01 febrero 2021

El elitismo en el Ramiro, por Manuel Rincón

 


¿Fue el Instituto Ramiro de Maeztu un centro elitista?. Por Manolo Rincón

Me propongo hoy escribir sobre un tema que puede generar polémica. Quiero reflexionar sobre si el Instituto desde su creación hasta que dejó de ser centro piloto en 1985 fue un centro elitista, fundamentalmente en la época 1939-1975.

Para seguir leyendo:

 

https://manuelciudadano.blogspot.com/p/el-elitismo-en-el-ramiro.html


36 comentarios:

  1. Pues es una pregunta interesante, aunque creo que habrá gran disparidad de opiniones.
    Yo más bien creo que no fue una intención primaria crear un centro elitista, sino más bien de primera fila a partir de incorporar a los mejores profesores, priorizando este criterio frente a otros, como pudiera haber sido la situación política, o más bien, la poco política. Creo que de ahí surgió el “estilo” del Ramiro. Eso sí, coincido contigo que la influencia del Opus Dei desde el sr. Albareda sí fue sustancial, aunque yo no lo haya conocido en profundidad. El aporte de D. Luis Ortiz Muñoz sí que creo que fue importante y también quizás algo elitista, al no ser un fanático franquista, pero sí un hombre muy religioso. El padre Mindán sí creo que fue elitista, y un excelente profesor también como D Jaime Oliver no era nada elitista.
    Personalmente, a mí no me han influido tanto, aunque guardo un buen recuerdo de –casi- todos; o eso, o casi no los recuerdo, como a la srta Piñeiro o al sr Brañas. Sin embargo, la profesora que más me ha influido y con quien más he aprendido ha sido la srta Prida, mucho más que con el sr Galán. Creo que de esta excelente y sencilla profesora no hay ninguna sospecha de que haya sido elitista; más bien lo contrario. Siempre me atendía a mis muchas preguntas después de clase; un encanto.

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  2. Hola Kurt. Es evidente que la Sra Prida o el Sr. Oliver no eran personas elitistas en absoluto. Mis comentarios van en el sentido de quienes a mi juicio si lo eran y si lo practicaban y como han podido influirnos (a unos más que a otros, por supuesto), haciéndome un auto-análisis y comentando algunos métodos utilizados. Gracias por la aclaración.

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  3. Yo sí estoy convencido de que el Ramiro de nuestros tiempos era un centro de lo más elitista. ¿Sabéis, acaso, de algún colegio donde el Opus Dei tenga presencia decisiva que no lo sea?

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  4. Desde luego, Manolo, estoy muy lejos de tus opiniones, tanto en lo general como en muchos (no todos) de tus negativas valoraciones de profesores. Estoy preparando una serie sobre el Ramiro y en ella encontrarás algunos puntos de encuentro y muchas más discrepancias. Desde luego, el Ramiro siempre cuidó la Excelencia, pero también la Igualdad y la Libertad hasta un punto realmente paradójico en relación con el mundo que nos rodeaba.
    Yo fui un alumno conflictivo, y sufrí muchos más castigos que tú y algunos de ellos injustos y hasta crueles, pero siempre encontré la Justicia en los niveles adecuados dentro, que no fuera, de las propias instituciones del Ramiro. Tu valoración de don Antonio me revuelve el estómago, lo confieso.
    Sin embargo, y en el más puro recuerdo del espíritu de mi Ramiro, bienvenida sea la discrepancia y la Libertad de expresión.
    Con todo cariño
    Nacho Niharra

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    1. Con todo cariño te digo que en general estoy de acuerdo con tu comentario Nacho, aunque no apoyes mis opiniones, que están basadas en vivencias reales, pero que se te revuelva el estómago, cosa que no era mi intención, me parece excesivo. En un medio libre como es este. yo expongo en confianza, algunas de mis vivencias, perdona que insista, a mis 10 años D. Antonio me imponía pavor. Solo tuve dos sobres y carta, uno precisamente con 10 años, en 1º de bachiller. Pasaba por el hall y me cogió de u brazo y me dijo: "Sobre y carta". Yo casi nuevo en el instituto, totalmente "acojonado", fui a la secretaría y subí a su pequeño despacho. Se me quedó clavada para toda mi vida su mirada carente de todo tipo de cariño hacia un niño pequeño y asustado y me dijo simplemente "Que has hecho?". Mi respuesta es que no lo sabía. Mandó a mis padres una carta que siento no conservar, donde más o menos decía que tenía muy mal comportamiento y que si seguía así sería expulsado del Instituto. Imagina mi padre los severos castigos que me impuso, pues él creía con razón más a D. Antonio que a mí. Yo procuraba cruzar de acera cuando le veía y cuando miraba el reloj me tapaba con el de delante de la fila para que no me mirase. Un poco más mayor en 2º de bachiller en el recreo solo se podía usar el servicio del foso, que era asqueroso. Por eso nos alejábamos un poco y utilizábamos un árbol. D. Antonio puso a unos alumnos de 5º a vigilar y nos llevaron a su despacho. Esta vez era justificada la carta, que igualmente cargó las tintas y me hizo quedarme 3 días en cas con la misma amenaza de expulsión. De mayor estos métodos me han parecido muy poco pedagógicos. Quizás era la única manera de tenernos quietecitos, no lo se. A mi me resultó todo ello muy negativo y de ahí la idea que he reflejado en mi texto. Ya advierto que no es lo que la mayoría de ex-alumnos piensa. Yo he ido al cementerio en el 50 aniversario de su muerte. Fui a la misa y leí unas preces. Creo que este homenaje le era debido, pero los recuerdos que he descrito son reales e imborrables. Gracias Nacho, te comprendo, pero no te comparto.

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  5. Viendo los dos últimos comentarios, está claro que hay una enorme disparidad en las opiniones... ya me lo imaginaba.
    En cuanto a los profesores, como yo no sufrí castigos y menos crueles, pienso que cada uno tenía su personalidad; unos me caían mejor y otros peor y a éstos últimos más bien no los recuerdo (será mi mente, que actúa como filtro). Lo que sí es cierto es que su influencia en mi futuro fue escasa. Estudiar había que hacerlo y punto... se aprendía que para lograr algo había que esforzarse (al menos en esa época).

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  7. Manolo, pido disculpas si te has sentido ofendido. Trataré de explicar mis opiniones a través de vivencias personales que pienso publicar en estas páginas muy en breve.
    En cualquier caso, y en referencia a mi devoción por don Antonio Magariños, me remito al aspecto que presentaba la Iglesia del Espíritu Santo en la Misa que celebramos con motivo del 50 Aniversario de su fallecimiento. Era lo contrario a la memoria de una persona como la que tú describes. Y, perdóname, no estoy diciendo que tú mientas ni nada por el estilo. Simplemente, no me cuadra con mi propia experiencia y con la de yo diría que inmensa mayoría de los que hemos tenido el privilegio de estudiar en sus aulas en aquella época.

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    1. Para terminar. Como he comentado yo estuve tanto en el cementerio y creo que algo influí en que fuese la directiva actual, como en la Iglesia, participando en la lectura. D. Antonio fue una persona fundamental para el Ramiro y para el Estudiantes y eso nunca lo he discutido. Otra cosa son las apreciaciones personales (subjetivas por supuesto), que de los 10 a los 14 años hice sobre su persona. Solo las había comentado hasta la fecha con algunas personas, algunas muy cercanas a él. No me extiendo más pues el tema sería para tratarlo en un cara a cara, en el que al menos entenderías mis razones, aunque no las compartieses. Por mi zanjado el tema.

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  8. En las medio abandonadas páginas de este blog, por no decir olvidadas del todo, existen varios trabajos dedicados al profesor Magariños. Una es esta:

    https://ramiro53-64.blogspot.com/p/en-recuerdo-de-don-antonio.html

    Y esta es otra más:

    http://tomdupmor.blogspot.com/p/antonio-magarinos.html

    Puede que haya alguna otra. El blog es tan grande, y al tiempo se ha vuelto tan selvático, que indagar entre sus páginas es como abrirse paso por la selva pegando machetazos. Si alguien quiere ponerse a buscar más, le invito a que lo haga y nos cuente lo que haya encontrado. En cualquier caso, estos dos trabajos pueden dar una idea quizá más amplia de lo que Don Antonio fue para algunos de nosotros.

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    1. La primera es muy extensa, porque incluye varias aportaciones. Lo digo porque se sitúan 'below the folder', y alguno que no conozca bien el blog puede pensar que sólo hay una, la primera.

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  9. Ildefonso, los dos testimonios que nos recuerdas son igualmente valiosos para mí, como muestra de lo grande que era don Antonio Magariños. Aprecio mucho tu testimonio personal porque eso me ha ayudado mucho a entender la amargura con la que a veces te expresas. Muchas gracias. Ya no sé si hace falta que diga yo nada más. En todo caso, enviaré mis recuerdos a Vicente y que él decida si pueden ser interesantes para el blog.

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  10. Ildefonso, los dos testimonios que nos recuerdas son igualmente valiosos para mí, como muestra de lo grande que era don Antonio Magariños. Aprecio mucho tu testimonio personal porque eso me ha ayudado mucho a entender la amargura con la que a veces te expresas. Muchas gracias. Ya no sé si hace falta que diga yo nada más. En todo caso, enviaré mis recuerdos a Vicente y que él decida si pueden ser interesantes para el blog.

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    1. Nacho, no estoy seguro de que hayas entendido nada. Yo no escribo con amargura, porque con eso no se publica, y yo vivo de publicar y para publicar. Sólo sucede que los relatos beatíficos e idílicos de un Ramiro que no reconozco, que no es en el yo estudié, me hacen pensar que aquí no vendría mal un poquito de contrapunto. El Ramiro en el que yo pasé nueve años de mi vida (dos de prepa, cuatro de bachillerato elemental en el diurno, y dos de superior más el de preu, los tres en el nocturno) tenía poco que ver con el que tú y otros recordáis. El mío era el de algunos profesores extraordinarios (como Magariños, Palacios y Serigna; puede que hubiese alguno más, pero no recuerdo sus nombres) y algunos otros no tanto, por no decir verdaderos psicópatas; el de algún sacerdote inteligente, bondadoso, sensible y culto (temo que sólo había uno, Mindán) y unos cuantos animales de bellota con sotana, y el de algunos compañeros cuya amistad mantengo y valoro como pocas cosas en esta vida, así como el de unos pocos que no me ha costado trabajo olvidar, porque si de adolescentes ya me parecían unos tarados ahora, de jubilatas, probablemente sean del todo inaguantables. Yo escribo para personas adultas y bajo el principio de llamar a las cosas por su nombre; si eso te parece 'amargura' lo lamento por tus neuronas. Lo cierto es que redactar cuentos de hadas se me da fatal, por mucho que para más de uno sea su género literario favorito. A estas alturas de mi vida se me hace difícil escribir para los que no me puedan leer con el suficiente criterio, el que sólo puede otorgar haberse criado sin el menor privilegio de cuna, de clase y de pasta.

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    2. En nuestro blog si pones en el buscador Antonio Magariños te aparecen unos 25 artículos escritos por muy diferentes personas. Te recomiendo Nacho que los eches una ojeada. Verás 3 míos donde expongo con bastante claridad lo que fue (al menos como yo lo entiendo) D. Antonio respecto al Ramiro y a su empeño en una mejor formación para todos. Eso es indiscutible. Otra cosa es mi experiencia personal en lo que respecta a mi visión de niño sobre su persona.
      Por otro lado no has contestado como han hecho Kurt e Ildefonso a mi pregunta. ¿Consideras elitista la formación del Ramiro?. ¿Consideras a D. Antonio una persona elitista?. Me gustaría que respondieses, pensándolo no con el corazón si no con la cabeza. Gracias.

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    3. Muy bien, amigos, acepto “entrar al trapo” y voy a enviar a Vicente mis vivencias del Ramiro. Que él decida si merece la pena publicarlas o no. En todo caso, si alguno de los que sigan este pequeño debate las desea leer, no tendrá más que pedírmelas. Advierto, Ildefonso, que yo no entiendo eso de la cabeza y el corazón. Yo me expreso con todo mi ser y tú, que te confiesas escritor, sabes que la objetividad no existe: cuentas la verdad matizada por los sentimientos que la rodearon. Siempre. Por eso yo, cuando he publicado mis memorias siempre he advertido a mis hermanos: ¡cuidado! Mi padre no tiene por qué coincidir con el tuyo. Afortunadamente, hemos coincidido.
      Otro detalle importante: mi vida, si la cuentas superficialmente, o tal vez si otros la interpretan superficialmente, podría ser considerada un cuento de hadas, que empieza por “érase una vez” y termina con “y fueron felices”. Pero si de verdad te paras a considerar las circunstancias que la rodean, resulta muy azarosa, si piensas que nadie, nunca, te regaló nada. No me he importan las valoraciones ajenas. Mi vida en el Ramiro no fue fácil, y estuve al borde de la expulsión, pero tuve la fortuna de que el propio Ramiro, como institución, tuviera unos principios éticos muy poco comunes en aquella y, qué narices, en cualquier época y además permitiera que las grandes decisiones recayeran en personas honradas y justas, como, con todos mis respetos, con la cabeza clara y el corazón abierto, don Antonio Magariños, ese traganiños al que todos temíamos cuando estábamos en la prepa.
      Con todo cariño
      Nacho Niharra

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    4. La objetividad existe, aunque para ser perfecta necesita el complemento imprescindible de la inteligencia, grave defecto intelectual cada día más raro de encontrar. Por lo demás, me parece que no sabes que este blog, fundado en 2012, ni es la obra de una sola persona ni padece un Supremo Hacedor que decide qué se publica y qué no. Este blog es la obra de cuatro alumnos de la promoción 1964 (Manolo, Kurt, Vicente y un servidor), y que un buen día decidimos crearlo a partir de unas pocas premisas, siendo una que cualquiera podría publicar lo que le diera la gana sin miedo a censuras de ningún tipo, siempre y cuando se atuviese a tres principios elementales: (1) no insultar, (2) no mentir y (3) expresarse en el castellano que nos enseñó Basilio Palacios (entre otros), y no en el del Marca.

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  11. Ufff, esto se pone feo. Es la segunda vez que apelas a las neuronas y a, tal vez, mi torpeza narrativa. Podía contestar, no sabes hasta qué punto puedo ser ácido. Pero no lo haré.
    En cuanto a la pregunta incontestada a Manolo, mi opinión es que el Ramiro que yo conocí distaba mucho de ser elitista en cuanto a aprecio excesivo por las minorías étnicas, religiosas, económicas o de otra īndole. Y lo puedo demostrar con ejemplos concretos. Por supuesto, don Antonio estaba a años luz del elitismo. Pero , claro, tal vez no estemos hablando de lo mismo o tal vez tú tengas ejemplos que corroboren lo que afirmas. Me gustaría conocerlos.

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    1. Mira Nacho. Mi gran amigo y compañero de muchos años Ildefonso ya te ha explicado muy bien la génesis de este blog, que empezamos con ilusión en 2013 4 compañeros reencontrados. La base de funcionamiento es que admitimos todo, salvo ofensas o insultos, falsedades o ataques a los principio éticos. Aquí tienes cientos de artículos, no están ordenados es cierto, pero si quieres ver los de D. Antonio no tienes más que poner su nombre en el buscador. Hay aportaciones de otras promociones, como la tuya y se publican sin problemas. Creo que esto queda claro y zanja el tema.
      Respecto al elitismo no se si entendemos lo mismo. Yo ya expuse mi concepto. Y en ese concepto personal yo no creo que el Instituto en si fuese elitista, aunque hay gente que lo cree por el sistema selectivo que se seguía.
      Respecto a personas que a ni personalmente me resultaron elitistas, pues creo que lo eran, en mi artículo puedes ver las que yo considero y las razones.
      E insisto en mi personal vivencia: No me dio el mismo tratamiento D. Antonio lejano, serio y severo, que Basilio Palacios, cercano bromista y con preocupación por mi persona y mis estudios. Y no me podrás convencer de otra cosa.
      Respecto de otras personas que tienen un concepto parecido, yo las conozco y he hablado del tema con ellas, pero no puedo decir más, no pudieses intuir quienes son.
      Y sin más yo doy por terminado este tema y todos tan amigos.

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  12. Para mí, que he sido profesor de Enseñanza Secundaria, el hecho de que D. Antonio Magariños fuera capaz de mantener el orden entre los alumnos con castigos tan "cruentos" como enviar a los padres una advertencia por carta (y dentro de un sobre) me resulta admirable, y prueba de que en el Ramiro, en efecto, se nos proporcionó una educación elitista, una educación que introyectó en nosotros la autodisciplina, esa autodisciplina que todavía nos hace recordar con angustia la inocua experiencia de haber sufrido el "sobre y carta". En aquellos años, en determinados centros docentes no era inusual el recurso a castigos físicos, sin embargo, nosotros, a los que nunca se nos dio un capón, recordamos la vez aquella en que recibimos el "sobre y carta" como un evento extraordinario, porque éramos conscientes de haber caído en falta.
    La capacidad de comprender qué es lo bueno y continuar aún en nuestra senescencia siendo consecuentes con ello nos convierte, sin duda, en una élite, una élite semejante a la de los estoicos, que aprendían de sus maestros a guiar sus pasos con el ejercicio de la razón práctica. Este elitismo se lo debemos a nuestros maestros, D. Antonio Magariños, el P. Granda y los demás que nos mostraron el camino.

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  13. Manolo, muchas gracias por tu intervención. Por mi ni siquiera hay nada que zanjar. Entiendo lo que dices sobre don Antonio y no te lo discuto, aunque tengo una visión distinta, eso es todo. Me ha alegrado leer a José Enrique García Pascua, que entiende por elitismo algo positivo, lo que demuestra que, efectivamente, no estamos hablando de lo mismo. Para mí, el elitismo, la intención de crear élites tiene un tinte muy negro: que suele tener consecuencias negativas para otros, porque los que no son capaces de seguir ese camino, son apartados. En el Ramiro, no conozco a nadie que haya sido "invitado" a abandonar el instituto por falta de rendimiento; a lo que ha sido obligado, que no invitado, es a repetir curso hasta que adquiriera los conocimientos necesarios. Eso a mí no me parece elitista, sino absolutamente necesario para la propia formación del alumno repetidor.
    Pero la visión de José Enrique de que la intención final de la filosofía del Ramiro era crear élites, sí que me parece muy acertada, pero con la importante añadidura de que no se discriminaba a los alumnos para conseguirlo.

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  14. Es posible que el concepto de elitismo no sea el mismo para todos. Le élite puede tener varias formas, pero relativo a la educación significa ELEGIR a un grupo de alumnos por sus características (raciales en tiempo de Hitler) o que destaquen notablemente en sus calificaciones, cogerlos con pinzas y dedicarlos a recibir una educación especial, aparte o además de la normal o común para los que no pertenezcan a esa élite. El objetivo sería normalmente prepararlos para ser presidentes de grandes compañías, bancos, políticos relevantes, etc., es decir, personas influyentes en la sociedad = élite. Esto se da en nuestro país vecino, en Francia, y yo conozco un caso paradigmático: la "Ecole Politechnique" para los ingenieros. Si se rastrea el curriculum de los presidentes de grandes compañías (ej, factorias de Airbus en Francia), siempre aparece la Politechnique.
    En España no se lleva esto (salvo ejemplos puntuales que todos conocemos, pero sin proyección ulterior) y, desde luego, en el Ramiro yo no recuerdo que existiera algo así. Por lo tanto, para mí no era elitista. Hombre, ahora tenemos ahí a Pedro Sánchez, pero eso se lo ha mamado él, que yo sepa...

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    1. Es evidente Kurt que no es igual para todos el concepto. Insisto que lo que pretendía era analizar dos puntos posibles de elitismo: El sistema selectivo utilizado, en el que nosotros participamos, de ordenar a los alumnos en grupos por sus pruebas objetivas, calificaciones y comportamiento. El otro es la idiosincrasia de personas que nos educaron, que podían ser muy buenos educadores pero muy elitistas. Elitismo para mi es tratar de seleccionar con cualquier tipo de criterio a los que los seleccionadores consideran mejores (como se hace en Baloncesto, Fútbol y otros deportes y se considera a los seleccionados deportistas de elite).

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    2. Si el elitismo con respecto a la educación consiste en ELEGIR a quienes destaquen por sus calificaciones, ciertamente en el Ramiro no existía tal cosa, pues, al menos yo, fui aceptado aquí sin destacar, ni mucho menos, por mis calificaciones, ni por mi aplicación: recuerdo que apenas estudiaba y, sin embargo, pude terminar el bachillerato aprobando el curso completo todos los años en la convocatoria de mayo (eso sí, cuando terminé de estudiar en el Instituto fallé en la prueba de selectividad y tuve que repetirla al año siguiente). Con respecto a mis calificaciones, he de confesar que mi única Matrícula de Honor la obtuve en Religión de Primer Curso, por la gracia del P. Urbano. Tampoco fui objeto de selección por las influencias de mi familia, ya que mi padre era un modesto funcionario.
      A pesar de todo esto, me considero un privilegiado por haber estudiado en el Ramiro de nuestros tiempos, no en el Ramiro de Pedro Sánchez, y ser discípulos de esos hombres excepcionales con clara visión de cómo se debe educar, visión heredada del instituto Escuela. De hecho, lo que ha sido mi vida posterior es fruto de lo que aprendí aquí. El p. Granda me enseñó a "buscar, amar y seguir la verdad", y este afán me llevó, al cabo, a dedicarme a la filosofía.

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    3. Querido José Enrique. Como ya he argumentado nunca se hizo selección en nuestro Ramiro por situación social o económica. Es más a los menos favorecidos nos facilitaban matrícula gratuita y beca. Mi hermano y yo no tuvimos ningún problema en ese sentido. Respecto a entrar en la Prepa, tuve que hacer una prueba de lectura y escritura y como sabía leer y escribir me pusieron en Iniciación A. Entré con los nacidos en el 46, pues yo era de enero del 47. Al curso siguiente ya no se podía hacer el ingreso si no cumplias 10 años en ese curso, por lo que recuerdo que me quedé con Vicente y otros en primero y Aito y los del 46 pasaron a 2º. Yo señalo de nuevo el tema de las pruebas de los sábados y los cambios de clase, como una forma de selección. En el bachiller tampoco estudié mucho, de lo cual me alegro pues disfruté del final de la niñez y la adolescencia a mi gusto. Nunca suspendí, pero salvo la matrícula de ingreso no tuve otra hasta 6º en Filosofía, que se repitió en Preu. Me encantaban matemáticas y Filosofía. La formación en Física fue muy deficiente. Con los conocimientos que nos dieron el Sr. Rollo y la Sra. Prida pude aprobar sin dificultad en la Escuela. Tampoco tuve que estudiar mucho y terminé sin repetir curso, aunque si tuve algún suspenso. En la profesión me fue bien con el método "Ramiro" y en general conseguí mis objetivos y creo todo debido a lo aprendido con nuestros maestros del Ramiro a los cuales estaré siempre agradecido.

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    4. Coincido con Jose Enrique en que me considero un privilegiado por haber estudiado en el Ramiro y con unos profesores de aquél gran nivel; no hace falta que dé nombres. Tras haber "aterrizado" en España a los cinco años poco más o menos con lo puesto, nunca agradeceré lo suficiente a mi padre por haber elegido al Ramiro como Instituto para mí; por lo que sé, lo hizo porque le habían dicho que era "el mejor". Acertó.
      Tengo que decir que siempre me sentí cómodo; me gustaba estudiar y aprender, quizás con la excepción del latín. ¡Incluso le pedí al P. Gabino asistir a sus clases en primero y segundo! (en tercero lo tuve que dejar por lo de la herejía luterana...) Con Don Antonio Magariños percibía temor y respeto; sólo una vez estuve a punto de sufrir uno de sus sobres y carta tras quejarse nuestra profesora de Arte que Gonzalo Sevilla y yo habíamos intentado verle las piernas por debajo de las mesas. El Sr. Magariños sencillamente nos hizo sufrir casi una hora en la puerta de su despacho y ya no nos llamó; debió de considerar que el crimen no merecía la pena, que no por las piernas, que no estaban mal. Detalle de un buen educador.

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    5. Kurt. No se me ha olvidado nunca el incidente de querer ver las piernas a la guapa profesora. Además os vieron desde la clase de enfrente por la ventana, yo me estaba dando perfecta cuenta de lo que pasaba. La profe ni se enteró. Creí que terminó en sobre y carta, pero claro Magariños supondría que era un poco embarazoso explicar por carta eso a los padres y lo dejó pasar. También recuerdo que no fuiste a las clases de Historia de la Iglesia. Claro había un capítulo sobre la "Falsa Reforma Protestante", donde Lutero no salía muy bien parado. Recuerdo que te dije que me parecía que Lutero había muerto de tanto comer, pues uno de sus supuestos pecados era la gula desmedida. Que cosas.

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    6. Pues ahora me entra una enorme duda: si la profesora ni se enteró, ¿Quién se chivó a D. Antonio? ¿Aaaah? Yo creo que se enteró perfectamente, pero esperó a finalizar la clase para "denunciarnos" y mantener cierta discreción. En cuanto a D. Antonio, debió de soltar una sonrisa sibilina, prometer a la dueña de las bellas piernas que la ira de los dioses, ésos de Alfonso, caerían sobre nosotros y después considerar que castigarnos una hora delante de su puerta comidos por la incertidumbre sería un castigo apropiado al crimen cometido.
      Y por cierto: noto cierta animadversión tuya por los gorditos. A ver si voy a tener que recordarte que Juan XXIII no gozaba precisamente de una esbelta figura y no creo que a nadie se le haya ocurrido acusar de un pecado capital como éste a tan bella persona...

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    7. No hombre. El texto del Padre Gabíno ponía que entre los muchos pecados de Lutero estaba la gula y que murió de una apoplejía. No se si fue cierta tal cosa. De ahí lo que te dije en 3º :))

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    8. Yo no recuerdo el incidente, pero me jugaría una botella de algo bueno a que la profesora no fue quien os denunció. La razón es elemental: minguna profesora de instituto siente otra cosa que dulzura y ternura cuando un par de estudiantes saludables afrontan graves riesgos y afrontan enormes trabajos con el solo ánimo de averiguar de qué color son sus bragas. Pocas cosas pueden enternecer más el corazón de una mujer, así que ni lo dudéis: ella no fue. Esa clase de cosas son, por lo general, de compañeros homosexuales reprimidos, así que estrujad vuestras neuronas, pues igual dáis, pese a loa años transcurridos, con el vil felón que os denunció.

      En cuanto a los gorditos, tratarlos mal en edad adolescente puede ser muy peligroso. Siempre cabe la posibilidad de que bajo sus michelines se agazape un Niño Jesús...

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    9. Lo que sí recuerdo es un 0 en el diario que me puso el Padre Gabino, al cual, si mis rogativas han tenido éxito, le quedan unos cuantos eones de purgatorio. De siempre tuve dificultad para identificar los conceptos religiosos numerados, de modo que nunca tuve claro ni cuantos mandamientos había, ni en qué orden se clasificaban. Si con eso ya tenía problemas, con los Pecados Capitales y con la Virtudes Teologales, que por entonces iban tan juntos como UP y el PSOE, me armaba unos tacos colosales. Una tarde, supongo de que de 1º o 2º (recordaréis que el Padre Gabino solía aparecérsenos en la primera clase de la tarde, como uno más de los gases de las pesadas digestiones de féculas y legumbres que muchos de nosotros padecíamos). Una tarde, repito, y quizá exasperado por nuestra somnolencia y con ánimo de darle vidilla al asunto de la fe, el Padre comenzó a preguntar, al azar, por la virtud opuesta a un determinado pecado, y después lo controrio. Yo, que encontraba muy difícil mantenerme derecho sobre la silla (me ayudaban no poco las patadas que Antón Capitel me atizaba en el respaldo cuando me veía próximo a zozobrar), en un momento determinado me encontré con el dedo acusador del Padre señalándome, al tiempo de decir: 'Arenas: ¿contra gula? Recordaréis que había una especie de letanía que decía más o menos así: "contra ira, templanza; contra soberbia, caridad", y tras eso hasta completar las catorce. Bueno, pues yo, medio dormido y recordando mal la tal letanía, respondí: "Contra Gula... pues Lujuria", lo cual provocó una carcajada no sé si general, porque buena parte de nosotros no tenía la cabeza por allí. El Padre Gabino, demostrando que los sacerdotes carecen por completo de sentido del humor, me pidió el diario y me plantó el 0 que dije antes, con lo cual se ganó mis maldiciones eternas. Yo no perseguía provocar ninguna clase de cachondeo, os lo aseguro. Sólo estaba medio dormido. Además, y por entonces, con los 35 kilos que pesaría, no tenía la menor idea de qué cosa podría ser la gula, y en cuanto a la lujuria todavía tardaría un par de años en despertarme una cierta curiosidad. Como veréis, asomarnos a nuestros peores recuerdos del Ramiro alguna vez conduce a que las viejas iras dormidas alienten de nuevo. Unpoquito, al menos.

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    10. El Padre Gabino era un personaje singular. A parte de ser Camarero Secreto de su Santidad, que nunca supimos que quería decir, su historia es muy curiosa. Antes de la Guerra fue profesor de Religión en Canarias y Andalucía. Durante la Guerra se afilió a UGT y logró salvar la vida de varios paisanos que iban a ser paseados. Inmediatamente de terminada la Guerra visita los restos del IE, para decir sies posible comenzar el curso 39-40 las clases en el Ramiro. Descubre una cárcel de mujeres (las derivadas por tener bebés) en lo que sería el internado. Bautiza alos bebés. Informa del estado de los edificios. Se preocupa por instalar una capilla y administrar los sacramentos. Pretende que el encargado de dar Religión sea catedrático. Es el primer director espiritual del Ramiro. Cuando le conocimos ya hacía csí 20 años de todo eso. Para mi era una persona bastante simple y de convicciones preconciliares. Recuerdo varias anécdotas de él. Había en sus libros una sección llamada casuísticas. Cuando estábamos en el bautismo nos decía que un bebé no bautizado si moría iba al Limbo (invento eclesial que jamás se menciona en los Evangelios). Y yo le pregunté ¿Padre, si en un desierto hay una familia con un bebé sin agua y van a morir, pueden bautizarlo con pis?. A lo que me respondió enojado. "Eso nunca puede pasar". Otra vez le dijo a mi madre que me pusiese a los 16 años a preparar mecanografía para que trabajase de auxiliar administrativo. Por último le ví ya jubilado en el Retiro, cuando paseaba con mi bebé y mi mujer hacia el año 77. Me reconoció enseguida y me preguntó si había hecho alguna oposición para auxiliar administrativo (se ve que lo tenía muy grabado en el cerebro). Yo le contesté: Padre soy Dr. Ingeniero y si he hecho unas oposiciones y soy Investigador del CSIC. Puso cara de asombro y supongo que pensó que le mentía. En todos los cursos hiciese lo que hiciese me ponía al final un 6,5. Se ve que ya lo tenía asignado y le daba igual el exámen. En fin un individuo sumamente curioso. Conocía a Javi y a él le considerabamos un enchufado.

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    11. ¿Era 'camarero secreto' o 'palanganero secreto'? Yo habría jurado que lo segundo hasta leer tu post, Manolo, aunque reconozco que mi memoria no es, ni de lejos, tan fotográfica como la tuya. En cuanto al primer significado, lo desconozco por completo. Ahora, el segundo, el de ser el que transporta y lleva de un lado para otro la palangana de los pontífices, me cuadra mogollón. Le habría ido más que al pelo.

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  15. Yo también estoy de acuerdo con José Enrique, Manolo Rincón, Kurt y todos aquellos que piensan que el Ramiro no fué un centro elitista para las generaciones que pasaron por el instituto, durante el tiempo que yo estudié en él, cuando menos. Yo era hijo de un empleado de banca, y tenía amigos de condición social o económica más holgada que la nuestra, que lejos de mostrar diferencias o separación de clases me acogieron como amigo y me invitaban a sus casas a jugar y merendar.

    También pasé todos los cursos sin ningún suspenso e incluso obtenía matrículas de honor en dos asignaturas, el idioma francés y educación física. Lo cual parecía lógico, dadas mis aptitudes para tales asignaturas.
    Yo no se si mis compañeros percibirían algún trato de favor hacia mi en el resto de asignaturas, pero personalmente creo que no. En la preparatoria me sometía a todas las valoraciones de los sábados y nunca hube de pasar a cursos más atrasados. Al igual que Manolo hube de repetir el curso de ingreso, porque iba un año adelantado y aquello supuso que al curso siguiente de primero de bachillerato obtuviera dos sobresalientes y cinco notables. Ningún aprobado. Luego fueron bajando mis calificaciones, pero nunca tuve suspensos.

    Del mismo modo que muchos otros, todo lo aprendido fue posteriormente aplicado en mi vida deportiva y profesional. Debo agradecimiento y respeto a mis maestros, fueron una fuente enorme de conocimiento, seriedad, disciplina, urbanidad y buena relación con mis colegas. ¿Se puede pedir más?
    Es por ello que siempre digo que el Instituto Ramiro de Maeztu fué mi escuela, el Estudiantes mi universidad y el Madrid mi doctorado.
    Para terminar os escribo la letra de una canción que solíamos cantar de niños:
    Vivan vivan nuestros profesores
    Que con sus sabias enseñanzas
    Iluminan nuestras mentes
    Para hacernos hombres de provecho
    El día de mañana...
    -texto que algunos ampliaban con una frase más-
    ...Con mucha mala leche.

    Pues bien, considero que nuestros maestros educaron y formaron cientos, miles de alumnos, que después fueron hombres de provecho sin ningún tipo de elitismo hacia unas condiciones de clase, capacidades intelectuales o ningún otro tipo de cualidad diferenciadora.



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  16. Pues sí Vicente: un profesor puede haber tenido mala leche y a la vez, desde nuestra percepción tras muchos años, resultar ser uno con el que más se haya aprendido. El ejemplo típico es nuestro profesor de Geografía, el Manco del Espanto, con el que aprendí un montón con su sistema de mapas mudos. Era genial. Eso no quita que sea más bien a otros a los que recuerde con más cariño, claro, como a la Sra. Prida con su encantadora accesibilidad y sus esfuerzos para que nos entusiasmasen las mates (y a la Srta. Gálvez, por supuesto, que logró motivarme para que me gustase la Química, pese a que odiaba las soluciones y los moles; ¡no podía quedar mal con ella!)

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