...Por Rafael Gª-Fojeda
Excmo. Sr. D., o mejor,
Querido Arturo: Al principio, titulas tu charla TÍPICOS TÓPICOS TÁCTICOS, pero
luego llega “el Tío Paco con la rebaja” y la terminas encabezando VOY A CONTAR
MI VIDA.
Como dice Vicente en tu presentación, parece más el título
de la canción del francés Raphaël Haroche que la charla de un diplomático,
pero… ¡es igual! Con voz suave, desgranas todo tu recorrido ‘a lo largo y ancho de este mundo’
contando tu camino, anécdotas de todo tipo, situaciones en las que interviene
la Ley de Murphy, conocimiento de personajes variopintos -Diego “El Cigala”, el
expresidente Bill Clinton y otros muchos- en fin, disertación que podía
aventurarse como aburrida, pero que no lo es en absoluto, al menos, no para mí
porque me entero del cometido de esa profesión en sus dos vertientes: política
-embajador, propiamente dicho- y administrativa -cónsules y otros cargos- que,
según desprendo de tus palabras, para ti es la más gratificante pues te permite
estar más cerca de los compatriotas residentes en el país para resolver sus
dudas y allanarles caminos; además, la guinda es que explicas el motivo de la
estancia en el mismo lugar durante un tiempo previamente marcado: poder
transmitir con imparcialidad esas
informaciones recibidas a las autoridades de la nación que representas.
¿Sabes lo que envidio? Tus viajes por el mundo ¡con lo
que me encanta esa actividad para ensanchar horizontes! pero eso ¡NO DEPENDE DE
TI!
Excmo. Sr., digo, amigo Arturo que, ni eres Caballero de
la Tabla Redonda ni rey ni mucho menos, muro como puede reflejar tu identidad, mil gracias por la casi hora y
media de disertación que nos transmite la voz de tu experiencia.
Y…LA CENA POSTERIOR…
…hoy no es en la
Residencia de Estudiantes sino en el Restaurante “Pazo Coruña” -situado detrás
del Colegio del Pilar en el barrio del Niño Jesús- al que me acerca en su coche
José Manuel Bretón junto con dos
compañeros -el trayecto, no largo, para mí, muy cómodo.
Llegados al lugar, José
Manuel se convierte en mi cuidador particular y no me deja solo ni un instante
¡Muchísimas gracias!
En la mesa, enorme, somos bastantes. Me siento de
cabezota ¡uy! de cabecera; a mi izquierda, Enri ¿que? “oso” pardo al que noto moreno aunque es de noche y, a la derecha,
mi “segurata” ayudante ¡Qué nivel!
De primero, entrantes variados: Pastel de cabracho, pulpo
a feira, croquetas de jamón y crujiente de langostinos. De segundo, aunque
Vicente me aconsejó pecado, lleva más pimentón y pido entrecot. José Manuel se
decanta por la merluza y, a pesar de que alienta a los “pescaderos” a empezar
el pescado porque se enfría, como le lanzo un S.O.S. imprevisto hacia mí, no se
lo piensa y me va troceando la carne poco a poco; “Tú, cena tranquilo que yo voy a tu ritmo”, me dice;creo que su
merluza la termina fría. Mientras, la conversación entre los próximos y no
tanto fluye cual un hilo sin fin, distendida y agradable como siempre. De
postre, tarta de la casa y café o infusiones, más, de final, los ‘chupitos’ con
o sin alcohol; de esos, no participo. La sobremesa se alarga bastante y yo
salgo a fumar durante pocos minutos, pero aguanto sin demasiado cansancio hasta
el último instante en el que, al irnos despidiendo todos os alegráis de ver que
me voy recuperando lento, pero firme y, lo repetiré infatigable: “Vuestro apoyo desde mayor o menor cercanía
en el contacto me está siendo provechoso, no lo dudéis”.
José Manuel Bretón Dellmans se monta en el coche; yo, de
copiloto; Jesús Marciel, detrás; le dejamos en su casa y, a continuación, mi
escolta me acerca a la mía, no yéndose hasta que no me ve montado en el
ascensor.
La mejor forma que tengo de acabar estas líneas es: Desde
que nos encontramos la primera vez, te tuve afecto, José Manuel, pero, a partir
de hoy, te llevo un poco más dentro del corazón.
17 DE DICIEMBRE DE 2018
Yo, mi querido Rafael, jamás te recomendaría "pecado". Eso, nos enseñaron el Ramiro, sería pecado...
ResponderEliminar¡Qué bueno, Tricente! Lo pasé de largo sin darme cuenta. Con tu comentario fetén, no he podido por menos el reírme a gusto. Este fallo, después de tu comentario ¡No lo corrijas! Si lo haces, 'te reto a duelo'.
ResponderEliminarRafa, 'tas pasao' en tu alabanza a una tarea que fue de lo más grata para mí, pues tu compañía la hizo así. Hojalá tuviera más ocasiones para volver a hacerlo, si lo necesitases. Me alegra que me lleves un poco más dentro de tu corazón, pues sé que lo sientes de verdad, como todo tú. Yo sí que te agradezco la confianza que pusiste en mi para este agradable acompañamiento. Por cierto, cenaste con un magnífico apetito, que demuestra que tu salud sigue en franca mejoría. Espero verte de nuevo el próximo 28 de enero en el Ramiro. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLa respuesta corresponde a José Manuel Bretón.
EliminarNota del editor