27 junio 2021

EL CONTROL DEL DISCURSO

... POR JOSÉ ENRIQUE GARCÍA PASCUA

Leo las páginas 18 y 19 del diario El Mundo del 13 de junio de 2021, en donde se relatan unos hechos de violencia doméstica sucedidos recientemente en España. El artículo más extenso, que ocupa la práctica totalidad de ambas páginas, se dedica a recoger el auto que la juez de instrucción ha hecho público en relación con los crímenes que supuestamente cometió Tomás Gimeno en Tenerife y que han atraído la atención de los medios de comunicación desde que su ex esposa denunciara la desaparición de las hijas de ambos el pasado 27 de abril.

La magistrada describe la premeditación con que supuestamente Tomás Gimeno planificó los asesinatos que se le imputan con la intención de causar un daño irreparable a su ex pareja que la dejara marcada para el resto de su vida. Esta intención es calificada por el periodista de “violencia vicaria”, que es la novedosa expresión que utilizan ahora los que se aplican en comentar estas cuestiones para calificar el comportamiento de quienes matan a sus hijos con el objeto de vengarse de su cónyuge.

La madre de las niñas desaparecidas, Olivia, de seis años, y Anna, de un año, ha estado dando a conocer vídeos de sus hijas con el propósito de que la gente no se olvidara de ellas, hasta que el pasado día 10 de junio apareció en el fondo del mar el cuerpo de Olivia, acontecimiento que ha conmovido a la opinión pública y que ha dado lugar a la convocatoria de múltiples manifestaciones de repudio, promovidas por organizaciones feministas, para rechazar lo que ellas llaman violencia de género, además de una cascada de condenas de destacadas personalidades políticas.

 

Como incisos al artículo del crimen de Tenerife, en la página 18 de El Mundo encontramos  tres noticias relacionadas. El primer inciso da cuenta de que un hombre de 35 años ha sido arrestado el 12 de junio en Marmolejo (Jaén), acusado de haber atropellado mortalmente a su pareja, aunque fue él mismo quien avisó a la policía de lo ocurrido, y, en segundo lugar, da también cuenta de los avances en la investigación de la muerte el pasado 3 de junio en Estepa (Sevilla) de Rocío Caíz, la joven de 17 años asesinada por su pareja, de 23 años, que ha confesado la autoría del crimen.  Ambos sucesos se enmarcan en la llamada violencia de género, porque los autores son varones que han atentado contra mujeres.

El segundo inciso habla del asesinato de Yaiza por parte de su madre, y, para obtener más datos, acudo al número de OKDiario, del 12 de junio de 2021.

 

Cristina Rivas, de 35 años, es madre de Yaiza, de 4 años, a quien mató el 31 de mayo de 2021. OKDiario relata que la noche del domingo 30 de mayo Cristina Rivas suministró Lorazepam a su hija con la intención de matarla en su domicilio de Sant Joan Despí (Barcelona). Yaiza no despertó por la mañana, pero continuaba con vida, por lo que su madre le puso una bolsa de plástico en la cabeza y la remató, según ha confesado ella el viernes 11 de junio de 2021 ante el juzgado de instrucción nº 7 de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). Continuando con su declaración, Cristina Rivas reconoció también que, después de asesinar a su hija, telefoneó al colegio y dijo que la niña no iría a clase porque estaba enferma, tras lo que tomó pastillas hasta perder el conocimiento. Después, la abuela de Yaiza encontró los cuerpos de madre e hija y llamó a los servicios de emergencia, que pudieron reanimar a la madre, pero nada pudieron hacer por Yaiza. Finalmente, Cristina Rivas declaró que había acabado con la vida de su hija para vengarse de su ex pareja y padre de Yaiza. OKDiario cita fuentes cercanas a la familia que aseguran que Cristina Rivas chantajeaba a su ex pareja para retomar la relación. Igualmente, OKDiario afirma que «la familia del padre de la niña está molesta por el silencio generalizado que han mostrado las administraciones y los medios de comunicación respecto al asesinato de la pequeña Yaiza. Sólo el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat lanzó un comunicado de pésame y de apoyo una semana después del trágico crimen […]. El portavoz de Vox en en el Congreso, Ivan Espinosa de los Monteros, ha asegurado este sábado que hay que exigir el mismo nivel de “repulsa” para casos como el de Olivia y Anna, así como para el de Yaiza, ya que en ambos las víctimas son menores que son utilizados por los progenitores para hacerse daño mutuamente». El artículo termina con una referencia a la “violencia vicaria”.

 

Nos enfrentamos a dos sucesos casi simultáneos con gran semejanza entre ellos: en ambos, un progenitor asesina a su propio hijo con la intención de hacer daño a su cónyuge, eso que se denomina violencia vicaria, pero entre ellos, no obstante, existe una pequeña diferencia, que, en el caso de Oliva y Anna, el presunto asesino es el padre, mientras que, en el caso de Yaiza, la asesina confesa es la madre, y esta pequeña diferencia es aparentemente el motivo de que la muerte de Olivia y la desaparición de Anna hayan dado lugar a declaraciones de personalidades y manifestaciones numerosas mientras que la muerte alevosa de Yaiza prácticamente ha pasado desapercibida.

El caso de las niñas de Tenerife ciertamente ha despertado un interés colectivo, por el empeño que puso su madre en publicar fotos y vídeos de sus hijas con el fin de que la opinión pública no se olvidase de su desaparición, pero esto no debería ser relevante a la hora de juzgar sobre la gravedad de los acontecimientos, y ambos acontecimientos son, en efecto, ejemplos de violencia vicaria y deberían merecer la misma condena de la opinión pública, pero, entonces, ¿por qué se clama por doquier contra la maldad de Tomás Gimeno mientras que la maldad de Cristina Rivas únicamente ha merecido un comunicado de pésame del ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat y el pronto olvido de los medios de comunicación, que apenas se han ocupado de semejante felonía? La respuesta cabe encontrarla en los intereses de aquellos que controlan el discurso, y que son en definitiva quienes determinan qué comportamiento es perverso y qué comportamiento simplemente es un acto deplorable, pero comprensible.

Siempre ha habido controladores del discurso y del juicio moral al servicio del poder. Durante siglos, la Iglesia Católica ha desempeñado este papel, pero hoy en día su mensaje tiene poca trascendencia, como demuestra el hecho de que la Iglesia defienda que el aborto va contra los derechos humanos –lo que, además, es de sentido común, porque el nasciturus es humano– y, en cambio, la opinión mayoritaria de hoy en los países de tradición cristiana es que más bien la práctica del aborto es ella misma un derecho humano, o, mejor dicho, femenino. Esto que acabo de exponer nos permite descubrir quiénes son los actuales controladores del discurso.

Dichos controladores son los políticos que sostienen una ideología buenista y que emplean todos los medios a su alcance para mantenerse en el poder, convenciendo al pueblo de que lo correcto es sólo lo que ellos propugnan; como ellos propugnan el feminismo, la consecuencia es que los hechos aberrantes que merecen rechazo son los protagonizados por varones, que ejercen una violencia de género contra las mujeres y cotidianamente se lleva un registro público y publicado de todas las mujeres que han sido víctimas de su compañero del sexo opuesto. Dado que hay que insistir en la situación de opresión de ellas, no conviene reconocer de ninguna manera que, en ocasiones, ellas también ejercen violencia, y, por eso, estos actos como el acontecido en Sant Joan Despí se minimizan, y, a la vez, se magnifican los actos protagonizados por hombres. El objetivo es crear agravios a los que las feministas se acogen con el objeto de reclamar mayores cuotas de poder para ellas, y para los varones que se aprovechan del discurso reivindicativo del papel político de la mujer con el fin de obtener más votos femeninos. En realidad, nuestro orden político hace mucho que dejó de discriminarlas, como prueba el hecho de que la mitad de los miembros del gobierno presente sean mujeres, sin embargo, se saca rédito de este discurso y de los agravios que crea, con la triste consecuencia de que discrimina a los varones y es injusto con las víctimas de lo que podemos llamar violencia de género feminista.

 

Habrá quien califique este artículo como machista, que es una manera de no decir nada, sino de pegarle una etiqueta reprobatoria que sirva, una vez más, para controlar el discurso.

 

22 de junio de 2021.


31 comentarios:

  1. Queridos amigos:
    Aunque sea el recurso del pataleo he de decir que estoy de acuerdo con todo lo que expone nuestro compañero. Yo no creo que el "derecho" a abortar sea algo propio de la mujer. Hoy en día con la cantidad de anticonceptivos que hay y que están al alcance de cualquiera, no se debería de abortar nunca pues hay otro derecho, el derecho a la vida, que estos discursos torcidos no tienen en cuenta. Esto unido al derecho a la eutanasia hsce que esta sociedad, más que primar la vida, prime la muerte. Bueno esto daría lugar a muchas disquisiciones filosóficas que la mente decadente de nuestros políticos no está dispuesta a mantener. Así que si una madre mata a su bebe, casi es un acto permitido y si lo hace un padre es violencia machista. Vaya sociedad, pero es lo que hay. Gracias por el artículo.

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  2. Desgraciadamente os informo que finalmente el informe Matic fue aprobado por 378 votos a favor, 255 en contra y 42 abstenciones.

    El pleno del Parlamento Europeo permitió que el radicalismo ideológico arrasara con los derechos humanos, con el primero de los derechos, el derecho a la vida.

    El día en que se aprobó el informe Matic debería ser recordado como el Día Negro para el derecho a la vida.

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  3. Muy acertado y oportuno el escrito. En el mundo "fantástico" que vivimos de los grandes derechos y libertades, el problema de fondo es la falta real de libertad de expresión ya que todo planteamiento que no se ajuste a lo políticamente correcto es rechazado por machismo, fascismo... o, al menos, como no progresista. Y yo pregunto: ¿qué es el progreso?

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  4. El progreso es no preguntarte si podrás llegar a fin de mes.

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  5. Comparas UN hecho de violencia de mujer con UN hecho de violencia de ho,mbre y, dejando aparte la abrumadora diferencia de el conjunto de casos, ni siquiera esa similitud es real. El caso canario no ha sido notorio por lo que dices: "El caso de las niñas de Tenerife ciertamente ha despertado un interés colectivo, por el empeño que puso su madre en publicar fotos y vídeos de sus hijas " sino por la tensión y expectativas que conlleva la desaparición de las niñas. Violencia hay en todos los ámbitos, pero eso no es excusa para no reconocer una violencia específica del hombre contra la mujer por ser inferior y débil, como determinan teorías perfectamente implantadas en nuestras culturas. . Por otro lado, ¿Que son los políticos "buenistas" los controladores de los medios?. No existe ningún medio de izquierdas y sí muchos de derecha (como corresponde a la orientación del poder económico de sus propietarios.

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    1. Suponía que al final se me incluiría en la categoría del machismo, y se me acusaría de "no reconocer una violencia específica del hombre contra la mujer". La violencia específica del hombre contra la mujer no existe: existe violencia de algunos hombres contra algunas mujeres, o tú, por ser hombre, ¿ejerces violencia contra alguna mujer?; del mismo modo, existe también violencia de algunas mujeres contra algunos hombres o contra sus propios hijos, como demuestra el caso de Sant Joan Despí.
      De todos modos, lo que pretendo hablando de los sucesos mentados es, sobre todo, destacar que en este país hay un efectivo control del discurso, y, puesto que el discurso predominante –como sucede con la doctrina del feminismo militante– coincide con las ideas que se sustentan desde la izquierda, cabe sospechar que esos políticos "buenistas" son de izquierdas. También forma parte de la ideología de izquierdas afirmar que la orientación del poder económico está al servicio de las derechas, pero sorprendentemente los medios de comunicación españoles coinciden mayoritariamente en la defensa de este pensamiento de izquierdas, acaso porque los propietarios capitalistas de ellos quieren contribuir a la imposición del discurso único, acaso porque, después de la caída del muro de Berlín, al menos en la Europa occidental las izquierdas han descubierto que no hay opción alternativa al capitalismo, y, así, llegamos a una connivencia fáctica entre las distintas instancias de poder.

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  6. Hay algún militar tan indignado con los "libertinajes" de estas leyes progres que, en defensa de la vida, está dispuesto a volver a asesinar a millones de conciudadanos. A mi me preocupan más las muertes de millones de niños (supongo que amados por sus madres y padres), que la pérdida de una expectativa de persona en un aborto deseado por su madre.

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    1. Un aborto es un atentado contra una vida que no tiene posibilidades de defenderse. No tiene nada que ver con otro tema indignante que es el de la muerte de niños en guerras o en migraciones promovidas por mafias. El aborto que al año se lleva millones de vidas, muchas veces no es querido por la madre, a la cual solo se le informa de las posibilidades abortistas, y no de las defensa de la vida. Gran número de madres sufren después depresiones por haber perdido un bebé que cuando cambian las circunstancias hubiesen deseado. No es un gran avance social el aborto, más bien un retroceso y un negocio redondo para DATOR y compañía.

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    2. Nadie debería tener derecho a imponer a una mujer que alumbre a un hijo si no le da la gana de hacerlo. Las mujeres son tan dueñas de sus cuerpos como los hombres de los suyos. Los supuestos derechos del nascituros (qué ridículo palabro), por no decir el feto, jamás deberían prevalecer sobre los de las mujeres que los engendraron.

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    3. Eso de que el no nato es sólo "una expectativa de persona" resulta un sofisma recurrente, que distingue sin fundamento entre "persona" y "ser humano". El feto es indudablemente un ser humano, y, por ende, una persona. Si cupiera distinguir entre un ser humano que es una persona y un ser humano que no lo es, ¿cuál sería el criterio a seguir?, y ¿qué autoridad filosófica se erigiría en juez al respecto?
      Los esclavistas de antaño aseguraban que los negros no tenían alma y, por lo tanto, podían ser sin remordimientos sometidos a servidumbre. Los abortistas del presente niegan que los fetos, antes de nacer, sean personas ni que tengan derecho alguno, ni siquiera el derecho a la vida. Desde luego, derechos positivos no tienen antes de nacer, pero debemos reconocerle al menos los derechos naturales, esos derechos humanos permanentemente invocados por los buenistas, y que, gracias a que se nos respetaron cuando estábamos en el seno materno, fue posible que nos convirtiéramos en seres humanos completos al final del proceso de la formación de la vida.
      Me sigue sorprendiendo que los buenistas que defienden el aborto libre y gratuito incurran en el mismo cinismo que los esclavistas: no reconocer derechos fundamentales a las personas (nacidas o no) cuando les conviene hacerlo.

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  7. Ya que estamos alguien sabe que le pasa al feto en la semana 14 para que desde entonces ya tenga derecho a nacer y que ocurre en la 22 para que todavía no lo tenga en ciertos casos. Creo recordar que el embarazo dura 36 semanas pero no recuerdo que acontecimiento pasaba la 14 o la 22. Lo que si recuerdo es que el feto NO ES CUERPO de la madre, es otro cuerpo DISTINTO con otra dotación genética, tan evidente como que puede ser de distinto sexo al de la madre, o tener otro color de ojos, o de pelo o incluso de piel.

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    1. La semana 14, o la 12, o la 18, o la que sea, es la respuesta de los gobiernos a las presiones enfrentadas de los que consideran a las mujeres personas con el 100% de sus derechos y los que, para ellos, son simples bestias de parir, distintas de las yeguas de cría en que marchan a dos patas y se ponen algo más de ropa. Los gobiernos que no necesitan templar gaitas dejan a las mujeres en plena libertad de hacer lo que les dé la gana con sus tripas, partiendo de la base de que son ellas las dueñas y señoras absolutas de sus cuerpos. Por desdicha son muy pocos los gobiernos, if any, que alcanzan ese nivel de valentía y respeto a las decisiones de las mujeres. Todo llegará, Dios lo quiera, o eso espero.

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    2. Yo querido amigo, discrepo radicalmente de tu argumentación, que con todos los respetos me parece propia del feminismo mas radical y cerril. Tal como nos recuerda nuestro querido Dr. Ortiz, en un momento dado hay ya dos personas radicalmente diferentes, la mujer embarazada y el feto, que ya es una semi persona. Si la madre tiene unos derechos a utilizar su cuerpo a su entera discreción, debe de evitar embarazos (medios anti conceptivos) o abortar muy al comienzo. Si no hace esto, ha de conocer que tan defendibles son sus derechos como los del neonato. Por ello lo que ahora se hace que a veces el aborto conlleva la muerte de otro ser, de cuyos derechos muy pocos se preocupan me parece aberrante y no tiene nada que ver con los derechos reales de la mujer. Otra cosa es como lo ha presentado la propaganda de las activistas femeninas. Yo humildemente y siempre que pueda, apoyaré las organizaciones pro-vida y trataré de evitar abortos innecesarios.

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  8. Hola J. Enrique: estupenda exposición, que hasta ha derivado en otro tema muy espinoso. Mi respuesta ocupa más de lo que permite el sistema y por ello la voy a dividir en dos partes. Aquí va la primera:
    Tratando de mantenerme en el fondo de lo expones, el control del discurso, en efecto, es así, aunque yo lo llamaría “El síndrome de Sambenito”. La libertad de expresión está ya limitada por una especie de líneas rojas, de manera que si te pones a defender algo diferente a la “postura oficial”, te echan sambenitos del estilo de machista, fascista, retrógrado y cualquier lindeza más de éstas. De eso se valen en ciertas esferas. Se podría decir que este fenómeno coarta la libertad de expresión más o menos subliminalmente.
    Creo que en estos temas no es conveniente generalizar; cierto es que la violencia física se dará más de hombres hacia mujeres, pero eso no es más que función de la masa corporal; si fuera al revés, que las mujeres fueran más musculosas que los hombres, ya veríamos; ahora estaríamos tratando de “hembrismo” y no de machismo. A veces me pregunto a qué se debe que un hombre racional y padre de familia sienta tal odio como para actuar de forma tan salvaje; pienso que en estos casos, por supuesto que no en todos, hay una componente de violencia psíquica frente a la que el hombre sea posiblemente más sensible que la mujer. Igual se dará el caso contrario, que por dependencia familiar del hombre, éste se considere en una posición lo suficientemente fuerte como para ejercer igualmente esa especie de violencia psíquica impunemente hacia su otra costilla. En ambos casos, lo normal es que cada cual se habitúe a la situación, pero en casos extremos, soportar una situación así de forma continuada puede terminar mal. Generalizar como se hace tomando como norma que esto es una exclusiva de las pobrecitas mujeres y que, cuando se produce un hecho fuera de esa norma, la prensa y los medios terminan por no recogerlo o hasta a ocultarlo deliberadamente. A la prensa tampoco le gusta que le echen un incómodo sambenito encima.
    Continúa...

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  9. Continuación:
    A la vista de las opiniones generadas enarbolando como bandera el espinoso asunto del aborto, habría que preguntarse si este tema es un ejemplo más de control del discurso. Yo creo que no es lo mismo el tratamiento legal del aborto y los derechos (y penas) asociados que la moralidad del hecho en sí. En el primer caso, si te cargas al nonato con menos de 14 semanas no ha pasado nada y si es de más de 14 semanas, te has convertido en asesino. Al igual que Juan Miguel, pienso que esto es demasiado artificioso y evita entrar en el fondo del asunto. Yo creo que cada caso es un mundo y cada uno tendrá unas eximentes o unas agravantes y tampoco se debe generalizar. Creo que Alfonso opina que la mujer tiene el derecho de hacer con su cuerpo lo que le dé la santísima gana, y tendrá razón en ello, pero el problema subyace en que el nonato ya no es parte intrínseca de su cuerpo, aunque surja de él, y este hecho también se debe tener en cuenta. “Yo soy yo y mi circunstancia”, dijo Ortega y Gasset; yo puedo ser dueño de mí mismo, pero a lo mejor ya no lo soy de mi circunstancia. Generalizando esto, vuelvo a lo mismo: cada caso es un mundo. Hay padres que sabiendo que su nonato está condenado a ser un ser subnormal o algo peor ligado a un sufrimiento inevitable, consideren que están en su derecho a evitarlo; tendrán razón o no, no voy a entrar en ello ahora, pero es indudable que al menos es una atenuante o incluso una eximente. Luego se puede argüir que sobre cualquier otra consideración está el derecho a la vida, y simpatizo con ello, pero nuestro mundo es como es y no me gusta condenar a la hoguera a alguien que tenga sus razones por actuar de forma contraria a lo que debiera ser el derecho natural.
    ¿Qué pasa? Pues que ahora la norma parece ser “woman first” (igual que para Trump era “América first”) y todo lo que vaya en contra de esta postura resulte ser execrable. De aquí a un “abort free” hay ya muy poca distancia.
    Esto me recuerda a una situación que ha llegado a aparecer en alguno de los hospitales repleto de pacientes de Covid; de repente llega un pobre desgraciado que lo tiene, pero a la vez ha cumplido 90 años y sufre otras patologías que “pudieran” acortarle su vida. Decisión: que para lo que le queda, mejor es que se muera ya y pueda atenderse en su lugar a otra persona con mayores “posibilidades” de supervivencia. “Es más práctico”. Moral no lo es, pero dadas las circunstancias, nadie ha acusado a ningún médico ni lo ha mandado a la hoguera habiendo tenido que tomar este tipo de decisiones. Pienso que igual sucede con el aborto.

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    1. En efecto, amigo Kurt, el procedimiento de control del discurso vigente entre nosotros es el "síndrome de Sambenito", porque teóricamente no se puede anular la libertad de expresión en un sistema democrático y, por eso, hay que recurrir a otros métodos coercitivos, como éste de someter al heterodoxo a la presión de la opinión pública (previamente manipulada por el poder): en los viejos tiempos del Santo Oficio se recurría, empero, a la hoguera sin demasiados impedimentos.
      En cuanto a la cuestión de la moralidad del aborto, la disyuntiva no es en qué posible circunstancia cabría aceptar o no legalmente el aborto, sino enfrentarse a la contradicción de que, de acuerdo con el pensamiento imperante, la mujer disfruta del derecho "humano" a determinar qué puede hacer con los mecanismos reproductivos de su cuerpo, pero el feto, que también es "humano", carece hasta del mínimo derecho "humano" a la vida.

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    2. Así es: mujer todo derechos y pocos deberes. Neonato ningún derecho, ni el más elemental a la vida.

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    3. El nonato debe tener "todo" el derecho a la vida, pero puede haber casos extremos en que los padres, como responsables de su hijo, decidan negárselo para evitar un mal que ellos juzgan peor que la muerte. Que ese juicio sea correcto o no, es a su vez difícil de juzgar.
      Lo que no se puede hacer es despreciar ese derecho a la vida anteponiendo en cualquier caso el de la madre y postergando el del feto, como si fuese un asunto de segundo orden supeditado al anterior. Y repito: habrá casos excepcionales que puedan ser considerados atenuantes o hasta eximentes; lo que no se puede hacer es generalizar.

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  10. De acuerdo con los planteamientos de J.Enrique,Manolo y Juan M.Ortiz. Estoy en contra de cualquier tipo de violencia.Tambien en contra de la supresion de la vida,desde su inicio hasta el final.Gonzalo Sanchez del Cura.

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  11. Estamos tocando tres temas interesantes y cada uno merecería un trato aparte. Podríamos discutir sin acusación alguna de "buenistas" que además incurren en cinismo 1º.-. La violencia específica del hombre contra la mujer SÍ existe. Generalizar no significa incluir todas las individualidades. Sociedades en que el hombre compra la mujer,(o mujeres) le corta el clítoris para que no sea viciosa, la mata "porque es mía", su adulterio tiene más pena, etc. Aquí se ha dicho, con razón que puede tener un origen en la mayor fuerza física del hombre, pero lo cierto es que eso ha impregnado casi todas las culturas y el sometimiento de la mujer lo hemos tenido en el régimen franquista muy cerca en el tiempo. Hoy existe un recrudecimiento de la violencia precisamente porque la mujer se rebela contra ese sometimiento. Cuando lo sufría en silencio no nos enterábamos tanto. 2º.- El simple hecho de llamar nonato ya implica una posición. Antes se llamaba feto ¿que es eso de "abortar muy al comienzo?, ¿no se plantea que ya tiene vida, otros cromosomas y genes diferentes a los de la madre?. No hace falta ser feminista "radical y cerril" para defender, como yo hago (y la mayoría de la población) , el derecho de la mujer al aborto. Se plantean diferentes semanas, entre otras razones porque el feto no es autónomo fuera de la madre. Si no tiene derechos civiles es porque no tiene la entidad (persona) que es sujeto de ellos. Supremacía del derecho de la madre sobre lo que es su propio cuerpo, sobre el que ¿vamos a obligarle a alimentarse adecuadamente y dejar determinados vicios para garantizar el derecho a la saludo de lo que se llama "otra persona"?. Y 3º.-Es el tema que más me sorprende, la protesta contra lo políticamente correcto: No puedo dudar de que los medios obedecen a sus amos y de que sus amos tienen mucho dinero y vinculaciones con el resto de poderes reales Eso ya da un sesgo. Que necesiten audiencias y eso les lleve a sintonizar en algunas cuestiones con las opiniones mayoritarias, es cierto. Pero sólo en algunas, aquellas que no afecten a lo "mollar". Los que están de acuerdo con "lo mollar" de las ideologías que sustentan el sistema, no protestan por ello.

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    1. Creo que son temas bastante trascendentes que han venido como derivadas del artículo que comentamos. No estoy de acuerdo en que el aborto es igual de un més de 23 semanas. Al principio aún no hay un ser vivo. A partir de un determinado mo mento si existe y tiene derecho a vivir. El derecho a la vida es inalienable. La propaganda del feminismo subvencionado quiere establecer como derecho sobre el bien llamado neonato, el que decida su madre. Creo que esto no puede ser así. No es ya que una mujer haga lo que quiera con su cuerpo, es que no puede hacer lo que quiera con la vida de otro ser al que niegue el derecho a nacer.

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    2. De acuerdo con que hayas hecho una defensa del derecho al aborto tal y como está estipulado en las legislaciones: hasta un determinado número de semanas.

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    3. Yo sí hago la diferenciación entre lo que podríamos llamar la ley natural, y es que todo ser no nacido, independientemente del número de semanas de existencia (si ya existe, existirá si no ocurre nada imprevisto), tiene derecho a la vida. La legislación que propone o impone el hombre a partir de ahí es otro aspecto, y eso es lo espinoso y lo que más centra el debate: ¿tiene pleno derecho la mujer sobre su cuerpo incluyendo al futuro ser o sólo en función de unas determinadas semanas en la evolución del feto? A mí me parece más lógico (no soy ningún experto en leyes) tener otra clase de consideraciones legales para ese derecho, y me refiero a las condicionantes que hagan que una mujer esté motivada para realizar un aborto; lo normal es que la mujer quiera tener el niño, pero si no es así, se puede deber a múltiples razones, y en mi modesta opinión son tan relevantes o más que las susodichas semanas. Hay condicionantes ya legisladas (violación, por ejemplo), pero con los conocimientos de genética actuales se puede saber hoy en día mucho más sobre la vida futura de ese ser no nacido. El que la madre pueda legalmente decidir abortar por evitar traer al mundo a un ser con un futuro poco prometedor y/o ahorrarle sufrimientos no es lo mismo que decidir abortar porque le salga de los ovarios. Sí, ya sé que legislar sobre esto es muy difícil, pero como ya he dicho antes se podría tratar esto como atenuante o eximente, lo cual nos lleva al “case by case”. Hasta que no se dé una apropiada solución legal, seguirá habiendo debates sobre la legislación del aborto; el problema es determinar cuál es la “línea roja” que no debiera traspasar la mujer para abortar y de ahí ha surgido lo de las semanas, pretendiendo definir “desde cuándo” un ser está vivo; para mí, no deja de ser una consideración más, y discutible encima.

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  12. Por lo que voy viendo, los partidarios de obligar a parir a una mujer aunque no quiera, limpiándose el culo con lo que quiera ella hacer, aún no se han extinguido. Estando así las cosas, no creo que tardemos mucho en volver a rebanarles el clítoris, para que las muy guarras no disfruten y porque así lo ha dispuesto Dios Nuestro Señor. Y luego os escandalizáis de que maten a golpes a los homosexuales gallegos. Mientras nuestra sociedad se siga basando en el desprecio a la libertad de los demás, nuestro futuro será de lo más negro.

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  13. Los filósofos siempre han buscado la verdad, o, dicho de otro modo, qué proposiciones son congruentes con los hechos, pero siempre han topado con la dificultad de que, en materia de moral –o de política, que sería la moral social– los que prevalecen son los juicios de valor, aquellos que se apoyan en las apreciaciones de qué es lo bueno para cada cual. Como resulta que, a la hora de juzgar sobre la bondad de algo nos encontramos condicionados por nuestras inclinaciones personales, el acuerdo en materia de juicios morales parece imposible; por tanto, qué debemos hacer no puede dilucidarse con el puro raciocinio, ni siquiera acudiendo a la razón práctica, como postuló Kant, sino que todo es cuestión de voluntad de poder, como aseveró Nietzsche, y son los poderosos, aquellos que detentan el poder político, los que dictaminan cómo debemos obrar.
    Mi artículo menciona de forma colateral la cuestión de la moralidad del aborto, pero lo que yo pretendía al escribirlo era destacar la forma en que los poderosos manipulan el discurso para influir en la opinión pública según sus intereses y así ganar las elecciones. La comparación de las diferentes maneras en que se expusieron dos casos similares, pero protagonizados por personas de sexos distintos, no tenía más propósito que poner de relieve esta circunstancia, y la polémica subsiguiente parece demostrar que, en efecto, los ciudadanos defendemos diversos juicios de valor, incluso contrapuestos: cómo se valorará la licitud del aborto sólo depende de quién gane las elecciones, mientras tanto, los ciudadanos tendremos que continuar soportando tantas prédicas subjetivas que, sin embargo, aspiran a convertirse en valores absolutos.

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    1. Sí, José Enrique, parece que últimamente estamos bastante de acuerdo. En esta ocasión lo estoy en especial con tu última frase: "soportar prédicas subjetivas que, sin embargo, aspiran a convertirse en valores absolutos". Por lo que he visto, incluso ha pasado esto en este nuestro interesante debate, que ha seguido las leyes del péndulo, de un extremo a otro y pasando por algún estado intermedio; si encima desde fuera pretenden llevarnos al huerto en función del color del cristal de los que gobiernan o legislan, apaga y vámonos.

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  14. Os dais cuenta que el macho progenitor en toda esta larga discusión (aborto), ni esta ni se le espera!!!!!!
    Curioso

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    1. Lo curioso es que en esta discusión sólo han intervenido machos progenitores.

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  15. Jose Enrique: "....la forma en que los poderosos manipulan el discurso para influir en la opinión pública según sus intereses y así ganar las elecciones." No creo que haya habido en la historia mayor máquina de manipulación de conciencias (y por tanto de discursos) que las religiones.

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    1. Las religiones, en cuanto "máquinas de manipulación de conciencias", siempre y en todas partes han sido utilizadas por el poder temporal para someter a los súbditos; lo que ocurre es que aquí y ahora las religiones han sido arrinconadas, y el poder temporal se arroga esta tarea manipuladora, y su maquinaria.
      Quizás, podríamos matizar que las religiones, además, tienen otro cometido: prometer a sus fieles la salvación personal y eterna, cosa que, para su desgracia, no está al alcance de la política, a pesar de que –a veces– nos invoque el "paraíso comunista".

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    2. Puestos a elegir entre paraísos, prefiero los consumistas a los comunistas.

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