11 abril 2012

'Echar a Pies', por Vicente Ramos



Comenzó Kurt describiendo el aguerrido juego de Rusia número 1 con mi caballo 21…

Continuó Paco con las chapas, al que le siguieron los hábiles en la construcción de las especializadas en velódromo…

Y hoy me gustaría a mi traeros el recuerdo de aquella liturgia diaria que había que celebrar en cada recreo previamente al consuetudinario partido de fútbol. Se trata del “ECHAR A PIES”.

Si recordais, siempre había al menos dos líderes naturales en cada clase, los cuales iban a ser los responsables de la elección de los jugadores que le iban a acompañar en su equipo. Recuerdo a los Idiazábal particularmente activos en esta disciplina.

Poniéndose de cara a unos 5-10 metros de distancia el uno del otro y actuando alternativa y ordenadamente, cada cual posicionaba un pie detrás de otro hasta casi llegar a pisar al oponente. Cuando tan sólo quedaba una distancia inferior a la medida de un pié de aquellos jovencitos, al que le tocaba posicionar su pié y pisaba al contrario decía las palabras mágicas: MONTA Y CABE. Monta, porque pisaba al otro y Cabe porque el pié a lo ancho cabía en el hueco formado entre los dos pies. El que aquello pronunciaba era el responsable de elegir primero, lo que le daba la ventaja de seleccionar al bueno de la clase ( Peiro y Echagüe en el A, Salcedo en el C, etc ), a continuación elegía el otro y asi alterna y sucesivamente hasta agotar los aspirantes a celebrar el partido de fútbol del recreo de aquel día.
También cabía la opción de que quien eligiera no lo hiciera por calidad futbolística, sino por preferencias amistosas, lo cual era también muy frecuente. De modo que se configuraban los dos equipos con algunos patrones ya preestablecidos y que todos conocíamos. Además, el hecho de celebrar uno cada día un partido en cada recreo y a la entrada y salida de clase daba para acumular mucho conocimiento en lo que a  preferencias se refiere.

Espero haber traído otro pedacito de memoria a vuestros magines.

Muchos abrazos.

1 comentario:

  1. El Ramiro no era el único lugar, en aquellos duros tiempos, en que se jugaba a 'Rusia'. En los Jardinillos (el pequeño parque del Canal de Isabel 2 de Bravo Murillo con Cea Bermúdez, ese todo lleno de tubos abandonados) también se jugaba, pero en una versión mucho más estimulante, pues las 'Rusias' eran las chicas y los caballos pues ya sabéis. Como podéis imaginar, cuando la Rusia #1 mandaba '¡Marea, Marea! llegaba el momento de mayor excitación (en el pero de los sentidos). Yo, que al ser un tirillas era el de los últimos caballos, adoraba que me cabalgara Elisina Magariños (sí, la sobrinísima), una chica encantadora pese a desplazar más de la cuenta. Que Dios la bendiga, y a mí me perdone.

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