PÁGINAS

30 abril 2013


La Presa de El Gasco, y el fracasado canal navegable de Madrid al Océano, por Paco Acosta

 


De Madrid ¡al cielo!. Pues no, no lo veían así en el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Entonces lo que soñaban los mecenas de las obras faraónicas era: De Madrid al Océano…, pero navegando. Para ello, encargaron al Ingeniero francés Charles Lemaur un estudio pormenorizado, que dio lugar al siguiente documento: «Relación del Proyecto de un gran canal navegable desde el río Guadarrama al Océano, que pasará por Madrid, Aranjuez, La Mancha y Sierra Morena: Orden y método para acertar en su ejecución.».
 

 
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2 comentarios:

  1. Nuestros ilustrados o ¿eran iluminados voluntaristas?, padecían de una gran dosis de emulación sin analizar convenientemente la realidad.
    No tenían en cuenta lo orografía hispana en relación con la de la gran llanura europea.
    No tenían en cuenta la discontinuidad estacional del caudal de nuestros ríos.
    Todo ello hacia muy problemática la explotación de los canales fluviales que proyectó el Marqués de la Ensenada, por el gran número de exclusas a accionar, en aquél entonces de una manera manual.
    Otra historia es la presa del Gasco de casi 100 metros de altura desde su base. Sin conocimientos de geotecnia, sin datos hidrológicos para calcular el caudal para determinado periodo de retorno, sin tener en cuenta los esfuerzos cortantes para el cálculo del cuerpo de presa (hasta los desastres de las presas de Frejus y Rivadelago, años 50 del S. XX, no se tuvieron en cuenta en las presas de contrafuertes, tipología hoy prácticamente desechada. Creo que en España la última proyectada fue la de Alcántara de Iberdrola), en cuanto empezó a embalsar la riada con un caudal mayor que el que podía pasar por el túnel de desvío, se vino abajo. Con lo cual al no disponer con la cota de agua prevista, se invalidó totalmente esta gran quimera.
    No obstante debemos agradecer a nuestros iluminados su empeño de abrir la meseta hispana al mar pero lo hicieron obviando la realidad (la meseta está limitada por cadenas montañosas, Cantábrica, Ibérica y Bética y por nuestro hermano peninsular: Portugal).
    Es quizá un precedente del gasto inútil de inversión en muchas infraestructuras acometido en nuestro país a finales del S. XX y comienzos del S. XXI.
    Cerdán

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  2. Es Paco, un proyecto interesante, pero totalmente inviable. Lo más fácil hubiese sido poner la capital en Sevilla o Barcelona. Para un imperio ultramarino era ilógica la capitalidad en Madrid.

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