...POR JUAN MIGUEL ORTIZ
Creo que todo empezó hace muchos años. Recuerdo una
discusión con mi amigo Ramón a propósito de los impuestos. El que se tenía por
un liberal decimonónico justificaba el impuesto como el mecanismo para poder
pagar los servicios que proporciona el Estado. Mi planteamiento, claramente
influenciado por el igualitarismo izquierdista que propugnaba, era que además
los impuestos tienen que utilizarse para redistribuir la riqueza lo que
justifica su carácter progresivo de manera que los que más tienen no paguen proporcionalmente
más sino mucho más que los que tienen menos. Utilicé un sencillo un
ejemplo: si quien gana 30.000 paga 6.000
(20%) el que gana 300.000 no debe pagar 60.000 (mismo
20%) sino 276.000
(92%) con lo cual ambos quedan igualados a 24.000. Cierto
que exageré un poco y desde entonces me aplicó Ramón el calificativo de
anarco proudhoniano aunque entendí que el también estaba exagerando un poco.
Ahora mismo no tengo claro donde estoy. Parece como un
sueño y me recuerda vagamente a un hospital. Reconozco el aspecto de la sala de
ante quirófano. Tuve unas molestias en el pecho y el brazo que creía que me iba
a morir. Si ahora que lo pienso me acuerdo de la ambulancia, la sala de
urgencias y después de las innumerables pruebas y análisis.
Claro ! Me van a operar del corazón. Por eso estoy aquí.
Deben ser los primeros efectos de la anestesia.
-Miguel, atienda Miguel, ha venido el Señor Director
Médico a saludarle.
-Hola Miguel. ¿Te acuerdas de mi?, soy Ramón. Me informan
que has progresado en la vida y que eres el gurú económico del nuevo gobierno.
Veo que sigues con las mismas ideas. Yo estoy de Director
del Hospital y quería personalmente tranquilizarte por la intervención que te
vamos a hacer. Ya se que estás informado de lo esencial y tenemos tu consentimiento
firmado, pero quiero asegurarte que la experiencia de nuestro equipo asegura
las máximas probabilidades de éxito a pesar del riesgo. Como sabes conectaremos
tus venas y arterias a una máquina para que bombee la sangre y podamos pararte
el corazón, así el cirujano podrá trabajar tranquilamente y al acabar
revertimos la parada y salimos de bomba. Nuestro equipo trabaja con protocolos
validados internacionalmente y asistidos por ordenador. ¿Estás más tranquilo?
Bueno pasaré por tu habitación antes de que te den el
alta aunque ya será como tu amigo porque el gobierno ha incluido mi cese entre
las nuevas medidas en sanidad pública. En el fondo lo agradezco porque lo mio
es la asistencia y no la gestión.
¡Ah! Se me olvidaba, entre las nuevas medidas, creo que por sugerencia tuya, se ha aplicado en el hospital la política fiscal de igualación del salario mediante imposición progresiva. Me ha sorprendido la tranquilidad con la que se lo ha tomado tu cirujano, que se acaba de enterar, mientras esperaba que te pasaran a quirófano. Se ha limitado a quitarse el gorro, cambiarlo con el del celador que te ha traído y le ha entregado el instrumental mientras le decía -opere usted y mientras salía empujando la camilla repetía igual salario, igual trabajo, igual salario ...
Una historia divertidísima, rebosante de mala llet, que son las más inteligentes (la inteligencia resplandece al conjuro de la mala leche). No me asombraría que cualquier día nos diéramos con algo así. Por desdicha, padecemos un sistema donde lo público predomina sobre lo privado (si de Podemos dependiera lo aplastaría), de modo que sí, es probable que algún día las operaciones a corazón abierto las perpetren celadores, a ser posible de Más Madrid. Salvo si el paciente se ha preocupado de salirse de las garras del malévolo sistema y se ha pasado a la sanidad privada. En ese caso le operará un cirujano bien pagado, y por tanto mucho más cualificado que uno que gane la mierda que paga la sanidad pública, y lo hará en un hospital dotado de los medios más avanzados (no os digo nada si además en una de las diversas franquicias de la Clínica de Navarra, donde si algo va mal tienes garantizado el Paraíso sin pasar ni dos minutos en el Purgatorio). Más en serio, sugeriría una profunda reflexión sobre las ventajas de un sistema sanitario como el de los USA. Si no por otra cosa, porque cuando algún españolito con posibles se siente muy malito va derecho a Houston, a que lo curen allí, pero no sé de ningún usaco que haga el camino contrario. Por algo será.
ResponderEliminarEn efecto, esas políticas igualitarias, pueden traer estos desatinos.
ResponderEliminarBuen ejemplo de "donde las dan, las toman...". Estupendo humor, Juan Miguel.
ResponderEliminarMe ha recordado el chiste aquél de:
" - Ya tiene usted su coche arreglado, señor: son dos mil euros de vellón.
- Oiga, en la factura pone que la reparación se ha limitado a un cambio de tornillo; ¡cómo es que me pide usted ese dinero por cambiar un tornillo!
- Se lo detallo, si quiere: coste del tornillo, un euro. Mano de obra por el cambio de tornillo: dos euros. Saber qué tornillo era, 1997 euros. Total: dos mil euros...