PÁGINAS

20 junio 2012

Las Escupideras, por José Luis Cerdán


Allá por los años 50, me cortaba el pelo en un establecimiento situado en Santa Engracia (por entonces García Morato, aunque los vecinos seguían utilizando Santa Engracia), casi esquina a Santa Feliciana. Los peluqueros eran los de toda la vida igual que los camareros de los bares próximos, tenían un contrato de por vida.


En la sala de espera había en el suelo, como unos ceniceros grandes de porcelana blanca. Eran la escupideras, invento higiénico dada la proliferación en aquella época de la tuberculosis.


En casa de mi abuelo tenían una en el pasillo por deferencia a las visitas que quisieran escupir.


En los vagones del metro rezaba un cartel: “PROHIBIDO ESCUPIR”, implícitamente se estaba reconociendo que escupir en el suelo no era saludable ni beneficioso para nadie, igual que ahora hay que ir atento a no pisar un excremento de perro, en aquella época había que hacer lo mismo con los salivazos.


Llegaron los planes de D. Laureano, el turismo con sus bikinis, la monarquía parlamentaria, los fastos de 1992, los salivazos remitieron en nuestras calles y desparecieron las escupideras (¡qué pena no tener de recuerdo la de mi abuelo! y los carteles del metro.


Parecía que los españoles nos habíamos acostumbrados a no inundar las calles de nuestras secreciones, algunas sanguinolentas.


El último partido de fútbol que vi en vivo fue un Atlético de Madrid-Valencia, en el Manzanares. A principio de los años 70, en el Valencia jugaba un señor muy peludo excepto en la cabeza que creo que se llamaba Antón y en el Atlético jugaba el siempre maravilloso Gárate. Delante tenía a un matrimonio valenciano que se pasaron todo el partido diciendo las mayores barbaridades posibles. Llegué a la conclusión de que el futbol en vivo, era un espectáculo 3-R (mayores con reparos) o 4 (gravemente peligroso).


Desde entonces por televisión dónde se captaban detalles que no los percibías en directo. ¡Sorpresa!, de repente aparecieron en la pantalla primeros planos de jugadores escupiendo. ¡Volvíamos a los 50!.


Mientras los masajistas acudían con guantes de goma a socorrer al ídolo caído (SIDA), éste se estaba retorciendo y restregándose sobre los escupitajos que había lanzado él o sus compañeros de partido, Lo peor no era eso, es que los fans del ídolo además de gastarse 100€ en una camiseta con su nombre, empezaron a escupir sin ton ni  son por las calles de nuestras ciudades,.


Tengamos en cuenta que la tuberculosis como el escupitinajo han vuelto aparecer.


Supongo que habrá algún sesudo periodista deportivo que argumente que escupiendo se meten más goles, pero ¿porqué no escupen los atletas, los baloncestistas, los tenistas….?. Inocente de mí, esta pregunta se la hice a Segurola a través de MARCA, todavía estoy esperando la contestación.


¿Cómo luchar contra esto?


  1. Tarjeta amarilla a quién escupa.
  2. Escupideras repartidas por todo el rectángulo del campo
  3. Derogada la Educación para la Ciudadanía, implantar la Educación para la Educación en algún momento de la Secundaria o Bachiller, en la que se traten temas como:
    1. Los futbolistas si escupen, son unos cerdos.
    2. Como es una papelera tipo y para qué sirve.
    3. Hay que respetar el turno en las colas.
    4. Hay asientos reservados en el transporte público para embarazadas, ancianos, discapacitados…
    5. La fatal dependencia producida por las drogas ilegales.
    6. El alcohol también produce dependencia a largo plazo (Botellón).
    7. La diferencia entre hablar y gritar
    8. Etc….
José Luis Cerdán

10 comentarios:

  1. El fútbol es un gran negocio.

    Para que sea grande para siempre debe atrapar a la niñez y a la juventud.

    Qué mejor anzuelo que los Ferraris de medio megaeuro que lucen las grandes estrellas, como Kaká (por poner un ejemplo).

    No debe haber un solo niño en España que no sepa que Kaká sale al año por lo mismo que 240 catedráticos (€12M netos, que lo han dicho esta noche por la tele al comentar que el Milan no se los puede pagar; un catedrático que no se venda no pasa de €50K brutos).

    Es perfectamente razonable que prefieran ser un nuevo Kaká antes que un viejo catedrático.

    Kaká escupe. Los catedráticos, no. Es evidente que para ser Kaká es necesario escupir correctamente.

    Moraleja: el gargajo es cool.

    En cuanto a la viejuna urbanidad no es más que un síntoma de fracaso, ni mejor ni peor que saber leer y escribir.

    Vosotros, no sé, pero yo voy a empezar a entrenar.

    Alfonso el de la Gran Puntería

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  2. Las escupideras no son la solución sino un foco de infecciones que contribuyen a diseminar los bacilos.

    Las secreciones se degluten y normalmente el sistema digestivo se encarga de acabar con la mayoría de los bacilos.

    Lo de Educación para la Urbanidad parece buena idea pero si se termina sin comprender un texto después de estudiar literatura no se si servirá de mucho.

    Casi todo lo que planteas se puede enseñar a domicilio es decir en familia.

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  3. Como la religión, en familia, iglesias, sinagogas y mezquitas y fuera del aula. Lo de la familia es más discutible para la educación, porque si los padres son unos salvajes, los hijos no tendrán otra referencia y serán más salvajes todavía. No todos los pafres son ejemplares

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    1. Lo del escupitajo de los futbolistas siempre creí que podía ser debido a una necesidad fisiológica por su gran esfuerzo físico. En el futbol, al haber cesped no molestaba como puede ocurrir en el baloncesto. Bien es verdad que también lo tuve como una falta de educación que coincidía con el mas común origen de muchos de los jugadores. También ma ha llamado mucho la atención que el mundo del futbol es una fuente inagotable para los tatuadores y peluqueros con estilo. No se ha dado lo mismo con los practicantes de otros deportes de equipo, dejemos aparte el boxeo, lucha, alterofilia, etc. todos deportes tradicionalmente machos.
      El escupir debe de ser un poco de machos, quizá por aquello de quien llega mas lejos.

      Tambien es ofensivo el escupitajo en la cara. Vete tu a saber cual será el origen.
      La bacinilla o escupidera, común el las peluquerías de caballeros de los cincuenta, cuando muchos peluqueros tambien eran practicantes y ponían inyecciones.
      La bacinilla escatológica de nuestra época de chistes guarros, de mocos verdes, como aquel del que escupía en la peluquería y se le quedaba el hilillo y que al ser de mala educación cortarlo con la mano empezaba a chupar, chupar...

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  4. ¿Las futbolistas escupen?

    (perdonad mi inocencia, pero es que jamás he visto un partido de fútbol femenino)

    Alfonso

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  5. Pues creo que no. Yo tampoco he visto ningún partido de féminas. Pero el general siempre han escupido menos.

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  6. Eso no pasa en los toros. Decía un torero que lo único que no se puede hacer en la plaza, es escupir. Se queda la boca tan seca que es imposible.

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    1. Tampoco lo sabía. Jamás he visto una corrida de toros, ni pienso que acabe viendo una. No es por razones morales, vaya eso por delante. Es que son muy aburridas. Siempre acaban 6 a 0, como yo si jugara un set con Maria Sharapova. En los tiempos en que terminaban empatados (cuando no ganaban los toros) sí debían ser divertidas. Un albero bien regado de intestinos de torero debe ser un lugar hermosísimo, rebosante de música y color (la gente paga por ver eso, y con toda la razón), pero entre el afeitado de los toros, lo poquito que pesan los cuatreños y -lo peor de todo- la penicilina, se han cargado la fiesta, de modo que me quedo con el ajedrez. Es mucho más estético.

      Alfonso

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Al final la covid19 me dió la razón. Por motivos de salud pública, no se puede escupir sobre el terreno de juego

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