...por
Kurt Schleicher
INTRODUCCIÓN
Creo que todos sabemos quién fue D. Luis Ortiz, nuestro profesor de
griego, hasta que sus problemas de voz tras una operación de extirpación de
cáncer de garganta en 1958 le dejó muy limitada su comunicación oral y tuvo que
pensar en delegar esta actividad tan querida por él. Esto no fue óbice para que
continuase impertérrito con su otra bien conocida labor por todos nosotros de DIRECTOR
DEL INSTITUTO RAMIRO DE MAEZTU, totalizando
nada más y nada menos que 35 AÑOS EN
ESTE CARGO, DESDE 1940 HASTA 1975, año en el que se jubiló, falleciendo tres
meses después. Es decir, que -dedicó prácticamente toda su vida profesional a
esta labor con un cariño inmenso, la dedicó a “su” Ramiro, como si fuese un
hijo más. Todos somos conscientes también de la fama que siempre acompañó al
Ramiro de ser un instituto modélico, prueba de lo cual es que nos sentimos muy
orgullosos de haber pertenecido al Ramiro de Maeztu en nuestros años jóvenes. Resulta
obvio que esta categoría no surge por un chasquido de dedos, sino por la
calidad de nuestros profesores por un lado y por la acertada dirección por
otra, cosa que le debemos a D. Luis.
La verdad es que yo guardaba un recuerdo algo difuso de Luis Ortiz, pues
nunca le tuve de profesor por ser “de ciencias” y solamente le vi
ocasionalmente en algún acto del Ramiro; mis percepciones fueron que era una
persona que imponía un enorme respeto, muy serio y muy lejano también, pues al
no ser uno de mis profesores, no tenía la experiencia o esa cercanía con él que
proporciona el profesorado. Y éstas eran mis impresiones hasta hace muy poco
tiempo, en que las casualidades de la vida me han colocado en la coyuntura de
redactar esta semblanza y me he ido dando cuenta que estas sensaciones mías no
se correspondían completamente con la realidad. Sobre todo, sin embargo, lo que
me ha movido a hacerlo, aunque no haya sido mi profesor, es descubrir al hombre
que había detrás de aquél nuestro director, del que siempre veíamos su firma de
“VºBº” en nuestra cartilla y no sabíamos mucho más de él. Según he ido
investigando y leyendo sobre su persona, me he ido dando cuenta de su enorme
categoría profesional y personal, tan grande y sorprendente que ahora me parece
un gran reto acometer esta semblanza y temo no estar a la altura de ello.
Lo primero que tengo que decir de él es resaltar su modestia y
sencillez; es la persona que siempre estaba “detrás”, ocupándose de todo y
organizándolo todo sin que se notase; no tenía el protagonismo que podría tener
un Magariños, un Mindán o un Alvira, por poner un par de ejemplos bien
conocidos, que era “a los que veíamos” más.
Quizás sea por este motivo por el que tengo la subjetiva impresión que
no se trata de una persona que la que se hable mucho, no se le recuerda con
profusión y cuando aparece algo de él, siempre es escaso o bien no se destacan
sus merecimientos, que son muchos, bastantes más de lo que yo mismo creía.
También se me ha ocurrido que una razón de su llamémosle escasa “popularidad”
en tiempos más recientes o de que no se le haya recordado acorde a su
trayectoria profesional, pueda ser debido a que se le asocie al régimen de
Franco, ya que tuvo varios cargos relevantes que veremos más adelante muy
cercanos al régimen franquista de entonces. Ya se sabe que está de moda que
tiendan a desaparecer todos los recuerdos que se asocien al régimen (será que
la “memoria histórica” va pareciendo ya más “histérica” que otra cosa), y que
nos movemos por las leyes del péndulo, no sabiendo encontrar el justo término
medio. Con estas actitudes, suceden dos cosas: una, que se relega al olvido y
al ostracismo a personas que han contribuido de forma ejemplar a ése país
llamado España, que han sentido amor a la Patria (¿a que este término ya nos parece
una antigualla?) y que han dedicado todos sus esfuerzos a los demás,
olvidándose de sí mismos y otra, que en nombre de cierto sello asociado a
cierta época, se entierren históricamente (¿o histéricamente?) retazos de
nuestra historia de la que podríamos sentirnos orgullosos. Es como meter en el
mismo saco todo lo que “suene” mal, huela o no huela bien, con lo que se relega
al olvido tanto lo malo como lo ejemplar. Lamentablemente, esto ha sucedido
siempre y seguirá sucediendo. Pues mira, a lo mejor es ésta otra razón de que
me haya decidido a escribir esto, pues pienso que este Luis Ortiz Muñoz
pertenece a esos seres ejemplares en los que habría que fijarse más y tomar
buena nota cuando pensemos que se nos hunde el mundo alrededor y tendemos a
desfallecer. Pues no; hay que seguir adelante, siempre… pero no nos
adelantemos, que ya contaré por qué digo esto.
Volvamos a las casualidades que me han puesto en el camino de esta
semblanza. Ya conté en ocasiones
anteriores mi encuentro con Carmina Ortiz, que sí fue mi profesora, como mi
búsqueda en la Biblioteca Nacional de un libro que andaba ella buscando, por
haber sido testigo –siendo aún muy niña- que había sido su padre, nuestro Luis
Ortiz Muñoz, quien había trabajado mucho tiempo en su casa, casi siempre por
las noches restando horas al sueño en la preparación del mismo. Allí encontré
unas páginas incunables de nuestro Ramiro en los años 40, ya publicadas y
asociadas claro está, a su padre. Volví a contactar así con Carmina y empecé a
descubrir que tras su padre se escondía una vida realmente ejemplar, ejemplar
en todo, y que merecería no ya solamente una semblanza, sino todo un libro. Le
propuse hacer esta semblanza con cierto miedo, pues temía que ella o las
personas de su familia me tildasen de entrometido; pues no, no solamente eso,
sino que además me ha proporcionado datos y fotografías muy útiles. Y lo más
importante: su confianza. Es evidente que antes de su publicación quiero que el
borrador lo vea tanto ella como su hermano Jose María, pues he contactado
también con él y he notado mucho cariño hacia mi iniciativa, lo cual les agradezco
a ambos de corazón. Ahora me toca corresponder a mí… ¡vaya reto!
BIOGRAFÍA
Sevilla, 14 de Marzo de 1905.
La primavera ya despuntaba y en Sevilla, en la calle Segovia, veía su
primera luz Luis Ortiz Muñoz. La calle Segovia está al lado mismo de la
Catedral de Sevilla, como si dijéramos a la sombra de la Giralda, pues tan
cerca está que en algún atardecer de invierno estaría posiblemente en el
extremo de su sombra protectora, sombra que buscaría Luis durante toda su vida.
¿Se puede ser más sevillano
que habiendo nacido en pleno barrio de Santa Cruz y al lado de la Catedral?
Pues la respuesta es que sí, que aún se puede ser más sevillano, ya que años
más tarde, en 1961, recibió la Medalla de Oro de la ciudad, medalla por la que
sentía un aprecio muy hondo. Y además se le ha dedicado una calle con su
nombre. No se conceden tales honores a alguien solamente por sentir amor por la
ciudad, sino por “algo más”, como ya veremos en su momento.
Se me ocurre (por eso de los estereotipos)
que, al ver su imagen de caballero español, serio, alto, moreno, con fuerte
mentón resaltando su carácter y su noble mirada, más bien parece un castellano
antiguo mezcla de Fernán González y El Cid, o un recio vasco o un laborioso
catalán, antes que un graciosillo andaluz, dicho sea con todos los respetos.
Pues sí, pese a su seriedad de carácter, también fue un amante de la vida, con
buen humor, vitalista y hasta divertido con sus amigos y familia, todo ello
heredado de su terruño andaluz. Y
ferviente cristiano y católico, como suelen serlo los andaluces, con ese hondo
sentir por la tradición católica andaluza, sus saetas, sus procesiones, ése “duende”
andaluz y flamenco hondo, difícil de asimilar para una gran mayoría de nosotros
y que saben sentir en su corazón los andaluces de pro, como D. Luis. Andaluz profundo y serio, pues.
No sabían los sevillanos aquél día que había nacido alguien que sentiría
toda la vida un inmenso amor por Sevilla y su Semana Santa, única en el mundo,
y que dejaría además varios testimonios escritos de ello. Sentía también una
especial devoción heredada de sus
ancestros por la Virgen de la Amargura, Virgen que seguramente le blindó
contra las diversas amarguras que le tocó vivir en su vida y que fue superando
como luchador que fue.
Sus primeros estudios los realiza en el colegio de Los Jesuitas en
Sevilla y en el Seminario de S. Ignacio en Ciudad Real. Volvió a Sevilla para
realizar sus estudios de bachillerato (en un tiempo récord, por cierto, de dos
años) y después los universitarios,
licenciándose en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada en la sección de
Filología. Estaba claro que sería un hombre de Letras, y como tal sintió muy
temprano una primera vocación: la de periodista. Tan temprana fue, que
simultaneó sus estudios filológicos con su trabajo de redactor-jefe en el
periódico “El Correo de Andalucía”,
desde 1924 a 1927.- Ya apuntaba maneras el mozo: con sólo 19 años,
redactor-jefe del periódico decano de Sevilla –que sigue existiendo hoy, por
cierto- y encima conservando el cargo
durante tres años, señal de que no lo hizo mal.
Si lo dejó, con pena seguramente, es porque se tuvo que trasladar a
Madrid en 1927 para cursar sus estudios de doctorado, a la vez que simultaneaba
sus estudios con sus afanes periodísticos, entrando a trabajar en la redacción
del periódico “El Debate”. Algo debió
de ver en él Angel Herrera Oria, otro periodista vocacional que llegó a ser
cardenal, y que por entonces era el jefazo del diario, a la vez que el fundador
de la Escuela de Periodismo. Angel Herrera fue quien le llamó para incorporarse
al periódico, tanto a la redacción como
posteriormente de profesor en dicha Escuela. La orientación del diario era
evidentemente católica, lo que le permitió entrar en contacto con
organizaciones juveniles y estudiantiles de este corte. Su trabajo consistió inicialmente en cronista
de las Cortes, así como de cine y articulista, pero también se le encargó de la
preparación de los famosos extraordinarios dominicales, que fueron apareciendo
durante la República. Probablemente, esto le dio cierta fama y, también
probablemente, no del gusto del régimen republicano en aquél momento. Formó
parte del Consejo Editorial hasta 1936, por lo que, también con toda
probabilidad, ya le tocó bregar con las circunstancias adversas hacia las
tendencias del periódico desde la proclamación de la II República en 1931,
siguiendo a su jefe en sus teorías del accidentalismo,
postura prudente consistente en tratar de seguir la orientación del régimen con
estilo taurino, soslayando la forma de gobierno. Lo del “estilo taurino” es una
forma coloquial de expresar “capote,
templar, mandar, llevar al toro por donde quieres y no dejarte coger”.
Aprender, seguro que aprendió…
Hay que recordar el ambiente anticatólico que comenzaba a sentirse bajo
el nuevo régimen y la quema de iglesias, conventos y en general edificios
religiosos ya desde aquél año 1931, incluyendo apedreamiento de algún kiosko de
El Debate en Madrid. De apedrear el
kiosko a meterse con el redactor-jefe no había mucha distancia, por lo que los
tiempos se volvieron, como poco, incómodos.
Junto con Pascual Galindo,
probablemente preparando la traducción del latín de la 1ª Gramática Española de
D. Antonio de Nebrija (ver “Publicaciones”)
Caricatura de D. Luis muy joven, aparecida en ABC en Dic 1943, con ocasión de la concesión del Premio Nacional de Letras por este trabajo
Así fue pasando su juventud, entre
diatribas periodísticas y los estudios de doctorado. Precisamente fue
estudiando el doctorado en Madrid cuando conoció a una de las pocas mujeres que
habría por entonces en España cursando estudios superiores y aún menos que
incluso llegasen a doctorarse; se trataba de de una guapa zamorana oriunda de
Toro, nada menos: Anisia González
Barrachina. Al parecer, fue la única
mujer que estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca a finales
de los años 20.
Dicen que los polos opuestos se atraen, pero debe ser que “con los de
letras” funciona al revés, es decir, los polos del mismo signo son los que se
sienten atraídos. Me cuenta su hijo José Mª que incluso hablaban en latín entre
ellos, lo cual seguramente venía muy bien cuando no querían que se les
escuchara estando en lugares públicos y querían intercambiarse confidencias como
cualquier pareja de enamorados. Anisia llegó a dar clases de francés en el
instituto Beatriz Galindo de Madrid después de doctorarse.
Sea como fuere, debieron
encontrarse entre ellos tantas afinidades –especialmente por su elevada
condición cultural- que terminaron casándose el 12 de Octubre de 1931. En definitiva, que si él no era castellano
por mucho que lo pareciera, se casó con una dama castellana que sí que lo era,
y encima descendiente del conde Fernán González nada menos. Curioso nombre, por
cierto, el de Anisia, correspondiente a santa Anisia, virgen y mártir en
Tesalónica. No puedo refrenarme en hacer públicas las estrofas que Luis Ortiz
le dedicó con profundo amor a su mujer de tan extraño nombre:
Si Anisia fue regalo de tebanas ninfas, a su vez le
regaló a Luis cuatro hijos, fruto del profundo amor que se tenía el matrimonio:
Luis, Carmina, Maruja y José María, entre 1932 y 1941. Mirando las fechas,
desde luego no fueron años fáciles para poner niños en un mundo que amenazaba
tormenta y guerras…
En 1932 sacó la cátedra por oposición de latín,
oportunidad en la que conoció a Miguel de Unamuno, que fue uno de los miembros
del tribunal y dio clases de latín en la Universidad Central.
En aquellos años ya hizo sus primeros pinitos
relacionados con la enseñanza; no solamente dio clases de latín, sino que fundó
una revista –Hogar- perteneciente a
la Confederación Nacional Católica de Padres de Familia, actuando de ponente en
la asamblea que dicha entidad celebró en Covadonga en el proyecto de reforma de
la segunda enseñanza. Poco después fue designado para la secretaría general de
todas las comisiones que elaboraron el proyecto de Universidad Católica bajo la
dirección de los metropolitanos españoles.
Aquél
comienzo de los años 30, muy revueltos, no presagiaba nada bueno. El 14 de
Abril de 1934 comienza una segunda etapa de la II República hasta el 1936, y
los movimientos anti-derecha y anti-católicos se fueron exacerbando cada vez
más, apoyados por el levantamiento del Frente Popular, que adquiere cierto
poder. A partir de 1936 ya nos podemos imaginar que vivir en Madrid siendo un
personaje ilustrado y destacado en los
ambientes católicos, no era muy recomendable. El devenir de la vida de Luis
Ortiz y de su familia se truncó a partir de aquél año, pues ya es bien sabido
que al asesinato de Calvo Sotelo en Julio le siguió el alzamiento del general
Franco y la fratricida guerra civil española. Como es natural, los ideales
cristiano-católicos de Luis Ortiz le alineaban con los entonces llamados sublevados,
pero no era ése el problema; D. Luis se vió perseguido a muerte (estaba
probablemente de los primeros en la lista tras el mencionado Calvo Sotelo) con
amenazas muy concretas, muy claras y en varios casos de mucho riesgo. Tanto es
así, que resultó imposible permanecer en su domicilio (tuvo que salir por
piernas en varias ocasiones que se hicieron registros por milicianos armados, y
no es difícil de imaginar los malos ratos que también se tenía que haber
llevado su mujer Anisia en esas ocasiones, que, insisto, fueron varias). No
tuvo más remedio que buscar refugio, como otros muchos personajes de la época,
en algún sitio seguro, que no podía ser otro que alguna embajada amiga, en este
caso la de Chile, en la calle del Prado, de Madrid.
Allí recaló con su mujer Anisia y la niña
más pequeña, en condiciones no demasiado agradables, naturalmente (el resto de
la familia estaba acogida en Toro, donde residían sus suegros). De allí sólo se podía salir mediante canjes
por personajes “del otro bando”; al
menos consiguió que tras cuatro meses se pudiera efectuar dicho canje cambiando
a su mujer y a la niña por alguien. La separación fue muy triste y las secuelas
de todo aquello afectaron mucho a Anisia posteriormente.
Desde entonces y nada menos
que hasta Enero del 1939, Luis Ortiz estuvo “confinado” en la embajada sin
poder salir. Según cuenta un testigo del exilio forzoso en la embajada, Luis
Ortiz destacó por su labor de infundir ánimo y serenidad en esos difíciles
momentos, en los que todos y cada uno, fueran de alta alcurnia o no, debían
repartirse toda clase de tareas domésticas para contribuir al bienestar común. Allí no había chachas ni nada que se lo
pareciera y había que organizarse; precisamente en esto destacó D. Luis de
forma extraordinaria, llegando a ser el alma de los exiliados, con su
conversación amena y culta, su buen humor y … hasta sus dotes de cocinero,
destacando en la preparación de lentejas con arroz y muy especialmente sus
famosas tortillas de patatas, una de las pocas alegrías en aquél limitado
lugar.
De nuevo tuvo que echar mano de su capacidad
de resignación cristiana y seguir para adelante, fiel a sus convicciones, a su
rectitud y a su familia.
La
evolución de la guerra se estaba decantando desde finales de 1937 por el bando
nacional; este hecho proporcionaba algo de “tranquilidad” a los exiliados en la
embajada chilena, que seguían por radio los famosos “partes” de guerra que se
iban dando hasta esa fecha y algunos de los confinados pudieron ir saliendo.
Luis Ortiz no tuvo su sin embargo su oportunidad hasta el 20 Enero de 1939,
fecha en que se le encontró tras largos y arduos esfuerzos una “contra-pareja”
para realizar el canje, teniendo que viajar por barco hasta Hendaya, desde
donde ya pudo iniciar un reencuentro con su familia política en Toro. Después
de todas estas vicisitudes, había llegado a adelgazar del orden de 25 kg, lo
que da una idea de las penurias que pasó en aquellos difíciles años.
Como es sabido, el primer gobierno nacional
de España ya se instauró por Franco en 1938, durando hasta 1939 cuando se dio
por terminada la contienda y se formó el segundo gobierno nacional. Estos
hechos tienen alguna relación con Luis Ortiz y el instituto Ramiro de Maeztu,
que entonces todavía no existía, aunque de la época de comienzos de los años 30
ya había funcionado el Instituto-Escuela en nuestra famosa “Colina del Viento”
con alguno de los edificios más antiguos.
La concatenación de los hechos y
circunstancias me ha llevado a simplificar las interrelaciones históricas (de
manera un poco libre y aplicando más la lógica que el rigor histórico) de la
siguiente forma:
1º.- En el Primer Gobierno Nacional de 1938,
Franco nombra Ministro de Instrucción a Pedro Sainz Rodríguez, que fue
curiosamente el único líder del Bloque Nacional que sobrevivió a la guerra. Hay
que decir que Pedro Sainz, aún siendo de “derechas de toda la vida”, también
era profundamente monárquico, lo cual no creo que fuese una buena tarjeta de
presentación en aquellos momentos. Sea como fuere, tres días después de haber
finalizado oficialmente la guerra con el famoso bando de Franco del 1 de Abril,
se fundó el “Ramiro de Maeztu”, siendo Sainz el Ministro de Educación (fue el
propio Sainz quien al parecer cambió a
esta denominación, antes “Instrucción” desde 1900 en tiempos de Francisco
Silvela). No duró mucho el señor Sainz como ministro, pues Franco se lo quitó
de encima rápidamente, apoyándose en leyendas urbanas relativas a sus visitas habituales
a ciertas casas de señoras, cosa que para su infortunio debía hacer en coche
oficial; de paso, se quitaba a un
monárquico de encima. Cierta o no esta anécdota y su destitución, el caso es
que, tras dejar repentinamente el ministerio, le debió de asaltar un ataque de
añoranza monárquica y se fue a Estoril de consejero de D. Juan de Borbón.
2º: ¿En quién confió Franco la cartera de
Educación entonces? Pues en el turolense José Ibáñez Martín, persona muy
cercana al Régimen, militante ya en la época de la República del CEDA (aglutinación
de las derechas) y se le atribuye que también fundador de “Acción Española”. Catedrático brillante, por otra parte, de
Geografía e Historia, habiendo dado clases en el instituto S. Isidro de Madrid.
Muy católico de tendencias, mantuvo estrechos contactos ya desde los primeros
años 30 con nuestro ya mencionado personaje Angel Herrera Oria, por lo que no
es difícil colegir que ya conociera a
Luis Ortiz de aquella época, habiéndole impactado su erudición, capacidad
organizativa y humanismo en general, así como sus profundas convicciones
cristianas. Indudablemente, surgió cierta “química” entre ambos.
3º: Cuando José Ibáñez Martín fue nombrado ministro
en Agosto de 1939, le faltó tiempo para en el mismo mes nombrar SECRETARIO
TÉCNICO con él mismo como ministro de Educación a Luis Ortiz, pues dadas sus
dotes, estaba claro que una persona tan brillante le sería de gran ayuda.
4º: Y también en ése año 1939, el mismo
Ibáñez Martín fue nombrado primer presidente del CSIC (Consejo Superior de
Investigaciones Científicas). Rapidillo el hombre, desde luego…
Como vemos, el destino funciona a base de
casualidades, como siempre. Sin embargo, en el caso de Luis Ortiz, que no era
ningún destacado estratega ni político, sino el prototipo del “perfecto hombre
de confianza” al que se le podía echar encima trabajo y más trabajo con grandes
posibilidades de que lo sacase para adelante con tesón y sin desfallecer, ya no
es fruto de la casualidad, sino de merecimientos por derecho propio. No es
tampoco de extrañar que con los amargos antecedentes y vicisitudes sufridos por
nuestro D. Luis, se acercase a un régimen que había vencido a aquellos que
podría considerar como causantes de su desgracia y promulgase además la vuelta
a valores morales acordes con su propia formación, además de proporcionarle un
futuro tras la destrucción reinante.
Aquí tenemos una fotografía en la
que aparecen ambos:
Ibáñez Martín y en
segundo plano, Luis Ortiz Muñoz, recibidos “con las espadas en alto”
No quedarían ahí los
nombramientos de Luis Ortiz; el ministro a todas luces tenía prisa y le nombró en
1940, casi al mismo tiempo, tanto CONSEJERO NACIONAL DE EDUCACIÓN como DIRECTOR
DEL INSTITUTO “RAMIRO DE MAEZTU” (tras cesar Albareda en esta función, seguido
de Lorenzo Vilas por muy breve espacio de tiempo), nombrando entonces el propio
Luis Ortiz a Lorenzo Vilas como Vicedirector tras su nominación como director
del Ramiro.
Veamos cuál era el equipo de catedráticos
numerarios con D. Luis en el Ramiro, además de él mismo con la cátedra de
griego (y por cierto, podría haber sido también catedrático de latín por
derecho propio, pero la dejó en manos de Antonio Magariños, a quien nombró muy
acertadamente “Jefe de Estudios” y por lo tanto uno de sus primeros hombres de
confianza). Véase en la foto:
Con Antonio Magariños,
primero a la derecha sentado, y Joaquín García Rúa, entre ambos.
Creo que nadie dudará que D. Antonio Magariños
era el “Jefe de Estudios” nato por excelencia. ¿O es que D. Luis lo entrevió al
conocerle? Un genio en psicología educativa, como demostró posteriormente.
Catedráticos numerarios (fuente
Manuel Mindán):
Luis
Ortiz, de Griego
Antonio
Magariños, de Latín
Jaime
Oliver Asín, de Lengua y Literatura españolas
Manuel
Mindán, Filosofía
Joaquín
Gª Rúa y José Royo, de Matemáticas
Ángel
Sáenz Melón, de Física y Química
Rafael
Ybarra, de Ciencias Naturales
Lorenzo
Vilas, de Agricultura (que pasó a Naturales, siendo después sustituido por
Ciencias Físico-Naturales por Tomás Alvira)
Leopoldo
Querol, Lengua Francesa
Manuel
Pérez Saavedra, Dibujo
Si hablamos de los primeros
profesores, sin tener en cuenta si eran o no catedráticos numerarios, nos
encontramos con los siguientes (versión Tomás Alvira), probablemente anteriores
en el tiempo alguno de ellos:
José
Oñate y José Royo – Matemáticas
Miguel
Allué – Lengua y Literatura Españolas, a quien siguió el mencionado Jaime
Oliver Asín como catedrático
José
Chacón, a quien seguiría Manuel Mindán como catedrático
Antonio
Magariños, Latín
Luis
Ortiz, Griego
J.
Mª Albareda, Ciencias Naturales, después R. Ybarra.
Tomás
Alvira, Ciencias Físico – Naturales
Angel
Sáenz Melón, Pedro Dellmans y Ángel Hoyos, Física y Quimica
Lucila
Utrilla, Geografía e Historia (parece ser que la cátedra se reservaba al propio
ministro Ibáñez Martín, que era titular) y más tarde, José Navarro Latorre.
Tarsicio
Seco, Francés (después Leopoldo Querol)
Gabino
López Morant, profesor numerario de Religión
Cdte.
Marcos Daza, profesor de Educación Física.
Domingo
Sánchez Hernández, Lengua Alemana, lengua que se añadiría al francés posteriormente
(curiosamente, la alemana Frau Stötter daría después Lengua Inglesa)
Angel Sáenz Melón y Domingo Sánchez
serían los primeros Secretarios en la parte administrativa, alternando con sus
clases.
(La verdad sea dicha que no tengo muy claro
quién fue antes o después en algunos casos, aparte del lío que tengo en el área
de Ciencias Naturales).
Hay
que añadir que D. Luis nombró Vicedirectores como delegación suya -cuando no
estaba presente debido a sus otros cargos en el Ministerio- siguiendo esta secuencia: Lorenzo Vilas, R. Ybarra, Tomás Alvira, que
lo sería gran parte del tiempo, y finalmente, José Navarro Latorre, que fue
además quien le sustituyó como director en 1975.
También quiero resaltar la especial
dedicación que tuvo el sr Alcántara con Luis Ortiz, pues era en cierta forma el
fiel colaborador en las labores de dirección y su “mano derecha”.
No estoy seguro si ha quedado medianamente
claro, pero esta foto resume al menos gráficamente el “quién es quién” poniendo
caras:
Toda esta descripción
tiene la intención sencillamente de mostrar con quién contaba Luis Ortiz Muñoz
en su labor en el Ramiro de Maeztu.
Quedan algunos testimonios gráficos de actos
en el Ramiro:
Luis Ortiz con Agustín Brañas, Ayala y
Alcántara, entre otros, tomándose unas copillas
Y ésta de alguna conmemoración,
en la que están también Albareda e Ibáñez Martín:
Con Ibáñez Martín y
Albareda; en el centro, Luis Ortiz.
Incluso queda algún
incunable de los primeros tiempos, como cuando se realizó la visita de SA
Imperial el Jalifa de Marruecos al Ramiro, con los uniformes de rigor en
aquella época:
La foto debe ser antigua;
no hay más que mirar los “zapatos acharolados” del personaje a la derecha de la
foto y el gesto del chavalín a la izquierda, remedando el saludo fascista, que
se abolió en 1945 en España por razones obvias (o a lo mejor el chaval no se
había enterado).
En su labor como director,
ya hemos dicho que tenía que alternar con sus cargos en el Ministerio que, como
veremos ahora, habría además otros nuevos añadidos. Esto le impedía estar
presente muchas mañanas en el Instituto, reservándose las tardes y frecuentemente
hasta las noches, con el detalle de incluir cena de trabajo (amenizada ocasionalmente
hasta por algún concierto de piano a
cargo de D. Leopoldo Querol) para departir con su equipo. Desconozco si les
haría mucha gracia a los interfectos prolongar de tal forma su jornada de
trabajo, pero aquí D. Luis era inflexible: él daba ejemplo y los demás, como
las lentejas, o las tomas, o las dejas. En cualquier caso y dado su carácter
abierto, las maratonianas sesiones al final no resultaban desagradables. Tanto
Mindán como Alvira las recuerdan con afecto en sus libros.
En esta foto se le ve rodeado de muchos
profesores en aquella primera época:
En 1941, en una cena al
aire libre en un restaurante de la castiza “Bombilla” de Madrid. Se distingue a
varios profesores; en la primera fila (abajo): Tarsicio Seco, Antonio
Magariños, Luis Ortiz, Ibáñez Martín como invitado de honor, Albareda y Galindo.
Más arriba solamente identifico a Lucila Utrilla, pero seguramente alguien
puede dar más datos.
Hay que destacar que en los
primeros tiempos del Ramiro, Luis Ortiz estuvo encima incluso de la
construcción y reconstrucción de los edificios del Instituto hasta que quedaron
como hoy los conocemos y se permitió también dirigir las obras en sus detalles
más nimios. Estuvo detrás de del establecimiento de los Internados, de la
Preparatoria, de los Talleres, del Nocturno y hasta de la Iglesia del Espíritu
Santo.
En su labor como Director siempre destacó
en sus afanes conciliadores ante cualquier dificultad o disputa interna.
Estableció también unos criterios firmes de educación basados en la lógica,
criterios que después fueron aplicados con sabiduría por Antonio
Magariños. Véase un ejemplo (fuente,
libro de Manuel Mindán):
1º: Que cualquier falta de disciplina que
merezca una sanción sea comunicada por el profesorado inmediatamente a la Jefatura
de Estudios, la cual será únicamente la encargada de imponer el correctivo
oportuno
2º: Queda totalmente
prohibido sacar al pasillo durante las horas de clase a los alumnos, sea
cualquiera la falta que cometan. En todo caso se comunicará a la Jefatura de
Estudios y será ella la que determine la salida del alumno a un lugar oportuno,
pero nunca al pasillo.
3º: Queda prohibido que
salgan de clase los alumnos cuando terminen los ejercicios escritos antes de
finalizar la unidad didáctica. Todos los alumnos deberán estar con el profesor,
dentro de la clase, la unidad didáctica entera.
4º: Si por motivo
excepcional, un profesor tuviese que abandonar la clase antes de la hora
señalada, lo comunicará a la Jefatura de Estudios para que otro profesor o
educador se haga cargo de la clase, pero en ningún caso mandará los alumnos al
pasillo o a los campos de deportes.
Madrid, 9 de Febrero de 1962
El
Director,
Luis Ortiz
Incluso tuvo que intervenir en algún
aspecto relacionado con el profesorado, especialmente si el asunto era
delicado, como por ejemplo ante el enfrentamiento suscitado entre los padres
Granda y Cuéllar, originando una separación entre dos grupos de alumnos, “los
del P Cuéllar” y “los del P Granda”, como si se tratase del Real Madrid y del
Barcelona, cosa que originó las protestas de muchos padres de alumnos. Tuvo que
llamar a la Junta Pedagógica para tratar de conciliar las posturas de ambos,
pero la cosa no era nada fácil, dado el fuerte temperamento en especial de
Granda. Hubo hasta que recurrir a la curia episcopal (fuente: libro de Manuel
Mindán). Cuento esto para reseñar las dificultades inherentes a la función de Director
del Ramiro y que no consistía solamente en cuidar de la óptima educación de los
alumnos.
Por lo que he podido saber, Luis Ortiz era
capaz de dormir solamente tres horas por noche, suplementando con alguna
cabezadita después de comer. Cuando no tenía reuniones, esta asombrosa
capacidad de vigilia le permitía -¡encima!- trabajar en su casa por las noches.
Adelanto que su labor de “producción” ha sido realmente prolífica en este
contexto: totaliza nada menos que 20000 EDITORIALES PERIODÍSTICOS, 4000 ARTÍCULOS
y 30 LIBROS, sin contar con las
múltiples colaboraciones que le requerían para libros “de otros”, en particular
-como ya sabemos- del propio ministro Ibáñez Martín, para quien preparó el
macro-informe “10 años de servicio a la
Cultura española, 1939-1949” . Ya lo dijo Manuel Mindán: el único defecto
de Luis Ortiz era que “no sabía decir que no”…
Y sin embargo, como veremos más tarde, aún
le sobraba tiempo para preparar hasta exposiciones de gran nivel (“Tierra
Santa”, en 1954, que ya veremos después) y sus trabajos de apoyo a las
tradiciones sevillanas; también tenía que ceder algo de tiempo a sus propias
aficiones, ¿o no?
¿Alguien da más? A lo mejor
podría haberse presentado al récord Guiness de productividad…
A principios de los 40 empezaron a lloverle
cargos como setas, en una imparable ascensión:
Aparte de SECRETARIO
GENERAL, por concurso, del Consejo Nacional de Educación, se le nombra:
CONSEJERO
NACIONAL DE EDUCACIÓN (1940)
DIRECTOR
GENERAL DE ENSEÑANZA MEDIA (1942-1951)
DIRECTOR
GENERAL DE ENSEÑANZA UNIVERSITARIA (1942-1951)
SECRETARIO
GENERAL TÉCNICO DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL (1942-1951)
Alguien pude preguntarse
qué pasó en 1951 y la respuesta es fácil: sencillamente, su mentor Ibáñez
Martín dejó de ser Ministro y es muy probable que este final conllevase también
el de su equipo, incluido Luis Ortiz Muñoz. El sucesor de Ibáñez Martín fue
Joaquín Ruiz Giménez. Sin embargo, Ibáñez Martín continuó en su cargo de
Presidente del CSIC y siguió contando con la colaboración continuada de D. Luis
en este organismo, del que fue vocal muchos años, siendo posteriormente
reconocida su labor en 1970 nombrándole CONSEJERO DE HONOR del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas. No hay que olvidar que Luis Ortiz fue además uno
de los creadores e impulsores del Consejo antes incluso de su creación.
De esos tiempos quedan también algunos
testimonios gráficos:
Y hasta con Franco:
Y con instancias todavía más altas, véase si
no un incunable con Pío XII, nada menos:
Y con conocidas
personalidades políticas y esta vez con un futuro Papa, Pablo VI, entonces
Cardenal Montini, en 1949:
También fue PROCURADOR EN
CORTES desde 1944 a 1951 y SECRETARIO DE LA COMISIÓN DE PRESUPUESTOS DEL
MINISTERIO.
Como
consecuencia de ser el Director General de Enseñanza Universitaria, se le asignó
otro cometido que D. Luis acometió con muchísima ilusión: el de COORDINADOR de
la creación de La Ciudad Universitaria de Madrid. Fue VICEPRESIDENTE DE LA JUNTA CONSTRUCTORA de esta ambiciosa obra
y de enorme responsabilidad, ya que la enseñanza universitaria representaba
nada menos que el futuro del país y la continuación lógica para los alumnos
bien preparados de la Enseñanza Media, de los que era él asimismo responsable. Para
esta labor contó, por cierto, con la estrecha colaboración del reconocido profesor
J. Mª Albareda.
Su hijo José Mª me ha contado en relación a
este tema una anécdota que define muy bien la rectitud de nuestro D. Luis:
habiendo terminado satisfactoriamente las obras de la Ciudad Universitaria, los
jefes de la empresa responsable de interiores y mobiliario (sevillana, por
cierto) le ofrecieron como compensación a sus desvelos la realización gratuita
de cualquier obra de decoración interior o exterior que tuviese prevista él
particularmente a modo de regalo, cosa que rechazó con una sonrisa; acto
seguido, sin embargo, se acordó de sus queridas cofradías sevillanas y les dijo
que “hombre, si podéis echar una manita a
los cofrades sevillanos de la Amargura para poner unas nuevas colgaduras, pues
no estaría mal…”. Luis Ortiz Muñoz, como siempre, pensando en los demás y
nunca en sí mismo…
No acabaron aquí los nombramientos, pues en
el año 1946 se le nombró SUBSECRETARIO DE EDUCACIÓN POPULAR, organismo del que fue el último subsecretario asimismo hasta el
1951, transformándose éste más adelante en el Ministerio de Información y
Turismo. Esto no es de extrañar, pues las competencias de la Subsecretaría eran
nada menos que las siguientes, citando por Direcciones Generales: Prensa,
Radiodifusión, Propaganda y Cinematografía y Teatro. ¡Qué lejos estaban ya sus
críticas de cine y teatro en El Debate!
Por la importancia de todas estas funciones, se le añadió “el turismo”
posteriormente y se creó el Ministerio correspondiente.
Al cesar Ibáñez Martín como ministro en
1951, se decidió la creación de este nuevo ministerio, al frente del cual se
puso a Gabriel Arias Salgado, antecesor de Luis Ortiz como subsecretario de
1941 a 1946, año en el que fue nombrado nuestro D. Luis, como ya se ha señalado.
Resalto la siguiente reflexión: Arias Salgado
estuvo al frente del Ministerio de Información y Turismo hasta 1962, año en que
fue cesado y sustituido por el carismático Manuel Fraga Iribarne. Recordemos
que, como dije al principio de esta semblanza, D. Luis Ortiz fue operado de
cáncer de laringe en 1958, trayendo consigo las limitaciones en su voz que ya
sabemos. Es evidente que un político sin voz es como un nadador sin brazos… Si
hilamos fino, nos damos cuenta que, independientemente de la probada valía de
Luis Ortiz Muñoz, es que “le tocaba” suceder a Gabriel Arias Salgado al frente
del Ministerio de Información y Turismo; para mí es obvio que si la historia
hubiese seguido un rumbo diferente sin el malhadado cáncer que le apareció a
nuestro D. Luis (que afortunadamente al menos fue extirpado definitivamente, no
sé si satisfactoriamente o no), él hubiera sido el siguiente Ministro, dicho
esto sin el menor menoscabo de Manuel Fraga, al que conceptúo como personalidad
similar a la de Luis Ortiz por su gran capacidad de trabajo y erudición, bien
conocidas. Posteriormente, Luis Ortiz y Fraga mantuvieron contactos frecuentes
y ya nos podemos imaginar quién fue consejero de quién. Nunca sabremos ya lo
que hubiera pasado sin el desgraciado evento de salud de D. Luis, es evidente,
pero 2+2 siguen sumando 4, ¿verdad?
Aunque sea adelantarme en fechas, no quiero
perder el hilo y dejar establecido que tras 1951 y, sobre todo, tras 1958 con
su operación, la vida profesional de Luis Ortiz no estaba ni mucho menos
hundida. Con las limitaciones de comunicación, naturalmente, siguió con otras
actividades en paralelo a su labor de dirección del Ramiro de Maeztu. No
sabía estarse quieto. Trabaja en el CONSEJO EDITORIAL DEL PERIÓDICO YA, dando salida a su vocación de
periodista, es CONSEJERO DE LA EDITORIAL CATÓLICA (1958-1972), es VOCAL (y a veces presidente) del Tribunal de
oposiciones a Cátedras de Latín y Griego y es el creador e impulsor del BACHILLERATO
RADIOFÓNICO DE ESPAÑA Y DIRECTOR DEL DEL INSTITUTO DE ENSEÑANZA MEDIA A
DISTANCIA (1963). Resalto la
relevancia de este organismo para la obtención de títulos de bachillerato para muchos
alumnos españoles que por circunstancias de la vida no podían estar o asistir
regularmente a los institutos (por
ejemplo, en aquella época de tanto emigrante al extranjero, ¿qué podían hacer los padres españoles con los hijos si
querían tener una educación y titulación españolas?
A
partir de 1951 y hasta 1958 participa activamente en los ciclos de conferencias
de la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander. Sus conferencias trataban
generalmente de asuntos educativos, de los que ya tenía, obviamente, amplia
experiencia.
También fue PRESIDENTE DEL CONSEJO TÉCNICO DE
UNIVERSIDADES LABORALES desde 1957; en este contexto se le encargó por el
gobierno reformar e impulsar la educación laboral en España, reforma muy
necesaria para el desarrollo del país. Con ocasión de este encargo, realizó un
extenso viaje a Estados Unidos para conocer in situ la enseñanza en aquél país,
viaje al que se llevó también al profesor Albareda, del Ramiro. Fue desde luego
un viaje muy interesante que glosó en su conferencia en ocasión del homenaje
póstumo tras el fallecimiento de Albareda y que aparece en el libro de Tomás Alvira.
Se cita allí que visitaron cientos de establecimientos científicos y docentes.
No deja de tener, pues, un tanto de
lógica que fuesen ambos, uno para los aspectos de “Ciencias” (Albareda) y el
otro para los de “Letras”, el propio Ortiz.
Personalmente me llamó la atención la
cantidad de personajes tan ilustres del ámbito científico americano que
tuvieron la oportunidad de conocer, siendo también muy bien recibidos, dado el
prestigio europeo que ya tenía el profesor Albareda en este campo. Visitaron
por ejemplo el Instituto de Energía Nuclear de la Universidad de Chicago, siendo
recibidos por 4 premios Nobel, uno de ellos Allison, que junto con Fermi
desarrolló la primera central nuclear y el ciclotrón. Visitaron también la
Universidad de Berkeley y de S. Francisco. Tuvieron la oportunidad de conocer
también a Linus Pauling, premio Nobel de Química y bien conocido por su
contribución a los orbitales atómicos y enlaces moleculares e incluso a la
Física Cuántica, al Dr Anderson y al profesor Waksman, descubridor éste último de
la estreptomicina, quien les invitó de forma amable y cordial a su propia casa.
Un viaje bien aprovechado, pues, y que les
permitió a ambos tener una visión más despejada de lo que sucedía en el mundo
en los ámbitos científicos.
Luis Ortiz fue nombrado también MIEMBRO DE
HONOR de varias Universidades extranjeras.
Fue también RECTOR DE LA UNIVERSIDAD LABORAL
DE SEVILLA, entre 1956 y 1958. Labor que hubiera podido desarrollar mucho más,
pero el destino quiso que no fuera así.
También fue miembro del equipo de redacción de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). D. Luis podía tener
limitada la voz, pero desde luego que no su impresionante memoria, a la vez que
su amplio conocimiento de lenguas antiguas, latín, griego y hasta arameo;
gracias a todo ello, pudo escribir sobre textos sagrados con exégesis de los
mismos e incorporarse así su contribución a esta extensa Biblioteca. ¡Vaya
chollo, como diríamos hoy!
La verdad es que este conocimiento,
especialmente del latín, le valió para colaborar en la redacción de textos en
muchos monumentos de la posguerra, entre los que destaco la estatua de Franco
en el Ramiro.
También se le atribuye el texto del Arco de
la Victoria a la entrada de la Ciudad Universitaria, que adjunto, aunque esto
lo pongo en solfa al atribuirse dicho texto a Pedro Laín Entralgo, sin
confirmar. He decidido dejarlo, porque me parece extraño que con sus
competencias en la Ciudad Universitaria no haya dejado su impronta allí también
y porque el impulsor de la construcción del arco fue Ibáñez Martín; me parece
poco probable que no se lo encargase (también) a Luis Ortiz, como casi todo, y
más si tenía que ver con el latín.
Hablando de textos,
colaboró también en la redacción de numerosos textos legislativos relacionados
con la Educación.
Luis Ortiz era además un organizador nato,
aunque su fuerte no fuese la estrategia. Como hombre de confianza y con
prestigio, y porque de hecho también entraba entre sus competencias (tenía a su
cargo un departamento de actos oficiales), se encargó de la organización del
viaje de Eva Perón a España en 1947, en pleno bloqueo internacional. Ya sabemos
por la historia la relevancia que tuvo aquél viaje, más que nada por el apoyo
alimentario que recibió nuestro país de otro tan rico como la Argentina y que
constituyó un balón de oxígeno en aquellos momentos.
Con un poco de imaginación, a lo mejor
Luis Ortiz tuvo mucho que ver con el éxito de aquella visita; se cuenta que su
porte de caballero español y su don de gentes y cultura impresionaron bastante
a la joven Evita, con lo que no sería de extrañar que ella prestara más
atención a lo que le decía Luis Ortiz que incluso al propio matrimonio Franco,
con quien es sabido que tuvo algunas discrepancias de opinión. Vamos, que hacía más caso a nuestro D. Luis,
por lo que no es extraño colegir que a la consecución de los objetivos y éxito
diplomático pudiera haber contribuido más el propio Luis Ortiz que el resto de
personajes que la rodearon durante su famosa y carismática visita a España. Y
lo más importante: que nos llegase el ansiado trigo de Argentina en aquellos
difíciles momentos.
Y lo
mismo en 1949, fecha en la que se encargó de la organización de la visita del
rey Abdullah de Jordania. Evidentemente, D Luis le dio un cierto protagonismo a
su ciudad de Sevilla, como parte de la visita, que además se extendió a
Granada y Málaga, fortaleciendo lazos (al menos) con
los árabes, ya que por el mundo occidental las cosas estaban más feas.
La profunda cultura de D. Luis era desde
luego muy apreciada entre los adláteres de Franco, razón por la cual contaban
con él en las ocasiones que había que dar “brillo cultural”, lo cual no quiere
decir que siempre le hicieran caso o que se dejasen aleccionar por él…
Aunque con problemas de voz, la coyuntura a
partir de los años 60 le permitía estar con más frecuencia en el Ramiro. Sus
clases de griego las delegó fundamentalmente en Ramona Rey, que por cierto,
sigue viva y podría contarnos más cosas de D. Luis.
Aparte
de sus labores de Dirección, a las que se entregaba como líder nato que era
(respeto desde luego, imponía) , a Luis Ortiz se le podía ver en todos los
actos que se celebraban en el Ramiro de Maeztu. Siempre estaba allí (de esto le
recuerdo, por cierto), hasta el punto que su presencia se fue haciendo
obligatoria, no celebrándose ningún acto hasta que él no pudiera estar
participando y presidiéndolo. Un compañero nuestro que ejerció de profesor en
los años 70, Ricardo Alonso Vega, me contó una anécdota que no puedo dejar de
difundir: Luis Ortiz tenía que inaugurar el Belén del Ramiro antes de las
vacaciones de Navidad, como es natural. Se dio la circunstancia que D. Luis
estaría en una de sus entonces más frecuentes visitas a Sevilla y no hubo forma
de contar con él al principio; lo normal hubiese sido que esta inauguración la
hiciera por ejemplo Tomás Alvira, pero entre espera que te espera y que nadie
se decidía, la inauguración del Belén, ya con la presencia de Luis
Ortiz, se celebró el… ¡9 de Enero! Y encima nadie osó tomárselo a chacota, sino
como lo más normal del mundo. O sea, que
respeto imponía…
Los años pasaban cada vez más deprisa.
En
1969 se celebró el 30 aniversario de la fundación del Ramiro, ocasión de la que
queda esta foto y de la que destaco la figura de D. Jaime Oliver:
En el mismo año, con ocasión de la
proximidad de la Navidad (me figuro que en este año pudo inaugurar el Belén a
tiempo) se le ve junto con la Directora General de Orientación Educativa:
¡Cómo le gustaba estar presente en los
actos –especialmente en el Ramiro- y cómo disfrutaba con el contacto cálido con
profesores y alumnos! Como aquí en 1974, conmemorando el centenario del
nacimiento de Ramiro de Maeztu, junto
con D. Pedro Dellmans y D. José Navarro Latorre:
Llegamos así a su jubilación en Marzo de
1975, pues las condiciones de salud de D. Luis habían sufrido una merma
considerable, en especial desde una caída con fractura de fémur que tuvo en la
playa dos años antes y que le confinó en silla de ruedas.
Con ocasión de esta jubilación, se le hizo
un gran homenaje nacional en Madrid en el hotel Mindanao, con la asistencia del
entonces ministro de Educación Nacional, Cruz Martínez Esteruelas, con quien
aparece en la foto.
También asistieron otros ex
ministros y personalidades de la Nación, representación de la Academia de la
Lengua, de todas las cofradías sevillanas, etc. Hasta Franco le envió un mensaje
especial y se le concedió la Gran Cruz de Carlos III. El alcalde de Sevilla,
que pronunció en aquella ocasión un emocionado discurso, le llamó “el Novio de
Sevilla” por todos sus merecimientos relacionados con esta ciudad.
A este discurso le respondió D. Luis con la
voz prestada de su hijo mayor con otro discurso todavía más emotivo,
enfatizando especialmente a su querida Sevilla natal y a su amada Semana Santa
y tradiciones. Quiero resaltar dos cosas que dijo en aquél momento: “Gracias a Dios por haberme dotado siempre
de muchos amigos” y “Algunas cosas he
podido hacer por Sevilla, pero me parecen nada”.
Luis Ortiz Muñoz es por derecho propio y ya para siempre, una gran tajada de la
historia del Instituto Ramiro de Maeztu.
Víctima de un súbito derrame cerebral,
falleció en Madrid el 14 de Junio de 1975. ¡Poco tiempo pudo disfrutar de la
jubilación! Solamente tres meses, aunque conociéndole, me parece que ni
siquiera en sus condiciones hubiera podido estarse quieto.
Creo que su última foto es ésta:
D. Luis
Ortiz, 1975.
Su cadáver, amortajado con la túnica de
Nazareno de la Hermandad de Jesús del Gran Poder, fue trasladado desde Madrid
(donde también se le rindió un homenaje en el propio Ramiro de Maeztu de cuerpo
presente, siendo suspendidas las clases durante 24 horas) a Sevilla, ciudad en
que se celebró el solemne funeral, en la iglesia de San Juan de la Palma,
pudiendo dar de esta forma su último adiós a su muy querida Virgen de la
Amargura.
Cito algunos de los asistentes, además de
sus cuatro hijos, hermano, sobrinos, etc.: Barrera de Irimo (Vicepresidente del
Gobierno en Asuntos Económicos y Ministro de Hacienda), el Cardenal Arzobispo
de la diócesis, monseñor Bueno y Monreal, el Gobernador Civil, el Jefe Provincial
del movimiento, el alcalde y ex alcaldes de Sevilla, el Capitán General de la
II Región Aérea, etc.., y, por supuesto,
representantes de todas la Cofradías y hermandades sevillanas.
En el traslado del
féretro al cementerio se le acompaña por la Policía Municipal de gala en razón
a su categoría de Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla. Otro detalle
sevillano fue que, al pasar por delante de la Basílica de la Macarena, se
abrieron sus puertas delante del féretro como para unirse simbólicamente al
dolor por la desaparición de D. Luis Ortiz.
Fue enterrado en el cementerio de S
Fernando en Sevilla, en el que la familia tiene un Mausoleo, rodeado por una
ingente multitud de sevillanos que querían así rendirle un último homenaje y
acompañarle en su último viaje. Estoy convencido que si D Luis hubiera podido
ver desde una ventanita del Cielo el cariño de sus paisanos, se hubiese
conmovido profundamente y alguna lagrimita se le hubiese escurrido por su noble
rostro.
Descanse en paz.
EL AMOR POR SEVILLA, SU SEMANA SANTA Y LAS TRADICIONES
Cuando se siente desde muy
joven una atracción por algo, aquello queda muy arraigado, lo mismo que una
vocación. En estos casos, se siente un enorme placer en dedicarle tiempo y
esfuerzos. Creo que eso es sencillamente lo que le pasó a D. Luis en relación a
las hondas tradiciones de la Semana Santa sevillana, fundido y entrelazado con
los aspectos históricos y religiosos asociados. Como era un investigador nato,
se puso a “rascar” en los antecedentes de todo aquello y dedicó asimismo todo
su esfuerzo personal en ensalzar todo aquello que tanto le atraía con los
medios a su disposición, de lo que resultaron unos magníficos pregones y
algunas extraordinarias publicaciones que salieron de su pluma. Hay una palabra
que me parece acertada para aplicarla en esto a D. Luis: sentía FERVOR,
especialmente en su acepción de entusiasmo, por los estudios relacionados con
la figura de Jesús, su Pasión y Muerte, así como por la figura de la Virgen
María. Sentía un especial fervor por
la Virgen de la Amargura, probablemente porque históricamente ya desde sus
ancestros se había ido traspasando de generación en generación una gran
devoción por ella.
Con estos antecedentes, no es de extrañar
que impulsara con toda su energía cualquier aspecto relacionado con ello y se
le reconociera en el entorno sevillano. Véase si no:
1.- En 1943 se le designa pregonero de la Semana Santa Sevillana (el año
anterior lo había sido José Mª Pemán). Se preparó el pregón a conciencia y
probablemente marcó un hito en la historia de los pregones (incluso lo he encontrado
enterito en internet, por si a alguien le interesara). A partir de ahí ya fue
un personaje bien conocido –y reconocido- por los sevillanos.
2.- Participó activamente
en la restauración de la Capilla Real Urna de S. Fernando y enterramiento de Dª
Beatriz de Suabia y de Fernando III, personaje histórico éste por el que sintió
gran simpatía.
3.- Restaurador del Museo
Arqueológico de Sevilla
4.- Miembro de la Real
academia de las Buenas Letras Sevillana y de Real Academia de de Bellas Artes
Isabel de Hungría
5.- Organiza en Madrid un
acto con la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional con un recital del Miserere de
Eslava y con grandes figuras de la época, entre las que destaco al maestro
Benedito.
6.- En 1947 organiza la
Exposición Nacional de Artes Decorativas en Madrid, dedicada muy
especialmente a la Semana Santa
Sevillana.
7.- El 6 de Enero de 1948
edita su primer libro “Semana Santa en Sevilla”, estrenándose así como autor
literario.
8.- En 1948, con motivo de
conmemorar la toma de Sevilla por Fernando III El Santo, colaboró muy
activamente en los actos del VII Centenario de la Marina de Castilla,
recibiendo después la Gran Cruz de la Marina Española en reconocimiento por sus
esfuerzos.
9.- Nombrado Hermano Mayor
Honorario de la Hermandad del Santo Entierro por su labor en la reforma de la
Cofradía, tras sus investigaciones históricas.
10.- Interviene y apoya
activamente en la construcción de la nueva Basílica de la Macarena
11.- En el año mariano de
1954 pronuncia varias conferencias con ocasión de la coronación canónica de la
Virgen de la Amargura, “su” Virgen.
12.- Gracias a las gestiones de Luis Ortiz, se consiguen los permisos de
importación de la plata necesaria para la orfebrería del bello paso del Señor
de Pasión.
13.- En 1961 colabora
intensamente en la construcción del nuevo templo del Gran Poder, para lo que
organiza una exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
14.- En este mismo año de
1961 se le nombra COFRADE EJEMPLAR DE SEVILLA, en reconocimiento a todos sus
esfuerzos, recibiendo así el homenaje de todas las Cofradías de Sevilla
15.- En 1962 se le entrega LA
MEDALLA DE ORO DE LA CIUDAD DE SEVILLA,
concedida por unanimidad por la sesión de pleno del Ayuntamiento.
16.- En 1973 se edita su
libro (quizás el más preciado) de “SEVILLA ETERNA”, que obtiene un gran éxito,
dada su exquisita elaboración en todos los aspectos.
17.- También elabora un
documental en color de NODO sobre la Semana Santa, en particular en los textos
y hasta en la dirección artística, lo que impulsa de forma notoria la difusión
mundial de la Semana Santa sevillana
18.- D. Luis tuvo otra
afición, coleccionar diapositivas de todo, de viajes, de exposiciones, de obras
de arte, etc., por lo que no es raro que elaborase también una colección
especial de diapositivas de la Semana Santa, que se edita junto con un folleto
escrito por él.
19.- El capítulo de distinciones en las
Hermandades se concreta en la siguiente lista:
Hermano Mayor
Honorario de la Amargura
Hermano Mayor
Honorario del Santo Entierro.
Hermano
Mayor Honorario de la Universidad además
de fundador de la Hermandad y consiguiendo la cesión del maravilloso Cristo de
la Buena Muerte (Juan de Mesa) de la Universidad de Sevilla a la Hermandad de
los Estudiantes)
Teniente Hermano
Mayor del Gran Poder
Teniente
Hermano Mayor del Cachorro.
PUBLICACIONES DE D.LUIS ORTIZ MUÑOZ:
Autor de la traducción del latín al
castellano de la Gramática Castellana Antonio de Nebrija, junto con D. Pascual
Galindo. Se les concedió el “Premio Nacional de Letras Francisco Franco”.
Glorias
Imperiales. 2 Tomos El Gran Imperio de la Hispanidad. Libro escolar de lecturas
históricas. Editorial Magisterio Español. 16 ediciones.
Semana
Santa de Sevilla
Sevilla
en Fiestas
Sevilla Eterna
Libro X años al servicio de la cultura española,
junto con Ibáñez Martín.
Cristo, su proceso y su muerte
Guía de Sevilla
Guía
de viaje a Tierra Santa. (Crucero
Mediterráneo. Egipto. Tierra Santa. Grecia.
Pregón
Semana Santa en Sevilla. Ed.
Magisterio Español. 1945. Sevilla
Los problemas del día en las
constituciones extranjeras, textos
constitucionales de todos los países. 2 tomos
España en llamas (reportaje)
La libertad de enseñanza (traducción de “libertá
della scuola”)
Libro de lectura griega (en colaboración)
Nebrissensis Bíblica (en colaboración)
Gramática Castellana para 1ª enseñanza
Historia de España para 1ª enseñanza
Las armas de la Luz (crónica ilustrada del
Evangelio)
La Palabra de Cristo (10 volúmenes, en colaboración
con la B.A.C.)
Mare Nostrum I y II
Vida de Cristo
Reliquias de la Pasión (en prensa, 6 volúmenes,
premiado por la Fundación March)
Semana Bíblica
… y numerosos artículos
periodísticos.
CONDECORACIONES Y HONORES (entre otros):
Premio Nacional “Francisco Franco” de Investigaciones Científicas por su obra “Nebrissensis
Bíblica”
Premio Nacional de Letras “Francisco Franco” por
la traducción del latín al castellano de la I Gramática Española de Elio
Antonio de Nebrija (compartido con Pascual Galindo)
Gran Cruz del Mérito Civil
Gran Cruz de Isabel la Católica
Gran Cruz de Alfonso X El Sabio
Gran Cruz del Mérito Naval
Gran Cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén
Gran Cruz de la Instrucción Pública de Portugal
Gran Cruz de la Mebdahia de Marruecos
Gran Cruz de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas
Gran Cruz de Carlos I
Gran Cruz de Carlos III
Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla
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OTRAS AFICIONES Y ACTIVIDADES DESTACADAS:
Uno de los Creadores de la “Discoteca
Pax” (1950)
La Discoteca
PAX fue fundada por 4 Socios: Propaganda Popular Católica PPC, Luis Ortiz Muñoz,
José Rodolfo Boeta y Enrique Thomas de Carranza
Llego a
tener casi 800 títulos, siendo una de las primeras editoras de música religiosa
de Europa todos de carácter religioso del más diverso carácter; folklore,
pastoral música religiosa, misas cantos gregorianos, poesía religiosa, fiestas
religiosas, de semana santa, villancicos etc.
Exposición Tierra Santa y
Caballero de la Orden del Santo Sepulcro; Gran Cruz del Santo Sepulcro
En el año 1954 organiza en
Madrid la exposición de " Tierra Santa" teniendo que trabajar
duramente y consiguiendo una realización completísima; a modo de ejemplo, se
instaló a tamaño natural el Edículo del Santo Sepulcro. El trabajo fue
intensísimo coordinando pintores, escultores y otros oficios, diseñando
dioramas, etc. Su casa se convirtió durante mucho tiempo en un consultorio de
artistas con de bocetos y objetos por
todas partes. En reconocimiento a su extraordinaria labor, Su Santidad le concede
la Gran Cruz del Santo Sepulcro y posteriormente es nombrado Caballero del
Santo Sepulcro con la categoría de Gran Cruz.
A la inauguración de la exposición
asiste el propio Franco, de lo que queda constancia en el NODO nº 617 A, que se adjunta a continuación.
Incluso se edita un sello
conmemorativo de la exposición, que se celebró en el palacio de exposiciones
del Retiro de Madrid.
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D.LUIS ORTIZ MUÑOZ, EL HOMBRE
A una semblanza siempre le faltará algo si
no se terminase con unas pinceladas que describan cómo era el personaje
humanamente, su carácter, su forma de ser, aparte del par de apuntes ya
mencionados en este sentido.
Ya lo dice la palabra, semblanza, que debe tener algo que ver con semblante, ¿verdad? La cara será el espejo del alma, pero no llega
a mostrarnos todos los recovecos de una determinada personalidad. Vamos por
partes:
En el caso de nuestro D. Luis, he escogido
estas dos fotos:
El semblante de D. Luis
¿Por qué he escogido estas
dos imágenes en primer plano? Pues porque creo que definen varias facetas
diferenciadas de su carácter: en la primera, seriedad, determinación,
severidad, fuertes y profundas convicciones, rectitud… y a la vez, en la
segunda fotografía, se entrevé un aspecto bien distinto: divertido, gran
sentido del humor, carácter abierto, excelente conversador, alma de las
reuniones (no falta ni el detalle de la flor en la solapa)… pero siempre comedido,
nunca extralimitado. La verdad es que no he logrado ver ni una sola foto en la
que se esté riendo a carcajadas. Bromista no era, desde luego…
Hay sin embargo muchas otras facetas de su
persona que no son tan inmediatas de vislumbrar.
Pienso que sobre todo, sobre todo, Luis Ortiz
fue un HUMANISTA, en toda la extensión de la palabra. Veamos la
definición del diccionario de la Real Academia Española: “Persona
instruida en letras humanas” Pues
sí, encaja perfectamente en esta definición tan breve y concreta. Persona
extraordinariamente CULTA y de una CAPACIDAD MEMORÍSTICA extraordinaria
y fuera de lo común; me cuenta Carmina que ya en el bachillerato era capaz de
soltar de corrido todo el Evangelio de S Juan y encima en latín. No me lo puedo
ni imaginar. Efectivamente, desde muy pequeño se formó en la fe cristiana y
llegó a sentir verdadera pasión por ella, por la FE, con mayúsculas. Quizás
este hecho le valió de mucho en las diferentes infortunadas ocasiones que tuvo
que superar, pues sintiendo la fe debe sentirse un agarradero adicional, un
salvavidas, que de otra forma le dificultaría la superación. Y además, dícese persona
instruida en las Letras, que le va como anillo al dedo, pues ya sabemos
que se doctoró en Filología, catedrático de latín y griego, periodista y
magnífico y prolífico escritor, incluso haciendo pinitos con la poesía, como
hemos visto. ¿Se puede ser más “de letras”? Desde luego, de ciencias no era…no
me lo imagino de ingeniero, aunque de arquitecto sí que tuvo que bandeárselas probablemente
en ocasión de ser responsable de las obras de la Ciudad Universitaria, como se
recordará.
Pero con esto no basta para lograr todo lo
que consiguió; para eso estaba dotado de una gran CAPACIDAD ORGANIZATIVA,
poseía un LIDERAZGO NATURAL que le facilitaba sus labores como director y,
sobre todo también, una grandísima CAPACIDAD DE TRABAJO, como hemos visto. Ya
sabemos que se apañaba bien con tres horas de sueño por noche, pero eso no le
quita un ápice de mérito. También era proverbial su impaciencia y su prisa para
la consecución de sus proyectos.
Sin embargo, pienso que una de las primeras
cosas a destacar en el carácter de Luis Ortiz es su extremada RECTITUD y los
profundos valores morales que la sustentaban; era incorruptible. ¡Qué rara
suena hoy en día esta palabra, sobre todo en un político! A modo de inciso,
aunque por sus diversos cargos cercanos al gobierno se le tenga que considerar político, la verdad es que no lo era en
absoluto. Los políticos destacan por saber manejar la mano izquierda y por
saber salir con habilidad de cualquier situación controvertida; D. Luis no,
desde luego. Y la imagen actual de los políticos, inocentes por delante y
marrulleros por detrás sacando siempre provecho para su pecunio particular, no
puede ser más contraria a la forma de ser y proceder de nuestro D. Luis. Un
ejemplo: leyendo la multitud de cargos de Luis Ortiz, cualquiera podría pensar
que se tenía que haber “forrado”; pues no, una de mis mayores sorpresas fue conocer
que su piso en la calle de Conde de Aranda, donde residió con su familia en
Madrid, no era ni siquiera de su propiedad. Incluso hoy sigue estando en
alquiler, eso sí, de renta antigua.
¿Cómo era su faceta de padre y jefe de la
familia? Pues antes que nada, le tocó desde mediados de la treintena hacer de
padre y de madre a la vez. No creo que se le diera bien hacer de madre; no me
lo imagino muy “maternal”, pero sabía conversar y estar con sus hijos, era
divertido y ameno con ellos (les instaba a jugar al “bridge”, los llevaba al
cine, por ejemplo) y los quería profundamente. Pero eso no es óbice para que,
por otra parte, haya sido un padre SEVERO, que quería para sus hijos lo mejor y
estaba convencido que “lo mejor” debía ser exactamente lo que tenía en la
cabeza, por lo que tenía que “dirigir” y encaminar a sus hijos en la precisa
dirección que él quería. Dicho y hecho. Al mayor, Luis, le “persiguió” para
hacer de él eso que entonces se llamaba “hombre
de provecho” y vaya si lo consiguió: terminó siendo- ¡y en dos ocasiones!- Ministro
de Obras Públicas y Urbanismo en el gobierno de Adolfo Suárez y la segunda, en
el de Leopoldo Calvo Sotelo. Por cierto, se casó con la hija de nuestro
profesor Joaquín García Rúa. La siguiente era Carmina y también decidió que
valía para estudiar, así que se encargó de “moldearla”, la mandó para Alemania
y fue profesora después en el Ramiro de Maeztu. La pena para los del Ramiro es
que aquella profesora tan alta, tan rubia, tan guapa y tan simpática no estuvo
mucho tiempo con nosotros, pues su manía por la rectitud impulsó a D Luis a que
no pudiera achacársele a Carmina que fuera “la hija del Director” y la despachó
al colegio Alemán, donde fue profesora de Lengua y Literatura durante nada
menos que 38 años.
Por la mismísima razón decidió que sus hijos
NO estudiasen en el Ramiro, para que no les colgasen el sambenito de
“enchufados hijos del Director”, y eso que estaba convencido que la mejor
formación la tendrían allí (¡ya se encargaría él de eso!). Pero no, pudo más su
afán de rectitud.
La segunda hija, Maruja, es quien tuvo
realmente la oportunidad de pasar más tiempo con su padre y así le pudo atender
especialmente en la enfermedad. Y el
último hijo le salió respondón, pues no siguió la tradición familiar de las
letras: acabó siendo ingeniero superior industrial… cosa que al principio le
costó digerir a nuestro “bien letrado” D. Luis. Probablemente terminó cediendo
por el prestigio que en aquellos tiempos teníamos los ingenieros y que de esta
forma habría en la primera línea de la familia alguien que complementara y
contribuyera en el aspecto cultural de una manera diferente y más variopinta.
Otra faceta importante del carácter de
nuestro D. Luis era su FIDELIDAD. Fiel hasta el tuétano. Fiel e inquebrantable
a sus convicciones y a su profunda fe religiosa. En otra acepción de la palabra
fiel, aún con la dramática e irremediable situación de su esposa Anisia desde
los treinta años, le fue absolutamente fiel todo el resto de su vida. He
llegado a pensar que una de las razones de su tremendo empuje y no negarse a
aceptar más y más cargos, más y más responsabilidades y sumergirse en el
trabajo, pudiera haberse debido a su afán inconsciente de “escapar” de una
triste realidad a la que le había llevado el odio entre españoles hermanos y de
la que toda la familia fue víctima al final. Aún así, no hubo en él jamás ni un
ápice de ansias de venganza o revancha; sabía ser resignado y sentía muy hondo
aquello de “perdónales, porque no saben
lo que hacen” de su mejor Maestro y Guía.
Aunque tampoco pueda catalogarle como
“persona de fuerte carácter” (recuérdese lo que decía Manuel Mindán de él, que
su mayor defecto era “no saber decir
nunca que no”), yo añadiría que eso
es verdad, siempre y cuando no estuviese en pugna con sus profundas
convicciones e ideales. Ahí siempre se mantendría firme. Y lo demostró, vaya si
lo demostró.
No he hablado de otra faceta de su carácter,
de la que estoy seguro que incluso él era ignorante: su GENEROSIDAD. Sólo sabía
dar y no sabía lo que era pedir. Si “dar” es la acción subsiguiente a “amar”,
resulta que D Luis sentía un profundo amor por los demás, lo que le empujaba a
querer para todos lo mejor que él pudiera darles. Ésa era su meta con sus
responsabilidades en Educación, por ejemplo. Nunca pensaba en él mismo, ni era
tampoco nada presumido,… y eso que tenía “una buena percha”, como dirían las
señoras. No le daba importancia a las apariencias, especialmente en el vestir.
Otra faceta de esta generosidad era su tolerancia por las debilidades ajenas,
lo que hacía que su “severidad” con los alumnos fuera relativamente menor que
con sus propios hijos.
MODESTIA
Y SENCILLEZ; otras dos claras características suyas.
Ya no vuelvo a repetir los dos grandes
mazazos que sufrió en su vida, el familiar y el de su salud, que le impidieron
metas aún más altas. Seguro que no le importó esto último y estoy convencido
que hizo todo lo posible por traspasar su experiencia a sus sucesores o a los
que precisamente “ascendieron” a donde él debiera haber llegado, generosamente,
como era su estilo. No solamente eso, sino que supo digerir las adversidades y
hacerles frente, superándolas claramente. Con entusiasmo. Creo que esto es un
ejemplo para cualquiera de todos nosotros; cuando te pasa algo que crees que se
te ha hundido el mundo alrededor, tu futuro, que aquello ya es irremediable y
te dan ganas de quitarte de en medio o sumirte en la desesperación…pues NO. Se
puede superar; siempre hay otro camino, quizás no el que tú hubieras querido,
pero siempre puede encontrarse oro en los lugares más insospechados. Y eso nos
lo ha enseñado nuestro Luis Ortiz.
No podemos terminar sin saber cuáles eran
los grandes amores de Luis Ortiz Muñoz.
Pues, aparte de su familia, por supuesto,
sus tres grandes amores fueron: Sevilla,
el Ramiro y los estudios y escritos sobre la vida de Jesucristo. Sobre los dos primeros ya hemos
hablado, pero el último es algo más desconocido. Sin embargo, el poco tiempo
que le pudiera sobrar a D. Luis lo dedicaba con pasión al estudio de cualquier
aspecto de la vida de Jesús. Por eso digo que, pese a su adscripción desde su
juventud a los medios católicos, era profundamente CRISTIANO y no tanto un
beato católico bajo el pie eclesiástico; nunca “se hizo” del Opus, por ejemplo.
También se encontró en múltiples ocasiones en la tesitura de nadar (y
conciliar) entre dos aguas y decidir siempre lo mejor para los alumnos
siguiendo su propio fino criterio. Posiblemente por esta razón, el Ramiro nunca
fue “clasista” en ningún sentido, ni siquiera en el religioso. Creo que soy un
ejemplo de ello, valga la casualidad: mi padre no tuvo el menor impedimento
para matricularme en el Ramiro, no siendo yo ni español ni católico, y encima
con pocos “posibles”, ya que mis padres venían “con lo puesto” escapando de un
país que suponían destrozado tras una segunda guerra mundial.
Si
miramos para atrás en toda esta semblanza, creo que es fácil deducir que “todos
los del Ramiro” le debemos mucho a D. Luis Ortiz Muñoz, aunque quizás no nos
hayamos dado cuenta hasta ahora. Y el propio Ramiro de Maeztu, igual. Espero
que esta semblanza sirva también para comprender la clase de persona que era nuestro
Director de tantos años y lo que significó.
Decía Manuel Mindán que Luis Ortiz Muñoz
tenía multitud de amigos –aunque algunos desagradecidos- y que no le conocía
ningún enemigo. Recordémosle hoy y mantengamos la brillante Memoria de Luis
Ortiz Muñoz dentro de su contexto histórico como resulta que siempre ha sido en
realidad: un hombre bueno.
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AGRADECIMIENTOS
1º.- A
Carmina Ortiz, a quien le pedí una cita para una entrevista que consideraba
relevante para la semblanza y va y se me presenta con todo un “dossier” de su
padre, fotografías, etc., mucho más de lo que hubiese podido ni soñar. Y encima
ya no hizo ni falta la entrevista como tal, pues nos pusimos a hablar
distendidamente de su padre y de muchas otras cosas, por lo que los encuentros
que hemos tenido han sido de lo más agradables y emotivos. Y gracias también
por su fe y confianza en mí para llevar adelante todo esto relacionado con la
vida de su insigne progenitor. Creo que esta foto resulta muy representativa,
en uno de nuestros encuentros en el Retiro:
2º.- A Jose Mª Ortiz, quien
me llama sorpresivamente cierto día desde fuera de Madrid para infundirme más
ánimos todavía y encima sin conocerme de nada. Y no solamente me dio ánimos,
sino que me proporcionó multitud de informaciones complementarias a las de
Carmina y anécdotas de su padre. Y por lo mismo que con Carmina, que le
agradezco profundamente su confianza en mí.
¡Así da gusto escribir una
semblanza!
KS, Septiembre 2013
Muy completa la semblanza.
ResponderEliminarEn cuanto a la Ley de la Memoria Histórica de 2007, no encuentro nada de histeria en élla:
1. Juicios sumarios del franquismo: la ley reconoce en su preámbulo el carácter radicalmente injusto de todas las condenas, sanciones y violencia personal [..] durante la Guerra Civil y [..] la Dictadura". Los tribunales franquistas y sus condenas, dictadas por motivos políticos, ideológicos o de creencia [..] contra quienes defendieron la legalidad institucional anterior, pretendieron el restablecimiento de un régimen democrático en España o intentaron vivir conforme a opciones amparadas por derechos y libertades hoy reconocidos por la Constitución, son declarados "ilegítimos". Sin embargo, aunque los juicios no son anulados, el preámbulo de la ley establece que ante las demandas de revisión de juicios, la Justicia no podrá rechazarlas invocando las leyes de la dictadura, definidas como represoras y contrarias a los derechos fundamentales, como ha ocurrido hasta la actualidad.
2. Ayudas a los represaliados: las ayudas existentes a las víctimas del franquismo y a sus familias (pensiones, compensaciones financieras) son extendidas. Además, podrán beneficiarse con hasta 135.000 euros las familias de las personas fallecidas en defensa de la democracia entre el 1 de enero de 1968 y el 6 de octubre de 1977.
Véase también: Comisión de indemnizaciones a ex presos sociales.
Continuación del comentario anterior:
ResponderEliminar3. Fosas comunes: el Estado ayudará a la localización, identificación y eventual exhumación de las víctimas de la represión franquista cuyos cadáveres se encuentran aún desaparecidos, a menudo enterrados en fosas comunes. Sólo en Andalucía se ha hecho un inventario de 595 fosas de las que se desconocen el número total de cadáveres.15
4. Símbolos franquistas: la ley establece que los escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura deberán ser retiradas de los edificios y espacios públicos. La retirada no será de aplicación cuando [..] concurran razones artísticas, arquitectónicas, o artístico-religiosas protegidas por la ley, lo cual podrá aplicarse a las Iglesias.
5. Valle de los Caídos: se regirá por las normas aplicables a lugares de culto y religiosos. Se dispone su despolitización, prohibiéndose los actos de naturaleza política [..] exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo y que la fundación gestora del Valle incluirá entre sus objetivos honrar y rehabilitar la memoria de todas las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil de 1936-1939 y de la represión política que le siguió.
6. Nacionalidad para Hijos y Nietos de exiliados: A pesar de estar incluida como Disposición Adicional dentro de la Ley de Memoria Histórica, el Apartado Primero de la Disposición Adicional 7a permitió optar por la nacionalidad española a los hijos de personas que hubiesen sido originariamente españolas, sin importar la fecha de nacimiento ni el lugar de nacimiento de éstas. Es decir que en la práctica cualquier nieto de hombre emigrante pudo optar ppor la nacionalidad española de su abuelo, siempre que éste hubiera conservado la nacionalidad española hasta por lo menos el nacimiento de su hijo en el exterior. Es de recordar que hasta el 29 de diciembre de 1978 sólo los varones transmitían la nacionalidad a sus hijos, de modo que éstos pudieron haber sido originariamente españoles sin importar su país de nacimiento, dando así derecho a sus propios hijos a optar por el Apartado Primero, sin importar la fecha de emigración del abuelo. Por el Apartado Segundo de la Disposición Adicional 7a, pudieron optar los nietos de quienes hubieran perdido o tenido que renunciar a la nacionalidad como consecuencia del exilio. Es decir que para poder optar por este Apartado sí fue necesario tener en consideración la fecha de emigración de España del abuelo o abuela, pues se presumía la condición de exiliado de cualquiera que hubiera emigrado de España en el período comprendido entre el 18 de julio de 1936 y el 31 de diciembre de 1955. La Disposición Adicional 7a estuvo en vigencia hasta el 27 de diciembre de 2011.
7. Centro Documental de la Memoria Histórica: se crea el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca, en el que se integrará el Archivo General de la Guerra Civil.
Es simplemente desenterrar para aquéllos que lo deseen, parte de los hechos mantenidos legalmente ocultos desde 1936 hasta 2007. No va contra nadie y sí a favor de unos cuantos
¿En Alemania quedan símbolos nacionalsocialistas?, o ¿en Italia fascistas?
Gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarCreo que debo dejar claro que no he calificado de “histérica” la ley de la Memoria Histórica, sino mi percepción sobre cómo se usa en determinadas circunstancias, llevando las cosas a un extremo innecesario en la forma más que en el fondo y llevándose consigo retazos de cosas que no hay por qué enterrar; estas leyes, como todas, admiten interpretaciones, que cada cual las puede forzar en un sentido o en el contrario. Menciono la “ley del péndulo” sencillamente por este motivo y creo que ejemplos los hay innumerables. No es lo mismo “ser” que “parecer”, término éste que es el que he usado; lo segundo es subjetivo, lo primero no.
Respecto a los monumentos, seguro que hay de todo. En Italia sé de un caso de mantener un arco de exaltación claramente fascista mussoliniana en medio de una ciudad sin que nadie se rasgue las vestiduras, probablemente porque tampoco resulta evidente. Lo que no debiera dejarse es el símbolo de la cruz gamada, por poner un ejemplo, pues esa simbología pudiera interpretarse como una exaltación a su significado, especialmente si aparece en un entorno tendencioso.
Gran trabajo. Gran estilo.
ResponderEliminarLa cruz gamada es un antiquísimo símbolo solar, mucho más antiguo que el NSDAP.
Muchas gracias, Alfonso, por tus amables elogios, muy apreciados además por venir de todo un escritor como tú y que les confieren indudable valor.
EliminarRespecto a la cruz gamada o “svástica”, es verdad, es un antiguo símbolo solar y en movimiento además. Se usó en la cultura y filosofía hinduistas y budistas como un signo positivo relacionado con bienestar o fortuna (svástica significa eso en sánscrito) y es aún mucho más antigua. Schliemann la encontró en Troya, vaya uno a saber si por ahí le entró también a Hitler&Co. Yo la he visto personalmente en varias ocasiones, especialmente en templos budistas hasta en China, aunque más frecuentemente la versión “simétrica”.
A partir de los años 20 se adoptó por los nazis (hay muchas teorías sobre el porqué, algunas de ellas hasta esotéricas), lo que por razones obvias trastocó su amable antiguo significado positivo por otro muy negativo.
Podría este hecho resultar en otro ejemplo de que al establecer cualquier juicio hay que tener muy en cuenta el entorno histórico y sociopolítico; un asiático hinduista o budista, si se enterase que se le pone el veto a la esvástica en occidente, se estaría haciendo cruces (gamadas, claro está) de perplejidad.
Pues creo que poco hay que añadir, Solo que se comprenda bien la época, y no se polemice sobre el contexto político en el que le tocó vivir.
ResponderEliminarDiálogos del Ramiro, recoge en su número 8 de marzo del 75 una serie de pequeños artículos escritos por amigos, profesores y colaboradores, glosando su memoria, Merece la pena su lectura y prometo escanearla en fecha próxima para todos.
Mis felicitaciones a Kurt y sus inspiradores por este trabajo.
Tienes toda la razón, Manolo; el “prime objective” (como se decía en mis tiempos) de esta semblanza es difundir la personalidad, tanto profesional como particular, de una persona como Luis Ortiz que todos los de nuestra promoción (y de unas cuantas más…) hemos tenido cerca y a la vez muy lejos, pues, excepto los más antiguos que lo tuvieron en clase de griego, creo que solamente lo veíamos en poco más que en actos oficiales (y su firma en nuestras cartillas). Era nuestro “misterioso” director y he pretendido “acercarle” un poco más al cabo de tantos años. Más vale tarde que nunca…
EliminarLos diálogos del Ramiro los tengo ya escaneados y los he utilizado para la semblanza.
Mencionar también que el iniciador y responsable de toda esta semblanza y su inspiración soy solamente yo, con sus eventuales errores o inexactitudes de fuentes diversas en internet y que, gracias a la inestimable aportación de documentos y fotografías de dos de sus hijos, he podido realizar con todo cariño una semblanza mucho más completa y con más matices de lo habitual. De mis conversaciones con ellos, he sacado una impresión de Luis Ortiz sin siquiera conocerle, que es posible que sea subjetiva, pero es la que me han inspirado. Creo que cualquiera, tras leer la semblanza, se dará cuenta de que ciertos hechos hablan por sí mismos y que nos encontramos ante una figura de la que podemos tomar ejemplo, especialmente en horas difíciles, y que merecería no sólo esta semblanza, sino todo un libro.
Mi mas sincera felicitación por tu trabajo.He descubierto un personaje que conocía muy superficialmente y que ha sido fundamental en la hitoria del Ramiro aunque otros suenen mas.Por ultimo me descubro ante el estilo de "los de ciencias".
ResponderEliminarGonzalo Sánchez del Cura
Muchas gracias, Gonzalo. Celebro que te haya gustado.
EliminarMuy bueno y completo el trabajo.... Es sorprendente que hasta ahora nadie hubiera abordado la semblanza del que fue director del Ramiro durante nuestra estancia allí. Gracias Kurt.
ResponderEliminarGracias, Paco Harper. Me he acordado de tí y de tus habilidades varias veces en la confección de la semblanza...
EliminarEs normal la tardanza en abordar la semblanza, ya que D. Luis Ortiz tenía un escaso contacto con el alumnado.
ResponderEliminarTampoco hay nada que comprender, los hechos hablan por si solos.
Reflexionando un poco sobre el tema, es evidente que D. Luís no podía atender a todos los cargos que tenía. En mi opinión el Ramiro lo llevaban D. Antonio y D. Tomás. Él ni dió clases de griego, ni tuvo ningún contacto con los alumnos. Yo no le vi nunca personalmente y lo que sabía era por Ortiz Blasco, que era su sobrino. Probablemente en las "altas esferas" consiguió muchas cosas para el Ramiro, esa fue su función, aunque también colocó bien a su familia.
EliminarSí dió clases de Griego, por ejemplo al Grupo A de la Promoción de 1953...
ResponderEliminarJosé A. Royo
Estimado Sr. Schleicher:
ResponderEliminarSoy un antiguo alumno, e hijo de profesor, del Instituto Ramiro de Maeztu. Le escribo muy, muy emocionado por su semblanza de D. Luis Ortiz Muñoz, el eterno Director del Ramiro de Maeztu.
Mi padre era D. José M.ª Pérez de Tudela y Bueso, profesor del Seminario de Dibujo. Es el profesor que aparece en la foto 9 a la izquierda del todo brindando junto a unas profesoras, cuyo nombre desconozco, y con Alcántara, Tomás Alvira y Ayala. Todos ellos bajo la imponente presencia de Don Luis Ortiz Muñoz.
Mi padre falleció el 12 de noviembre de 2014 a los 91 años. Su esquela aparece en al magnífico y documentado "blog" de Paco Acosta a quien desearía agradecer personalmente su recuerdo después de tantos años desde que se jubiló. Además, Mindán le nombra en su libro en la página 103 (Seminario de Dibujo).
Desde que yo era niño, mi padre siempre me contó con admiración sus años a las órdenes de D. Luis, una figura irrepetible y clave para la historia del Ramiro de Maeztu. Me habló de su autoridad, de su valía, de su inteligencia, de su capacidad organizativa y de cómo se ganó el cariño y la admiración de todos los que le conocieron. De la huella que dejó en todos ellos.
Ahora que tantos años han pasado, me emociono al comprobar que ese impresionante plantel de profesores del Ramiro, al que perteneció mi padre, dejaron huella indeleble en unas generaciones de alumnos, también magníficos y agradecidos, que nunca les olvidarán. Tampoco olvidarán lo que aquellos profesores les enseñaron, pues eran verdaderos maestros, en el sentido clásico.
Poniéndome a su disposición para lo que considere oportuno, y con muchísimo afecto y consideración,
le saluda atentamente,
José M.ª Pérez de Tudela Vázquez (Alumno del Ramiro de Maeztu, 1971-1983)
Muchísimas gracias por estas amables palabras; celebro que una de las muchas fotos que me proporcionó Carmina Ortiz haya servido para despertar unas emociones inesperadas.
ResponderEliminarCoincido completamente con el último párrafo, en cuanto a que tuvimos un impresionante plantel de profesores que supieron ejercer con gran maestría su labor, valga la redundancia, en unos tiempos difíciles y que con el paso del tiempo sigue siendo reconocida - y agradecida - por sus alumnos, la mayoria ya jubilados. No hay más que ver las diferentes semblanzas que están en este blog para constatarlo...
Aparte de dos acentos sobrantes -¡maniático soy de la ortografía!- tu escrito es una auténtica MARAVILLA en todo su contenido. Has tenido suerte con la "entrevista" a Carmina y con la llamada sorpresiva de José María, pero es que la suerte no se tiene si no se busca o se merece como es tu caso. Un escritor, si no hace una labor previa para escribir, a sus letras les falta algo y las tuyas tienen un caché extraordinario.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rafa. Que al cabo de cuatro años de haber escrito la semblanza aún reciba comentarios, es como poco muy reconfortante. Tú tienes también un buen caché de ésos y creo que todos echamos de menos tus acrósticos...
EliminarKurt
ResponderEliminarSoy historiador de Oviedo y estoy investigando sobre una persona que trabajo con Luis Ortiz entre 1945 y 1948 en la época de la Subsecretaría de Educación popular. Me gustaría contactar contigo o con los hijos de Ortiz para hacerles algunas preguntas y que me confirmen dudas que tengo de algunas fotos.
Muchas gracias. Mi correo es jorge.bogaerts@gmail.com
Nice post thank you Anthony
ResponderEliminarAplaudo esta semblanza. Estoy al habla con los hijos con quien tengo cercanía y relación, especialmente con Maruja y se lo acabo de pasar. He dado con ella intentando localizar la obra "Reliquias de la Pasión" que por lo que veo se debio quedar en prensa, extractada en la del Proceso y muerte, o tal vez volcada en una revista (Boletin de las Cofradias de Sevilla) que todos los meses publicaba su colaboración "Curiosidades y anécdotas de la Pasion", deteniéndose mucho en las Reliquias. Un saludo. Y enhorabuena y gracias.
ResponderEliminarPuedes identificarte?. Soy estudioso del tema. Gracias
ResponderEliminarEstoy escribiendo la historia del Griego en España durante el último siglo y me gustaría contribuir a la memoria de don Luis Ortiz Muñoz publicando todos sus escritos en la prensa española. De momento, don Luis figura en la AGENDA HOMÉRICA 2024, como una de las dos efemérides recogidas el día 14 de marzo de 2024, fecha en la que se cumplen 119 años desde el nacimiento de don Luis en Sevilla. La AGENDA es trilingüe (español, griego e inglés) y la efeméride en griego dice lo siguiente: "Πριν από 119 χρόνια, στην 14η Μαρτίου 1905, o Luis Ortiz Muñoz nació en Sevilla († 14-6-1975, en Madrid). Desde el 3-8-1932, fue catedrático de Lengua griega del INEM “Ramiro de Maeztu” de Madrid." Mi nombre es Alfonso Martínez Díez, DNI 9602538S.
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