La decisión del gobierno argentino de nacionalizar Repsol ha dado lugar, entre otros acontecimientos, a que la cotización de Repsol en la Bolsa de Comercio de Madrid y en el NASDAQ haya caído entre un 10 y un 18% (datos muy volátiles). Dado que Repsol es una empresa muy socializada, con multitud de pequeños accionistas españoles, la repercusión en el ahorro familiar de gran cantidad de familias españolas va a oscilar entre considerable y dramática. Dado también que Repsol es un valor considerado como muy fiable dentro de las gestoras de inversiones, son multitud los fondos de inversión que se van a ver dolorosamente afectados por la medida del gobierno argentino, con una segunda e inmediata repercusión en el ahorro familiar (o en lo que con tanto esfuerzo hemos ahorrado durante muchos años para no pasar una vejez excesivamente mala). Al ser Repsol un valor de gran peso en el índice IBEX-35 los resultados que registra éste ya se ven muy afectados, lo cual a su vez repercute en la cotización de la deuda pública española y en la valoración de la prima de riesgo. Unas cosas con otras, nuestra deuda pública va a ser más cara de financiar, lo que dará lugar a que nuestro gobierno dedique aún más dinero a pagar intereses, y menos a otras actividades que a todos nos gustarían más (por ejemplo, a la actualización de nuestras pensiones, ya que buena parte de nosotros somos pensionistas, y los demás no tardarán en serlo). Si nuestro gobierno ya se veía un tanto acorralado, esta noticia procedente de Argentina contribuirá, quizá decisivamente, a que antes de dos meses (justo antes de las vacaciones de verano, como es inveterada costumbre de nuestros gobiernos) se nos suba el IVA un par de puntos, para quedar en un 21% que ya se parecerá mucho al de Alemania, por ejemplo. Como veréis, es un cúmulo de buenas noticias que debemos agradecer al gobierno argentino y que deberíamos celebrar con la solemnidad que la ocasión merece, y para celebrar cosas tan extraordinarias nada mejor que elegir un buen sitio para comer por todo lo alto. Así pues, y adelantándome a vuestro natural interés, si pincháis aquí, http://madrid.salir.com/restaurantes-cocina_argentina , encontraréis los nombres, teléfonos y direcciones de los 85 restaurantes argentinos (sí, 85; no es broma) que operan en Madrid Capital, los cuales, si se suman a los instalados en el global de la comunidad autónoma, no serán menos de 130 (sólo en mi pueblo, Majadahonda, disfrutamos la presencia de seis, todos ellos entre bastante caros y carísimos). Si estudiáis la lista con atención sin duda que podréis elegir un local adecuado para celebrar todas estas excelentes noticias.
Saludos a todos.
Alfonso
Y para equilibrar la ya muy escorada balanza, más o menos como el centenario Titanic (de escorado), ya se nos confirma que nuestras medicinas, que hasta ahora eran gratis (y bien que nos las hemos merecido que lo sean)ya no lo van a ser.- Y si la balanza sigue sin ponerse horizontal, pues más madera...¿hasta cuándo? Del Titanic se decía que era insumergible, pero a fuerza de eventos desgraciados, al final se hundió.- De nuestro país se dice lo mismo, pero ¡quién sabe si lo de Repsol pudiera ser la mosca que hace que se desequilibre del todo! Más de éstas y saldremos mal, pero que muy mal parados...
ResponderEliminarHombre lo de REPSOL es para llorar. No soy accionista y que baje me da igual. Lo que me apena es que una de las pocas multinacionales que tenemos, pase serias dificultades y al final nos suban más la gasolina
ResponderEliminarYo no se nada de todo esto, o mejor, lo que sé, es mejor callármelo, pero hay muchas formas de arreglar una situación como ésta y desde luego no es quedándose con todo a un costo nulo. El tema de la justicia, de ser justos, honrados, de respetar a los demás, está muy olvidado en casi todas partes. Y otro tanto de la mismo pasa con la verdad. ¿Pensáis que sabemos todo lo que ocurre y lo que hay detrás de esta maniobra.
ResponderEliminarPor cierto, a ver si hay más gente que se anima y aporta...
Acabo de regresar de Buenos Aires y allí no se ha hablado de otra cosa, más que de fútbol. Para mi sorpresa, agradable, los dos diarios más influyentes, Clarín y La Nación, han criticado acremente la expropiación y la mayoría de personas con las que he hablado, incluyendo taxistas, camareros y mozos de hotel estaban seguros de que la cosa iría mal para ellos, aunque hay que descontar que sabían que hablaban con un español. Lo interesante va a ser lo que pase a partir de ahora y, en particular, ver si alguna empresa americana se apresta a comprar lo que la Kirchner ha robado, pero creo, y espero, que no sea así. El gobierno español tendría que esforzarse en evitar que los chinos o quien sea compren ese despojo, y eso, de tener éxito, sí que sería no ya una venganza sino una soberana lección y un buen síntoma de que las cosas del mundo podrían mejorar, aunque siempre habrá peronistas dispuestos a la demagogia.
ResponderEliminarREPSOL no es España, es solamente una empresa con algo de capital español.
ResponderEliminarAdjunto reflexión que comparto totalmente:
Juan Torres López
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla
...Defender la españolidad de Repsol es algo demasiado forzado y olvidar que los que ahora lo hacen con tanto ímpetu fueron, en su gran mayoría, los que promovieron y llevaron a cabo la privatización de empresas que entonces sí que eran efectivamente españolas, no solo porque la totalidad o la inmensa mayoría de su capital era español, lo que quizá incluso sea lo de menos, sino porque la estrategia empresarial que perseguían respondía a intereses nacionales y no globales.
Es por ello una perversión inaudita que el gobierno y ex políticos en su nómina salgan a defenderla y que no dijeran nada cuando Repsol actuaba de esa manera lesiva para la economía nacional.
Y si la actuación en España de Repsol ha resultado tan escasamente beneficiosa para nuestros intereses nacionales su comportamiento en el exterior resulta sencillamente vergonzoso y justifica que los españoles “de bien y como Dios manda”, por utilizar la expresión que tanto le gusta a Mariano Rajoy, hubieran condenado hace tiempo sus desmanes y tropelías, especialmente, por cierto, en las tierras que en los discursos oficiales tanto alabamos considerándolas como nuestras hermanas.Como otras multinacionales, que en realidad no tienen Patria alguna, Repsol ha promovido gobiernos totalitarios con los que poder llegar a acuerdos que la exonerasen de pagar impuestos y cuando otros dignos y con vergüenza se lo han exigido ha puesto el grito en el cielo y recurrido a su españolidad, como ahora, para recabar el apoyo de gobiernos y medios de comunicación.
¿Dónde estaban entonces los defensores del libre mercado y la competencia, de la justicia, la libertad y los derechos humanos?
En Argentina, como en otros países, Repsol utiliza las respectivas filiales nacionales, como hacen todas las empresas multinacionales, para fijar los llamados “precios de transferencia” (artificialmente bajos para hacer que aparezcan pérdidas allí donde conviene y beneficios en donde pueden conseguir tratamiento fiscal y condiciones políticas más favorables). Y en lugar de orientar la explotación de los recursos nacionales hacia el abastecimiento interno que cubra las necesidades de la población y satisfaga los respectivos intereses nacionales, se utiliza como parte de una estrategia de maximización de beneficios global que, entre otras cosas, pasa por considerar al petróleo, y al resto de las materias primas, como una commodity, es decir, no solo un bien orientado a la producción y el consumo sino, sobre todo, a su utilización como activo financiero para especular con él en los mercados.
Confundir los intereses de Repsol con los de España es un insulto a la inteligencia de los españoles. Ni es española por la composición de su capital -mayoritariamente en manos de intereses extranjeros-, ni por la estrategia empresarial que persigue ni, como he dicho, porque beneficie principal o sustancialmente a las familias o empresas españolas. Más bien todo lo contrario.
Y la defensa numantina que ahora quiere hacer de Repsol el gobierno resulta verdaderamente patética y vergonzosa cuando día a día se somete sin más a los mercados, a los bancos que han provocado la crisis, a los grandes grupos empresariales y al gobierno alemán que impone medidas totalmente lesivas para los intereses españoles. ¡Eso sí que merecería una respuesta valiente y patriota por parte de nuestro gobierno y de los medios de comunicación!
Ya está bien de tanto teatro y de tanta sumisión ante los grandes. Lo que necesitamos en España no son precisamente repsoles que se dediquen a ganar dinero a espuertas en Argentina y otros países a base de mal explotar sus recursos, de evadir impuestos y expatriar beneficios a paraísos fiscales, sino un gobierno digno que se plante ante quienes de verdad están llevando a la ruina a la economía española.