PÁGINAS

29 noviembre 2013

DECLARACIONES PROFESOR MUÑOZ-ALONSO


 

Nuestro compañero Carlos Suárez Sampedro nos remite para su publicación estas declaraciones del catedrático de la Complutense, profesor Muñoz-Alonso, en relación a un tema tan de actualidad como es la EDUCACION.

 

Alejandro Muñoz-Alonso (Catedrático de la Complutense)
 

 
Llevo medio siglo cumplido como profesor y catedrático de Universidad. En la pública y en la privada. Por mis aulas han pasado algunos miles de alumnos de todo tipo: algunos muy buenos, muchos buenos, demasiados malos y una excesiva minoría de muy malos. Algunos procedían de las clases más acomodadas de la sociedad, pero la inmensa mayoría venían de la amplia y baqueteada clase media, incluidos sus más humildes sectores. He tenido como alumnos a futuros ministros de la izquierda y de la derecha, futuros grandes empresarios, abogados, escritores, directores de periódico. Algunos de ellos han merecido después una bien ganada notoriedad. Un completo mosaico, en suma, de la heterogénea sociedad española. 

He mantenido con muchos de ellos una relación perdurable y muchos me han mostrado su confianza para contarme sus problemas, profesionales o incluso personales. En estos tiempos y en tantos casos esas confidencias
versaban, muy a menudo, en torno al paro, esa tragedia que ha atenazado a tantos y les ha mantenido en un insoportable dique seco.

En ningún caso —y lo escribo con la máxima rotundidad- en ningún caso, repito, me he encontrado con algún alumno que no haya podido estudiar o que haya tenido que abandonar sus estudios por razones económicas. En España, y desde hace muchos años, quien haya querido cursar estudios universitarios y haya estado capacitado para ello ha podido entrar en la Universidad.

Lo que sí recuerdo muy bien es a alumnos que hace algunos años me iban a ver para preguntarme si en vez del 6 o 6’5 con que les había calificado, no podía subirle la nota a un 7… porque si no, perdía la beca. Porque las becas había que ganárselas y nadie entendía que pudiera merecerlas un 5 pelado, en tantos casos muestra de pura misericordia. Sobre todo en estos tiempos en que ha bajado tanto el nivel de exigencia de modo que —los profesores lo sabemos- muchos de los 5 de ahora muy posiblemente habrían sido suspensos con los baremos de otrora.

La universitaria, no forma parte de la enseñanza obligatoria y exigible. Es un plus que debe conseguirse sobre la base de la vocación, de la capacidad y del esfuerzo. En mis tiempos universitarios leíamos Misión de la Universidad de Ortega y Gasset y otros libros del mismo estilo y teníamos conciencia de que acceder a la Universidad imponía una responsabilidad a la que había que hacer frente con la búsqueda de la excelencia y preparándose lo mejor posible para, una vez obtenida la licenciatura o el doctorado, servir a la sociedad con el máximo de eficacia y dedicación. La Universidad no era para cualquiera sino para el que mostraba voluntad y se imponía la exigencia del estudio.

Pero todo aquello se ha venido abajo por un mal entendido sentido de la “democratización” de la Universidad, olvidando que el saber y en el conocimiento no progresan si se aplican los criterios del voto y de las mayorías, válidos para tomar decisiones políticas. Lo he hablado con muchos colegas y todos coinciden: La media de los alumnos que acceden a la Universidad va de mal en peor por el desastre y el abandono de la enseñanza secundaria.


 Cada día ignoran más cosas. Alumnos de los últimos cursos de la carrera no saben situar en el mapa a Ucrania, creen que Kazajstán en un pequeña república (2.7000.000 Kms. cuadrados), no saben quién es Baltasar Gracián o ignoran el siglo en que vivió y reinó Felipe II. La cotidiana lista de anécdotas sería interminable. Lo que sucede es que en cada curso hay una minoría excelente, aunque muy reducida, que lee libros (la inmensa mayoría no lo hace), ha podido viajar, sabe inglés u otro idioma y, sobre todo, practica el estudio, aquello de “hincar los codos” que nos decían hace décadas. Esa ínfima minoría es la que justificaría esa solemne estupidez, que tantos repiten, según la cual la presente generación joven es la mejor preparada de la historia de España. Pero debe quedar claro que los culpables no son los jóvenes, que no son más que las víctimas de un sistema que, sencillamente, les ha estafado.

Las leyes socialistas —hasta ahora no ha habido otras- han sido nefastas y han hecho creer a los jóvenes que tener un título es “un derecho” que, más o menos, hay que regalárselo. Pasar una asignatura sin ver un solo libro, ni de texto ni de consulta, con sólo unos apuntes mal tomados que circulan como “los del profesor” es una práctica habitual. Y no les pidas un trabajo porque recurrirán a Internet y lo entregarán sin saber de qué va la cosa. Y puestos a “ampliar derechos”, eso que gustaba tanto a Zapatero, también se impuso el “derecho” de pasar de curso con un montón de asignaturas del anterior, en un insigne homenaje a la vagancia y a la desidia, que ha sido política oficial hasta hace poco. Todo ello, por mor de la igualdad y de una mal entendida democracia. Además no hay que traumatizar a ningún alumno con esa cosa tan fea que es un suspenso.

 La guerra al elitismo, propia de la izquierda, ha sido en realidad una guerra a la excelencia. Y nos ha conducido a una mediocridad aterradora. Así nos ha ido y así nos hemos quedado.

 Y no hablemos de la enseñanza nacionalista porque ahí la estafa alcanza niveles de escándalo. He visto libros de historia de Cataluña donde no aparecen los Reyes Católicos y en los que no hay ni una página que no tenga su correspondiente dosis de patrañas, incompatibles con los mínimos exigibles, tanto desde el punto de vista educativo como desde el histórico y, sobre todo, desde el ético.

Lo que no logro entender es la actitud de los rectores —no sé si todos o sólo algunos- con su posición ante la cuestión de la becas y, en general, ante el propósito del ministro Wert de reformar el sistema, al menos en los aspectos más inquietantes. ¿Es que queda alguien todavía que crea que el sistema educativo español no exige perentoriamente una reforma a fondo? Ni una sola de las universidades españolas está entre las primeras doscientas del mundo. ¿No es bochornoso? ¿No sería mejor que esos rectores se preocuparan más por aumentar la calidad de nuestra enseñanza universitaria en vez de dar la lata con la nota exigible para las becas? ¿De qué están orgullosos?

Hay que decirlo de una vez. En España sobran universidades y sobran universitarios, alumnos y profesores. En oposiciones a profesor o en tesis doctorales he visto bibliografías donde no aparece ni un solo libro en inglés o en otro idioma extranjero. Pero en ciertas universidades, sí he visto trabajos en la lengua co-oficial… ¡Gran afán de divulgar el saber! Seguro que en Harvard o en Oxford se despepitan por traducir esas notables aportaciones. En Holanda o en los países escandinavos todos, o casi todos, los trabajos universitarios se hacen en inglés. Y como me han dicho muchos colegas de por allí, sus lenguas nacionales son puramente domésticas.

Hace años unos diputados franceses, con los que visitaba un excelente centro de investigación en Barcelona, se sorprendían de que todo, carteles y publicaciones, estaba en catalán… “¿Es que es sólo para ellos?”, preguntaban.

En general y de nuevo, la cantidad se ha impuesto sobre la calidad, los estrictamente “nacional” sobre la universalidad, que es la razón de ser de la Universidad. Y, lógicamente, los resultados han sido deletéreos. La falsa democratización no es más que una brutal masificación que ha degradado a la institución universitaria y ha convertido los títulos en papeles inútiles, de los que las empresas ya ni se fían a la hora de contratar. Y eso que ahora ya a nadie se le ocurre decir que las universidades sean el alma máter, el templo del saber o algo por el estilo. Ahora se las concibe casi exclusivamente como escuelas de preparación profesional. Pero ni por esas.

Aunque hay en todo ello, seguramente, un fondo de verdad, porque muchos de los alumnos universitarios deberían estar en una digna formación profesional, que en España nunca ha existido de verdad, en buena medida por el mercadeo ideológico de los sindicatos y, a veces, también de las patronales. La idea, desde luego, ha cuajado y los alumnos la han interiorizado y si les pides que lean a Tocqueville (casi ninguno lo sabe escribir bien), siempre habrá algún listo que pregunte: “¿Pero eso me va servir para encontrar trabajo?”. A lo mejor era un becario al que sólo le había hecho falta un 5 para conseguir su “derecho a beca”.

25 noviembre 2013

VUELTA AL COLE



¡ VUELTA AL COLE !,
por Rafael García-Fojeda
 
¡Sí, sí, no es una broma! Vuelvo al cole, al Ramiro de Maeztu, sesenta y dos años después de la primera vez. Paseo por el recinto con mi mujer, Laura, que también pisó estos lares en las prácticas de su carrera. Juntos, vemos por fuera la primera aula donde estuve con la Srta. Carmen en la ‘Prepa’ -junto al edificio de Dirección- y la última -al lado del antiguo ‘parque de juegos’-.




Luego, las canchas de baloncesto al aire libre, la ‘Nevera’, el  ‘patio de columnas’, la cantina de Pedro y, por fin, la entrada al edificio de bachillerato con la conocida escalinata. Me siento en uno de los peldaños y parece que el tiempo se detiene un mínimo instante para permitir que mis latidos se serenen, noto que van a cien por hora.



Pasamos a ver la exposición del vestíbulo. Si nada más cruzar la verja de entrada -¿dónde está el arco?- me empiezan a llover recuerdos, sentado en esa escalinata y viendo las fotos expuestas…

 Pupitre de la PREPA

Pupitre de Bachillerato
 

Le estoy contando cosas a Laura…se nos acerca una señora y me pregunta si soy exalumno; ella es Rosa María Muro, hija de Muro, el bedel, toda una Catedrática de Historia, y, como escribía Manolo Rincón sobre ella, la persona que más sabe de este recinto hoy, pero, sobre todo, una mujer cercana y de muy agradable trato. Es entonces cuando Manolo aparece y con él seguimos deambulando por los lugares que tanto anduve de niño y adolescente -vamos, incluso, hasta los internados y la Residencia de Estudiantes; gracias, Rincón.



       Mi cámara arde; yo, tan feliz. Sin embargo, hay algo que me sobrecoge en extremo: ver casi cada metro del recinto vallado con verjas de hierro…Me duele que este lugar parezca una cárcel cuando para mí es un espacio al que tengo mucho aprecio porque aquí recibí la base de mi formación y comencé a ser hombre.

        Hubiese permanecido más tiempo. Es día lectivo y… el recreo por hoy se acaba aunque no he oído ningún silbato ni visto ningún reagrupamiento de alumnos para incorporarse a clase.
 

22 noviembre 2013

HOMENAJE ANTIGUOS ALUMNOS


Homenaje a antiguos alumnos ilustres en el Instituto Ramiro de Maeztu (21.11.13). Por Manolo Rincón

Hoy he tenido la gran suerte, de asistir, en el Instituto, a un acto enormemente emotivo, que quiero relataros a continuación.

Anualmente el Instituto distingue a cuatro antiguos alumnos seleccionados por el doble criterio de por una parte su trayectoria profesional y por otra su vinculación, de alguna manera con él mismo, una vez finalizados sus estudios.

Este año las personas seleccionadas para esta distinción fueron:

Antonio Oyarzábal Marchesi, que cuenta con una larga trayectoria diplomática en su carrera, donde ocupó el puesto de Embajador de España en varios países, entre ellos Japón.

Miguel Ángel Bufalá, querido compañero de nuestra promoción, médico y directivo del Estudiantes por más de cuarenta años.

Vicente Ramos, al que todos conocéis, genial baloncestista, simpático y entrañable compañero, y además químico y directivo de Tetra Pak en su vida profesional.

Isaac Martín, alumno de promociones más recientes, que está desarrollando una importante carrera en el campo del comercio exterior, dentro de la Administración Central.

Este acto se realizó en el salón de actos del Instituto, marco que  nos trae tantos buenos recuerdos a todos los antiguos alumnos.

Hay que agradecer a Coral Báez, actual directora, el que supervisase la realización de este acto y a Rosa María Muro,  su trabajo personal y la ilusión que ha aportado para hacer posible este entrañable homenaje.

Asistían al acto, tanto antiguos alumnos, como familiares y amigos de los homenajeados y alumnos actuales, para que puedan apreciar los valores que aportaban estos ilustres antiguos alumnos.

Se abrió el acto con una interpretación de la orquesta del Instituto, presentada por dos alumnos actuales del Bachillerato Internacional.

A continuación Coral Báez dedicó unas palabras de bienvenida a autoridades y asistentes.

Cada homenajeado tenía un presentador, que glosaba su personalidad y era replicado por el propio homenajeado que agradecía la distinción, entregando a cada uno una placa conmemorativa.

Centrándonos en nuestra promoción, Bufalá fue presentado por Pablo Bergia y yo mismo presenté a Vicente Ramos, recordando que compartimos aula y pupitre durante once cursos.

Hubo un intermedio musical con un solo de violín a cargo de una alumna, y finalmente se interpretó una pieza a cargo de la orquesta dirigida por la catedrática de Música.

La representante de la Inspección clausuró el acto.

Tuve oportunidad de saludar a Nicolás Pérez Serrano, a Juanito Rosas, a Bartolomé Muñoz-Cobo y a Kurt entre otros, que se acercaron a arropar a nuestros compañeros.

Y muy emotivo para mí saludar a Manoli, viuda de Antonio el bedel de la Prepa en nuestros tiempos, una persona realmente entrañable.

Igualmente asistió Soledad Badillo, antigua directora del Instituto.

Coincidiendo con el acto, se ha instalado en el hall del Instituto una exposición fotográfica, que recoge diversos aspectos de la vida de la Preparatoria y el Instituto, en el periodo comprendido entre 1.945 y 1.975.

El título genérico de la misma es “La importancia de las imágenes”, y recoge imágenes rescatadas de distintos archivos.

Una vez más Rosa María Muro ha aportado su trabajo personal para que sea posible esta interesante exposición que estará abierta hasta mediados de diciembre.

Posteriormente hubo una comida de hermandad con los homenajeados, donde se reflejaron numerosas anécdotas de lo que fue el paso por el Ramiro y lo que supuso para todos la formación que allí se nos dio

Un día para recordar, que para mi supone un reencuentro con el Ramiro de hoy, de ayer y de siempre, que tan presente ha estado en mi vida y que ha marcado de alguna manera mi devenir profesional y humano.


 














 

21 noviembre 2013

PREUNIVERSITARIO EN RAMIRO


La implantación del curso Preuniversitario en el Ramiro, por Paco Acosta

 

Para muchos de nosotros “el Preu” es el curso del que conservamos más vivencias de nuestra estancia en el Ramiro. Ya éramos los alumnos más mayores. Los tan deseados viajes de fin de curso nos iban a llevar ¡por fin! al extranjero. Unos a Italia, otros a Pirineos y Lourdes. Recordamos con una cierta sonrisa nostálgica todo lo que nos tuvimos que mover para recaudar los tan necesarios fondos (vender entradas para las sesiones de cine, las rifas, la “pelea del siglo”,…). Nos acordamos también de todo lo que entonces “debimos aprender” y que con sorpresa, al año siguiente, al llegar al primer curso en las Escuelas y la Universidad, descubrimos que “no teníamos los conocimientos suficientes” ….

 

Por eso quiero compartir con vosotros el haber localizado este Programa del curso Preuniverstario en el “Instituto Ramiro de Maeztu”, de Madrid. Fue publicado, en el lejano 1954, en el número 19 de la Revista de Educación (p. 105-111), y aunque allí no se menciona su autor o autores, me atrevo a afirmar que fue una labor colegiada de los distintos catedráticos y profesores encargados, para implantar en el Ramiro el Preu, recién nacido con el plan de 1953. Y de paso, aprovecho este escrito para comentar como fue la evolución de este curso de preparación para la Universidad, hasta que fue sustituido por el COU.

 

 

Surge el Preuniversitario en el Plan de 1953

 

El curso denominado Preuniversitario se establece en la Ley de Ordenación de la Enseñanza Media, de 1953, (siendo Joaquín Ruiz-Giménez Cortés ministro de Educación Nacional), según la cual una vez superado el Bachillerato Superior (cursos 5º y 6º) y realizada la reválida de 6º, los bachilleres que aspirasen al ingreso en las Facultades universitarias o en las Escuelas de ingenieros y arquitectos, precisaban la realización de un curso de preparación para la vida universitaria. Este curso de preparación culminaba con la Prueba de Madurez, que se realizaba en la Universidad.

 

En el artículo 83 de la citada Ley, donde se menciona por primera vez el curso preuniversitario, se dice que él: “Todos los alumnos serán ejercitados en la lectura y comentario de textos fundamentales de la literatura y el pensamiento, en la síntesis de lecciones y conferencias, en trabajos de composición y redacción literarias y en ejercicios prácticos de los idiomas modernos estudiados. Además, los de Letras realizarán ejercicios de traducción de idiomas clásicos, y los de Ciencias, temas de Matemáticas y Física."

 

A partir de la publicación de la ley, y durante todo el año 1953, hubo decretos y órdenes que, para este nuevo curso, dictaban las normas de implantación, regulaban la incorporación de los alumnos procedentes de plan anterior y se establecían las posibles convalidaciones, para finalmente reglamentar de forma transitoria el primer curso Preuniversitario.

 

Esta escasa documentación (son realmente unas sucintas orientaciones), publicada a finales del 53, creo que fue determinante para que en el Ramiro se pusieran rápidamente a desarrollar el programa que os presento a continuación, y cuya publicación en la Revista de Educación debió servir de modelo para otros institutos, ya que, como veremos, los contenidos de las distintas enseñanzas quedan a la libre decisión de los centros.







 
 

Como vemos en el programa, se trataba de un curso de temario muy extenso, basado en la asistencia a conferencias y el trabajo del alumnado, haciéndose hincapié en los ejercicios prácticos, el comentario de textos y los ejercicios de redacción y las exposiciones orales de éstos.

 

La regulación oficial de los contenidos del nuevo curso Preuniversitario se produce el 30 de Diciembre de 1953, aunque se hace con carácter provisional, “dado el carácter abreviado y experimental que va a tener este curso” en su primera implantación, “de enero a junio de 1954”.

 

Se dice en el BOE que constituyen sólo “unas instrucciones de orientación y metodología”, para que “se regule con carácter transitorio esta nueva experiencia pedagógica”.

 

Se realiza la distinción entre las materias y ejercicios comunes (que “preparan al alumno para toda la vida universitaria dotándole de hábitos intelectuales y de conocimientos instrumentales que debe ejercitar después, sea cual sea su peculiar orientación profesional”, y las materias y ejercicios especiales (que “le preparan especialmente para determinados estudios o grupo de estudios universitarios”).

 

Son considerados comunes:

·      Ejercicios de comentario de textos de la literatura y el pensamiento. “Versarán preferentemente sobre Religión, Formación del espíritu nacional, Filosofía y Literatura”.

·      Síntesis de lecciones y conferencias. Éstas “versarán sobre materias de las distintas disciplinas comunes del Bachillerato”.

·      Ejercicios de redacción y de exposición oral de temas preparados por el alumno.

·      Ejercicios prácticos de idiomas modernos. Consistentes en “traducciones escritas, con diccionario”, “lecturas de viva voz, en clase de pasajes no conocidos por el alumno”, “ejercicios elementales de conversación”.

Específicos de la opción Letras:

·      Latín. “Ejercicios prácticos de traducción sobre textos no especialmente difíciles”.

·      Griego. “Ejercicios prácticos de traducción sobre textos cuya dificultad gramatical no exceda de los estudiados en el sexto curso del Bachillerato”.

Específicos de la opción Ciencias:

·      Problemas matemáticos. Consistentes en “problemas de aritmética comercial, de geometría práctica aplicada, de álgebra física, de trigonometría topográfica y, en general, en la aplicación de las matemáticas a las ciencias físicas y a la vida práctica”.

·      Prácticas elementales de laboratorio de Física y Química.

·      Prácticas elementales de Ciencias Naturales.

 

Como orientaciones metodológicas generales se dice: “las clases serán eminentemente prácticas y activas”; que se debe anteponer “el cultivo de la inteligencia al de a memoria”; “las conferencias correrán a cargo del profesorado del Centro y de conferenciantes libremente invitados por él”; “es aconsejable la realización de visitas colectivas de toda índole (artísticas, históricas, de observación de la Naturaleza, de instituciones y realidades sociales, etc.)”; “el desarrollo de cada curso debe ser anticipadamente elaborado, con variaciones en cada año, que eviten el aprendizaje memorístico por apuntes”.

 

También se especifica que los profesores deben “orientar el trabajo de los alumnos”, “orientarlos en la exposición verbal del trabajo”, y que “los temas de las conferencias deben ser cuidadosamente escogidos”.

 

Respecto a los libros de texto se indica que “solamente se utilizarán libros de orientación para los profesores y antologías de trozos escogidos”.

 

Y finalmente, en relación con las Pruebas de Madurez para este primer año, se dice que “las pruebas comunes consistirán en la síntesis ordenada esquemáticamente, y después desarrollada, de una conferencia de tema general” y “en un ejercicio de redacción sobre un tema que exija relacionar conocimientos distintos o discurrir sobre realidades que conozcan todos los alumnos” y “en un ejercicio de traducción con diccionario, del idioma moderno que cada alumno haya cursado”. En cuanto a las pruebas especialesconsistirán, para los de Letras, en un ejercicio escrito de traducción del Latín. Para los de Ciencias, en un problema de aplicación de las matemáticas”. En años posteriores, en las pruebas comunes se podrán incluir también “el ejercicio de comentario de textos”, y en las especiales, para los alumnos de Letras “el ejercicio de Griego” (a partir del curso 55/56) y para los de Ciencias “el de Física”.

 

Es curioso que al realizar la matricula en las Pruebas de Madurez, se debía acompañar “un informe firmado por el Profesor que haya actuado como Delegado del curso preuniversitario, y certificado por el Director del Centro docente, en que se haga constar la capacidad y el grado de eficiencia demostrado en los trabajos del curso. En dicho informe se prescindirá del sistema de puntos y se hará una exposición sucinta y clara de la asiduidad y aprovechamiento demostrado por el alumno en los distintos tipos de ejercicios realizados por el mismo a lo largo del curso preuniversitario”. Estos informes se remitían a los Tribunales de las Pruebas de Madurez, quienes debían tenerlos presentes al juzgar los ejercicios.

 

La Prueba de Madurez constaba de 4 partes, que se juzgaban “en conjunto con la calificación de apto o no apto, según la medida de las puntuaciones logradas”.

·      1ª parte: Resumen de una lección sobre un tema de carácter general, impartida “durante 30 a 45 minutos”. El alumno podrá tomar “cuantas notas desee, y a continuación, durante un plazo máximo de 3 horas, redactar un esquema sinóptico de la misma, que desarrollará después libremente y entregará firmado al Tribunal”.

·      2ª parte: Ejercicio de redacción. Se propondrán 2 temas, y “el alumno elegirá libremente uno, para desarrollarlo por escrito durante un plazo de 3 horas”.

·      3ª parte, grupo de Letras: Traducción de un texto latino, con ayuda de diccionario. Se dispondrá “de 2 a 3 horas de tiempo para la traducción, dependiendo de la extensión y carácter del texto”.

·      3ª parte, grupo de Ciencias: Resolución de un problema, “que podrán escoger entre los tres propuestos por el tribunal”, con un tiempo de realización de 2 a 3 horas.

·      4ª parte: Traducción, con diccionario, de “un texto escrito en el idioma moderno escogido por el alumno. Se realizará durante un plazo de 2 a 3 horas, según la extensión y carácter del texto”.

 

 

El Preu en el Plan del 1957

 

El Plan del 53, fue reformado en 1957 por el nuevo ministro Jesús Rubio García-Mina, dando lugar a “nuestro plan 57”, el que nos acompañó durante nuestra etapa de bachillerato. Por lo que he podido ver, el nuevo Plan 57 de Bachillerato, consistía básicamente en una reducción de asignaturas en cada curso, y del contenido teórico de cada una de ellas (pero no se reducía el número de horas dedicadas a su estudio), de manera que las materias “puedan ser aprendidas, principalmente, durante la permanencia en los centros de enseñanza”. Como curiosidad, os comento, que la jornada escolar establecida en el decreto de mayo del 57, era la siguiente:

 

Mañana:  

8.30 – 9:00 Acto colectivo religioso, patriótico y gimnástico.

9:00 – 9:45 – 10:15       1ª unidad didáctica de clase y permanencia

10:15 – 11:00 – 11:30   2ª unidad

11:30 – 12:00   Recreo

12:00 – 12:45 – 13:15   3ª unidad

Tarde:

15:30 – 16:15 – 16:45   4ª unidad

16:45 – 17:30 – 18:00   5ª unidad

“Las tardes del sábado se dejarán libres de clase, con el fin de que los alumnos puedan dedicar este tiempo a reuniones, círculos, deportes y otros actos colectivos”.

Durante las permanencias el alumno “a la vista del profesor que tenga a su cargo la clase, estudiará y hará ejercicios bajo la dirección del mismo”.

 

En este Plan 57, la estructura del curso Preuniversitario se configuraba “de un modo estable”, dice el decreto de 13/9/57, “confirmando lo que se ha mostrado eficaz y retocando los demás aspectos: dar al curso un contenido más formativo y hacer congruente con éste el de las pruebas de madurez”. Vamos, que el modelo del 53, no había funcionado o incluso había resultado un fracaso….

 

A mi entender, los principales “aportes o novedades” que se reflejan en el decreto de 1957 de Ordenación del curso preuniversitario son:

 

Se utilizarán conferencias o clases, según las materias. Por conferencia se entiende la exposición hecha por algún especialista”…”también son conferencias las lecciones preparatorias de las visitas”…”Por clase se entiende la unidad didáctica, del mismo tipo que en el bachillerato, dedicada al aprendizaje de las distintas materias”.

Hay materias “señaladas por el Ministerio y otras elegidas por el centro”.

El número máximo de alumnos en las clases será de 30”, aunque “para las conferencias podrán reunirse distintos grupos, y aún distintos centros”.

Las bibliotecas de los centros pondrán a disposición de los alumnos, para su consulta, los libros más indispensables, con objeto de suplir los de texto, cuya utilización no se permite en el curso preuniversitario”.

Cada alumno llevará un cuaderno para cada una de las materias señaladas por el Ministerio, y otros para los cursos elegidos por el centro y las visitas realizadas. También se llevarán los que los profesores lo indiquen en las otras materias. “Estos cuadernos serán sellados y fechados cada diez páginas por el centro en el que estudie el alumno”. “Cada trabajo deberá ir firmado y fechado por el mismo”. “Los cuadernos serán revisados por los profesores y estarán a disposición de la Inspección”.

En cuanto a las Pruebas de Madurez en la Universidad se indica que “serán de dos clases: una prueba común para todos los alumnos, y pruebas específicas para cada una de las secciones de Letras o de Ciencias”.

La prueba común constará de dos ejercicios”: uno Escrito sobre los temas comunes (“redactado en contestación a las preguntas de un tema sacado en suerte de entre los enviados por el Ministerio”) y otro Oral (“de conversación y traducción del idioma moderno”).

“La prueba específica de Letras constará de dos ejercicios”: uno Escrito (“de traducción con diccionario, de un trozo latino” “y de otro trozo griego” y otro Oral (“traducir sin diccionario y comentar desde el punto de vista literario” de las obras en latín y del griego contempladas durante el curso).

Asimismo, “la prueba específica de Ciencias constará de dos ejercicios”: uno Escrito (“contestación a ejercicios y preguntas”) y otro Oral (“desarrollo razonado de tres problemas, como máximo”).

 

En una disposición transitoria de implantación del preuniversitario Plan 57, se especifica que durante los cursos 57/58 y 58/59 “no se exigirá en las pruebas de madurez, la conversación y la traducción inversa en el idioma moderno elegido, ni tampoco la del ejercicio oral de traducción sin diccionario de los idiomas clásicos”.

 

Materias que se consideraron en el curso 57/58:

·      Periodo de la vida española vinculado a un escritor: Calderón de la Barca y su época. Estudio especial de “El gran teatro del mundo”,

·      Tema filosófico, religioso y social: El problema social de nuestro tiempo,

·      País extranjero: Portugal,

·      Idioma moderno:

Francés: “Le bourgeois gentilhomme”, de Moliere;

Inglés: “The innocence of father Brown”, de Chesterton;

Alemán: “Minna con Barnhelm”, de Lessing;

Italiano: “Le mio prigioni”, de Silvio Pellico;

Portugués: “A cela dos cardenaes”, de Julio Dantas;

·      Obra latina: “Bellum Jugurthinum”, de Salustio,

·      Obra clásica griega: “Apología de Sócrates” de Jenofonte,

·      Matemáticas: Introducción a los métodos estadísticos,

·      Biología: Los cereales de invierno,

·      Física: El automóvil.

 

Materias que se consideraron en el curso 58/59:

·      Periodo de la vida española vinculado a un escritor: Las Cartas de relación de Hernán Cortés y demás historiadores primitivos de Indas. Estudios de su época,

·      Tema filosófico, religioso y social: La familia,

·      País extranjero: Italia y la ciudad del Vaticano,

·      Idioma moderno:

Francés: “On ne badine pas avec l’amour”, de Musset; “Il ne faut jurer de rien”, de Musset; “Poèmes philosophiques” selección), de Vigny;

Inglés: “Christmas Carol”, de Charles Dickens;

Alemán: “Der Bergkristal”, de Adalbet Stifter;

Italiano: “Il promessi sposi”, de Manzoni;

Portugués: “Fray Luis de Souza”, del Vizconde de Almeida Garrett,

·      Obra latina: “De Republica” (selección), de Cicerón,

·      Obra clásica griega: “Defensa de Eutropio” de San Juan Crisóstomo,

·      Matemáticas: Introducción a los métodos estadísticos,

·      Biología: Biología marina y aprovechamiento de los animales del mar,

·      Física: Radio y televisión.

 

 

Reforma del curso Preuniversitario en 1959

 

En 1959, el decreto del ministro Rubio García-Mina (el mismo del Plan 57), indica como fundamento de esta reforma del curso preuniversitario: “obtener una mayor estabilidad en sus prácticas formativas, conviene retocar ligeramente algunas de las normas del” anterior decreto, aunque el nuevo “no modifica los fines ni la estructura del curso; no altera la entidad de las materias que lo integran; tan solo tiende a favorecer la mejor preparación de los alumnos, haciendo que algunas materias que antes variaban anualmente a discreción del Ministerio adquieran ahora la fijeza conveniente”. Vamos, que aunque los temas estaban determinados por del ministerio, el curso preuniversitario tampoco funcionaba como se esperaba. Se convierte, a partir de este momento, en un curso más del bachillerato…, y algunas materias pasan a tener nombres “tradicionales”: Lengua y Literatura Españolas, Geografía, ….

 

El Ministerio se reserva la publicación anual, y por tanto variable de año en año, de los temas y contenidos a estudiar en las materias comunes, el idioma moderno y las específicas de Letras, mientras serán permanentes los contenidos de las materias específicas de Ciencias.

 

Se mantiene en 30 el número máximo de alumnos por clase. Sólo podrá haber libros de texto para las materias específicas de Ciencias. Sigue vigente la obligatoriedad, para los alumnos, de llevar cuadernos para reflejar sus actividades en las disciplinas comunes; y su consiguiente revisión, fechado y sellado cada diez páginas.

 

En las pruebas universitarias de madurez se mantienen sus apartados común y específico.

La prueba común mantiene el ejercicio escrito para los temas comunes y el ejercicio oral, de conversación y traducción del idioma moderno.

Sin embargo en las pruebas específicas, tanto de Letras como de Ciencias, es donde se observan cambios.

En las específicas de Letras se mantiene la primera parte escrita de traducción con diccionario (latín y griego), y se suprime el ejercicio oral, que pasa a ser también escrito, de traducción sin diccionario (de latín y de griego) y la realización del correspondiente comentario.

En cuanto a la prueba específica de Ciencias, ésta constará de 3 ejercicios, todos ellos escritos, relativos a Matemáticas (desarrollo de un problema y exposición de un tema), Física (desarrollo de un problema y exposición de un tema) y Biología (exposición de un tema).

 

La aprobación de la prueba común será imprescindible para poder presentarse a la específica”. “La puntuación final y la consiguiente calificación se obtendrán calculando la media de puntuación lograda en la prueba común y en la específica”. “Al alumno calificado de no apto en la prueba específica, no se le otorgará la calificación final”.

 

La aprobación de las pruebas universitarias de madurez en la Sección de Letras da acceso a la Facultad de Filosofía y Letras, a la de Derecho y a la de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales. Su aprobación en la Sección de Ciencias da acceso a las Facultades de Ciencias, Medicina, Farmacia y Veterinaria, a la de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales y a las Escuelas Técnicas Superiores”.

 

Materias del preu, para el año académico 59/60:

·      Lengua y literatura españolas: “Cervantes y el Quijote”,  *)

·      Tema actual, en sus aspectos religioso, filosófico y social: “Los concilios ecuménicos”,  *)

·      Geografía: “Geografía agrícola de España”, *)

·      Latín: “Cicerón, In L. Catilinam oratio tertia (habita ad populum); In L. Catilinam oratio quarta (habita in senatu)”,

·      Griego: “Platón, Felón (I-IV y LIV hasta el final)”,

·      Matemáticas: 30 temas (11 de Aritmética y Algebra; 19 de Geometría y Trigonometría)  **)

·      Física: 26 temas básicos (9 temas de Mecánica, con sus correspondientes prácticas; 4 de Calor, con sus prácticas; 8 de Electricidad, con las pertinentes prácticas, y 5 temas de Óptica, con sus prácticas)  **)

·      Biología: 14 lecciones teóricas y 13 lecciones prácticas  **)

 

*) Posteriormente (BOE del 3/12/59) se publicaron, con algún detalle, los cuestionarios de los temas comunes para el año 59/60.

**) En el caso de las materias de Ciencias, inicialmente se especifican con bastante detalle, los temas a tratar en cada una de las asignaturas, su amplitud, en cuanto a número de lecciones de cada tema y las correspondientes orientaciones metodológicas.

 

Materias variables curso Preuniversitario 60/61

·      Lengua y literatura españolas: “Luís de Góngora: su obra y su tiempo. Estudio especial de «Polifemo» ”,

·      Tema actual: “La libertad: estudio filosófico, social y religioso de la misma”,

·      Geografía: “Hidrología de España”,

·      Latín: “Tito Livio, «Ad urbe condita» libro I,

·      Griego: “Herodoto, «Historia» (textos relativos a la Historia griega)”.

 

Materias variables curso Preuniversitario 61/62

·      Lengua y literatura españolas: “Lope de Vega y su tiempo. Estudio especial de «El villano en su rincón» ”,

·      Tema actual: “La propiedad: su función social”,

·      Geografía: “Fuentes de energía”,

·      Latín: “Tito Livio, «Ad urbe condita» Segunda guerra púnica,

·      Griego: “Plutarco, «Pericles» (Libro X de las Vidas Paralelas)”.

 

Materias variables curso Preuniversitario 62/63

·      Lengua y literatura españolas: “Menéndez Pelayo: su época y su obra literaria. Estudio especial de «Historia de las ideas estéticas en España (siglos XVI, XVII y XVIII» ”,

·      Tema actual: “La persona humana: aspectos religioso, filosófico y social”,

·      Geografía: “Provincias africanas españolas: Ifni, Sahara, Fernando Poo y Rio Muni”,

·      Latín: “Virgilio, «Eneida» libro II,

·      Griego: “Homero, «Iliada» (diversos cantos)”.

 

 

Regulación del curso preuniversitario de 1963, el que nosotros cursamos

 

En marzo de 1963, el nuevo ministro de Educación Manuel Lora-Tamayo y Martín, publica una Ley que modifica la anterior Ley de Ordenación de la Enseñanza Media, y que básicamente afecta al curso preuniversitario y a las pruebas de grado superior y de madurez.

 

El curso preuniversitario, dice la nueva ley, “comprenderá materias comunes a todos los alumnos, que serán ejercitados en la lectura y comentario de textos fundamentales de la literatura y el pensamiento, en la síntesis de lecciones y conferencias, en trabajos de redacción y en la práctica de los idiomas modernos estudiados. Además los de Letras se ejercitarán en la traducción de idiomas clásicos, y los de Ciencias, perfeccionarán su formación en las disciplinas de esta rama y en el adiestramiento experimental necesario para las mismas”.

 

Aparentemente lo reflejado en este texto no difiere, en lo sustancial, de lo que recogía la anterior ley. Entonces ¿a qué se debía esta nueva regulación del curso preuniversitario?. Opino que la recogida de datos estadísticos que había comenzado unos años antes, ya debía presentar unas cifras ciertamente preocupantes. Y digo esto teniendo a la vista algunos de los cuadros que en 1969 incluía el denominado Libro Blanco de la Educación. Mientras el porcentaje de aprobados en la Reválida del bachillerato superior había disminuido 8 puntos, desde el curso 56/57 al 61/62 (con un crecimiento del 64% en los alumnos matriculados), las cifras de aprobados en la Prueba de Madurez eran mucho peores. En el mismo intervalo, 6 años, el porcentaje de aprobados había caído en ¡21 puntos! (con un crecimiento del 62% en los alumnos matriculados). El porcentaje de aprobados en la prueba de madurez no alcanza, entonces, a la mitad de los que se matriculan. Es evidente el fracaso del curso preuniversitario y la deficiente enseñanza recibida por los alumnos. Las cifras hablan por sí mismas, y se ve claramente que este curso precisaba una reforma….

 

En julio de 1963 se deroga el decreto de ordenación del curso preuniversitario de 1957, y en el nuevo decreto “se subraya la importancia del curso preuniversitario, como complemento de la formación recibida” y como “preparación para los estudios superiores, tanto universitarios como técnicos”. También se “da mayor valor a las pruebas que permiten comprobar la madurez” y que garantizan “la formación exigible al bachiller superior” al superarse el “conjunto de los ejercicios que las integran”.

 

Y, formando parte del mismo decreto se establecen como asignaturas ya para el curso 63/64 ¡el que inauguramos nosotros!

 

·      Religión: Doctrina Social Católica (una clase por semana)

·      Literatura Española (dos clases por semana)

·      Historia de la Filosofía y de las Ciencias (dos clases por semana)

·      Historia de España (dos clases por semana)

·      Biología (dos clases por semana)

·      Idioma moderno (tres clases por semana). “Los alumnos deberán perfeccionar el mismo idioma moderno que hayan cursado en el Bachillerato Superior, con el fin de poder expresarse en él de palabra y por escrito. Todas las clases habrán de ser desarrolladas en el respectivo idioma y dedicadas a la conversación, traducción directa e inversa y comentario de textos”.

Específicas de la Sección de Letras:

·      Latín (clase diaria)

·      Griego (clase diaria)

Específicas de la Sección de Ciencias:

·      Matemáticas (3 clases de teoría y 3 de práctica por semana)

·      Química (2 clases de teoría y 1 de práctica por semana)

·      Física (2 clases de teoría y 1 de prácticas por semana)

 
A continuación, (para los, como yo, más desmemoriados), reproduzco las páginas del BOE en las que se especifican los cuestionarios correspondientes, temarios y orientaciones metodológicas para cada asignatura.
 





 
La Prueba de Madurez, en su parte común constaba de dos ejercicios:
Escrito (“que consistirá en el resumen de una conferencia”, “sobre un tema relacionado con una de las materias comunes, excepto el idioma moderno, y contestación, igualmente por escrito, a un tema o temas de las restantes materias”). “Duración de la conferencia 45 minutos. Tiempo máximo para hacer el resumen y contestar al tema: 2 horas
Oral (“de conversación y traducción del idioma moderno cursado”)
 
Además se prevé otro ejercicio escrito (para los alumnos que no estén en posesión del título de Bachiller Superior) consistente en el resumen (tiempo máximo una hora) de una conferencia, de duración 45 minutos, que implique materias estudiadas en los cursos del Bachillerato superior, no coincidentes con lo tratado, en preu, en las asignaturas de Filosofía o Historia del Arte y de la Cultura.
 
La prueba específica de Letras, consistía en dos ejercicios: ambos escritos (“de traducción de Latín, con diccionario” y “de traducción de Griego, con diccionario”). El trozo latino tendría una extensión de unas 100 palabras, mientras que la del trozo de griego sería de unas 50 palabras. Además, en ambos ejercicios, habría que dar “respuesta a algunas cuestiones directamente relacionadas con el pasaje traducido”, para “comprobar la inteligencia del texto por el alumno”. Cada uno de estos ejercicios tendrá una duración de una hora y media, como máximo.
 
La prueba específica de Ciencias constará de dos ejercicios, por escrito. Resolución de un problema de Matemáticas, “elegido por el alumno entre los dos que se hayan propuesto, y desarrollo de un tema del cuestionario de Matemáticas. Tiempo máximo una hora y media”.
Resolución de un problema de Física o de Química, “elegido por el alumno entre los dos que se hayan propuesto, y desarrollo de un tema de Física y otro de Química de los cuestionarios vigentes. Tiempo máximo dos horas”.
 
En la orden reguladora de las Pruebas de Madurez, se especifica “queda terminantemente prohibido a los examinandos comunicarse entre sí y llevar al aula papel, carteras o libros de clase alguna. Únicamente a los ejercicios de Latín y de Griego podrá llevar los correspondientes diccionarios, y para los de Matemáticas, tablas de logaritmos”.
 
Desconozco el número de suspensos que impidieron el paso a la Universidad en el año 64, pero se ve que acumulados a los del año 65, dieron lugar a que se publicase una convocatoria extraordinaria para Febrero del 66, a la que solamente podían “concurrir los alumnos que tengan pendientes de aprobación una de las pruebas de madurez”.
 
 
Extinción del preuniversitario
 
En noviembre de 1968, cuando habían transcurridos 5 años de la última regulación, se nombró una comisión para estudiar una posible reforma del curso preuniversitario y cuyas conclusiones, si las hubo, debieron pasar a formar parte del comúnmente denominado “Libro Blanco de la Educación” que vio la luz en 1969.
 
El 6 de Agosto de 1970, siendo José Luís Villar Palasí ministro de Educación y Ciencia, se publica en el BOE la nueva Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, con la que surge la EGB y el COU, que vino a sustituir al curso Preuniversitario.
 
En una orden del 30 de Septiembre de 1970 “se dictan normas para la implantación con carácter experimental del Curso de Orientación Universitaria para el año académico 1970-71”, lo que supone la extinción del preu.
 
En febrero de 1972, en convocatoria extraordinaria, se realizaron las últimas Pruebas de Madurez del curso Preuniversitario.