...Por Kurt
Schleicher
Nadie más indicado para responder a esta pregunta que nuestro
ponente de hoy, pues terminó su carrera de ingeniero naval en 1970 y en este
mismo año comenzó a trabajar en ASTANO (Ferrol) como ingeniero de soldadura; a
partir de ahí, su ascenso fue meteórico, pues en sólo once años fue nombrado
Director de Construcción Naval. De ahí pasó a REPSOL NAVIERA VIZCAINA como
Consejero delegado y ya desde 1996 a ENAGÁS S.A., ocupando varios cargos como
Director General.
Aparte de ello, ha sido miembro del Consejo
Consultivo de la Comisión Nacional de Energía y de diversas asociaciones:
Navieros españoles, Refinadoras de petróleo, Española del Gas y del Comité
Español del Lloyd´s Register of Shipping.
Como además de todo lo anterior ejerció de
profesor durante tres años dando clase de Teoría
del Buque en la Escuela Universitaria de Iª Técnica Naval (Ferrol), ¿quién
podría explicarnos mejor por qué los barcos flotan? Lo curioso es que la respuesta
no es tan simple como pudiera parecer, pues a todos se nos viene a la mente “Pues porque el barco es menos denso que el
agua”; sí, eso es cierto, pero ¿de dónde sale el empuje para arriba para
vencer a la gravedad?, ¿qué le pasa al agua para ejercer ése empuje y por qué
le pasa eso? Y ya puestos, ¿qué es la gravedad?
Pues a todo esto nos ha dado cumplida respuesta Javier en su amena
charla (se nota que ha sido profesor).
No contento con esto, nos hizo ver lo
importante que es el agua para la vida; es bien sabido que los que se dedican a
investigar la vida extraterrestre, lo primero que buscan es si hay agua en un
determinado cuerpo celeste. Nos explicó su composición molecular y nos resaltó
que estando compuesta por oxígeno e hidrógeno, es sin embargo un líquido, y que
este estado es molecularmente hablando más curioso que el sólido o el gaseoso,
al guardar las moléculas entre sí una distancia mínima. De ahí que los líquidos
son incompresibles; la hidráulica se fundamenta precisamente en eso (émbolos,
etc).
Hablando de cuerpos que flotan, resulta que
frente a otros animales, los humanos tuvimos la feliz idea de erguirnos en
nuestra evolución, pues al no andar a cuatro patas horizontalmente se nos pudo
desarrollar mejor nuestro cerebro. Lo malo es que eso trajo consigo una
consecuencia desdichada, pues la nariz descendió más en la cara que a nuestros
primos los primates y tenemos que hacer soberanos esfuerzos para no hundirnos
en el agua y ahogarnos. De ahí que resultaba más cómodo montarnos en algo que
flote y así nacieron los barcos. El siguiente paso es que necesitábamos avanzar
en el agua y de ello nacieron los remos y las velas allá por un milenio a.C.
En el año 287 a.C. nació un tal Arquímedes,
sabio matemático de gran intuición. Javier nos contó muchas cosas de él, sin
olvidar lo de la densidad de la corona, el mosqueo de su suegra (y del rey) si
era o no de oro y su ¡Eureka! al poner el baño perdido con el agua que rebosaba
de la bañera. Se fabricó una balanza con un dial, equilibrando la corona y el
lingote de oro en el aire (dial a cero); al sumergir ambos en agua, el dial
formaba un ángulo, hundiéndose más el lingote. ¡La corona no era de oro puro!
Tras reírnos con la agudeza de Arquímedes y
su suegra resolviendo el dilema coronario, pasamos a entender perfectamente a
qué se debe la estabilidad de los barcos. Resulta que, al sumergirlo, aparte de
su centro de gravedad se le aparece otro centro llamado “de carena” en la parte
sumergida; cuando al primero se le ocurre desplazarse en caso de
desequilibrarse la carga, el segundo debe moverse más para compensar este
efecto, logrando que el barco se estabilice; si no, nos hundimos.
Los barcos fueron a vela durante mucho
tiempo, hasta que en 1840 aparecen las hélices. Los motores empezaron a crecer
desmesuradamente; hay que pensar que el peso de la maquinaria hace al barco
menos eficiente (no puede llevar tanta carga), pero al final se impuso la
motorización, en especial con las turbinas de gas, más eficientes.
La vela tiene otro inconveniente, pues pese
a que las velas se desarrollaron de manera que la circulación del aire
alrededor logra un empuje de forma que permite el giro, no se puede ir
totalmente a contraviento; Javier mencionó que el límite estaba alrededor de
los 30º.
Los ingleses fueron los dueños del mar
durante mucho tiempo, guardándose para sí los trucos de navegabilidad. A raíz
del desastre de la Armada Invencible, los españoles se dijeron que había que
ponerse al día y en el año 1752 se creó la Junta de Constructores, que empezó
funcionando con ingleses subcontratados. Así nació la construcción naval
española (y de paso, el espionaje industrial).
La Escuela de Ingenieros Navales se fundó en
1948, cuando los miembros de nuestra Promo 64 teníamos un añito. Y ahí sigue,
formando ingenieros como nuestro ponente, que nos hizo pasar un rato delicioso
con su charla.
Después nos fuimos a cenar en comandita a la
Residencia de Estudiantes, de lo que hay cumplida evidencia en las fotos
adjuntas.
KS, 30 nov. 2018
KS, ¿de verdad esto tuvo lugar el 30 de noviembre de 2018?
ResponderEliminarTuvo lugar el 29 de Enero, como verás en el encabezado, pero KS lo escribe y firma el día siguiente, es decir el 30. Nada que objetar, creo yo.
EliminarPues para mí que KS firma con 30 Nov. 2018...
EliminarNo veo necesaria la polémica, pues hay una explicación muy sencilla; "elemental, mi querido Alfonso", como diría D. Sherlock.
ResponderEliminarDado que tenía mucho trabajo acumulado, he utilizado mi contractor temporal de última generación para poder escribir tranquilamente la reseña del Aula 64 cuando le tocase el turno, pero como por otra parte no quería retrasar más allá de un día la distribución de la misma, me aproveché de la curvatura del espacio-tiempo para escribirla en noviembre de 2018 y luego, con el compresor transtemporal de mi invención, no tuve más que fijar el dial en el 30 de enero, adelantando diez meses la reseña. Hombre, podría haber fijado el dial en una fecha anterior a la conferencia de Javier, pero eso hubiera significado una falta de cortesía hacia el ponente y los asistentes; disponiendo de la reseña el día anterior, a lo mejor ya no se hubieran dignado aparecer por allí y no nos podría haber sorprendido el ponente tanto como lo hizo.
Mi aparato está todavía en fase de experimentación, pero es evidente que ha funcionado, y bien, pues de otra manera no hubierais recibido la reseña al día siguiente de la charla. ¡EUREKA!
Os comunico que dispongo ya de varios pedidos de mi contractor temporal por parte de varios periodistas; esto les permitirá redactar con calma la noticia, conocer sus consecuencias y, sin embargo, poder publicarla a tiempo en el periódico sin perder su rabiosa actualidad.
Espero haber explicado la dualidad “enero-noviembre” de forma satisfactoria.
No veo necesaria la polémica, pues hay una explicación muy sencilla; "elemental, mi querido Alfonso", como diría D. Sherlock.
ResponderEliminarDado que tenía mucho trabajo acumulado, he utilizado mi contractor temporal de última generación para poder escribir tranquilamente la reseña del Aula 64 cuando le tocase el turno, pero como por otra parte no quería retrasar más allá de un día la distribución de la misma, me aproveché de la curvatura del espacio-tiempo para escribirla en noviembre de 2018 y luego, con el compresor transtemporal de mi invención, no tuve más que fijar el dial en el 30 de enero, adelantando diez meses la reseña. Hombre, podría haber fijado el dial en una fecha anterior a la conferencia de Javier, pero eso hubiera significado una falta de cortesía hacia el ponente y los asistentes; disponiendo de la reseña el día anterior, a lo mejor ya no se hubieran dignado aparecer por allí y no nos podría haber sorprendido el ponente tanto como lo hizo.
Mi aparato está todavía en fase de experimentación, pero es evidente que ha funcionado, y bien, pues de otra manera no hubierais recibido la reseña al día siguiente de la charla. ¡EUREKA!
Os comunico que dispongo ya de varios pedidos de mi contractor temporal por parte de varios periodistas; esto les permitirá redactar con calma la noticia, conocer sus consecuencias y, sin embargo, poder publicarla a tiempo en el periódico sin perder su rabiosa actualidad.
Espero haber explicado la dualidad “enero-noviembre” de forma satisfactoria.
Un artefacto prodigioso, no cabe duda. Alemán, ¿verdad? Me vendría bien que me pasaras una copia. ¿Podrías explicar cómo funciona? ¿Y cómo es de grande? Me muero de ganas por que nos lo enseñes...
ResponderEliminarNo me extraña que te mueras de ganas; puedes ir escribiendo novelas a tu ritmo y después posicionarlas en el tiempo a medida de los deseos de tu editor. ¿Cabe mayor gozo para un escritor sometido a la visceralidad de sus editores?
ResponderEliminarGracias a Kurt por la reseña de la disertación y a todos los asistentes por su amable atención. Ya sabéis que la mejor manera de aprender es intentar enseñar; así que os agradezco por todo lo que he aprendido preparando esta charla.
ResponderEliminarGracias a tí por el buen rato que nos hiciste pasar. Lo de Arquímedes y su suegra fue de antología... Así da gusto escribir reseñas.
EliminarConfieso que me lo pasé en grande. No sólo por lo que nos contó Javier, sino por cómo nos lo contó. Dadas las exiguas reservas de paciencia que me quedan (la edad, ya sabéis), el que alguien se prepare tan bien una charla (una lección, en realidad) como lo hizo Javier, y que la explique con tanta gracia y tan delicioso humor, no puede ser más de agradecer.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier