... POR NICOLÁS PÉREZ-SERRANO
El año del estupor.
Con pocas noticias buenas.
Año de muerte y dolor.
Y de escasas alegrías..
Días de adioses, pavor,
de enturbiadas competencias.
Algún mes algún fulgor
con sanitarias urgencias.
Hubo en él pocos abrazos,
imposibles cercanías,
muy duros confinamientos.
Necesarias mascarillas.
Ante múltiples contagios
todos nos volvemos parias
o conejillos de indias.
Se suceden las carencias.
Muestran nuestras indigencias.
Solo nos queda el milagro.
Ucis, morgues, hospitales
y aplausos en los balcones.
No todo han de ser pesares,
ni limitadas reuniones,
ni comercios con sus cierres,
ni más despobladas clases,
ni vacíos autobuses.
Tristezas, murrias o depres
van a desaparecer.
Dios te guarde, veintiuno,
a tu alegría me sumo.
Magnífico cierre del 2020, querido Nicolás, y estupendo comienzo del 2021 (copio): "Dios te guarde, veintiuno, a tu alegría me sumo". Pues eso: que nos traiga alegría por buenas razones.
ResponderEliminarQué pena que tantas desgracias oculten cosas buenas que sí han pasado. Ya me conformo con que el 2021 sea como los pasados años de los que tanto nos quejábamos.
ResponderEliminarMe uno a los buenos deseos de Nicolás, agradeciéndole su magnífica aportación. Para todos feliz año nuevo que sea como los anteriores. Un fuerte abrazo a todos.
ResponderEliminarHago mío lo que dicen Kurt y los Manolos. Muchas gracias, Nicolás.
ResponderEliminarY cacerolas en Núñez de Balboa, pidiendo ¡LIBERTAD! Mejor 2021
ResponderEliminarLas caceroladas son el famoso jarabe democrático que cierto líder de izquierdas revindicaba como muy saludable.
EliminarGracias por tus inspirados versos.Espero que el 21 nos devuelva los abrazos,pero de momento ahora,conservemos nuestros lazos,como si fueramos uno.
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