...Por José Luis Cerdán
Empezaba el curso 1960-61, primero en que D. Antonio no ejercía de Jefe de Estudios después de una década.
En los años anteriores, primero, segundo y tercero de bachiller, habíamos estado encuadrados en cinco clases, a saber: A, B, C, D, E con unos 45 alumnos por clase aproximadamente.
No se sabe si sabe si por órdenes superiores (el proceso de admisión de estudiantes por aquella época, carecía de la transparencia necesaria) o por torpeza de la Secretaría del centro, se tuvo que formar la clase F con veintitantos alumnos en situación de overbooking, dado que no había aula reglamentaria para alojarlos.
La sublime solución consistió en que los alumnos del grupo A que habían tenido la mala pata de elegir inglés como lengua extranjera (la pérfida Albión) integraran la citada nueva clase y proceder a alojarlos en el segundo espacio más grande del Instituto después del Teatro y que estaba contiguo a éste (existían espacios más adecuados infrautilizados permanentemente como la Sala de Música o el Museo Religioso).
Los problemas empezaron cuando las temperaturas en dicho espacio empezaron a bajar de 15º. Comenzó a formarse un sentimiento colectivo de discriminación por razón de elección de lengua extranjera que desembocó después de las protestas reglamentarias no atendidas, en la negativa de los implicados, a la vuelta de las vacaciones de Navidad, a entrar a clase en tanto no se habilitara un aula con una temperatura adecuada. Debo constatar que en un plazo razonable, fueron atendidas nuestras reivindicaciones y creo que dejamos sin despacho al Padre Granda..
Lo importante de este episodio que algunos compañeros lo considerarán como una “chiquillada”, es que los que tomamos parte en él, aprendimos (algo que no se enseñaba en nuestros planes de estudios de entonces) que las protestas colectivas por discriminaciones injustas pueden cambiar las cosas no sin correr un riesgo, que en este caso dado los tiempos que corrían, podría haber sido la expulsión colectiva del Instituto.
Buenos días:
ResponderEliminarEl hecho que comentas, no lo veo muy relacionado con la Jefatura de Estudios, si no más bien con un desaguisado de Secretaría. Primero he verificado que el F existía ya cuando estábamos en 1º y 2º, en 3º no lo he podido verificar. Puedes ver en el artículo de Gabaldón la foto del 1º F de la época en que estábamos en 1º A.
El idioma se daba en 2º y 3º, como se comprueba en el libro de calificación escolar. En 4º había solo una clase de repaso para la Reválida, pero no una asignatura puntuable.
Mi hipótesis es que por poner un solo profesor de repaso de Inglés juntaron a todos los alumnos de este idioma (entonces minoritario) en 4º F.
En 4º A coexistieron Francés, mayoritario y Alemán minoritario. El Francés lo repasaba el Sr. Miñana y el Alemán D. Domingo.
No se si D. Antonio hubiese sido Jefe de Estudios hubiese ocurrido. El curso 60-61 es Jefe de Estudios el Sr. García-Sauco, que aunque ya había estado en el Ramiro, viene ya como Catedrático. Tenía de adjunto a la Jefatura al Sr. Moreno que fue el que realmente ejerció en el cargo.
Mi conclusión es que el desmán fue de Secretaría como bien dices y nada tuvo que ver le Jefatura de Estudios.
La admisión de alumnos no creo que tuviese un criterio fijo. Había enchufismo es cierto, pero creo que de los que lo solicitaban pocos se quedaban sin plaza. En otros institutos de Madrid se tenía al Ramiro como un Centro donde aprobar era difícil.
¿Pero que quieres demostrar con tu comentario?. ¿que porque en 1º y 2º había clase F invalida mi entrada?. Este es el mismo procedimiento de distracción que: "como los papeles de Panáma se han obtenido de forma ilegal, hay que meter en la cárcel a los hackers y exculpar a los que desviaban dinero a empresas off-shore"
ResponderEliminarEn tercero sólo había clases de la A a la E y en cuarto de la A a la F. Mi entrada sólo pretender contar (página 67 del libro colectivo, "Memorias del Ramiro. Promoción 64")que las protestas colectivas por cualquier discriminación injusta, pueden conseguir cambiar el estado de las cosas, no sin riesgo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarQuerido amigo.
ResponderEliminarNo pretendo invalidar de ninguna manera, nada de tú escrito, solo puntualizar algunos detalles. En mi modesta opinión y lo he verificado hubo en los 7 cursos nuestros de bachiller solo letra F en 1º, 2º y 4º.
He tratado de dar una explicación pausible de por qué se formó el curso 4º F, con alumnos de Inglés, cuando no había nada más que un repaso de 2 horas semanales y no asignatura puntuable.
Por último desvinculo esa extraña formación del F de Jefatura de Estudios y creo que fue por el número de repetidores de 4º curso que hubo ese en aquel momento, por suspender la reválida el año anterior gran número de alumnos. La Secretaría se vio obligada a hacer esa "chapuza". Según consta en las actas de los claustros, dicho curso se permitió repetir a los alumnos que renunciasen a todas las asignaturas aprobadas, lo cual antes no era posible y debían marcharse a otro centro. Esto debió de cogerles por sorpresa.
Respecto a la admisión de alumnos, es evidente que no había reglas en aquel tiempo, pero de la gente que yo conocía y lo solicitó, todos fueron admitidos. Se respetaron escrupulosamente becas y matrículas gratuitas que nos permitían a muchos estudiar allí.
Independientemente, de que todo esto, nada tiene que ver con D. Antonio.
Espero quedes satisfecho con esta explicación.
¿Hubo alguna expulsión de alumnos en el Ramiro?.
ResponderEliminarEn el imaginario colectivo estaba que tras el castigo con 3 sobres y cartas se producía la expulsión del centro. No conozco ninguna expulsión ni la he visto reflejada en ningún documento. Creo sinceramente que D. Antonio no expulsó a nadie del Instituto. Las únicas expulsiones que constan en las actas son las de tres alumnos, que antes de que D. Antonio fuese Jefe de Estudios se negaron a ir a misa y recibir los sacramentos.
En mi experiencia personal el único que me quiso expulsar de la Preparatoria fue el Sr. Mendo (de infeliz memoria para mi), a los 8 años porque estaba en una lista que alguien le dio diciendo que yo no iba a la formación del medio día para el autobús, cosa totalmente falsa. Se me ha quedado grabado para siempre el trato vejatorio al que me sometió sin querer ni oírme y como hizo venir a mi madre que estaba trabajando. No admitía que no tuviese teléfono en mi casa y repetidamente me llamó individuo mentiroso. Para mí es el único acto de abuso de poder y desprecio que conocí en el Ramiro y que sufrí por desgracia.
Afortunadamente D. Luis actuó de manera muy diferente me abrazó y me consoló, aunque tuve que ponerme el último de la clase
Sigues sin entender lo fundamental que he querido decir en mi entrada. Realmente tus puntualizaciones van siempre dirigidas a hacernos ver que en aquellos años vivíamos en el mejor de los mundos posibles.
ResponderEliminarQue yo recuerde recalaron por primera vez en el Ramiro en el curso 1960-61 y concretamente en 4º F, Caso Caubet,su compañero de pupitre y Schady Quitzow. El problema del overbooking por lo tanto, no fue solamenente debido a los repetidores, hubo admisión de nuevos alumnos. Las cosas y las personas no son buenas o son malas, pueden ser regulares y siempre mejorables.
Puede, que salvo situaciones puntuales, como la vivida con el Sr. Mendo o el moving a que me sometió Palacín, si esté convencido de que en aquellos años, al menos yo, viví en el mejor de los mundos posible y eso lo refleje siempre en mis escritos, donde notarás añoranza por aquella época en la cual no veo casi nada malo (en el mundo del Ramiro, claro) y donde todo me parece fácilmente explicable, querido José Luis.
ResponderEliminarSi exceptuamos el frío que pasé en el curso 1960-61, también siento añoranza de dicha época sin dejar de imaginar que podía haber sido mejorable.
ResponderEliminarEl compañero de pupitre de Caso, si la memoria no me traiciona, era Juan Caldés Llopis (o Seguí). Con el tiempo creo que llegó a ser millonario perdido.
ResponderEliminar4ºF, a mi modo de ver, era una especie de vernichtungslager donde se nos desterraba a los facciosos que preferíamos el inglés a las otras 'lenguas modernas'. De ahí las temperaturas, que no debían ser más cálidas que las de Auschwitz. Buenos catarros agarré yo aquel curso, gracias a detestar el francés (el del Ramiro). Aún así, algo de bueno tenía el hostil lugar donde nos encarcelaron: el alto estrado adónde se encaramaba el profesor, el de inglés y los de todo lo demás, para iluminar nuestras mentes deficientes. En el estrado había una mesa, y en ella, con frecuencia, se sentaba la profesora de latín, para desde ahí despeñarnos las estupideces de su despreciable asignatura. La profesora, si mis neuronas supervivientes aún no han desertado, era la Cadahía, que sin ser muy simpática, que digamos, solía vestir unas faldas muy amplias, bajo las que no costaba mucho, si estabas en primera fila, y os recuerdo que yo estaba en la A, apreciar alguna que otra carrera no universitaria en unas medias con brocado que subían hasta medio muslo, donde se sujetaban a un artefacto descendente rematado con un broche sugerente, uno que desaparecía más allá de donde los pocos segundos que nos podíamos permitir en esa misión de investigación facilitaban vislumbrar. Con los años supe que tal artefacto descendente formaba parte, probablemente, de uno aún más interesante que se llamaba 'faja enteriza'. Fue una pena no haber logrado visualizarlo en aquel a modo de campo de exterminio que era el aula de 4º F (a final de curso sólo sobrevivíamos veinticinco, me parece, aunque no sé si los demás, hasta 45, desertaron, los expulsaron o simplemente fallecieron de pulmonía galopante), pero al menos me dejó un recuerdo literario que todavía me estimula. Y mucho.
Por lo demás, hago mío todo lo que dice Cerdán. Aunque no lo entienda.
Abrazos para todos.
Alfonso
Por cierto, Schady se llamaba Reinhard Schady Quitzaus.
ResponderEliminarEl año 2007 publicó aquí un artículo de interés. partiendo de ahí, quizá Paco y su radar lo puedan localizar.
Eliminarhttp://grupomedici.blogspot.com.es/2007_11_01_archive.html
EliminarGracias Ildefonso, puede que viviéramos en la "Gloria" pero so ésta es así, prefiero mil veces el Infierno.
ResponderEliminar