06 diciembre 2014

VISITA AL TRIBUNAL SUPREMO 4-12-2.014

PRETEXTO PARA UNA NECESIDAD  …Por Rafael García-Fojeda

Nos reunimos unos pocos más el femenino y gustoso toque de Rosa María Muro para visitar el Tribunal Supremo y así satisfacer el ofrecimiento que hicieran Paco Menchén y Javier Juliani -compañeros y magistrados- que también se ocupan de reservar sitio para la comida de confraternización posterior. Muchas gracias a los dos.
Siempre es interesante, un lugar como éste y recorrerlo no solo con el guía oficial sino, además, con dos de  los nuestros aún en activo aquí, resulta más atractivo.
Exteriormente, un  edificio neoclásico, que es el antiguo Monasterio de la Visitación de las Salesas Reales, sufrió un devastador incendio a comienzos del pasado siglo, posiblemente debido a sus artesonados de madera, espectacular, pero en el interior, barroco, guarda auténticas joyas: muebles traídos por orden de Isabel II, paredes tapizadas de seda, frescos, retratos de personalidades y reyes, sillerías, suelos… y hasta un patio de naranjos que da un olor increíble a la zona que lo circunda y cuyos frutos se recogen en el momento oportuno cada año.
A mayor abundamiento, alberga desde 2012 - año de su bicentenario- una exposición permanente en la que podemos admirar distintos objetos -entre ellos, el instrumento para el ‘garrote vil’  y, sobre todo, obras jurídicas antiguas que son verdaderas joyas. En suma,  para mí, una visita enriquecedora.
Luego, vamos andando un trecho hasta el lugar de la comida -El Pabellón del Espejo- en pleno Paseo de Recoletos, frente a la Biblioteca Nacional, que me sorprende, primero porque está en medio de un intenso tráfico y consiguiente ruido QUE NO SE OYE y, segundo porque la comida es no solo estupenda sino también de módico precio. Las charlas no cesan en el grupo y son el único murmullo ameno que se expande por el local. A los  postres, la voz del Tricente se hace un hueco para exponer más actividades de cara al futuro cercano y la de “nuestra niña” nos brinda una más para comienzos del próximo año.
Las horas juntos, creo, se nos hacen cortas; las agradezco desde lo más profundo pues, al menos para mí, las que se fueron, éstas y las que vengan son el pretexto para una necesidad: Rememorar experiencias infantiles y juveniles comunes además de consolidar la amistad que nos unió y que, por la genial idea de algunos, recuperamos ya adultos.
Rafael Gª-Fojeda
4-diciembre-2014

Visita al Tribunal Supremo 4-XII-14.Por Manolo Rincón. Fotos de Kurt y García-Fojeda
Ya entrado el Otoño y con las hojas de un amarillo intenso, invitados por nuestros dos Generales Togados, Paco Menchén y Javier Juliani, ambos miembros del Tribunal Supremo, nos acercamos 25 compañeros de la 64 a la calle Marqués de la Ensenada.
Un bonito edificio alberga al Tribunal Supremo. Toda la manzana fue urbanizada y construida por Dª Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, y que pensaba que él moriría antes, por lo que debía de tener un palacio suyo para cuando no estuviese ya en la Corte.
El Palacio tiene un sabor dieciochesco innegable. Cuenta con salones muy bellos y espaciosos.
Nunca llegó a habitarlo Dª Bárbara, pues murió y antes que su marido, sin que estuviese finalizado el edificio.
Pasó éste primeramente a una comunidad Religiosa y fue residencia de monjas y colegio de las Salesianas,  de ahí su nombre, Palacio de las Salesas, hasta que en el siglo XIX se le dio un uso civil, cuando se quisieron centralizar varios organismos de Justicia, al desaparecer las antiguas Chancillerías. En ese momento se separaron Iglesia y Palacio.
Desde la Constitución de 1.812 se fue dando forma al Poder Judicial, con un Tribunal Supremo.
Las Salesas en su época civil albergó según las épocas diferentes organismos, como tal se usó en una ocasión para un Consejo de Ministros, el Colegio de Abogados y el Consejo General del Poder Judicial también estuvieron en el edificio. Por último el Tribunal Supremo fue quien se hizo cargo de las Salesas finalmente para que fuese su sede.
En 1.913 se incendió el edificio, por lo que actualmente presenta muchas salas reconstruidas.
Su decoraciones muy bella y guarda tesoros como el Código de las Siete Partidas, o ejemplares de las Constituciones Españolas.
El decorado es de gran riqueza y alberga ahora las diferentes salas del Tribunal Supremo. Muebles en madera de caoba muy bien trabajados.
Ha habido casos famosos, como el del Sacamantecas o Jarabo, allí  juzgados.
La visita fue muy interesante y todo explicado profusamente. Visitamos todas las estancias y el pequeño museo de la Justicia, que existe. Nos contaron anécdotas como la de Isabel II que no quería pagar unos muebles por ser su precio superior al acordado.
Los veinticinco, a los que se había unido Rosa María Muro, como agradable compañera de Promoción,  quedamos gratamente impresionados y agradecemos la deferencia de nuestros ilustres compañeros, a los que deseamos muchos éxitos profesionales en su importante trabajo.
Terminamos con una suculenta comida en el Restaurante el Espejo, que discurrió entre anécdotas y recuerdos.
Ya esperamos otra reunión después de Navidades que nos permita seguir manteniendo esta buena relación que nos une.
Para todos los que no estuvisteis, unas felices Navidades os desean los del Ramiro.









































































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