...por Kurt Schleicher
A las 18:00 del 22 de noviembre de 1997 nos
encontrábamos unos cuantos en el vestíbulo del Instituto. La invitación partió
de nuestro compañero Manolo Rincón, verdadero artífice de esta renovación,
organizando las donaciones para ello; éstas no han sido exclusivas de nuestra
promoción 64, pues en especial varios de la de 1967 también han contribuido a
ello y han estado asimismo presentes.
En el último piso y tras una cristalera que
daba paso a una
especie de “museo tecnológico del Ramiro”, tuvimos ocasión de
subir a la terraza, desde donde se puede observar una magnífica vista de
Madrid.
El cambio de aspecto de la cúpula del observatorio y su telescopio ha sido notorio. Se ha pintado con pintura epoxi resistente a los cambios de temperatura. Al acceder al interior, se siente la misma impresión; aquello ya no es la antigualla medio oxidada que había antes.
Allí estaba el blanco telescopio que algún día se podrá utilizar de nuevo para acercarnos a las estrellas. Queda mucho por hacer, pues el movimiento giratorio de la cúpula todavía no se ha implementado, pero algún día llegará…
El cambio de aspecto de la cúpula del observatorio y su telescopio ha sido notorio. Se ha pintado con pintura epoxi resistente a los cambios de temperatura. Al acceder al interior, se siente la misma impresión; aquello ya no es la antigualla medio oxidada que había antes.
Allí estaba el blanco telescopio que algún día se podrá utilizar de nuevo para acercarnos a las estrellas. Queda mucho por hacer, pues el movimiento giratorio de la cúpula todavía no se ha implementado, pero algún día llegará…
Después celebramos la inauguración con
champán y bocatas,
gentileza de Rosa María y Manolo.
KS, 23 noviembre 2017
Muchas gracias Kurt por el texto y las fotos que reflejan perfectamente la belleza del atardecer madrileño, y lo que el Observatorio tiene.
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