Nuestros Juguetes, por Manolo Rincón

Es cierto que en los años 50, dada la escasez de medios, los juguetes nos los fabricábamos, nosotros mismos, como demuestran las explicaciones sobre las chapas, las tabas, las canicas y toda una serie de sencillos artilugios que nos deleitaban, y que se han publicado en este blogg.

Pero existían los Reyes Magos, donde los padres estaban dispuestos a hacer un esfuerzo, con las pagas extras para darnos un capricho.

Yo conservo como un tesoro tres juguetes que me hicieron disfrutar muchísimo, y que comento a continuación. Estos juguetes estimulaban la creatividad y eran muy superiores a muchos de los actuales.

CINE JEFE DE 9 y ½ mm.

Dada mi afición al cine, este era un juguete muy deseado por mí. Unos Reyes, creo que del 54, lo tuve a los pies de mi cama.

Era un sencillo proyector, fabricado por Industrias SALUDES en Valencia, con hierro colado, por lo que era sumamente frágil.

Funcionaba por manivela y incorporaba una bombilla que se fundía con frecuencia y costaba carísima. Una lente de enfoque manual, un trasformador para alimentarlo a 125 V y unos tambores para las películas completaban el equipo.

Me tuve que hacer con una sábana una pantalla, y a disfrutar.

La selección de películas que me regalaron en aquellos Reyes del 54, eran: Finita y su Vespita, El Goloso, Castigo merecido, Tormenta a la vista, Mikey y el Gigante, Charlot en la Guerra de Corea. Eran cintas de unos 4 minutos de duración, que tenían en el centro un agujero para el arrastre.

Yo mismo en papel vegetal me llegué a hacer películas de dibujos

Todo ello lo conservo aunque el material ha envejecido tanto que es imposible su utilización

MECCANO

Había un sucedáneo, en plástico, barato que era el KADAKO, que llegué a tener, pero que ya no conservo.

El MECCANO era metálico. Venía en cajas con numeraciones desde el 000, que era el más sencillo.

Incluía tornillería y herramientas y un libro de modelos para construir.

Yo tuve, y conservo la caja 000, que posteriormente pude ampliar hasta el 1.

Con él construía casa, como la de la foto, coches, vagonetas y un sin fin de cosas.

Me entretuvo muchísimo, aprendí con él, y fue siempre una fuente de satisfacciones.

 

TREN ELECTRICO

Era de la marca PAYA. No conservo más que la máquina y unos vagones. La caja ya no está. Sus vías eran de hierro colado. Una locomotora eléctrica tiraba del tándem y los vagones, a los que subía muñecos de vaqueros que tenía.

Tenía 4 vagones, un cambio de agujas y el trasformador que reducía de 125 V de alterna a 12 de continua, para no electrocutarte al tocar la vía por donde iba  la corriente.

Todo venía en una caja estuche muy propia y lo guardaba con sumo cuidado.

También me deleitó mucho este juguete.

Gracias Reyes Magos. Me hicisteis muy feliz con aquellos juguetes de los que tan grata memoria guardo

FLETES, por Kurt Schleicher

Hablando de juegos, el que más he jugado de pequeño (y hasta de mayor, cuando mi visitaba a mi madre en sus últimos años) ha sido el de FLETES.

Pueden jugar hasta un máximo de 4 jugadores

Se elige un barco entre 4 colores diferentes.

Para cada puerto hay un valor, en función de los productos que se dan más en esa zona; por ejemplo, oro en Durban (5 puntos) como mejor puntuación, hasta  paja en otro puerto (1 punto), cosa que se refleja en las tarjetas que acompañan al juego y que se reparten al jugador que llega allí.

A partir de ahí es como un juego de la oca, y según las tiradas de dados, vas recalando en más o menos puertos.- Gana el que acumula más puntos; evidentemente, lo más conveniente es recalar en puertos con productos "de mayor valor".

Lo bueno que tiene este juego es que aprendes, sin darte cuenta, tanto Geografía como lo que se da en esa zona del mundo. Es como un complemento a los "mapas mudos" del Vigueras.

No sé si alguno lo conocerá... pero para mí ha supuesto un juego inolvidable por múltiples motivos: era el que más le gustaba a mi madre y se me ha quedado grabado a fuego una serie de lugares del mundo, sabiendo además localizarlos.- Magnífico...

 (Por cierto, seguro que le encantaría a Valmayor, marino mercante; le va que “ni pintado”)