto, por lo que creo que apenas hubo suspensos, y si notas
bastante buenas.
Empezaba la división entre ciencias y letras.
En el A estaban todos los de letras (eran
como veinticinco). El resto todos de ciencias. Seguían los desplazados por el
idioma. Los de 4ºF fueron otra vez desplazados y
dispersados entre 5ºB y 5ºC .
Las asignaturas comunes eran:
Ciencias Naturales. Sr. Ybarra, catedrático y
autor del libro. Delgado y alto, tenía un 600.
Religión Padre Gabino (Delegado). Su libro
versaba sobre la liturgia católica.
FEN. Lo daba un señor bien vestido y con el
pelo blanco, al que Molinero llamaba el divino canoso y le preguntaba como una
asignatura tan importante solo tenía una unidad didáctica semanal.
Educación Física. Sr Escribano. Más de lo
mismo ya conocido.
Idioma: Francés. Sra. Morales, educada, bien
vestida y que nos enseñaba mucha urbanidad además de Francés.
Alemán D. Domingo como siempre, con Carmina.
Dibujo. Sr. García Sauco. Un señor bien
vestido y elegante.
CIENCIAS (íbamos a otra clase a dar matemáticas
y química)
Matemáticas. Dª Juana Álvarez Prida. Gran
pedagoga y muy buena persona. Con gran vocación y dedicación.
Química Srta. Gálvez, de corta talla, pero
muy guapa para nuestros ojos.- Por ambas razones (por guapa y pequeña)-, no
tenía más remedio que ponerse muy seria con todos nosotros, lo que le daba
cierto halo de misterio, y nos parecía todavía más atractiva. Un día,
respondiendo a una pregunta que Víctor Martínez le hizo el día anterior, dijo
delante de todo el mundo: “Y esto va por ti, Martínez…”, adornada la frase con
una incipiente sonrisa.- Ni qué decir tiene, que todos sentimos envidia de
Víctor…
LETRAS:
Latín Sr. Magariños, para entonces ya
retirado de la Jefatura de Estudio
Griego Sra. Criado.
6.2.
Pequeña historia del curso
En esta época ya nos sentíamos los mayores
del Instituto, en pleno bachiller superior.
Ya muchos fumaban sin esconderse. Los grandes
deportistas como Vicente Ramos, Bergia y Rosas ya despuntaban netamente. Era un
curso más sencillo que el anterior.
Las Ciencias Naturales que nos daba el Sr.
Ybarra, eran una continuación ampliada de las de tercero. Había un laboratorio
sencillo para ver los fósiles, y hacíamos frecuentes visitas al museo de
Ciencias Naturales. Del Sr. Ybarra nos reíamos de su extrema delgadez y de su
600. Creo que después de lo que la Sra. Alcedo nos enseñó poco más aprendimos.
En el laboratorio manejábamos el microscopio. Yo incluso me compré uno en mi
casa para ver paramecios.
El Padre Gabino era delegado de curso y
seguía dándonos sus clases de religión, con el mismo estilo que en cursos
anteriores. Machacar su libro, hacer la casuística, y aprender la liturgia.
La FEM la daba un Sr. muy trajeado que nos
hablaba de los fundamentos legales del Régimen. Molinero se metía mucho con él,
y le hacía enfadar con frecuencia.
La Educación Física nada añadía, simplemente
más tablas de gimnasia y poco más. Los partidos de fútbol eran ahora ciencias
contra letras. Con algún ayudante de Escribano (Abreu creo que era el
encargado), hacíamos carreras cronometradas, a lo largo del campo de Futbol (yo
creo que eran unos 80 m. de longitud los que corríamos). Yo lo hacía en 10
segundos, y me hizo interesarme por este deporte y practicarlo hasta la
Universidad.
Francés con la Sra. Morales que aparte de
urbanidad trataba de hacernos aprender Literatura Francesa. Me acuerdo de los
poemas de Alfred De Vigny. La Fragate La Serieux y otros, de tipo
grandilocuente.
El Sr. Sauco nos daba dibujo con mucha
elegancia. Había dibujo lineal para ciencias y artístico para letras. Era un
señor agradable, bien vestido, y con mucha educación y gusto por las artes
plásticas. También nos habló de alguna exposición y galería de pinturas.
Recuerda Iñaki Casas que a los que iban a ir a arquitectura los preparaba en
este curso y siguientes, dibujando del natural, para tener algunos
conocimientos con los que enfrentarse mucho mejor a la temida asignatura
“Análisis y Composición de formas”.
OPCION CIENCIAS
La Sra Juana Álvarez Prida era una mujer
rubia de pelo hirsuto que era soltera y nos explicaba con paciencia y pedagogía
las matemáticas. Con gran humanidad nos enseñó progresiones, logaritmos, derivadas,
límites, trigonometría y muchas cosas más que nos vinieron muy bien para el
futuro. Era incapaz de suspender a nadie.
En Química la Srta. Gálvez, atraía todas las
miradas. Era muy joven y muy arreglada, con falda corta tipo tubo y morena.
Cuando sentada enseñaba las piernas al cruzarlas, y todas las miradas de la
clase concurrían en ellas. Debería de sentirse molesta supongo de enfrentarse a
jovencitos de 15 años. Kurt decía que en Preu la daría un beso en los labios.
Recuerdo que Pardo la miraba con mucho descaro y le echó un día de clase. Tenía
Gálvez un 600 a nombre de su padre y todos la queríamos ver salir para admirar
sus piernas. Poco recuerdo de su pedagogía, creo que seguía al pie de la letra
el libro de Química, y sus exámenes eran muy sencillos. No tengo conciencia de
que suspendiese a nadie, pese a lo mal que se lo hicimos pasar. Nos llevaba al
laboratorio de Química, para hacer algunos experimentos.
OPCION LETRAS
En Latín el Sr. Magariños era mucho más
didáctico que Brañas y tampoco suspendía a nadie.
Los rudimentos de griego los daba la Sra.
Criado, ya que D. Luis catedrático, además de ser director no podía hablar.
6.3.
Los compañeros
A parte de mi tradicional amistad con
Iradier, con los nuevos compañeros también hice amistad con Recio, considerado
como empollón, con Martos que venía de Béjar.
Pardo vivía en La Poveda y venía todos los
días. Le llamábamos Oso Pardo, pues se movía como un oso. Un día se me fue la
mano burlándome de que era un oso y me sacudió y tuve un ojo a la virulé una
semana.
Me metía con Bernaldez. El hombre era gordito
y se quedaba sentado al intentar saltar el caballo. El día de san Antón puse en
la pizarra que era su santo y el hombre con buena educación me rogó que lo
borrase.
6.4.
Talleres
Yo fui ese curso al de metalotecnia. Estaba
bien montado, con un motor central que por levas y poleas daba movimiento a las
máquinas herramientas, un torno, la fresadora, una cepilladora y alguna más. El
Maestro, cuyo nombre no recuerdo, nos enseñó cómo funcionaba un taller y como
se construían piezas, a partir del metal, echando un aceite por encima, dando
forma con el torno ola fresadora, puliéndolas, lijándolas y preparándolas. Hicimos
un martillo con nuestras iniciales, que aún utilizo, y una pieza metálica
rectangular también con nuestras iniciales. Ambas piezas las conservo, un poco
oxidadas ya.
6.5.
La dirección espiritual.
El libro del Padre Mindán, refleja con
bastante claridad, y desde el punto de vista de una persona religiosa pero
neutral, el enfrentamiento existente entre el Padre Granda SJ, y director
espiritual del Ramiro dese hacía muchos años, y el Padre Cuellar recién
llegado, y del Opus Dei, que estaba potenciado, en mi opinión, por D. Tomás
Alvira en la línea del Sr. Alvareda, antiguo director y perteneciente a la
obra.
Esto llevó a que había dos bandos, los de
Granda y los de Cuellar, lo cual en principio no era muy edificante.
El momento de la elección llegaba al hacer
los ejercicios espirituales, en Noviembre. Yo elegía Granda que aunque ya le
conocía por sus gritos, me daba más confianza (más vale malo conocido) que
Cuellar, de modales mucho más refinados.
Los ejercicios los hicimos en el salón de
actos.
Y automáticamente quedabas metido en el grupo
de bachilleres de la Congregación.
Las reuniones eran los sábados por la tarde
(adiós ya al cine de los sábados). Había una capilla y Granda tenía un
despacho.
Granda gritaba mucho (a mí nunca me gritó),
pero el encargado de la capilla ya estaba predestinado al chorreo, hiciese lo
que hiciese. Me fui enterando que ya había una Congregación de universitarios
en marcha que se reunía en la iglesia de los Jesuitas. Se nos invitó a ir a
alguno de los actos.
Realmente los métodos de Granda (El Cura),
parecían un poco decimonónicos, pues eran bruscos. No sé si ese era el camino
que llevaba a Dios, pero parece que era eficaz, pues aún hoy después de 25 años
de su muerte continúan funcionando los grupos que salieron del Ramiro y conformaron
los universitarios y profesionales.
De Cuellar nada se, se que Molinero nos
invitaba a ir a las charlas, pero nunca asistí, bastante tenía con Granda. A
Cuellar le conocí más en el Viaje de Preu, al que más adelante me referiré.
Posteriormente esta lucha por la dirección
espiritual se saldó con la salida de Granda del Ramiro.
6.6.
La excursión
Era con pernoctación a Salamanca. Nos
enseñaban la catedral nueva y la vieja, que me gustaron mucho y la plaza mayor.
Tratábamos de ligar con chicas del lugar y me
sorprendía la facilidad que tenía Paco Acosta. A mí se me daba mal, muy a mi
pesar.
Por la noche íbamos al cine de “mayores” pues
no controlaban como en Madrid la edad. Fuimos a ver “Pijama para dos”, hoy una
comedia inocente para bebés.
Era para muchos la primera noche que
dormíamos fuera de casa sin nuestros padres.
Un grato recuerdo de aquella excursión
realizada hacia mayo.
6.7. Salidas del recinto.
Al ser ya mayores nos controlaban poco.
Íbamos a la salida del colegio de monjas contiguo a intentar ligar con unas
chicas que nos parecían preciosas con sus uniformes.
También al museo de Ciencias.
Cuando había alguna fiesta íbamos al cine. Yo
solía ir con Juan Miguel Ortiz y con Ignacio Casas, por proximidad de nuestros
domicilios. Nos encantaba colarnos en las de Sara Montiel en los cines
Espronceda, Quevedo o Cartago.
Ya habíamos dejado de leer tebeos y nos
habíamos pasado a las novelas de distintos estilos.
6.8.
Fin de curso
Las notas fueron en general muy buenas.
Sobresalientes y notables, y yo creo que ningún suspenso hubo aquel año.
Notábamos que poco a poco pasaban los años y se acercaba el final del
bachillerato.
5º B (José Luis Cerdan)
6.9.
Impresiones de 5ºB
Acabado 4º, a los del F, nos volvieron a trasladar y
también a dispersar.
El B era un curso especialmente tutelado por D. Pedro
Dellmans por razones obvias: Bretón que era su sobrino, pertenecía al citado
grupo. Esto dio lugar a que la dispersión fuera selectiva (expedientes,
entornos familiares, manzanas lozanas…).
Llegamos al B: Aranda, De Bergia, Caso, Cerdán, Duplá,
Lahuerta y Quiñones, el resto al C. No
hubo ningún criterio aparente, para hacer esta distribución.
6.10.
Profesores
Matemáticas. Un Sr. Gordo que la tenía tomada con Duplá.
Química. Sr. Dellmans (Delegado). El curso iba de
formulación y valencias.
Ciencias Naturales. Sr. Alvira. Creo que su pedagogía
junto con la de la Srta. López Gómez fue la más rompedora de la que pude
disfrutar en el Instituto. La clase la dábamos en el laboratorio de Ciencias,
utilizando el microscopio para observar la clorofila de los preparados de
cortes transversales de ramas de árboles, diseccionando ranas y exponiendo
oralmente trabajos sobre la materia de naturales. Fuimos al Instituto Ramón y
Cajal a ver el microscopio electrónico que era de los pocos que entonces había
en España y nos contó vida y milagros de D. Santiago.
Inglés. La hija de Oliver Asín, también nos hizo
disfrutar de sus clases porque nos enseñaba un vocabulario muy pragmático
(alimentos y objetos de la vida cotidiana)
Dibujo. Sr. García Sauco. Lo ha dicho todo Manolo Rincón,
una bellísima persona, de conducta y educación ejemplares.
Religión. Padre Gabino. Conmigo no era tan bondadoso como
con Kurt. Teníamos la clase a primera hora de la tarde y yo siempre llegaba
tarde. Su método pedagógico, consistía en:
- Comprad mi libro.
- Para la clase próxima, estudiad la lección siguiente.
- Entonces os la preguntaré.
Nada que ver con la “pedagogía viva” de Alvira.
En su libro, en la última página de cada lección, había
un recuadro, titulado “Liturgia”.
Ese apartado estaba reservado para mí. Como ya lo sabía,
me lo estudiaba a lo largo de la clase y le contestaba lo de amito, casulla (de
las de siempre, no de las de ahora modelo Betty Misiego), estola, alba,
cíngulo, Adviento casulla roja, Cuaresma morada, Pentecostés verde….Aquello no
fue suficiente, fui al único que hizo examen final. Aunque me merecía un
sobresaliente, sólo me dio notable.
Recuerdo dos frases del Padre Gabino:
1ª “No ha nacido nadie que me copie en un examen”,
echabas un vistazo a tu alrededor y veías cantidad de libros entre las piernas
de los no nacidos.
2ª ”Las mujeres que visten con pantalones, son unas
frescas”. Año 1962.
A mí me parecía una persona simple con cierta dosis de
mala uva.
6.11.
Los compañeros
Los disgregados, excepto De Bergia que era una figura del
baloncesto, fuimos recibidos en el nuevo grupo, con cierta frialdad no exenta
de algo de animaversación. Como cabía esperar la voz cantante del B, la llevaba
el círculo de alumnos próximo a José Manuel Bretón, dado quién era su tío.
Al estar ubicados en una posición privilegiada, fue un
año de intensas partidas con Tomás Duplá a los barcos y al bachillerato.
Ocupábamos la esquina derecha según el profesor, de la última fila.
6.12.
La excursión
Fue a Salamanca también, de camino visitamos una fábrica
de piensos que apestaba. Era la primera excursión de dos días.
CAPITULO
7
Sexto
Curso (62-63)
El sexto curso incluía reválida (opcional
desde aquel año). Era ya un curso con bastante contenido de preparación para la
Universidad. Más o menos se mantenían los mismos alumnos, con alguna
incorporación nueva, como Gómez Lobo.
7.1.
Profesores (Grupo A)
Historia del Arte. Srta. Julia López Gómez.
Era una geógrafa. Su hermano también era profesor del Instituto. Nos explicaba
Arte desde la edad de piedra a nuestros días. El texto era se Asián Peña.
Religión. Padre Gabino (Delegado). Fue el
último curso con él. El profesor que más largo tiempo tuvimos.
FEN. Sr. Cubero de nuevo, explicándonos ahora
los rudimentos de economía con unos textos excelentes de los profesores Velarde
y Quintana.
Educación Física. Ultimo curso. Nos la dio
Abreu.
Filosofía. D. Manuel Mindán Manero,
catedrático de la asignatura. El texto de Bueno y Gambra (Anaya), excelente
compilación de todas las ramas de la Filosofía.
Lengua y Literatura con texto de José Manuel
Blecua. Asignatura impartida por el Sr. Oliver.
Ciencias:
Física (Por el Sr. Sánchez, un profesor
apodado “El Cejas”). Tenía un extraño tic, y vivía el Internado.
Matemáticas. Sra. Juana Álvarez Prida. Nos
adentró en el cálculo infinitesimal con integrales y en trigonometría.
Excelente pedagogía y suma bondad personal.
Letras:
Latín D. Antonio Magariños, continuación del
de 5º
Griego: Sra. Criado
7.2.
Desarrollo del curso
Era ya un curso más parecido a la universidad
que al bachiller.
En Historia del Arte estaba Dª Julia, que se
caracterizaba por dar unas clases un poco monótonas, pero por lucir sus piernas
todo lo posible, al límite de lo permitido en la época. Su nariz era horrorosa,
pero sus piernas se nos antojaban preciosas, y no las quitábamos ojo. Creo que
le gustaban los muchachitos jóvenes y siempre se mostraba afable y sonriente.
Nos llevó a los museos Sorolla y al museo del Prado. Nos ponía ejercicios. Yo
hice uno sobre el autorretrato de Durero. Nos hizo aficionarnos bastante al
Museo del Prado (al menos yo).
El Padre Gabino en la línea tradicional de
sus clases, sin problemas después de tantos años.
El Sr. Cubero sobre unos excelentes textos de
economía, los leía de memoria literalmente el libro. Yo encontré útil esta
asignatura, pues me gustaba la economía. Empezaba diciendo que como era lógico
la economía fue inventada por un escocés (Adam Smith). Su estrabismo no había
mejorado.
La educación física con Abreu. Ya Bergia y
Ramos eran destacados baloncestistas. Seguíamos animando al Estudiantes.
Lengua y Literatura, con el D. Jaime Oliver Asín.
Era enjuto, más bien bajo y un poco cargado de espaldas.
En cuanto al Sr. Oliver, casi
todo el mundo se acordará de él. Nos dio clase en 6º, y esa asignatura fue más
importante que la de Preu, pues recaía plenamente en él, y no como la de Preu
que, en alguna medida, se basaba también en nuestro trabajo. En 6º fue cuando
compramos el diccionario de la RAE, cuando nos llevó a Toledo y cuando nos explicaba
las cosas de las que más nos acordamos. Recuerdo, además, que yo (Antón
Capitel) me ponía siempre en su clase en primera fila, con el objeto de estar
al lado de Paco Acosta y cerca de él, pues sus clases me gustaban muchísimo y
no quería perderme nada. La primera fila, en la izquierda, quedaba inmediata a
la mesa del profesor, lo que no ocurría en Preu, con clase grande y tarima.
Oliver liaba casi siempre un pitillo de caldo de gallina cambiándole el papel,
luego hacía una bolita con el papel viejo y se la tiraba a alguien, que muchas
veces era yo, pues estaba cerca. Lo recuerdo perfectamente. Además recuerdo
bien la clase espacialmente hablando, muy distinta de la de Preu. En 6º
fue cuando llegaba muchas veces tarde y una de ellas, un "educador"
(creo que el que se llamaba "Real el Bigotini") nos pescó armando un
inmenso barullo y nos obligó a permanecer en pie. En esas llegó Oliver, se
sentó, preguntó que pasaba, el otro se lo explicó, y D.Jaime le echó una bronca
de campeonato, disintiendo totalmente de la forma de educar de este
sujeto.
Excursión
a Toledo
Merece una especial mención la excursión que
organizó a Toledo. No hice fotos por desgracia aquel día, pero nos enseñó
muchísimas cosas. Conventos, iglesias, la catedral y casas particulares.
Nos contaba que bajo las casas había túneles
que llevaban al rio, por donde huían los judíos cuando eran perseguidos.
Cuanta sabiduría y erudición. Y cuanto
agradecerle ese caudal de conocimientos que nos brindó y que se complementaron
con sus clases de PREU.
La Filosofía era el plato fuerte del curso.
Mindán tenía fama de ogro y la asignatura de ser un pestiño total. Mindán venía
con unos alumnos, y él se denominaba el Jefe de los Sabios. Estaba uno calvo,
apodado Diógenes y otro muy bien vestido. De vez en cuando daban ellos la clase
en presencia de Mindan. A mi rápidamente me entusiasmó la asignatura. Empezaba
con los silogismos en Lógica, y los diferentes tipos según las proposiciones.
Había unas palabras que memorizadas te daban las claves de los silogismos (Yo
recuerdo: BARBARA CELAREN DARII FERIO, CESARE CAMESTES FESTINA BAROCO, DARAPTI
FELAPTON DISAMI DATISI, BOCARDO FERISON FESAPO FRESISOMORUN). Al entrar en la parte de Filosofía Natura, ya
empecé a preguntar al pobre Diógenes, que harto de mi me pasó a Mindán. Se
convirtió para mí en un reto ponérselo difícil a D. Manuel, y mucha veces fui
en el recreo a discutir los temas privadamente. La imagen que ya comenté que
tenía de él desde 1º, cambió totalmente, y no veía un sacerdote (de lo que
tenía poco), si no un hombre que buscaba la verdad a través de la Filosofía.
Hizo que me gustase, aunque consciente que de ella no se vivía, seguí pensando
en hacer una ingeniería. Las diferentes partes como Ética y Metafísica
realmente me encantaron y las disfrute totalmente. Al final me recompensó con
una matrícula. La otra se la llevó un compañero de otro curso apodado el
matrículas.
La Física dada por Sánchez, no era muy buena,
sobre el texto de Mingarro. Creo que carecía, como todo el equipo de Física de
nivel suficiente. El libro era bueno y gracias a eso se aprendía un poco. Vivía
el hombre en el internado, tenía un tic y era apodado “El Cejas”, por sus
espesas cejas.
Matemáticas por la Sra. Prida. Muy buena
pedagoga con poco esfuerzo nos enseñó muchas cosas: derivadas, límites,
integrales, trigonometría. Según Gonzalo Sevilla Dª Juana tenía unas caderas
perfectas.
Además estaba el Sr. Benedito Astray
(Música). Era tío de Recuero Astray. Su asignatura no era oficial, pero venía
con un diapasón y nos hacía decir LA!!! Cuando sonaba. Te daba un puñetazo en
la tripa para echar el aire. A mí me puso en el coro, pero había que perder
clases, lo que nunca me gustó y dejé de ir.
7.2.
Evento deportivo
En educación física nos prepararon para un
evento que se celebró a finales de curso en el campo de fútbol.
Usábamos un pantalón blanco tipo “blume” y
además de desfilar, debíamos hacer un ejercicio que puestos en círculo uno se
subía encima de otro arrodillado y ambos, sin caerse estiraban los brazos. No
recuerdo que se celebraba.
En el partido de profesores-alumnos ya contamos con ilustres jugadores de clase, como Vicente Ramos, Félix Peiro, Gonzalo Echagüe y Gómez Lobo. D. Tomás y el Sr. Pepín acompañaron.
7.3.
Talleres.
Fue el último curso que disfrutamos de esas
enseñanzas.
Yo me decidí por comunicaciones. Había un
Maestro que nos animaba a hacer telecomunicación. Nos sentábamos en unas mesas
con unos aparatos de clave morse y además de producir el sonido telegráfico,
encendíamos unas lucecitas en un plano que había en el frontal. Yo aprendí
varias letras en código Morse. Era interesante y me hacía pensar en cómo se
podían hacer esas transmisiones a distancia que entonces eran misteriosas para
mí.
Me quedé con las ganas de ir a automovilismo,
pero eran incompatibles. Así se cerró nuestra formación en oficios.
7.3.
Excursión
La excursión era a Granada y venía el Padre
Gabino ayudado por “El Cejas”. Fue en mayo, antes de los exámenes.
Vimos la Alhambra, el Generalife, las torres
Bermejas. Y fuimos a las cuevas del Sacromonte con “El Cejas”, para ver un cuadro
gitano flamenco. El Padre Gabino también venía, pero lógicamente no fue a las
cuevas.
Aprovechamos para hacer progresos en el arte
de ligar y recuerdo que me llevé una buena cantidad de direcciones de amigas
hechas a toda velocidad.
Como nos gustaban
aquellas chiquillas con un acento tan gracioso.
Troyano, Manolo
Rincón, Paco Acosta, Pardo, Ortiz López,
Valmayor, Echagüe, Morcillo, Sevilla y López Alonso, disfrutaron a placer del
cuadro flamenco, como se puede apreciar muy interesados en aprender lo más
posible.
Se ve que las
gitanillas nos hicieron mucho tilín a todos los grupos que pasamos por las
cuevas. A mi particularmente, aunque no me gusta mucho el flamenco, me gustó
hacer esa visita turística.
Hubo alguna otra excursión,
como podemos ver en la siguiente foto.
7.4.
Reválida.
Creo que todo el mundo aprobó el curso, no
tengo noticia de ningún suspenso.
La Reválida era optativa, pero yo decidí
hacerla. De mayo a junio nos daban clases de repaso. Vino de nuevo la Sra.
Bueno a repasarnos el Francés. Para entonces ya nos metíamos mucho con ella y
quería hacerse la simpática. El pobre Cejas nos repasaba la Física, pero el
hombre no daba más de sí y de poco servían sus clases. Los demás profesores
cumplieron con sus cometidos y nos dejaron debidamente preparados para los
exámenes que se avecinaban.
Había tres grupos dentro de la Reválida, que
me parecieron sencillos. Ya no había latín ya por fortuna. En física nos
pusieron los condensadores (serie y paralelo). Hubo literatura, física,
francés. Todo bastante asequible.
El comentario de texto fue de Machado, según
nos recuerda José Luis:
MI INFANCIA SON RECUERDOS DE UN
PATIO DE SEVILLA
Mi
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni
un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay
en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Creo que en Reválida tampoco hubo suspensos.
7.5.
Ejercicios espirituales y algo más.
La mayoría de los alumnos estábamos
implicados en alguno de los grupos que dirigían o Granda o Cuellar. Yo me
refiero en este caso al enfoque de Granda que es el que conocí. A principio de
curso (noviembre) había ejercicios internos en Las Navillas donde las cosas ya
eran bastante serias, pues el silencio era absoluto, se hacía penitencia y se
procuraba profundizar en la oración, de acuerdo con los principios que la
Sociedad tenía vigentes en los años 60.
Luego todos los sábados teníamos reunión de
adoctrinamiento y venía gente del grupo de universitarios a explicarnos las
diferentes carreras.
Granda seguía con sus gritos y con la
trayectoria ya conocida.
De esta manera cerramos ya el Bachiller,
encaminándonos hacia el Curso Preuniversitario.
7.6.
Impresiones de 6ºB (Por J.L. Cerdán)
Después de un curso con los nuevos
compañeros, los veteranos del B al comprobar que los que nos incorporamos en
5º, no éramos tan repelentes como se podía esperar, fuimos aceptados plenamente.
7.7.
Profesores
Historia del Arte. Sr. Navarro Latorre,
catedrático de la asignatura. Su método en este curso era similar al del Padre
Gabino (nos tomaba la lección), excepto la confección de un cuaderno con
fotografías de obras artísticas y que el libro no era de él.
Filosofía. 2 becarios de D. Manuel Mindán
Manero, catedrático de la asignatura. La lógica aristotélica constituyó un
divertido descubrimiento intelectual.
Lengua y Literatura. Otra vez D. Basilio
Palacios. Recuerdo con aburrimiento sus disertaciones sobre Góngora, me pasaba
la clase de perfil, hablando con Miguel Ibañez que estaba detrás. Ya no ocupaba
la esquina derecha de la última fila y nos puso muchos ceros en comportamiento.
Matemáticas. Sra. Juana Álvarez Prida.
7.8.
Excursión
También fue a Granada, se dormía dos noches.
Vino D. Pedro y D. Fidel García Cuellar. Separando su faceta de director
espiritual que también era magnífica, de la de licenciado en Historia, sus
explicaciones del arte vivo eran comparables, sí no mejores que las de la Srta.
Julia López Gómez o el Sr. Navarro Latorre.
También fuimos al Sacromonte y vimos la
eliminación del Real Madrid de Di Stéfano a cargo del emergente Benfica de
Eusebio, Torres, Simoes, Colunna…
Caso, Bravo, ¿?, Bobo, Faraco, ¿?, Lage, Redondo
6ªB Palacio de Carlos
V.1963 Granada
6ªB
Dellmans y D. Fidel Catedral. Granada 1963
Dellmans, Muñoz
Cobos, Duplá, Caso, ¿?, Faraco, Alcalde, Ballester. Granada 1963
Bobo, Sanz, González
Quirós, Del Cura, Trigueros. Sacromonte 1963
Aranda, Cerdán,
Duplá, ¿?, Bobo, Alcoba, Caso, Faraco. Sacromonte 1963
Aranda, Cerdán, Duplá
y Bravo. Sacromonte 1963
7.9. La Nevera y sus panorámicas
La Nevera era el nombre cariñoso que dábamos a la cancha de balocesto al aire libre, famosa por sus elevadas temperaturas. Era un lugar donde recibíamos visitas de numerosos admiradores, todos ellos sumamente interesados en el baloncesto. Las siguientes fotografías dan una idea de la singular atención con la que Paco Acosta, Jorge Molinero y Nicolás Pérez Jaúregui seguían los partidos.
CAPITULO
8
Curso
Preuniversitario (63-64)
8.1.
Organización
Recuerdo que nuestro compañero López Alonso
comentaba, al comenzar este curso, que parecía mentira estar ya en PREU con 16
años y quedando tan cerca aún los cursos cuando éramos niños. Y tenía razón.
Todo había pasado casi de golpe y aquellos individuos que veíamos mayorcísimos
y decíamos con mucho respeto, son de PREU, ahora éramos nosotros mismos.
Cambiaba la organización, este curso, pues
solo había 3 grupos en lugar de los grupos hasta el F que hubo hasta sexto. Por
tanto los grupos eran más amplios y en unas aulas mayores, asignadas ya
tradicionalmente a Preu y que estaban en el tercer piso (cerca del misterioso
observatorio astronómico que nunca pudimos ver).
En el A seguía la dualidad ciencias-letras.
Hubo nuevas incorporaciones: Salvador
Izquierdo, Cornelio Abellanas y los desplazados y dispersados del F, entre
otros. Algunos cambiaron de clase. Otros como Pablo Bergia se fueron a hacer el
PREU en la Academia DOBAO supongo que por su marcha al CANOE de baloncesto. Los
Idiazabal también desaparecieron.
8.2.
Profesores
El profesorado de Preu A aquel curso, fue el
siguiente:
Literatura Española. D. Jaime Oliver Asín.
Arabista insigne, persona de una extensa cultura y de una gran humanidad, fue
una suerte para todos disfrutar de sus clases y erudición. El libro de ANAYA,
era lo de menos.
Filosofía e Historia de las Ciencias. El
Padre Mindán de nuevo, pero el texto era suyo, que nos iba entregando por
fascículos, hata el último que era un cuadernillo sin tapas siquiera y que se
regalaba..
Historia Moderna y Contemporánea de España,
dada por el Sr. Navarro, catedrático de Historia (apodado El Topo, por sus
gruesas gafas).
Literatura Inglesa, Frau Sttoter. Leíamos a
JB Priestley
Idioma Francés con la Sra. Morales. Fue el
último curso con ella, tantos años desde la Prepa, hacían que la tuviésemos un
cariño muy especial. Su maravillosa educación, a mí al menos me dejó una honda
huella.
Religión. No tuvimos ya más a monseñor
Gabino. Ahora nos dio el Padre Germán la doctrina social de la Iglesia.
CIENCIAS:
Física. El titular era el catedrático D.
Angel Saez Melón, que además era secretario del instituto. El adjunto que daba
todas las clases era Agapito (ignoro su nombre). Había un libro muy denso, y
ellos daban fatal la asignatura.
Química. D. Pedro Dellmans. Su ideal era el
Babor-Ivars. Empezaba con física atómica y terminaba con procesos industriales.
No era imaginativo, pero si efectivo. El pobre murió con Alcehimer.
Matemáticas. El Sr. Royo López catedrático
daba el texto de D. Pedro Abellanas. Muy interesante pues íbamos de los
conjuntos a las ecuaciones diofánticas, sin olvidar las derivadas y las integrales.
Biología y Geología. Nos las daba D. Tomás
Alvira. Persona afable y cercana, que jamás vertió doctrinas hi dogmas en sus
clases que eran de bastante nivel, con un buen laboratorio.
En conjunto un plantel bastante bueno de
profesorado para terminar nuestra estancia en el Ramiro.
8.3.
Desarrollo del curso.
El curso ya se planteaba en términos
universitarios.
La literatura con D. Jaime fue una
experiencia inolvidable para todos nosotros. Era D. Jaime un espíritu cultivado
que desdeñaba los exámenes y el libro de texto. Prefería formarnos en la
historia de España como herencia de la cultura árabe y judaica. Se centraba
fundamentalmente en Toledo (maravillosa ciudad que nos enseñó a amar).
Ya muchos le conocíamos de 6º y esperábamos
impacientes su clase, que jamás aburría.
Nos contaba con todo detalle la evolución de
Toledo, las diferentes culturas que habían convivido en ella, y muchas más
cosas, que nos aportaron una formación cultural de primer orden.
Cuando le enfadábamos dejaba de contarnos
estas cosas y ponía un examen con 10 preguntas, cuyas respuestas eran sí o no y
se daban a corregir al compañero de al lado, por lo que no existía el suspenso.
Organizó un día en la clase una batalla de
tizas. El tiraba tizas a los alumnos y nosotros a él.
Nos llevaba al Madrid de los Austrias
(cercanías de la casa del Pastor), y nos decía que preguntásemos en las casa
más antiguas si tenían sótano y nos dejaban visitarlo. Entonces no sabíamos la
razón, que era que buscaba la muralla árabe de Madrid, que finalmente
descubrió. Hace años pedí al Ayuntamiento que se le mencionase por tal
descubrimiento y si la visitáis veréis que se le menciona.
Había que realizar un trabajo y dar una
conferencia, sobre alguno de los autores del programa. Él quería que supiésemos
hablar en público.
Yo preparé la mía sobre Rosalía de Castro
Una persona
excelente, que te deja para toda la vida un legado de cultura, saber hacer y
bondad.
En
el resto de asignaturas.
Literatura Francesa, con la Sra. Morales.
Compendio de los diferentes escritores modernos franceses.
Historia. El Sr. Navarro Latorre, nos
explicaba con bastante detalle los dos tomos de ANAYA, empezando en los Reyes
Católicos, Carlos V, etc. Y terminando en la época actual. Sabía bastante y yo
creo que mucho aprendimos. Fue nueva para nosotros su visión de los Reyes
Católicos. Mientras la propaganda azul destacaba la importancia de reina Isabel
asimilando a Fernando como un simple consorte sin protagonismo real, Navarro
desmontó esa parcial teoría, informándonos de su política mediterránea, de los
vínculos matrimoniales que creaba y de que era muy probable que Maquiavelo se
hubiera inspirado en Fernando II de Aragón a la hora de escribir “El Principe”.
A mi me gustó mucho su interpretación del imperio de Carlos V.
Literatura con el Sr. Navarro, comentarios de
textos y métrica.
Historia de la Filosofía y de las Ciencias.
El Padre Mindán escribía su propio libro, bastante bien estructurado. Yo
continuaba mis disquisiciones particulares con él y me enriqueció mucho el
curso, tanto en la vertiente filosófica como en la científica. Francamente
satisfactorio y útil aquel curso de Filosofía.
Religión. El padre Germán nos daba una visión
social de las encíclicas más actuales de la Iglesia.
Física. Asignatura en la que nada aprendimos,
pésimamente gestionada. No sé como pudimos pasar en la universidad. Luego hubo
que estudiar todo lo que no nos enseñaron.
Química. D. Pedro seguía el Bavor-Ivarz al
pie de la letra. La asignatura no era compleja. Empezaba con la física atómica
y terminaba con las centrales nucleares.
Matemáticas. El Sr Royo tenía una voz muy
baja. Venía en coche con chofer a dar la clase y vestía impecablemente. Si
hablábamos amenazaba con irse. Los ayudantes daban parte de las clases. Teoría
de conjuntos, trigonometría esférica. Sin olvidar para nada derivadas e
integrales.
Biología con D. Tomás, persona con bastante
base científica y gran humanidad. Era amena la asignatura y además hacíamos
interesantes prácticas de laboratorio, con ranas y otros animales como
disecciones de riñón o corazón, aprendiendo a utilizar los instrumentos
adecuados.
Se dió la circunstancia que D. Tomás nombró
un equipo compuesto por Pablo Recio, López Alonso y Kurt para preparar un
trabajo para la UNESCO.- Kurt recuerda que fue un trabajo que hubo que hacer
realmente fuera de horas y que al final quedó bastante bien, pues pusieron
mucho interés en él (y muchísimo tiempo). Se conserva una foto con los
delegados de la UNESCO con ocasión de la entrega del trabajo:
En conjunto la enseñanza fue satisfactoria y
los conocimientos (salvo en Física), suficientemente amplios.
Fotografía que nos hicimos con el padre Gabino,
de despedida del Instituto.
8.4.
Otras actividades
Organizábamos sesiones de cine para recaudar
fondos para el viaje, así como una rifa navideña. Las sesiones de cine
procuraban proporcionar películas recientes. En el descanso se vendían coca
colas para aumentar la recaudación.
El Partido Profesores-Alumnos se seguía
realizando, siendo nosotros los alumnos que formábamos el equipo ya desde sexto.
Ya no había talleres ni educación física y
los desfiles y la gimnasia matutina ya no se realizaban, desde años atrás. D.
Antonio ya había dejado la Jefatura de Estudios en manos del Sr. Moreno. Murió
al poco tiempo.
El 31 de octubre fue como siempre el día
mundial del ahorro. Nombela fue premiado con el premio al ahorro y a mí me
dieron íntegro el dinero desembolsado por el título de bachiller superior.
Fue ya el último curso que asistí a aquel
acto.
Para recaudar se hizo el combate del siglo, al
cual corresponden las fotos que vienen a continuación.
8.5.
La vida espiritual
Continuamos haciendo ejercicios espirituales
en las Navillas, y asistiendo a las reuniones semanales con el Padre Granda que
ya eran en la iglesia de Serrano de los Jesuitas con los universitarios. Alguno
ya fue hecho congregante ese año.
8.6.
El viaje a Roma
Muy importante era el viaje. A parte del dinero recolectado se añadía algo del
remanente de excursiones de otros cursos y con eso salía el precio final. Mi
familia no tenía recursos, por lo que solicité una beca y prácticamente no tuve
que pagar nada. Además rescate el dinero ahorrado y los premios por los títulos
y ya no hizo falta ningún aporte económico.
ROMA
El viaje a Roma se estructuraba en un primer
trayecto a Barcelona, donde dormíamos. El conductor del autobús se llamaba
Paco. Iba a cargo de la expedición D. Pedro, una asistente de la agencia de
viaje, que apodábamos la barbillas y el asistente espiritual y artístico, padre
Cuellar.
Al día siguiente fuimos a la playa con el
padre Cuellar. La playa era pedregosa y vimos a las chicas en bikini, que nos
encantó y parejas besándose.
Niza me gustó mucho. Hicimos algunas compras.
Fuimos a Florencia, donde vimos la galería de
los oficios, el David de Miguel Ángel y la Catedral., Algún compañero vendió
botellas de Fundador, muy cotizadas, en un mercado.
Al día siguiente a Pisa, Subimos a la torre y
vimos el baptisterio. Todo nos parecía una maravilla. Por fin Roma. Un antiguo
alumno nos explicó el Vaticano y nos ayudó a cambiar el dinero. Me maravilló la
Capilla Sixtina y la Basílica. Emocionante ver al Papa (Pablo VI) en la silla
gestatoria. El coliseo, y todas las ruinas romanas, el panteón, las catacumbas
Que maravillas. Fuimos a la Pensión Rampone, que era el “hotel” más cutre del
viaje. Estaba en un tercer piso, cerca de la Estación Termini. Como había que
echar una moneda para subir en el ascensor Ángel Quesada agujereó una y la
sacaba con un hilo.
Vimos la Plaza de España, Plaza Navona, y
echamos la moneda en la Fontana di Trevi, como en la película.
Encontramos a unos tunos que habían ido a Roma a la boda del pretendiente Carlista Carlos-Hugo, No tenían techo y los acogimos una noche hasta que se fueron temprano a su tren. Por eso estamos con sus capas e instrumentos, con lo que hasta altas horas de la noche tuvimos juerga.
Eran de tercero de Derecho.
Heredero,
Cabrera, Duplá, López García, Cerdán. Venecia 1964
El padre Cuellar nos hablaba de vez en cuando
de doctrina y arte, y nos recomendó no leer ningún periódico comunista, pues
quedábamos excomulgados. Nos dijo que los Carlistas de Carlos Hugo tenían
preparado un programa social muy avanzado. Roma estaba inundada de carteles
recordando el aniversario del asesinato de Julián Grimau, que seguramente
muchos no sabíamos ni quién era.
De Roma fuimos a Venecia, pasando por Siena,
donde comimos (en lugar de en Venecia), para ver la maravillosa ciudad
medieval. El autobús no podía pasar en una calle estrecha, y Paco el conductor
necesitó que le ayudase la policía para salir.
Venecia nos encantó. Vivíamos en Mestre
Venecia y vimos la Plaza de San Marcos, el puente de los suspiros, el palacio
del Dux y las góndolas.Comimos muy bien.
Vuelta por Milán, donde paramos en el Duomo y
la galería Victor Manuelle y regreso a Barcelona.
Al anochecer llegamos a Madrid, al Ramiro,
donde nos esperaban nuestras familias. Toda una gratificante experiencia.
8.7.
La prueba de Madurez
A la vuelta del viaje, ya el curso terminó
muy rápidamente. Parecía mentira que ya finalizase todo, de forma tan rápida. Ya
nos esperaba la prueba de madurez en la Universidad.
El “pase” creo que se lo llevó todo el mundo
y las notas en general fueron muy buenas.
El examen de Madurez era en la facultad de
Medicina.
En Filosofía salió Aristóteles (saqué un 10).
No pasó lo mismo en Física donde no sé como saqué un 5 y gracias, pues poco
sabíamos. En general buenas notas y se pasó el susto. A pensar ya en la carrera
escogida.
Fue ya el final de un ciclo y a muchos
compañeros ya no los vi más.
FINAL
Estamos ahora en un intento de que nos
reencontremos los más posibles, de todos los compañeros de aquellos tiempos.
Gracias a Vicente Ramos y su trabajo está teniendo bastante éxito y ya somos
muchos los reencontrados. Paco Acosta y Kurt me han ayudado mucho. También José
Luis Cerdán y Antón Capitel.
FALLECIDOS
Desgraciadamente hay ya compañeros que han
fallecido:
Cruz Valdovinos
Iradier Fidalgo
López Alonso
José Ignacio Frade
Faraco Muñoz
Petit
Cuesta
Redondo
Lahuerta Talret
Alcalde
Delibes
Arroyo
Rodríguez Trobajo
Vicente Cebrian
Modesto Sanz
Yo creo que es un gran éxito haber podido colgar las memorias. Gran trabajo, Alfonso, y enhorabuena a todos. Esta publicación será inspiración para ésta y muchas otras promociones. Abzs.
ResponderEliminarMuchas gracias, Vicente, pero aún falta un 20%, y muchos detalles de edición por ajustar. Mañana a la noche ya estará decente.
EliminarAlfonso
Muy bien pero hay que retocar fotos
ResponderEliminarYa está perfecta
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarmuy buen trabajo. Yo también fui alumno del Ramiro aunque de otra promoción mucho mas tardía (yo soy nacido en el 78) aunque me reconforta ver que otros tantos como yo disfrutaron de las clases con el Sr. Cea. Además mi padre también estuvo en el Ramiro por aquella época aunque no se exactamente el año. Se llama Jose Antonio de la Puente. Quizás alguno lo conozcáis.
Saludos
La piscina. ¡Qué recuerdos me trae la foto de la piscina!Le llamábamos piscina porque tenía forma de piscina, tenía escaleras y tenía trampolín. Pero no era una piscina. Era una alberca que se llenaba de agua los lunes y se vaciaba los viernes. Los lunes el agua estaba muy fría pero limpia. Los martes el agua estaba relativamente limpia. Los miércoles estaba asquerosa. Los jueves, repugnante, y el viernes, cuando se iba vaciando, insalubre.
ResponderEliminarEn invierno, vacia, era un peligro, pero cuando realmente era peligrosa era cuando estaba llena. No obstante, yo y muchos como yo la sobrevivimos. Recuerdo que junto a las piscina se jugaban importantes partidas de mus en las que participaban, indefectiblemente, Pepin y Manolo Cavido. Muchos, de mirones, aprendimos ese noble juego de naipes en aquella época.
Más recuerdos. Todos hemos visto la película LA GRAN FAMILIA Y UNO MÁS. Todos hemos visto la escena del autobús. Vicente Ramos, Aito y, creo, Emilio Segura asomados a las ventanillas y diciéndole al muchachito baloncestista que se subiera al autobús. Pues se rodó otra escena que no llegó a la película: un partido de baloncesto. Era verano y los participantes en el partido los recolectó Manolo Cavido de entre los que estábamos en la piscina. Se rodó en el campo de fuera y el rodaje fuelamentable. El niño-actor no tenía ni idea. Nos íbamos pasando el balón hasta que llegaba a manos del muchacho que se tiraba una horrible pedrada. Previamente se había rodado el balón entrando en la canasta. Creo que fue Frade el encargado de meter esos tiritos desde debajo. Nunca me extrañó que "aquello" no llegara a la película. Pero nos pagaron, eso si. Nos pagaron 75 pesetas por una mañana de rodaje, que fueron convenientemente pulidas en los coches de choque de la verbena del Carmen...
muy interesante y completo este articulo,
ResponderEliminarpro favor alguien me puede pasar una foto del Fronton del Ramiro ?? uno de los mejores de España.
gracias
luisdelucas1000@gmail.com
En esta dirección de nodo hay una toma en la que se ve el frontón:
Eliminarhttp://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-24/1487683/
Nuestro compañero Searle me acaba de indicar que las seis estatuas de deportistas griegos que en nuestro tiempo flanqueaban el campo de fútbol y la tribuna eran obra de un tío político suyo, llamado Fructuoso Orduna. Estas estatuas, que antes miraban hacia el campo, y por tanto sus “traseros” se dejaban ver desde el exterior de la calle Jorge Manrique (popularmente llamada por eso mismo la “calle de los culos”), se encuentran hoy agrupadas en el exterior del Polideportivo Antonio Magariños.
ResponderEliminarFructuoso Orduna también fue el escultor de la estatua de Franco, en bronce, que estaba situada frente a la entrada del Instituto, y de las otras dos estatuas de corte clásico que había en las inmediaciones del campo de futbol: la diosa Minerva y el discóbolo.
Yo soy Julián Barquín Liaño y aparezco en la foto de 1º B curso 1957/58, entre Ibáñez y de la Rubia como se puede ver en http://ramiro53-64.blogspot.com.es/p/fotos-en-la-escalinata.html. Aporto un recuerdo que no he visto en lo anterior.
ResponderEliminarD. Antonio Magariños recurría en clase a un curioso procedimiento "didáctico" cuando no lograba la estricta disciplina que exigía su autoritario carácter. Cuando eso ocurría, entre la barahúnda reinante proclamaba en tono amenazador: ¡"Plan Checa"! con lo cual sembraba el terror a su alrededor. D. Antonio, cronómetro en mano, comenzaba a hacer preguntas que se nos hacían dificilísimas y cuya respuesta debía darse antes del tiempo que concedía para ello. Lo usual era que los dos o tres chavales a quienes primero interpelaba, dándoles los cinco segundos reglamentarios, se bloquearan y no acertaran a decir palabra hasta que pasaba suficiente tiempo y el enésimo chaval sometido a este curioso interrogatorio público atinaba a dar la respuesta correcta ayudado seguramente por los compañeros circundantes: D. Antonio mantenía la misma pregunta de modo que los últimos en ser preguntados jugaban con ventaja. Tenían más tiempo para reponerse del susto de ver aparecer el dedo flamígero del Director (!!) investido de profesor de Latín, y así poder oir las "sugerencias" de algún empollón cercano. Acto seguido pedía los diarios de los involucrados y repartía ceros a diestra y siniestra.
Tampoco he visto ninguna referencia al Sr. Lamela, profesor de matemáticas que tenía un biscuter y que era objeto de bromas como el de subirle cargando entre varios el biscuter al campo de fútbol mientras estaba en clase o el de levantar a pulso las ruedas motrices cuando quería arrancar. Él, santo varón, les pedía desistir con una sonrisa en los labios y un ¡Vamos, chicos!. Todo ello servía de amable contrapunto al crugir de dientes que imponía D. Antonio.
Tengo otros recuerdos, como el del Padre Tena (él era de los de sombrero de teja) o el de los recursos “espirituales” que empleaba el Padre Granda en el Círculo Castiglione, que dejo para otro momento. ¡Saludos a todos!
Muchísimas gracias al autor o autores. Cursé en el Ramiro desde 1º de bachillerato hasta Preu, desde 1959/60 hasta 1966, creo que un par de cursos por detrás de los relatados,casi siempre en el D. Pero, por supuesto, compartí la mayoría de los profesores, juegos, excursiones y experiencias aquí mencionados, No recordaba el nombre de algunos profesores otros no los he olvidado durante toda mi vida. En 5º me decidí por Ciencias, entre otras razones, por evitar al implacable Don Antonio Magariños que me enseñó Latín en 3º y 4º. Pienso que en general se impartía una magnífica enseñanza y afirmo que lo que aprendí en el Ramiro lo aprendí para siempre.
ResponderEliminarÁngel López Esteve
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ResponderEliminarYo también estudié en el Ramiro. Empecé con 6 años en 1970. Conocí al tal "Don mendo" muy mayor. Al padre "cuervo" también muy mayor. Y tuve de profesor ya en 1978 al estupendo Santiago Corral y también a su mujer que no me acuerdo... ya muy mayores. Un saludo a todos los ESTUDIANTES.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo habrás leído, en la obra de francés La legende de Saint Nicolas, el boucher era tu padre. De hecho, esa foto que figura en el texto me la proporcionó tu padre. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarVicente Ramos
Me llamo Adolfo Bernalte, e ingresé en el Ramiro en el 73 donde cursé toda la EGB y posteriormente parte del Bachillerato. Ha sido una agradable sorpresa encontrar el blog y rememorar aquellos años maravillosos tan distintos de los de ahora. Tuve muchos profesores de los mentados, como D. Luis Muñoz Cobos que nos daba geografía en Sexto, y que por entonces era o había sido director del colegio, también a D. Santiago Corral y su esposa Dña. Amelia que nos daba lengua española. El sr. Cea, D. Francisco Mendo, El padre Mindán, todos ellos muy mayores a mi recuerdo. Una profesora muy anciana de inglés Dña. Generosa que atormentábamos de forma infantil. otra profesora también mayor de Inglés dña Teresa, que regentaba la biblioteca....Una profesora muy gruñona y que fue la mejor tutora que tuvimos Dña. Asunción de las Heras. También Don Juan y su esposa Dña Blanca, que nos dieron Matemáticas en séptimo y tantos y tantos que ahora no recuerdo... Gracias por haber compartido las fotografías y experiencias. Un abrazo
ResponderEliminarMenudo descubrimiento de página web!! Me llamo David Poderoso, y mi padre Basilio Poderoso Ansoleaga acudió al Colegio e Instituto en la década de los años 50. No os podeis imaginar lo contento que se va a poner cuando le enseñe todo lo que habéis acumulado de información de esos años. Gracias por el trabajo y el esfuerzo, un saludo
ResponderEliminarQué magnífico relato tan claro y real! me gusta no sólo por los detalles sino por la perfecta situación en contexto. No es fácil explicar a los que no vivieron aquellos años lo poco que nos afectaban muchos de los dogmas y adoctrinamientos a los que estábamos sometidos.
ResponderEliminarYo estudié en el Ramiro muy pocos años después de este relato, nací en el 53 y estudié Ingreso en la Prepa, mi promoción fue la última del Preu.
Me da mucha envidia la memoria del autor, ojalá yo pudiera recordar solamente la mitad de lo que aquí se ha escrito. Mis recuerdos son muy selectivos y he prácticamente olvidado todo lo que pasé en el Ramiro, sin embargo tengo que decir que me marcó para siempre, tanto que lo incluyo en mi biografía.
He leído el texto del tirón y a medida que lo hacía, he revivido muchas anécdotas que tenía enterradas en mi subconsciente, gracias por la narración y sobre todo gracias al Ramiro por enseñarnos a elegir bien y por encima de sus errores.
¿ y qué me decís de los churreros que vendían porras en el recreo desde una Harley Davidson con sidecar? Qué tiempos..
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La historia que cuentas del Sr Vigueras, que era mutilado de la División Azul, no es cierta. Muchos años después de salir del Ramiro, tal vez 40 años, alguien conoció a su hijo y a través suyo le invitamos a comer. Fue muy enternecedor, y diría que triste, saber que no tenía ni idea de que le apreciásemos tanto. Nosotros siempre discutimos si los mejores profesores que tuvimos fueron él o Royo. Yo le pregunté si era cierta la historia que contábamos sobre su mano y nos dijo que no, que fue un accidente de caza con su padre. Como veis una versión mucho más prosaica que la que alguien se había inventado y todos repetíamos.
ResponderEliminarEstas memorias tienen una edición en papel mejorada, que se entregó a los componentes de la promoción 64 en su cincuentenario. Es cierto Vigueras o Viguera tenía una mano de palo por un accidente de caza. Lo que pasa es que por su aspecto de la época, se le podía aplicar perfectamente lo de la División Azul, Algunos recuerdos son indelebles. Cuando paseo por el Instituto me parece que voy a ver al Cuervo o a D. Antonio.
ResponderEliminarMi nombre es Emilio Cisneros. Hice en el Ramiro desde tercero en 1957 hasta Preu en 1962.
ResponderEliminarA propósito de Julia López Gómez
ResponderEliminarhttp://13escultor.blogspot.com.es/2014/10/a-proposito-de-julia-lopez-gomez-por.html
Mi nombre es Leopoldo del Prado Medina. Fui alumno del Ramiro de los años 64 al 75. Guardo un recuerdo imborrable de algunos profesores. En primaria tuve a la señorita Anita, don Saturnino y al señor Mendo. La primera era una maestra muy dedicada y amable que nos cuidaba mucho. Si alguien tiene una foto de ella o sabe su apellido, y es tan amable, que me lo haga saber (leodelprado@gmail.com).
ResponderEliminarMuchas gracias por todo el trabajo. Ha sido un verdadero placer leeros