30 enero 2013

He encontrado un “incunable”, por Paco Acosta



Sí, he encontrado un verdadero “incunable”, que espero suscite el interés de, al menos, los que tuvimos la fortuna de ir al Viaje a Italia.

Se trata de “mis notas del viaje”, tomadas “en vivo”. Están recogidas en un par de folios, arrugados, plegados en 3 dobleces, que iban pasando, día tras día de la excursión, de “bolsillo de la camisa” a “bolsillo trasero del pantalón vaquero”, y escritos, sin orden lógico, con una letra casi imposible de descifrar (¿de qué me sirvieron las “planas”, y las múltiples caligrafías que hicimos en la Prepa?). Y para que comprobéis que es cierto, pongo aquí una muestra:





Como en nuestra promoción no contamos con ningún “boticario”, me he metido en el papel de Champollión dispuesto a descifrar la Piedra Rosetta, y he hecho todo lo posible por transcribir esas notas a algo más legible.

Cuando he terminado (aunque con ciertas y bien justificadas lagunas) lo he colgado en mi blog, por tres razones:

La primera es que deseo sigamos viendo y leyendo el artículo de Manolo (Viaje a Roma, Preu 1964, cuyo enlace está en la parte noble del blog de la promoción), el cual con buena memoria, nos ha narrado el viaje, en lo esencial y con muchos detalles. Tanto es así que su lectura nos ha hecho revivir (es decir volver a realizar, si eso es posible) aquellos días.

La segunda es que mis notas, son como esa descripción corta e insulsa, que las agencias de viajes “te dan” cuando están intentando colocarte un viaje organizado. Nada que ver con la verdadera experiencia del viaje. Eso sí, una vez realizado, te puede servir para “aclarar”, pasado el tiempo, algunas confusiones del tipo de “si hoy es martes, esto es Bélgica”.

Y la tercera y última es que, no se bien porqué, (pero ahora me sale eso de “¡qué mala es el hambre!” ¿Os acordáis que siempre estábamos con el “Prego, piu panne, piu aqua”?) puse entonces un acento desmesurado en describir lo que “devorábamos” en cada una de las comidas…, de escasa importancia pasados los años.

No obstante, para paliar la aridez de la trascripción, he incorporado algunos de los “otros tesoros” localizados, y les he añadido las fotos que conservo (algunas de ellas “inéditas”). Espero que os guste.

Se encuentra en: 



29 enero 2013

Novedades musicales

Nuestro compañero Manolo Rincón acaba de publicar un breve trabajo sobre las espantosas cancioncillas y penosas marchas militares (bueno, él las juzga con más benevolencia) con que nos torturaban en el Ramiro. 

Está en la sección 'Nuestra Música', en la columna de la derecha, pero como os sabemos tan perezosos como para no aventuraros muy abajo en ese lado del blog (con lo cual os perdéis muchas sonrisas y alguna que otra risa) aquí tenéis un atajo:

http://antpetper.blogspot.com.es/p/nuestras-entranables-marchas-militares.html

Esperamos que os ayude a evocar ese gozoso tiempo en que nos atrevíamos a cantar sin miedo de que se pusiese a llover.

Los editores

25 enero 2013

“Voy porrutas” o “Voy poruntas”, por Paco Acosta


Juan Antonio Rosas dice “porrutas”, pero yo con mal oído, no solo para el canto, decía “poruntas” cuando, en aquel entonces, cantábamos esa canción. No recuerdo si cantábamos antes o después de la tabla de gimnasia en el campo de fútbol de tierra. O si el canto de esos chiquillos se promovía durante el desfile, bajando por las escaleras, hasta la plaza donde al pasar junto la “estatua”, se decía el “¡vista a la derecha, arrr!.

Pero yo, cuando en casa repetí alguna vez, el “voy poruntas imperiales”, fui reprendido por mis padres, para indicarme que la canción no era así. Que el verso decía “voy por rutas imperiales…”. ¡Que sabrían ellos!. Lo que cantábamos en el Ramiro, y yo reproducía a mi modo, era “poruntas”, y durante un tiempo continué diciéndolo así. Al menos eso es lo que se mantiene en el anecdotario familiar….

Luego, más de 50 años después, al leer La vida no fue, es … de Juan Antonio, (publicada en el blog principal, en Octubre 2012), volví a recordar “mi confusión”. ¡Que curioso! No era únicamente “mía”. La de Juan Antonio era ciertamente, la de un crío con mejor oído, aunque ambos (y no se cuantos más) hacíamos gala, a voz en grito, de nuestro escaso vocabulario.

Y ahora, intentando avivar los recuerdos, he tenido que acudir a google a recuperar la letra, pues quería ver cuánto tenía de “adoctrinadora”. Para los que tampoco la recordéis, es ésta:

La mirada clara, lejos,
y la frente levantada,
voy por rutas imperiales
caminando hacia Dios.

Quiero levantar mi Patria,
un inmenso afán me empuja,
poesía que promete
exigencia de mi honor.

Estribillo:

Montañas nevadas,
banderas al viento,
el alma tranquila.
Yo sabré vencer.
Al cielo se alza
la firme promesa,
hasta las estrellas
que encienden mi fe.

Pues bien, mi primera sorpresa ha sido que “voy poruntas” y “Montañas nevadas” eran una misma cosa. La segunda es que en estas estrofas, tampoco se dice nada “directo” que excite en demasía el tan cacareado “adoctrinamiento” de la época. ¿Será que ya no sé “leer” entre líneas?. ¿Será “la frente levantada” un mensaje subliminal? O ¿”las rutas imperiales”, algo más que excursiones a Toledo?. Efectivamente allí se dice “levantar la Patria”, pero ¿no es eso lo que se necesita, en nuestra España, en estos momentos?.

No quiero seguir por ahí, pues, al igual que ya intenté expresar en Al Vent (está en nuestras músicas), estas canciones si llegaron a ser  símbolos para los entusiastas (de cada bando), no se debió a lo que realmente expresaban en sus letras.

De lo que sí quiero “escribir” es sobre estas confusiones “en sí mismas”. ¿Qué nombre reciben? o ¿Cómo se denomina a esta figura lingüística?.

Supongo que a la mayoría de vosotros le pasará igual que a mí. Yo, al menos, no tengo ni idea.

Pero esta vez google me ha dado unas pistas. Cuando buscaba el texto, surgió una entrada que me intrigó. Hacía referencia a una voz muy parecida a la de nuestra confusión: “Pomporrutas”. Sentí curiosidad y decidí primero mirar y luego “tirar de ese hilo”.

Pomporrutas viene de una confusión exactamente igual a la nuestra. Solo que esta variante del “por rutas” (difundida por alguno que participó en “cantares” como los que nosotros teníamos), llegó a oídos de Fernando Colomo y este lapsus auditivo le sirvió para realizar, en 1976, un “corto” de 11 minutos al que le puso por nombre “Pomporrutas imperiales”. Su argumento es simple: Dos antiguos compañeros de colegio se encuentran al cabo de los años. De los recuerdos comunes aflora esta canción, cantada con la confusión de “pomporrutas”……. En ese momento se produce la transformación de personalidad en uno de los amigos, que asume “los caracteres autoritarios” que se supone iban ligados a esta canción. (El corto se encuentra en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=m8lRtfKbVVs )

Pues bien, parece ser que esta palabreja ha tenido cierta aceptación entre los lingüistas, y han denominado así a este tipo de confusiones. He aquí la definición que he encontrado:

“Pomporrutas: Son esas palabras o frases o versos de una canción que durante toda nuestra vida o durante mucho tiempo hemos venido cantando convencidos de nuestra capacidad auditiva, y un día, al leer la letra, o al escucharla cantar por alguien que se la sabe de verdad, nos damos cuenta de la barbaridad que nos hemos llevado diciendo tanto tiempo”. (http://elnidodelpajaro.blogspot.com/2008/02/pomporrutas.html)

Y en el libro “Estudios de Lingüística Española. Homenaje a Manuel Seco” (2012), hay un artículo de Juan Manuel Seco de Cacho, que con el título “¿Parafasia canora, mondegreen o pomporruta?. Sobre la denominación de un fenómeno de interferencia paramórfica en inglés y español”.

Según parece Mondegreen es la forma con que en inglés, denominan a este mismo fenómeno (confusión verbal propiciada por coincidencias o semejanzas fonéticas entre palabras o series de ellas), y viene de decir “And Lady Mondegreen”, por lo que debía cantarse originalmente “And laid him on the green” en una estrofa de una canción tradicional escocesa.

En ese artículo, además de “la confusión” objeto de esta “no-palabra”, se recogen otras que bien podríamos haber cometido nosotros, («con frecuencia, sus creadores son niños», «no es que los niños tengan una audición imperfecta; más bien se trataría de un caso de inmadurez lingüística»):

En lugar del conocido: ”…con flores a María, que madre nuestra es”, se tiene esta otra versión: “…con flores amarillas, que madre nuestra es”.

O en este otro caso, esta vez sin música, se cambia el: “Creo en Dios Padre, todopoderoso…”, por esto otro: “Creo en Dios Padre, todo por el oso…”

Y ya de mi cosecha, también se puede considerar “pomporruta”, lo que le decían los emigrantes “ya experimentados en el idioma” a los compatriotas recién llegados a Alemania: “Tú dile al camarero: «joroba Angeles», y ….¡te traen una cerveza!”. 

18 enero 2013

Encuentro con José Francisco Guijarro (18.01.13), por Manolo Rincón


Mi primer recuerdo de Paco Guijarro, se remonta al año 1954, cuando le vi por primera vez en la Preparatoria.




Creo que entonces ya manifestaba su deseo de ser sacerdote.

Le recuerdo como un niño serio, delgado y no muy alto.

He sido consciente siempre de que estuvo con nosotros, durante siete cursos, hasta terminar la Reválida de 4º de bachiller y que se fue al seminario.

Me cuenta Bartolomé, que su padre D. Luis, nuestro profesor de primaria, le admiraba mucho por su temprana vocación, que finalmente llevó a buen término.

No supe más de él hasta que comenzó el contacto de nuevo entre nosotros. Leí sus cariñosos mails, que escribía con asiduidad, recordando nuestras reuniones a las que no podía asistir por la distancia.

Conversé con él frecuentemente por teléfono y me explicó con detalle en que consistía su ministerio y como ayudaba a los necesitados que había en su diócesis.

Pensé en esas conversaciones, que podíamos ayudarle, era de justicia con un compañero, que como él mismo nos dijo, allí se gana la Vida Eterna, como toda recompensa a sus sacrificios.

La promoción fue de nuevo generosa y permitió que se costease su retorno a España para poder arreglar sus papeles.

Me proporcionó mucha alegría poder organizar un pequeño homenaje a su persona.

Asistimos 14 personas. Otros no pudieron, pero se excusaron y le mandaron un abrazo a través nuestro.

Fue un encuentro emocionante. Yo le acompañé a sus papeleos y le encontré después de 53 años mucho más alto y corpulento de lo que yo podía pensar.

Nos contó en la comida sus experiencias y vivencias, en una animada charla, muy entrañable.

Pronto regresará a Honduras. Paco te deseamos desde aquí, donde nos toca vivir, lo mejor para tu labor apostólica, y aquí tienes siempre a tu promoción, que te admira y respeta, dispuesta ayudarte en lo que haga falta.

Ideas sobre Berlín para esta primavera

Este artículo, publicado en El País Digital de 18.1.13, es de interés general para los que están (estamos) planeando una escapada primaveral a Berlín: