03 julio 2024

FOTOS DEL 60 ANIVERSARIO

Se encuentran editadas en el siguiente enlace

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EN EL 60 ANIVERSARIO DE LA PROMOCION 1964 Y 85 ANIVERSARIO DEL INSTITUTO RAMIRO DE MAEZTU

 

Una reseña de JOSE MANUEL SANZ


Entrar por la puerta principal del Ramiro, apenas modificada desde aquellos años, es poner en marcha, como recién engrasado, el motor de nuestra memoria de niños y de nuestra estrenada adolescencia. El propio espacio reconocible nos ayuda y nos devuelve a aquel tiempo en el que si hubo algún día complicado ha desaparecido y solo afloran los buenos recuerdos y la gratitud por todo lo que recibimos, nada menos que la base de nuestra formación.

¿No se puede volver a ser niño? En cierto modo los mejores artistas nunca dejaron de serlo y ese es su gran secreto. Pero tal vez sí somos capaces de recuperar aquellos años por unos momentos en los que nuestra memoria nos hace volver a correr por los patios y campos de deportes o formar alineados, bajo aquella rigurosa disciplina, para entrar ordenadamente a clase al compás de una música que  entonces resultaba fastidiosa, porque significaba terminar el juego o el recreo, pero entrañable hoy como recuerdo.

Así es. La memoria nos trae hechos muy pretéritos pero el tiempo se contrae y no nos parecen en ese instante tan lejanos. Como señala Luis Landero en “El Huerto de Emerson:” tenemos en esos momentos la sensación de que la vida es breve, sí, pero en cambio la memoria de lo vivido no se acaba nunca.

Seguí paseando la calle de entrada, bordeando los jardines de la “prepa”, donde todo empezó. Ahí siguen esas marquesinas elegantes que diseñaron Arniches, Domínguez y Torroja. Continué hasta la encrucijada con la vista en las primeras pistas de baloncesto donde se gira para llegar, cuesta abajo, a la plaza-entonces con la estatua de Franco -donde todos nos reuníamos antes de subir a las aulas y que también era lugar de discursos y advertencias.  ¡Claro que tenía que llamarse plaza de Antonio Magariños!

Hace 10 años nos encontramos para nuestro 50 aniversario. Nos reunimos otra vez el grupo en el vestíbulo, junto a las reconocibles cristaleras con rejas en forma de cruz y las sólidas puertas interiores de madera. En lo alto de las paredes, las placas conmemorativas de las promociones. Justo detrás, en el eje de la entrada, el arranque de la ancha escalera principal, igual que siempre, como si el tiempo se hubiera detenido.

Subimos y aun tuve la curiosidad de recorrer los pasillos y asomarme a las aulas y laboratorios de siempre. 

               


        

Cuando celebramos el 50 aniversario entramos y nos sentamos en un aula, más o menos “donde antes”. Recuerdo la sensación de haber vencido al tiempo por unos instantes, pero ganó la batalla la nostalgia que, como decía Kundera, es algo así como el dolor por el deseo incumplido de regresar…. a ser niños.

Entramos al Aula de Música y la visión del piano nos trajo el recuerdo de Leopoldo Querol, prestigioso pianista pero que, paradójicamente, nos daba clase de francés.  Entonces, como ahora, la Música, esencial para la formación intelectual en la mayor parte de los países de nuestro entorno, no se consideraba una enseñanza necesaria en nuestro país. Y no  podíamos quejarnos del todo en nuestro Instituto como lo demuestra este Aula y   el incipiente Coro al que pertenecí y donde se afianzó una afición a la Música que sentía desde muy niño. (Muchos años después formaría parte del Coro Santo Tomas de la Universidad, donde conocí a mi mujer.  Cofundamos después un coro semiprofesional en el Ateneo, precedentes ambos del Coro de la Comunidad de Madrid).

Sentados en este lugar que nos seguía resultando familiar,


Manolo Rincón, alma junto a Vicente Ramos de estas celebraciones y del blog de la promoción, nos mostró un video resumen de la historia del Ramiro, que es nuestra propia historia, y aparecieron allí unos cuantos niños -nosotros- y unos cuantos mayores -profesores de nuestro recuerdo- Pensé... “ahora somos nosotros los del pelo blanco”. Pero tenía dos filas delante de mí a Vicente y por él y unos cuantos más, hube de matizar mi pensamiento…quien lo tenga.

Hubo varias intervenciones destacadas. El propio Manolo Rincón nos habló del Instituto en la actualidad y de las ideas para instalar en el recinto una Escuela internacional, situación problemática   pues el espacio está agotado y parece que la posible edificación en la antigua y- lamentablemente- destruida nevera, - vaya con la inspiración- ha sido congelada.

Miguel Angel Bufalá nos comentó cómo el deseo compartido  de que el Estudiantes recupere su lugar en la máxima división no solo supone un reto deportivo por el que se seguirá peleando sino también económico.

Nuestra promoción ha aportado a la sociedad personas muy valiosas, celebradas y premiadas en profesiones muy diversas. A petición de Vicente intervinieron, además de Miguel Angel, algunos de ellos: El diplomático Arturo Reig Tapia nos habló de su dilatada experiencia internacional, Fernando Picón, notario de Talavera, de su trayectoria personal y Paco Gonzalez, destacado publicista, de la evolución de la publicidad y el actual “marketing”.

Tras una foto del grupo, salimos paseando para dirigirnos a la Residencia de Estudiantes, donde teníamos organizada la comida. 


 Bajamos la cuesta suave que bordea los campos de baloncesto y deja al fondo a la derecha el patio de columnas, el espacio de la antigua piscina y más atrás, el gimnasio. Mi memoria voló hacia los momentos donde en ese lugar me partí un diente y una mano saltando el caballo y el plinto, esos aparatos endiablados.

Justo a la derecha de la entrada del gimnasio, había una pequeña cantina al pie de la escalera donde se comían, por ejemplo, unos maravillosos bocadillos de mejillones. Como los olores y los sabores son los sentidos que más permanecen en la memoria, no puedo, ni quiero, olvidar el sabor de aquellos mejillones que el pan arropaba en perfecta sintonía.  

Hacía mucho tiempo que no recorría este camino que, pasando por delante de los Internados, conectaba el Instituto y la Residencia. Un recorrido relajante, con árboles, vegetación y arquitectura bien cuidados.

Lo pausado del andar me hizo pensar en cómo ha ido cambiando la percepción del tiempo desde aquellos años gloriosos para la Cultura de la Residencia de Estudiantes. Se dice con razón que algo que nos distingue del resto de especies es nuestro pensamiento y la capacidad de ensimismarnos y sumergirnos en la reflexión sobre lo hecho y lo pensado. Todos los cientos de nombres recordados en su fachada, forjadores de la más brillante cultura y ciencia españolas de esa dilatada época, tuvieron en común, junto a su talento y tenacidad, una comprensión inteligente del supremo valor del tiempo, de lo creativo de sus pausas y sus silencios, de lo fértil de los momentos intensos y de lo necesario de la parada y el sosiego.

Pensaba en ese tiempo que tan bien fecundaron ellos como contraste a lo colmatado del  que vivimos, empeñados obstinadamente en llenarlo de más cosas de las que caben, empujados  a la rapidez y superficialidad en la percepción de todo, a poner en valor lo aparente frente a lo real y, consecuentemente, a desperdiciar la oportunidad de ahondar en sus  contenidos, conocer sus secretos y hacerlos nuestros.

La Residencia de Estudiantes nos acogió amablemente. Nos reunimos unos treinta “supervivientes” de aquel 64. Se cruzaron mil conversaciones, casi tantas como partidos se jugaban en aquel campo de futbol de nuestros recreos.  Algunos, como mi “compi” Sanchez Del Cura, no pudieron venir por distintas razones, aunque seguro que estaban allí de deseo y pensamiento. Pero había muchos más, aunque no los viéramos. Estoy seguro de que, silenciosos y sin ocupar asiento, nos acompañaron todos aquellos que antes o después estuvieron a nuestro lado en esta pequeña historia nuestra. Son ya muchos, pero siempre habrá sitio para ellos. Desde los más lejanos, pero no olvidados ¡cuántos salieron en nuestras conversaciones! hasta otros de ausencia bien reciente y presencia aún más palpable.

Por todos, sin nadie ignorado, celebramos este aniversario que quedó, además, grabado en unas tazas con nuestros nombres, fabricadas merced a una estupenda idea de Jose Manuel Bretón Dellmans, compañero de clase y sobrino de uno de nuestros más celebrados profesores.

Una celebración que, sin duda, ha quedado también grabada para siempre en nuestra memoria. ¿Celebramos juntos los 80…nuestros?

02 julio 2024

VIDEO DEL 60 ANIVERSARIO

...POR MANUEL RINCÓN

Nota: Este video fue presentado por Manolo en el acto y se completó con imágenes del pasado sábado 29. También estamos confeccionando una reseña del acto.

Para ver el video ampliado pulsar el cuadro que hay en la esquina inferior derecha del video una vez pinchada la flecha de arranque del video.