Las raíces del Ramiro, por Manolo Rincón
Este curso
escolar, en colaboración con el Departamento de Historia del Ramiro, estoy
desarrollando varios trabajos de “investigación arqueológica” en el Instituto.
Fruto de
ello es que voy descubriendo cada vez más cosas sorprendentes. Brevemente me
voy a referir a los orígenes del Instituto, cuyas raíces se hunden en el
Instituto-Escuela de antes de la Guerra Civil.
El Instituto fue fundado por Orden Ministerial dada en Vitoria (se
supone por ser Ramiro de Maeztu de allí), el 4 de Abril
de 1939, tres días después del cese de las hostilidades, por el entonces
Ministro de Educación Nacional Pedro Sainz Rodríguez, que firmó la Orden
Ministerial por la que se creaba el Instituto Nacional de Enseñanza Media
"Ramiro de Maeztu". El Régimen tenía prisa en ponerlo en marcha.
En dicha Orden se señalaba que el nuevo
Centro se establecería en los locales ocupados anteriormente por el
Instituto-Escuela en los Altos del Hipódromo, heredando edificaciones y algún
profesorado del antiguo-Instituto Escuela, que es la verdadera raíz del Ramiro.
Sainz Rodríguez puso en marcha el primer
Plan de Estudios de la nueva etapa en la Historia de España, que se vivía tras
la Guerra Civil, y que se mantuvo hasta 1951 para dar paso a la Ley de 1953 de
Ruiz Giménez.
Sainz Rodríguez fue breve en su cargo, pues
según las malas lenguas, al pasar Franco con Dª Carmen enfrente de un puticlub
de los de entonces, vio el coche de Sainz, y le dijo después, te dimito no por
hacer las cosas propias de un hombre sino por usar para ello el coche oficial.
Ibáñez Martín ministro ligado a la extrema
derecha del franquismo, fue el que dotó al Ramiro de todo lo que hemos conocido
nosotros. Por decreto de 4 de diciembre de 1941 (de refundación), hizo depender
al Ramiro del CSIC, decidiendo dotar al Instituto de los mejores medios
didácticos disponibles en la época. Se instaló en el recinto del Ramiro, el
instituto de Pedagogía San José de Calasanz.
El Instituto además de Centro Piloto para
experimentar el CSIC, era un Patronato, entrando el profesorado por libre
designación del Ministerio.
Esta estructura se mantuvo casi intacta
hasta comienzos de los años 80, es decir cuarenta años.
El Director que más tiempo estuvo en el
Cargo fue D. Luis Ortiz Muñoz. Parece que su cátedra original era de Latín,
asignándosele después la de Griego, para dar paso a D. Antonio Magariños.
D. Luis había sido censor, cargo que luego
ocupó su hermano, que vivió con su numerosa prole en el propio Ramiro.
Ibáñez Martín impulsó el Internado Hispano
Marroquí, dotándole de lujosos mobiliarios, y trayendo hasta un imán para que
los alumnos marroquíes orasen.
A cambio su Alteza Imperial el Jalifa,
regaló ricos presentes, entre los que se encuentran alfombras y cuadros. Había
en el sótano mesas de Ping-pon y de billar. Hoy todo eso desgraciadamente se ha
perdido, al quedarse el CSIC con el edificio.
Ibáñez Martín dejó el cargo para ir de
embajador a Portugal, y posteriormente murió atropellado por un coche.
Su etapa se caracteriza por el predominio
de la Iglesia en todo el ámbito estudiantil.
Mueble del Internado Generalísimo Franco ricamente tallado
Sótano en el que reposan gran cantidad de documentación sin estudiar
Pues he pegado un respingo cuando he visto la última fotografía; efectivamente, se ve que tu labor de investigación arquelógica tiene bastantes "raíces" por delante... ¡mucha suerte!
ResponderEliminarSe me ocurre comentar que, efectivamente, la nueva etapa del Ramiro en el año 40 coge impulso por el "tándem" que formaban Ibáñez Martín y Luis Ortiz; el primero dictaba y el segundo ejecutaba, pues es bien sabido que era su mano derecha. El Ramiro como lo hemos conocido surgió de esta "conjunción estelar", pero el que se arremangó fué Luis Ortiz, que hizo en el Ramiro algo parecido a lo que le encomendaron de poner en pie la Ciudad Universitaria, además de su labor como Director.
Opino que, independientemente del entorno político (bueno, mejor dicho, apolítico) "obvio" en aquél periodo de postguerra civil, este tándem le vino muy bien al Ramiro. Un director con acceso directo a las alturas, además de sus otros cargos en Educación, siempre es beneficioso, especialmente cuando Ibáñez Martín tenía toda su confianza depositada en Luis Ortiz. Y eso que, según creo, ciertas directrices más extremas de aquél tuvieron que ser flexibilizadas o atenuadas por nuestro Director.
Si juntamos todo esto con la panoplia de profesores y catedráticos que hubo entonces, no es extraño que cogiera fama de modélico...
A lo mejor investigando, investigando se nos caen los sombrajos, como a pasado con José Navarro y Luis Ortiz..
ResponderEliminarFalta una hache en"a" pasado
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