PÁGINAS

11 mayo 2012

La espera al autobús del Ramiro y otros recuerdos, por Paco Acosta


 Hace unos días, al entrar en Google, en lugar de las letras habituales, presentaron unas fotos con evidente aire antiguo. En una de ellas, la que os adjunto, se veía un perrito salchicha con una prótesis en su parte posterior, probablemente por carecer de movilidad en las patas traseras. 




Esta foto me transportó automáticamente a la parada del autobús del Ramiro, donde esperábamos, jugando, su llegada (me parece recordar que se trataba del número 7). Y allí veíamos pasar, bastantes días, a otro can, que debía sufrir una parálisis similar, y al que su dueño le preparó un artilugio semejante, con el evidente deseo de no privar al animalico de su paseos. Lejos de lo que pudiese parecer el animal iba tan contento…, y nos saludaba a los chiquillos con evidente alegría.

Y como una cosa trae otra, he recordado que en las esperas a la llegada del ómnibus (Mercedes o Isobloc, según refleja Manolo en las memorias) a la “parada” en la que nos recogía (en la actual Avda. Ciudad de Barcelona, que por entonces los habitantes de la zona seguían llamando Pacífico, y que tenía una acera de bastante anchura), los 6 ó 7 “del Ramiro” que estábamos allí, aprovechábamos para jugar al “fútbol”. 



Un Mercedes junto a un Isobloc, de la época ¿serían éstos los nuestros del PMM?


Hasta ahí todo puede considerarse normal, unos cuantos chiquillos llenos de energía, aprovechaban los 5 ó 10 minutos de espera, jugando al fútbol. Pero en nuestro caso, y supongo que algo similar ocurriría en otras paradas, en lugar de balón o pelota, jugábamos con una piedra de forma más o menos redondeada, de pequeño tamaño, y utilizábamos los alcorques de los árboles como porterías (sí, esos de forma circular y el tronco en el centro), que quedaban en mitad de la acera.

El gol se daba por válido, cuando la piedra quedaba en el “hoyo”, después de haber sorteado las botas del que hacía de portero (si no llevaba botas, pobres tobillos….). Si se salía, aunque antes hubiera entrado, (como en el golf), no se podía contabilizar el tanto, y se seguía jugando. Gran habilidad la que había que tener para “patear”, esto es darle con el pie o pata, que de todo había ….. (lo similar en el golf, en “spanglisch”, sería “puttear”, pero queda aún más feo….)

Debíamos ser unos consumados “peloteros”, pues, además de ser capaces de regatear hábilmente a los viandantes, (aunque sin duda habría colisiones, y probablemente éstas seguidas de algún que otro pescozón), pocas veces caía la piedra en la calzada (por donde además de algunos coches circulaban por aquel entonces los tranvías), ni tampoco, que yo recuerde, la estrellábamos contra las lunas de los escaparates de los comercios, lo que sin duda hubiera sido mucho más grave….

Un recuerdo especial para La Cervantina – un nombre que evidencia el interés cultural del propietario-, pero que ¡era, y es, una Pastelería!, y ante cuyo cuidado escaparte, juntas las caras al cristal, en bastantes ocasiones nos relamíamos los chavales.

Al ver llegar el autobús, el encuentro quedaba inmediatamente finalizado y uno de los “futboleros”, el que en aquel momento “la tenía” se guardaba la piedra en un bolsillo, para utilizarla al día siguiente, y todos corríamos a recoger las carteras que durante el partido habían quedado arrumbadas en la esquina de un portal….. Recuerdos…..




Esta foto es de un Isobloc “de lujo”



2 comentarios:

  1. El coche diario, en mi caso el 5, era normalmente un "Mercedes", donado por los nazis al PMM(parque Móvil de Ministerios). Nada que ver con el concepto que hoy tenemos de un Mercedes´, salvo en su robustez pues años ya tenía el artefacto. Ingeniería alemana. El motor eléctrico, las baterias, todo en funcionamiento. El interior espartano, asientos durísimos, donde se sentaban 3 niños, y otros tres se ponían delante y las carteras las apoyaban en el sentado. Eran grises, daban chispazos y olían a veces a quemado. Pero funcionaban como relojes. Cuando "cascaba", venía el lujoso "ISOBLOC", que ya no era gris, si no azul, y tenía asientos de cuero para todos. A mi me olía a nuevo. Era una gozada, todos coreando ISOBLOC, ISOBLOC.....Que tiemps...

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  2. Pienso que no sería malo distinguir a 'los nazia' de 'los alemanes'. Los alemanes son individuos por lo general admirables, dignos del mayor respeto, y más aún si regalan autobuses. Los nazis son individuos no forzosamente alemanes (españoles hay cantidad) y a mi juicio bastante menos admirables. Referirse a los alemanes como si todos fueran nazis es como referirse a los españoles como si todos fuéramos toreros.

    Alfonso

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