Vaya por delante que
la sociedad tiene derecho a manifestarse y utilizar la huelga para proclamar
sus derechos y canalizar sus requerimientos, pero la tomadura de pelo y el
tragar por tragar me indigna tanto o más que las cosas que indignan a los
indignados. Me molesta soberanamente que (nos) utilicen de toro unos cuantos
“bien pagaos” vestidos de luces, que dentro del cacumen tienen bastantes menos,
que se prestan a seguir unas consignas poco claras y que nos están dando unos
pases de pecho monumentales. Y lo malo será el día que entren a matar, éstos u
otros .
Me molesta
soberanamente las estúpidas declaraciones de “ha habido un seguimiento de la
huelga de xxxx” y las discrepancias que siempre resultan.
Por supuesto que
hay gente muy cabreada por motivos muy respetables y que encuentran en las
manifestaciones una forma de canalizar sus sentimientos al respecto del
gobierno, pero la huelga, y menos una general, no me parece la forma más
acertada de hacerlo. Y más si la realidad es intencionadamente disfrazada.
Se podría hacer (o haber hecho) una encuesta a la población,
que podría ser algo así:
1. Soy
partidario de la huelga y la voy a hacer …………………………
2. No
soy partidario de la huelga, pienso que no sirve para nada, quiero trabajar,
pero no voy y hago el juego a los de la huelga, porque:
a. No
me dejan y me lo impiden a palos ………………………..
b. Ya
sabemos cómo se las gastan los piquetes y prefiero no complicarme la vida.
c. Iré
a trabajar más tarde cuando los ánimos estén más calmados ………………..
d. Me
cojo un día libre, aunque pierda uno en mi cómputo total ………
e. Por
precaución, a sabiendas que pisotean mis derechos y que al final cobraré menos
…………….
f.
Prefiero no abrir mi tienda, no sea que me
destrocen algo ………….
g. Etc
etc. ……..
3. Quiero
trabajar y voy a trabajar. No secundo la huelga…………………………
Evidentemente, nuestros “amigos” sindicalistas cuentan como
“seguidores de la huelga” a los grupos 1 y 2 en su conjunto. Y los del grupo 2
se callan y no se manifiestan, cuando tienen más que sobradas razones para
hacerlo.
De verdad es que es
una tomadura de pelo; encima, todo está ya previamente organizado y orquestado.
En la industria, se forman piquetes en las puertas a las primeras horas; si
eres atrevido y te presentas pronto, corres un
cierto riesgo. Sé de un caso “gracioso”: una chica dijo a un piquetero
que quería al menos fichar y el muchacho le contestó que vale, pero dejándote
el ordenador en el coche. Y que te vigilo, ¿eh? Y a los demás que vienen se les
dice que se den una vuelta por ahí y que vuelvan a partir de las 10:30, hora en
que se despejan las entradas. Y luego se forman unas colas terribles de coches
para entrar a trabajar. Es ridículo.
Creo que la inmensa
mayoría entre esos tres grupos lo conforman los del grupo 2, en todas sus
variedades. Igual que los catalanes que quieren ser también españoles: la
mayoría silenciosa y ordenada.
La sociedad española
es madura y sabe lo que quiere: trabajar y lograr con el esfuerzo de todos que
se vaya mitigando la crisis. No quiere huelgas que no sirven para nada y se
fastidian al ver que les toman soberanamente el pelo unos señores a los que les
paga – y bien- el gobierno (por el qué dirán, claro) y piquetes que desaparecen
en coches de lujo, eso sí, vestidos de vaqueros. Por cierto, al pasar por el
banco, los empleados que estaban dentro vestían todos toditos de vaqueros y
jersey vuelto, ellas y ellos. Corbatas, ni una. ¡Por si acaso!
¿Cómo es posible que
nos hagan pasar por el aro de esta forma?
No entro a comentar
los incidentes habidos en las manifestaciones hace un rato al final del día de
huelga, pero “huelga” decir que las provocaciones de esta índole (seguramente
igual de orquestadas y dirigidas) lo único que consiguen son desgraciar al
personal de uno y otro lado y servir de anti-ejemplo español. Una pena.
Y ya no menciono lo
que ha costado la huelga, pero huelga de nuevo decir que un pastón y para nada
útil.
Los indignados que
no se indignan o no muestran su indignación de entre estos otros indignados
ocultos es una pena que no hagan ver su indignación un poco más y consigan que
todos nos indignemos por algo que duele tanto o más que las razones de
indignación de los otros indignados. ¿Ha quedado claro? Seguro que no soy capaz de repetirlo otra
vez.
Y que mañana será
otro día.- Igualito que anteayer.