AULA 64 nº 29
25 de
noviembre 2019
Ponente: Juan Antonio Rosas
“Canciones”
Por: Kurt
Schleicher
Este Aula 64 era algo especial; el ponente,
nuestro querido Juan Antonio, no quiso revelarnos con antelación de qué iba a
tratar su ponencia. Ya nos figurábamos que sería algo relacionado con su
trabajo como abogado o con su faceta musical y que no sería, por supuesto, nada
relacionado con algo así como las costumbres nocturnas del ornitorrinco
australiano.
Pues bien, como nos explicó en la
introducción, consideraba que dar una charla leguleya podría llegar a dormir al
personal, así que se trajo una representación de su colección de instrumentos
musicales de cuerda: una guitarra española, un resonador y un bouzouki griego.
El resonador es una especie de guitarra o banjo con una caja de resonancia, lo
que le proporciona una especial sonoridad, y el bouzouki es como una mandolina
griega que nuestro amigo se trajo de Creta. Lo que Juan Antonio nos tenía
reservado era alegrarnos la tarde con unas cuantas canciones acompañándose con
estos tres instrumentos.
El video con todas las canciones se
distribuirá aparte.
¿Que cómo llegó Juan Antonio a ser un
virtuoso de instrumentos de cuerda? Nos contó que había nacido en Cazorla, en
el corazón de Andalucía, y tuvo oportunidad de escuchar interpretaciones de la
guitarra española. Aquello le fascinó, de forma que se puso a rasguear una
hasta que logró aprender a tocarla él solo; se le puede considerar, pues, un “self made guitar man”. Las ventajas
colaterales de saber tocar la guitarra aparecieron pronto, pues le permitió
-solo o acompañado- rondar a bonitas muchachas cazorleñas. Como cada músico es
un mundo, sus gustos se decantaron por el rico folklore argentino de Atahualpa
Yupanqui y de Eduardo Falú, así como del country de John Denver. En cuanto a la
parte española, se hizo fan de Juan Manuel Serrat. En Grecia, lo hizo de Mikis
Theodorakis, el prolífico autor de sirtakis, sin olvidar al escocés Mark
Knopfler, al que considera el mejor músico y guitarrista a nivel mundial.
¿Qué cómo empezó su afán coleccionista de
instrumentos de cuerda? Pues tuvo que ver en parte con su actividad
profesional. Le fichó Oscar Alzaga (también del Ramiro, por cierto) para su
despacho de abogados. En la universidad conoció al guitarrista Manolo Díaz, con
el que sacó un primer disco. Entró después en contacto con el grupo “Acqua
Viva” y empezó a coleccionar instrumentos. Nuestro querido Nicolás, inspirador
del Aula64, se dio cuenta de estos afanes y se le ocurrió una brillante idea,
como diputado en Cortes que era: preparó un “decreto-ley” instando a que todo
diputado que viajase al extranjero, debería volver llevando bajo el brazo un
instrumento de cuerda típico del país. Juntando esto con los viajes del propio
Juan Antonio y que el abono de sus honorarios podría ser en especie, siempre
que fuera un ejemplar de éstos, ha conseguido reunir nada menos que ochenta instrumentos en su casa. Me
figuro que se tratará de una colección única en el mundo (¿récord Guiness?). La
colección se compone, entre otros, de catorce guitarras, violines, instrumentos
juglares, un arpa celta, mandolinas, ukeleles, banjos y hasta un bombo
argentino.
En la actualidad, Juan Antonio está jubilado
desde hace dos años, pero continúa ejerciendo como abogado. Al ser un hombre
inquieto, se apuntó a la universidad de Comillas en Humanidades, cursando
actualmente el segundo curso. Allí tuvo ocasión de conocer a una profesora de
historia de la música que tocaba la guitarra de 10 cuerdas, herencia de Narciso
Yepes.
Dicho todo esto, Juan Antonio dio comienzo a
sus interpretaciones, empezando por el folklore argentino de Atahualpa Yupanqui
(de origen quechua y vasco, por cierto), que es un alias en honor del último
soberano inca. (Como curiosidad, Atahualpa Yupanqui significa “El que viene de
lejos para narrar”). Después continuó con canciones de Falú, de Larralde y de
Cafrune. Tras deleitarnos con un par de canciones de John Denver, terminó la
sesión musical con un homenaje a Serrat (“Barquito de papel” y “Palabras de
amor”).
Desde luego, Juan Antonio no ha necesitado
“venir de lejos para narrar” como su admirado Atahualpa, pero le ha bastado con
cantar, dejándonos un sabroso poso de canciones inolvidable; ahí queda eso.
Como siempre, terminamos la sesión con
nuestra consabida cena en la Residencia de Estudiantes, que ya nos conocen y
hasta nos traen vino tinto a temperatura ambiente…
K. S.,
26 de noviembre de 2019
Un fenomeno este Juanito. Lamento no haber asistido pero ya sabeisque vivo fuerade Madrid. Espero que el magnifico Vicente nos vuelva a reunir alguna otra vez y asi disfrutar de su musicalidad, sapiencia y sobretodo bonhomia. Saludos. Miguel Cabanellas
ResponderEliminarMe encantó el recital. Pienso que Juan habría podido ganarse muy bien la vida si se hubiera dedicado a cantar en plan profesional. Todo un privilegio haber podido escucharlo.
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