10 febrero 2013

No somos mediocres, por Kurt Schleicher



  Imagino que muchos habréis leído un artículo de nuestro inefable Forges en relación al triunfo de la mediocridad en España.

  El susodicho artículo da que pensar; empieza diciendo que “nos hemos convertido en un país de mediocres” y da una serie de razones para ello. La verdad es que si miramos alrededor con espíritu crítico, pienso que todos llegaríamos a la misma conclusión, pero voy un poco más allá y me pregunto: ¿Por qué?

 Copio algunas de las reflexiones del señor Fraguas, D. Antonio:

Nos hemos convertido en un país mediocre.

Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.

- Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas.

- Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

- Mediocre es un país en cuyas instituciones públicas se encuentran dirigentes políticos que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Política el más relevante modo de vida.

- Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

  ¿Qué nos ha pasado?   O mejor: ¿Qué nos han hecho?

  Y también: ¿Nos pasa a todos?  ¿Es que somos todos mediocres? ¿Es algo intrínseco al temperamento español, del que se dice que su pecado típico es la envidia? Pues no me le creo; tengo mejor opinión de “lo español”. ¿No será algo contagioso de unos pocos a unos muchos?

  Y por qué no: ¿No habrá detrás de todo esto una intencionalidad aviesa?

  Reflexionando así, me viene a la memoria una forma de gobierno, que tiene hasta su nombre y todo: la OCLOCRACIA. Así leído, parece que el tal palabro significa algo así como el arte de hacer el pavo (clo, clo,), pero no, o casi no… o un poco sí.

  ¿Y qué es eso de la oclocracia?  Pues hay un montón de definiciones. La más antigua es de un tal Polibio, que la definió como: "la tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas".

  ¿Puede poner la oclocracia en peligro a la democracia? Pues sí. Resulta que estamos en un fenómeno “mutatis mutandi”, ya que el interés de los oclócratas que ejercen el poder es hacerlo degenerar en oclocracia con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, hacia el que vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores.

¡Hombre, con la manipulación hemos topado!

  Esto me recuerda ciertos tiempos ya lejanos, cuando éramos niños. Tanto a nosotros como a nuestros mayores se nos ocultaban muchos conocimientos o hasta la facultad de poder acceder a ellos, “para evitar que fuerzas masónicas o degeneradas extranjeras nos corrompan”. ¿Y qué se hacía para pastorear el rebaño? Pues pan y toros… y fútbol.

 Después llegó la democracia. ¡Qué bonito! Los fascinados ciudadanos ya pueden elegir a sus representantes, pero con un pequeño problema añadido: que no los conocen. Es que se han creado los partidos políticos, que no son partidos de fútbol…(aunque a veces lo parezcan). Esos representantes de unas ideas que llaman “de derechas” o “de izquierdas” tienen otros intereses y no quieren bajo ningún concepto que nadie se les pueda subir a las barbas. Volvemos a los partidos, pero ahora son de tenis: pelota a la izquierda, pelota a la derecha, pelota en la red.

 Y se junta el hambre con las ganas de comer: como no tenemos otros héroes, se nos aparecen los de la selección española de fútbol, o Fernando Alonso, o Rafa Nadal… y otros cuantos, que, por cierto, son los únicos que campean por esos mundos con la bandera española, pues para otra cosa ya parece que ni sirve, o así pretenden que lo creamos.

  ¿Qué se hace? Pues crear el gusto por lo fácil, por el oportunismo, el trepar por enchufe, lo que sea para evitar que llegue al poder el que mejor lo puede ejercer. Nada de listas abiertas, ¡que a nadie se le ocurra eso! Pastorear, eso es lo que hay que hacer. Y con la magnífica oportunidad de la televisión y con el tercer poder oscuro de la prensa de información, se les ha aparecido como agua de mayo unos magníficos vehículos para esos propósitos. Grandes Hermanos, Sálvames, Princesas de pueblo y gusto por la procacidad a mansalva. Parece como si alguien quisiera que le cojamos el gusto a revolcarnos por el lodo.

  ¿Dónde se ha quedado la palabra de honor que antes usábamos y era sagrada? ¿Dónde el interés por el esfuerzo personal para lograr una meta noble? ¿Dónde el gusto y el placer de la cultura como formación del propio criterio?

  Que nadie se engañe; todo esto no viene de ahora, sino de bastante antes. Hemos asistido sin darnos cuenta al pastoreo de los poltroneros desde hace décadas.

   No es de extrañar que los padres despotriquen contra los maestros, no es de extrañar que los niños ya les pierdan el respeto, no es de extrañar que nuestros jóvenes vayan perdiendo puestos velozmente en la carrera de la educación, a la vista del entorno. No es tampoco de extrañar que aumenten los robos, los asaltos y la inseguridad; no es de extrañar tampoco, pues, que salgamos perdiendo en las lides de la competitividad.

  Y sin embargo, no somos mediocres. Individualmente, tenemos muchísimos “brotes verdes”.  Puedo dar fe de la brillantez española en las lides mundiales; como mucho, hemos adolecido de un cierto complejo de inferioridad ante Europa o USA, algo que ya está ampliamente superado desde que el conocimiento del  idioma inglés es algo normal entre nuestros jóvenes y el mundo se ha hecho más pequeño. Pero ya hemos olvidado los tiempos en que nos envidiaban por nuestra extensa cultura y formación, quizás algo menos especializada, pero más completa. Y las individualidades españolas fueron y aún son bien reconocidas por otras latitudes y longitudes. De mediocres, nada.

   Pero nos cercan, nos limitan y en cuanto se juntan unos cuantos, lo normal es que la manipulación de los mismos sea “pan comido”, y ése es el pan nuestro de cada día. No hay más que mirar alrededor.

  Retomemos lo de la manipulación. Si nos fijamos en las técnicas de ésta, de Noam Chomski, se me abren los ojos como platos. El tal Chomski define 10 estrategias manipulativas, a saber (copio):

1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos… Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la auto-culpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

  Al copiar este texto, no quiero significar tampoco que esté de acuerdo en todo con él. Sin embargo, ¿a que nos suenan muchas de las cosas que ahí se dicen? ¿A que reconocemos alguna que otra cosa de las que se mencionan? Pues esto son técnicas conocidas, disponibles para el que las quiera usar. ¡Qué casualidad!

   O sea, que nuestra crisis, o el que se diferencie de las otras más nórdicas u occidentales, pudiera muy bien ser debido a estas manipulaciones. Sería interesante hacer una comparación con otros países con crisis similares, Portugal y Grecia, para ver si el mosquito que les ha picado es el mismo.

  Pienso que conociendo al enemigo, es más fácil vencerle. Nos están manipulando desde hace muchos años; al menos, que no puedan con nuestra individualidad, ya que nuestra colectividad está más lejos de nuestros esfuerzos y más perdida. ¿Quién sabe? A lo mejor, tacita a tacita, conseguimos algo.

  Que no somos mediocres. Que nos han ido haciendo y nos han ido acostumbrando, en todo caso; cuando el olor a mierda se hace cotidiano, se acostumbra uno sin darse cuenta. Una cosa es ser y otra estar, cosa que los foráneos confunden mucho; el “to be” o el “sein” tiene un sentido unívoco y los guiris no cazan bien nuestra dualidad. Por eso, cuando les contamos el chiste de que no es igual ser buena que estar buena les cuesta entenderlo. Puede ser que estemos mediocres, pero eso no quiere decir que lo seamos, D, Antonio… todavía queda esperanza, que las reacciones ibéricas o carpetovetónicas a veces son sorprendentes.

   Hay que tener cuidado, sin embargo, pues esto de la mediocridad es algo contagioso. No se me ocurre nada mejor que hacer como los perros y los gatos: sacudirnos las pulgas. Podemos salir del marasmo y hasta ayudar a otros en ello. Tengamos criterio. No nos sumemos a los linchamientos públicos sin pruebas ni a las consignas falaces, ni a las de un signo ni a las de otro. Ya sabéis a lo que me refiero: es marrón, pringoso y se queda pegado con facilidad, pero hasta que no se prueba, no podemos asegurar que sea miel y no lo que estabais pensando. Pongamos todos nuestros sentidos y capacidades en lo que nos cuentan y no nos dejemos engañar por cantos de sirena o seguir al que más grita y gesticula. Esto me recuerda a lo de los catalanes y lo que les enseñan desde las escuelas, de igual  forma que los vascos y sus ikastolas… pero esto ya es otra historia… ¿o no lo es?

En fin, ya sólo con hacer eso, vamos llenando una de las tacitas.

  Bueno, eso creo…
   

29 comentarios:

  1. Partiendo de que este es un país donde la Iglesia no paga impuestos y donde un analfabeto funcional sale al año por lo mismo que trescientos catedráticos, y sin que las masas quemen los templos ni los campos de fúmbol, cualquier cosa que nos ocurra nos estará bien empleada. La culpa es nuestra, queridos.

    Alfonso el Cándido

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  2. Pues puede que también, pero las más de las veces por dejación, no por acción

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  3. Yo me quedaría con la décima estrategia de manipulación de las que plantea Chomski, "conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen". Decía A. Huxley en un ensayo –que, como cito de memoria, creo que era "Los demonios de Loudon"– que antaño se daba por supuesto que cualquier desgraciado mantenía su libre arbitrio hasta el final y, por eso, los regímenes autoritarios no concebían otro instrumento para doblegar la voluntad de los disidentes que la tortura, pero luego, ya en época contemporánea, se descubrió que, en realidad, el individuo no está dotado de alma libérrima, sino que ésta es susceptible de ser modelada por medio de la persuasión, hasta el punto de que se puede sacar un fanático de un hombre ingenuo sin más que someterle a la conveniente propaganda.
    Estas técnicas de persuasión fueron ampliamente utilizadas por los totalitarios del siglo XX, pero, como, imprudentemente, no renunciaron a la represión física, enseguida la gente se apercibió de que la manipulación era lo mismo que la represión y, mira, los ciudadanos se enfadaban y pedían libertad y democracia. Entonces llegaron los demócratas, que les ofrecieron toda clase de libertades, siempre, sin embargo, dentro de ciertos límites, según las conveniencias de los que de hecho mandaban y controlaban.
    Precisamente porque los ciudadanos son conscientes de que gozan de libertades, los gobernantes democráticos se enfrentan al mismo peligro que amenazaba a los autócratas, que el pueblo terminara por hartarse de sus tropelías (por ejemplo, su desfachatez a la hora de apropiarse de dineros públicos) y se sublevara; afortunadamente, los demócratas modernos tienen a su disposición todos los avances científicos logrados hasta la fecha, y, por eso, ellos saben que, gracias a la propaganda, se puede alienar a las personas y convencerlas de que "todo va bien en el mejor de los mundos", sobre todo si previamente se les ha inculcado que, por ser partícipes en una democracia, son libres (?), y son ellos los que deciden su futuro. Resultan admirables los progresos de la práctica política, ya no es necesario celebrar autos de fe para mantener el orden público: basta con celebrar un partido de fútbol.
    La última vez que los españoles buscamos la regeneración política, terminamos, a la postre, enzarzado en una guerra civil. Os propondría que cada cual se esfuerce por evitar su propia alienación, por medio, desde luego, del estudio y del conocimiento de la realidad social, y se resigne a que la estulticia del pueblo no tiene remedio. Algún regeneracionista considerará que a través de la educación se puede salvar al mundo, pero yo he sido muchos años profesor, y he constatado que los sistemas educativos están diseñados más para engatusar que para formar ciudadanos lúcidos, ¿si no, por qué en este país en cada ocasión que cambia el partido que accede al gobierno cambia igualmente la ley de educación?

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    1. Muy interesante el comentario.
      Efectivamente, los dirigentes políticos en siglos pasados eran menos finos en eso de la manipulación y se les iba la mano inmediatamente a la represión. Hoy en día la manipulación es mucho más sutil y puede incluso ser subliminal, como la de introducir en televisión con un fogonazo una imagen de la “Coca- Cola” en el momento que te ponen una película con una escena desértica. La mente lo capta de forma subconsciente y nos levantamos del sillón para ir a la nevera y agarrar una coca-cola, que es lo que nos pide el cuerpo. Esta técnica –que yo sepa- está prohibida, por lo que se han inventado otras también muy sutiles.
      El pastoreo es inundarnos de temas intrascendentes, simplones y a la vez de mal gusto en muchos casos, o inflarnos a deporte, cosa que está muy bien, pero que metiéndolo a esgalla termina por motivarnos exclusivamente por la pugna entre Messi y Cristiano; lo demás es muy complicado. La consecuencia es un cierto embrutecimiento de los electores, que es lo que interesa a todos. Que no piensen.
      También hay otra manipulación, la de las pancartas subsecuentes. Unos cuantos sacan unas y los demás, cuando se ven afectados o reflejados, hacen lo mismo, sin pensar más allá.
      No estoy del todo de acuerdo en la parte final de tu comentario, que considero demasiado pesimista, aunque es cierto que tras intentar una regeneración política y levantarse algunos, terminamos muy mal. Sencillamente, se les (¿nos?) fue el tema de las manos. Ejemplo de lo que no debe pasar; conservemos la sangre fría y el raciocinio caliente. El “y yo” junto con el “y yo más” tiene estos riesgos. Creo que hoy en día la información es más completa y permite tener criterios; peor sería una alineación total, cosa que considero poco probable.
      Por eso precisamente hay que tener cuidado con la manipulación subliminal; es lo que les queda y lo que utilizan…

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  4. Es 'Los Demonios de Loudun', sí. El mismo en que Ken Russell se basó siglos después para engendrar su muy excomulgado 'The Devils' (un bodrio colosal que si lo fuimos a ver en masa ue por haberlo prohibido la Iglesia). No hay duda de que en el PP lo han leído. A eso se debe, a mi no me cabe duda, que el estilo de Frau von Cospedal sea el mismo de Jean-Martin de Laubardemont. Incluso me atrevería a sugerir que el papel de Sor Juana de los Ángeles lo interpreta la incomparable Esperanza (a la que de buena gana más de uno en el PP curaría de la misma forma), pero la verdad es que no soy tan osado.

    Alfonso el Exorcista Cauteloso

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  5. Los adjetivos de modo siempre pecan de una gran subjetividad. El calificativo que nos ocuoa: mediocre, conlleva una gran dosis de descalificación para el que lo recibe. En este caso se comete una gran inprecisión al aplicarlo a un universo amplio: los españoles. Añadiríamos que el que lo utiliza contra los demás, se cree calificado con su contrario: brillante.
    Así se dan análisis soociológicos falsos, válidos solamente para chistes recurrentes:
    Los gallegos son taimados
    Los catalanes son interesados
    Los vascos son primarios
    Se lanza la premisa que ser mediocre (subjetividad) es malo. ¿Sería soportable una sociedad en que todos fuéramos brillantes (subjetividad)?, habida cuenta que para muchos la brillantez radica en ir montando un número cada cinco minutos.
    Prefiero un país de mediocres honrados consigo mismo y con los demás que 40 millones de ciudadanos que la consistencia de su brillo se parezca al de los fuegos artificiales.

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    1. José Luis, ¿qué son los adjetivos de modo? Yo recuerdo del Ramiro los adverbios de modo (con los que nunca me llevé muy bien, sobre todo si acababan en -mente), pero los adjetivos no me suenan. ¿Se darían en alguna clase que me perdí?

      Alfonso el Perplejo

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  6. Son como los calificativos: bueno, malo, grande, pequeño...., sujetos a la subjetividad y a la relatividad. Por ejemplo un tenor de ópera mediocre puede ser musicalmente más brillante en comparación con los brillantes intérpretes de "Mi carro". Quizá lo de "modo" es una deformación de mi aprendizaje de ruso.
    Adverbio de modo: хорошо = bien
    Adjetivo de modo: хороший = bueno (masculino), хорошая = buena (femenino), хорошее = bueno (neutro), хорошиe = buenos, buenas (plural)





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  7. En primer lugar, el artículo destinado a convencernos de que todos somos mediocres (menos el autor), no está contrastado que sea de Forges, salvo que Kurt lo haya visto publicado.

    Por eso convencimos a Paco Acosta (que lo había recibido por internet) de que, sin contrastar, no lo publicara en este blog.

    En segundo lugar, los españoles, así, en general, no somos mediocres, sino masoquistas.

    Desde la pérdida de las colonias, en 1898, España entera se dio a la melancolía introspectiva y a echarse la culpa de todos los males a ella atribuidos por sus enemigos: así, la leyenda negra entera, las "matanzas" de la conquista, los "miles" de asesinatos de la inquisición, la tenebrosa Iglesia Católica, lo vagos que somos y ahora, lo ladrones que son...los políticos (extraña raza de extraterrestres).

    Naturalmente, lo que hicieron los demás países con sus conquistas, guerras de religión, o lo que nos hicieron a a nosotros, es que ni se estudia, ni interesa.

    Lo importante es que quede claro que somos unos indeseables.

    Toda Europa atravesó los años convulsos en el entorno de 1900, pero en España fue el origen de tensiones políticas intransigentes, que no dejaron respirar a la gente en paz: 1902 huelga general anarquista de Barcelona. 1909 semana trágica de Barcelona. 1921 asesinato de Dato. 1921 desastre de Annual. 1930, Pacto de San Sebastián. Octubre 1934 golpe de estado, (Asturias y Barcelona). 1936, el caos.

    No participamos ni en la 1ª ni en la IIGM. Bueno para unas cosas, malo para otras.

    Después del Régimen, entre norteamericanos y alemanes, inventaron una democracia a base de convolutos, que ha sido la causa de que los españoles piensen que siempre hay alguien que suelta el dinero para que nosotros lo gastemos. ESE SI ES UN DISTINTIVO NACIONAL.

    Los políticos españoles y europeos, pensaron que, puesto que la costumbre española es que nadie se afilia a nada, para que funcionara todo debía subvencionarse todo (partidos políticos, sindicatos, ONG, fundaciones, Iglesia Católica...). Gratis total.

    Parece como si nadie hubiéramos cobrado en negro alguna vez, o no conociéramos los sobornos a clientes, a proveedores, o a funcionarios, o no hubiéramos llevado dos contabilidades, o no hubiéramos devuelto regalos que había que devolver. O los millones de bolígrafos, papel, fotocopias, u otro material de oficina que nos hemos llevado de nuestras empresas. "Con IVA o sin IVA"?

    Como decía el gitano "usted póngame donde aiga".

    ¿Mediocres?: no. Sobrevivir no es de mediocres. ¿Son mediocres los andaluces o los catalanes o vascos, para vivir del resto de los madrileños?: No. Se necesita mucho ingenio.

    Dejaros ya de flagelaciones, precisamente en una época en que todo el mundo es anarquista y ateo, es decir, progresista e inteligente.

    Lo que ocurre es que no hemos salido de la transición y todas sus corruptelas. Y nos queda un rato para que una ministra dimita porque copió su expediente académico, o porque pago un toblerone con su tarjeta de crédito oficial.

    Es posible que esta crisis ponga algunas cosas en su sitio.

    "Cuando veais la abominación de la desolación puesta en el lugar que no le corresponde, sabed que el final está cerca"

    El único español brillante, inteligente e inocente (Forges), no tiene razón.






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    1. Por alusiones, efectivamente, no puedo poner la mano en el fuego en relación a que el artículo de considerar mediocres a los españoles sea o no de Forges; en cualquier caso, da igual, sea de quien sea pienso que por muy acertadas que parezcan las conclusiones, hay que matizarlas debidamente.
      En lo que estoy de acuerdo es que no conviene para este blog lanzar sin más un artículo de alguien porque aparezca en internet; para eso ya tenemos el correo electrónico doliente y moliente si nos place (o pluge, como diría un antiguo). Lo que sí se puede o debe hacer es referenciarlo y comentarlo si ha lugar, y en esta ocasión para mí que lo ha habido...(cierto es que lo he visto hace tiempo la primera vez). No estaría mal que D Antonio Fraguas, ex compañero del Ramiro (creo que anterior a nosotros) nos sacase de dudas, pero, repito, creo que no tiene mayor importancia la autoría, excepto que estaría avalada en tal caso por alguien con merecida fama de tener un gran ingenio y un puntito muy especial en la profundidad de sus chistes, dando siempre en el meollo.

      En cuanto a los españoles, ya he dicho que no los considero en absoluto mediocres, pero sí algo proclives a seguir la ley del péndulo; no encontramos fácilmente el punto óptimo, que muchos confunden con el punto "G", mucho más difundido aunque nadie sabe dónde está. Pasamos de ser tolerantes al linchamiento con una facilidad pasmosa. Al menos, es mi percepción, aunque en estas apreciaciones tan "etiquetadas", efectivamente es fácil estar equivocado.

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  8. El artículo del presunto Forges, tiene la virtud de exponer una supuesta característica general (la mediocridad), pero sin señalar sus causas y mucho menos su corrección.

    Como todo buen progre, pretende aleccionarnos acerca de nuestra perversidad. El, por supuesto, no tiene nada que ver con el asunto.

    El artículo es una soberana y falaz majadería, que explota ese masoquismo existencial que sí parece una característica general española. Desde la muerte de Franco, cualquier cosa que suene a Nacional (himno, bandera, nación), es ridiculizado. Y no me habléis del fútbol, por favor.

    Somos un país mediterráneo y como tal tenemos ciertas particularidades específicas, quizá debido al buen tiempo.

    Se decía que el Régimen de Franco era "una dictadura, atemperada por la inobservancia".

    Lo que sí podría ser un distintivo patrio, es la figura del listillo, personaje muy popular y apreciado y que al caer bien, extiende su influencia.

    El articulo "Las ventanas rotas" publicado en 1982 (Wilson y Kelling), consideraba que si en un edificio hay una ventana rota y no se repara enseguida, los vándalos acabarán rompiendo las demás, ocupando el edificio y haciendo fuego dentro.

    Eso, llevado a nuestra vida nacional, es el recurso a las influencias, el plagio, el clientelismo, el amiguismo, el absentismo, el nepotismo, los minutos de cortesía, etc. Para un español "nunca pasa nada". Es decir, si nadie vigila, nada se respeta.

    Los malvados políticos no han salido del espacio exterior: son los listillos con Poder.

    Y como dije, un sistema basado en el "gratis total", potencia esas conductas.

    Y repito: a ver si la edad no nos deja ya recordar que hemos sido testigos de comisiones, dobles contabilidades, sueldos en negro y otras corruptelas en las empresas en las que hemos trabajado, o en el taller o con el fontanero, sin ir más lejos.

    ¡Ah¡ ¿Que tú no has visto nada de eso nunca?. Hay un libro titulado "los hombres son de Marte y las mujeres de Venus", pero puede que para algunos haya que tomarlo en sentido literal.

    Desde el siglo XVI, en el que no pagar impuestos era distintivo de hidalguía, los españoles han hecho lo imposible para engañar al Estado.

    "Escuela y despensa". De nuevo Joaquín Costa.







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  9. Querido Miguel Ángel, no estaría yo en contra de muchas de las cosas que dices, aunque hay una que me resulta difícil de tragar, al menos por las buenas. Es tu achacar al supuesto buen tiempo reinante en la cuenca medíterránea el que seamos como somos. Una de las peores consecuencias de viajar a menudo, agravada por el hecho de trabajar para empresas extranjeras, es que inevitablemente se acaba comparando lo nuestro con lo ajeno, lo que expresado de otro modo me ha llevado a preguntarme más de una vez por qué los prusianos son como son y los peninsulares ibéricos somos como somos. Insisto, no me trago lo del clima. Más bien tiendo a sospechar que, en su momento, caímos del lado malo de la reforma. A eso se debe que los prusianos (y los suecos, los noruegos, los daneses, los holandeses, los suecos, los fineses y buena parte de los alemanes) se rijan por un principio calvinista constante, el que afirma que al bienestar se llega por el estudio, el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Los que caímos en el lado malo de Worms nos regimos por el principio contrario, el que sostiene que al bienestar se llega enarbolando el crucifijo con una mano y el cazo con la otra. Si quieres un ejemplo simbólico, piensa en el supremo contrabando de indulgencias plenarias, el cual, bajo diversas formas y nombres, bien que sigue presente en nuestros días (por ejemplo, en no pagar el IBI, cosa que llevo francamente mal, porque yo si lo pago, y me xode tan profundamente ver que los privilegiados de siempre no lo pagan que cada vez que me dan a elegir entre 'con IVA' y 'sin IVA' me tiro por lo segundo, en estricta interpretación del 'mariquita l'ultim' que regula tan prodigiosamente nuestra filosofía patria). De todos modos no soy del todo pesimista, pues gracias a los dioses los prusianos al fin han logrado mandar en Europa, con lo cual, y según ayer afirmaba el Finantial Times, llevamos camino de ser la nueva Prusia (bueno, ellos dicen Alemania, pero es que aún no se han enterado de cómo está codificado el firmware de Frau Merkel). Que Odín lo quiera y lo veamos (nos dé tiempo a verlo). Y, si me apuras, Calvino también (desde el Walhalla, I suppose).

    Hals und Beinbruch, amigo mío.

    Alfonso el Optimista

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  10. Una de las más caras teorías, curiosamente laicas, acerca de lo que nos diferencia a los españoles del mundo "civilizado", se basa en la suposición de que aquellos pueblos en los que se impuso la contrarreforma, quedaron irremediablemente sumidos en el oscurantismo, lo que propició su atraso económico, social, democrático, científico, técnico, personal, religioso, etc. en contraposición a los ingeniosos, democráticos, científicos, técnicos y liberales calvinistas, luteranos y protestantes en general, del norte de Europa, crisol de bondades y faro del progreso.

    Naturalmente, eso forma parte de la leyenda negra que, como es proverbial, ha tenido éxito entre nosotros. E si non e vero, e ben trovato.

    Es corriente que la cosa comience con la condena del préstamo con interés (aparece en el Antiguo Testamento, budistas, hinduistas, islamistas), porque era el camino directo a la ruina de los agricultores.

    Pero en 1530, en la Escuela de Salamanca, Vitoria dice que "nadie está obligado a hacer de balde ningún beneficio o placer al prójimo" y esa misma escuela redescubre la teoría aristotélica del valor del dinero, no solo como acumulación de capital, sino como valor en si. Y desde luego, le parece bien que el banquero cobre interés por su préstamo. Y los Fugger, no parece que fueran banqueros clandestinos. El Banco di San Giorgio, se fundó en la católica Génova un siglo antes que el protestantismo.

    Ah¡ y Santo Tomás, en el siglo XIII enseñaba que el trabajo no era ningún castigo divino, sino el que embrutecía. Aparte del "ora et labora" de los monjes.

    Tiene gracia que quienes niegan la libertad individual, por la predeterminación y hacen que el rey sea cabeza visible de la iglesia, anulando cualquier contrapeso político, hablen de "libre examen".

    Lutero bendijo las matanzas de los campesinos alemanes, a manos de los príncipes convertidos y andando el tiempo quemaron 50.000 brujas en el próspero Norte de Europa (en el mediterráneo, 500). ¿Intolerancia religiosa católica?.

    En 1158 comienza la Universidad de Bolonia y en 1218 la de Salamanca.

    Podemos seguir, pero es cansado.

    Así es que la idea de los muy esforzados nórdicos, en contraposición a los muy febles mediterráneos, por causa de la religión, no se sostiene.

    Aunque resulta chocante que esa teoría de lo vagos que somos por ser católicos, la sostengan los que se proclaman ateos.

    Habrá que encontrar otra explicación. Lo de achacarlo al catolicismo es recurrente, además de falso. Pero ya advertí de nuestro secular masoquismo.

    Me inclino más por la inobservancia debida al clima benigno y a nuestra tradición picaresca del siglo de oro. Olvidamos que el llamado pícaro era ladrón, proxeneta y sicario, pero ¡tan simpático!

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  11. Lo de las 50.000 brujas no lo sabía. Me maravilla que pudiese haber tantas (debían de ser parientes de las 11.000 vírgenes de Santa Úrsula, esas de cuya existencia tanto dudaba Enrique Jardiel Poncela), y más aún que a los príncipes reformistas les diera por quemarlas, cuando en aquellos agradables tiempos de hambrunas, guerras y epidemias malísimas las señoras disponibles para repoblar la base instalada no abundaban, pero si tú lo dices será verdad. No es el ejemplo principal de lo bestias que pudieron ser los capitostes protestantes, pero el hecho de que fueran más o menos igual de animales que los contrarreformistas (cuesta imaginar un tío más bruto que Karl I von Spanien und V von Österreich, ni un secuaz más devoto que su fidelísimo Götz von Berlichingen, ése que segaba con su artillería campesinos protestantes y que Goethe tuvo el supremo buen gusto de inmortalizar) no va en contra de que, pese a todo, la filosofía calvinista impulsara la sociedad donde mandaban los principios luteranos de un modo que a la larga se ha demostrado bastante más saludable para el género humano, pese a que de vez en cuando diera lugar a una guerra de las muy gordas. También te doy la razón en lo que dices de la tradición picaresca del siglo de oro (supongo que se llamó 'de oro' gracias al mucho que enviaban desde las esquilmadas Américas nuestros piadosos y muy evangelizantes conquistadores, gracias a los cuales se nos quiere tanto por allá; piensa, por ejemplo, en el glorioso General Morillo, el del inmortal 'España no necesita sabios'; el buen hombre no pudo ser más pío, ni más consistente con la moral establecida; todo un contrarreformista como Dios manda, pese a ser un punto tardío), la cual no puede ser más evidente que aún no se ha extinguido. Que se lo pregunten, si no, a los señores Bárcenas, Correa y Camps, y, si quedase alguna duda, al mismísimo duque de Palma (o duque empalmado, que no estoy muy seguro de cómo debe decirse ahora), que además de todo lo que pueda ser es una especie de magnífico príncipe del renacimiento español, perfectamente comparable al glorioso marqués de Villena (salvando las distancias, los dos se dedicaban a lo mismo). Son, todo lo indica, unos prodigiosos hijos de... la contrarreforma.

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  12. "…Vendría a suceder que en las dos centurias [s. XVI y XVII] fueron ejecutadas por la Inquisición española unas tres personas por año [en total, seiscientas personas]. […] Estos datos, añadimos nosotros, deben verse, además, en el contexto de las represiones religiosas y políticas que acaecieron en la Europa del Antiguo Régimen. baste señalar que la caza de brujas provocó en el continente unas 300.000 víctimas (dos tercios de ellas en Alemania) y unas 70.000 en Inglaterra" (José Antonio ESCUDERO: "Estudios sobre la Inquisición". Ed. Marcial Pons, Madrid, y Colegio Universitario de Segovia, 2005, p. 35).
    "Desde el siglo XV se dio en Europa una verdadera psicosis colectiva por la brujería, estimulada al parecer por los propios reformadores protestantes y que encontró formulación doctrinal en cierto librito de unos dominicos alemanes, Kramer y Sprenger, el 'Malleus Malleficarum' ('Martillo de brujas'), donde se sistematizaban los casos de intervención de brujas y los oportunos remedios. En España, ese fenómeno no revistió especial gravedad (ya mencionamos el altísimo número de víctimas registrados en Alemania e Inglaterra) y la Inquisición actuó con bastante prudencia" (op. c., p. 44).
    "El inquisidor Alonso de Salazar y Frías, uno de los tres jueces que intervinieron en el proceso de 1610 [el de las brujas de Zugarramurdi], después de haber votado contra el criterio de los otros dos jueces al infligir las penas, fue comisionado por la Suprema y recorrió durante una temporada bastante larga los pueblos de la cuenca del río Ezcurra (afluente del Bidasoa), los del valle del Batzán, las cinco villas y otros situados en el norte de Navarra, y estableciendo una especie de oficina en Santesteban, para hacer valer del modo más eficaz un edicto de gracia dado por la Inquisición el 26 de marzo de 1611, tal vez por influjo de las consultas hechas. Pero a medida que fue observando los casos, interrogando a lo acusados y haciendo hablar a la gente de modo liso y llano, su criterio fue perfilándose más, hasta que llegó a dar como falsas la mayoría de las actuaciones atribuidas a los brujos en aquel caso concreto, como se ve en varios escritos que se conservan de su mano. […] Desde entonces y hasta 162(?) sus actuaciones, ya como inquisidor de mayor categoría, contribuyeron de modo poderoso a que las causas por Brujería se vieran con ojos muy distintos a como tradicionalmente se veían" (Julio CARO BAROJA: "Las brujas y su mundo". Alianza Ed., Madrid, 1969, 3ª edición, pp. 233 y 234). En este mismo libro de Caro Baroja, en su capítulo 9, "El espíritu de algunas declaraciones" (pp. 162 y ss.), se encuentra noticia de algunos procesos de brujería célebres de los que acontecieron en Europa, más allá de las fronteras españolas.

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  13. José Enrique, los estudios sobre la Santa Inquisición realizados en España por supuestos historiadores-estudiosos españoles (invenciblemente escorados a estribor), ¿te inspiran confianza? Antes de que digas nada, debo decir que a mi me inspiran tanta como los estudios sobre el Holocausto realizados por los historiadores del Régimen. Me apena decirlo, pero los encuentro un tanto privados de objetividad.

    El último desgraciado que se cargó la vergonzosa inquisición española subió a los cielos el año 1826, durante la década ominosa del prodigioso Fernando VII, ese que tuvo a bien al recuperar el poder en 1823 nombrar primer ministro nada menos que a su confesor; el tal hereje era un pobre maestro catalán que, por lo visto, no predicaba el catecismo espanyol con el debido entusiasmo. Menos mal que no le quemaron vivo; compasivos, se conformaron con ahorcarle.

    Tengo presente lo que oíamos en el Ramiro, unas veces en clase de Religión y otras en clase de Historia, que la Inquisición fue una gran bien para España porque a cambio de unos pocos muertos sin importancia nos libró de males mucho mayores, como las incontables guerras de religión que devastaron el continente (pasando por alto que tras casi todas ellas solía haber un monarca español) y, quizá, de las 370.000 brujas de las que tú hablas (más o menos las mismas que el total de putas censadas por nuestras innumerables policías en nuestra gozosa España de los recortes y de las fotocopias, fíjate tú qué casualidad). Espero que comprendas las razones que me llevan a proclamar que paso de toda esa basura pseudohistórica. Los españoles padecemos una historia lamentable por culpa, fundamentalmente, de la contrarreforma que nos oprime desde que Ferrán el Segó d'Aragó se arrugó ante su insoportable señora y expulsó del país a los judíos, lo cual influyó de un modo devastador en la mentalidad (si es que llegó a tener alguna) del que con el paso del tiempo se cargaría a Juan Bravo, Padilla y Maldonado, los ancestros de los chicos esos que ayer gritaban en el Congreso y que al presidente Posada tanto le habría gustado fusilar (da miedo escuchar su voz de pito al ordenar se les expulsara; ¿no os recordaba la de alguien...?). Sólo a partir del día que aceptemos esa realidad podremos buscar solución a las infinitas desdichas que conforman la herencia que nos han dejado. Los sobres del Bárcenas sólo son una de tantas y no de las peores. De las verdaderamente graves todavía hoy ni nos atrevemos a hablar.

    Pero aún hay esperanza: el próximo mundial de fúmbol seguro que lo ganamos. Ya verás cómo no habrá restricción presupuestaria alguna para sacudir los mismos €300.000 a cada portentoso héroe nacional por ganar el campeonato. Si a cambio hay que quitar la sanidad nocturna de La Mancha, pues se quita, y si algún paleto del campo protesta, pues que se xoda. Lo primero es lo primero, y si algo lo demuestra es que Kaká salga cada año por lo mismo que trescientos catedráticos. Nuestro glorioso país es así.

    ¡Visça la rotja!

    Alfonso el Optimista

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  14. ¡Ya sabía yo que el tema iba a "dar de sí"! Y me alegro que Kurt lo haya recogido, y los demás lo hayáis comentado.

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  15. Me he limitado a citar a unos historiadores de prestigio que nos ofrecen DATOS y en ningún momento ni ellos ni yo hemos entonado un canto de ensalzamiento de la Inquisición; simplemente intentaba poner en su sitio el HECHO HISTÓRICO de que en los siglo XVI y XVII tuvo lugar en Europa una caza de brujas que provocó la muerte de centenares de miles de personas, sobre todo, mujeres, cuyo único delito fue hablar más de lo que es prudente, o tener comportamientos psicóticos, y, de este modo, suscitar el miedo entre sus convecinos, lo cual, unido a una serie de prejuicios imperantes desde la Edad Media, llevó a jueces y gobernantes a desencadenar una represión sin igual.
    El otro HECHO HISTÓRICO documentado es que, si en España no hubo apenas condenas de brujos, fue por la profesionalidad de los inquisidores, que, fieles a su labor inquisitorial, indagaban la verdadera naturaleza de los delitos denunciados y, gracias a ello, descubrieron hasta qué punto las supuestas actividades maléficas eran fruto de los temores y la imaginación de la gente.
    No entro a valorar si en conjunto la labor de la Inquisición fue positiva o no para España, pero, por esto mismo, me molesta que se desprecie el trabajo de unos investigadores serios sencillamente porque no corroboran las ideas preconcebidas con que unos y otros se asoman a la historia.

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  16. Querido José Enrique, los estudios que citas a la fuerza han de basarse en otros estudios, más antiguos, realizados 'a la española'; en otras palabras, los que se confeccionaban cuando se pretendía vestir el muñeco lo mejor que se pudiera y dejar lo más vendible posible la ignominiosa historia que aquí aún llamamos 'leyenda negra', y que al entender de muchos tiene de 'leyenda' lo que pueda tener el Shoáh. Aplicando los razonamientos que citas, y las historias explicadas por esos investigadores serios, a lo que sucedió en los campos de concentración alemanes de 1934 a 1945, saldría que fueron simples programas de vacaciones. Eso, y no otra cosa, es lo que persigue la historiografía nacional desde que a mediados del XVIII se percibió la conveniencia de disimular un poquito lo que por otra parte ya era indisimulable. Aún así, como si nada. Te recuerdo los esfuerzos del Duque de Wellington en convencer a Fernando VII de lo desaconsejable que sería reinstaurar la Inquisición, así como el nulo caso que le hizo nuestro arquetípico monarca. Nuestro pasado es una monstruosidad, y si algo lo demuestra es que habiendo sido la potencia dominante del planeta a mediados del XVI hoy seamos un taller de fotocopias y, en todo caso, un excelente centro de distribución de sobres. El haber albergado la más siniestra de las instituciones religiosas, y el haber sido la potencia más esclavista del planeta, así como la que más fieramente se resistió a dejar de esclavizar africanos (tras bautizarlos, eso sí, y quisieran o no), salta por encima de todo lo que puedan afirmar lo que hayan podido escribir los interesados en que sigamos sin llamar a las cosas por su nombre. Así nos va, y así nos irá.

    Por lo demás, ¡Viva el Fútbol!, y que nos dure mucho. Sin algo que idiotice a las masas de un modo tan eficaz sería muy difícil encontrar los ánimos para seguir adelante sin prestar atención a lo mucho que nos engañan.

    Y, a todo esto, mi sobre de Génova sigue sin llegar. En cuanto llegue quizá me pase a pensar como es debido.

    Que no nos pase ná.

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    1. Recordad que en pleno S. XX se dijo: "Que inventen ellos!"

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    2. Me limitaré a las notas que acompañan al pasaje de Caro Baroja, citado más arriba, que extraje de "Las brujas y su mundo", pp. 233 y 234:

      "17.- H. Ch. Lea, 'A history of the Inquisition of Spain', IV, p. 229, piensa en influjo del primer discurso de Pedro de Valencia".
      "18.- H. Ch. Lea, 'A history of the Inquisition of Spain', IV, pp. 230-237 con referencia a Archivo de Simancas, Inquisición de Logroño leg. I Procesos de fe, núm. 8".
      "19.- Un resumen de sus actividades [de Alonso de Salazar y Frías] lleva este título: 'Relación y epílogo de lo que a resultado de la visita q hizo el sancto offiº. en las montañas del Reyº. de Navarra y otras partes con el hedito de gracia concedido a los que ouviesen yncurrido en la secta de Brujos conforme A las relaciones y papeles que de todo ello se an remitido al Consejo'. Se halla en el manuscrito 2.031 de la Biblioteca Nacional de Madrid. fols. 129 r.-132 vto. Lo publiqué en 'Anuario de Eusko Folklore', XIII (1933), pp. 115-130, no sin algún yerro.
      "Valdría la pena de hacer algunas investigaciones sobre la personalidad de este inquisidor, que parece fue nombrado por recomendación del Cardenal Lanfranco Margotti, según se desprende de dos cartas escritas por él al Inquisidor general y al Nuncio, respectivamente. Antes había sido por diez años procurador de las iglesias metropolitanas y catedrales de España en Roma. 'Lettere / del Sig. Cardinale / Lanfranco Margotti / Scritte per le più ne'tempi / di Papa Paolo V. / A nome del Sig. / Cardinal Borghese. / Raccolte, e publicate / da Pietro de Magistris / De Calderola' (Venecia, 1660), pp. 287-288".

      Puesto que no te fías de la buena fe de Caro Baroja, puedes acudir directamente a las fuentes, y, si lo que allí encuentres es otra cosa, es decir, que el autor ha tergiversado los hechos, harás muy bien en denunciarlo públicamente.

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    3. Querido José Enrique, no es que no me fíe de la buena fe de Caro Baroja (de quien he leído muy poquito; como historiador, a mi humilde juicio, es la mar de aburrido; a mi modo de ver, contar la historia como la contaba él, o como nos la contaban en el Ramiro, es lo mejor que hay para terminar aborreciéndola), es que no me fío de sus fuentes. En general, no me fío de ningún ignorante malicioso que se haya ganado su lamentable vida yendo por ahi en pos de brujos y de brujas en nombre de un espíritu santo ciertamente odioso, por mucho que tal cosa fuera consistente con los usos y costumbres de la muy tenebrosa España del XVII, donde bastaba con que le cayeras mal a un cura para que te quemaran vivo. En general, mi querido amigo, cualquier texto jurídico-sacro-religioso anterior al TCP/IP no me inspira la menor confianza, y me asombra que se la pueda inspirar a nadie con una formación superior. Ahora, la imaginación es libre, y la voluntad de creer en las hadas, también.

      Feliz finde, que ya es viernes

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  17. Una de las características más originales del Imperio, antes de la Conquista, fue la presencia permanente de un notario, allí donde hubiera presencia española. Y esa ingente cantidad de documentos han permitido seguir, por ejemplo, todos y cada uno de los procesos de la Inquisición.

    Que la inquisición española impidió que en España hubiera guerras de religión, es un hecho histórico, bueno o malo en función de las interpretaciones a posteriori de la memoria histórica. Y que existe documentación suficiente, es incontrastable. Si no aceptamos eso, es inútil cualquier acuerdo.

    En efecto, la unidad religiosa perseguida por los RRCC cuando casi la mitad de la población era musulmana y donde los judíos conversos solían simpatizar con los musulmanes, conversos o no, permitió la unidad política.

    La característica más sorprendente de los españoles, es haberse creído absolutamente todas las leyendas negras que en el mundo han sido, para demostrarnos que somos indeseables y encima, ensalzar a nuestros enemigos. Como demostración de masoquismo no está mal, desde luego.

    Pero vivimos en un lugar en donde el director de un medio fácilmente reconocible habló de la "insidiosa reconquista".

    Manifestaciones hechas aquí y aceptadas como normales, habrían sido muy otras con la sharia, que, por cierto, está tocando a nuestra puerta (pregunta en Francia, Bélgica u Holanda).

    Nuestra promoción 64 ha sido carne de cañón de la Guerra Fría y cuando millones de niños de nuestra misma edad desfilaban con un pañuelito rojo al cuello (Pioneros) en sus colegios, (desde luego sin cachondeitos de pomporrutas), aceptamos la doctrina del padrecito Stalin sin pestañear, porque nuestros padres le habían ganado al guerra, algo imperdonable.

    Y ya de carrerilla, "la insidiosa reconquista", la maldad de la inquisición, las matanzas de la conquista, los fascistas, el perverso nacionalcatolicismo, la Iglesia pederasta, etc.

    Es que somos los españoles verdaderamente indeseables. De verdad. Y mediocres, encima.

    Ah! los calvinistas, los musulmanes, el comunismo...esas si son civilizaciones admirables.

    Pues sigamos así. Si estamos cómodos...

    La Historia? Toda falsa. Lo único cierto: la leyenda negra.

    Vale.



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  18. Querido Miguel Ángel, yo no estaría tan seguro de que todos nuestros padres ganasen la guerra (supongo que te refieres a la cuarta y de momento última civil, no a esa donde tanto se lucieron la gloriosísima División Azul y la no menos apoteósica legión de falangistas de las Waffen SS). Sin ir más lejos, los míos la perdieron, y tengo la impresión de no ser el único caso entre nosotros. Seguramente se debe a eso que ya desde pequeñito padeciese una fastidiosa tendencia a pensar con el órgano de pensar, y no con lo que nos recomendaban el camarada Paco y los asombrosos directores espirituales que tuvimos la inmensa dicha de disfrutar.

    En cuanto a la sharia, me parece que aún queda un poquito lejos (gracias a los dioses).

    En cuanto a la unión política de Isabel de Castilla y Ferrán d'Aragó, me temo que no fue tan pétrea como ambos perseguían al echar de aquí a los judíos que tanto dinero les habían prestado y así darles el primer timo de las preferentes (de hecho, si las cantáridas no le hubieran sentado tan mal al que aquí llamamos Don Fernando probablemente habría hoy tres estados peninsulares, en vez de sólo dos). Sí no terminas de verlo así, vuelve los oídos al extremo NE y escucha lo que se dice por allí (o se grita), todos los días y a todas horas.

    Por último, y en cuanto a que los españoles seamos mediocres, yo aún conservo esperanzas de que no. Pese a los inmensos esfuerzos en contra, debidos más al miedo a la libertad (a la de los demás, of course) que a ninguna otra cosa, desde que se murió el centinela de occidente vengo percibiendo en la gente que me rodea un progresivo empeño en llamar a las cosas por su nombre (o en 'decir els coses per el seu nom', ya que de ahí me pareció que partía tan criticable filosofía), lo cual es lo primero y necesario para volver a ser el gran país que comenzaron a cargarse los funestos RRCC. A ver si hay suerte y nos da tiempo a verlo florecer.

    Por lo demás, que no me llega el sobre, carallu. Qué mala pata la mía, válgam Déu.

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    1. ya lo decían los marinos andaluces: más vale que zo-zobre y no que zo-falte... mw imagino que pensando en lo de los ERES con lágrimas en los ojos

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  19. Pero como iba a haber¡guerras de religión!. El 31-03-1492 se expulsó a los de religión judía, el 09-04-1603 a los de religión musulmana, la Santa Inquisición sofocaba los brotes de luteranismo (El Hereje de Miguel Delibes)y vigilaba la autenticidad de las conversiones. San Juan de Ribera fue el brazo ejecutor del edicto de Felipe III en la Comunidad Valenciana y da la casualidad que la última ejecución de la Inquisición fue en Valencia el 31-07-1826 en el habitual escenario: plaza del Mercado flanqueada por la Lonja de la Seda y la Iglesia de los Santos Juanes. El Auto de fe fue simbólico. A Cayetano Ripoll lo habían ahorcado en la cárcel y su cadáver lo llevaron al lugar en una tina decorada con llamas.
    No hay mal que por bien no venga, si expulsamos previamente sólo tendremos que matar después, a unos pocos.
    De caracter no religioso fue la última autoexpulsión de 01-04-1939 (habían aprendido)y posterior proceso seudoinquisitorial que duró hasta 1953.

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    1. Desde luego, parece mentira desde la óptica de hoy lo de las antiguas guerras de religión, reemplazadas en nuestros tiempos por el extremismo terrrorista. Todas las guerras son terribles, pero las de religión es que encima son (¿eran?) estúpidas.

      Mencionas "el hereje" de Delibes. Sí, es un hecho poco conocido la persecución de la Inquisición a los luteranos españoles, que se describe muy bien en la novela de Delibes. Y el gusto por el achicharramiento, con gran jolgorio de los espectadores. Lo que es terrible es pensar en la frontera tan nimia que existía entonces entre la salvación y la quema; el personaje de Cipriano Salcedo -el hereje de la novela- (dicen que es real y hay un museo en Valladolid) termina siendo quemado en la hoguera; el monje o verdugo, con la antorcha en la mano, le susurra al Cipriano que si acepta decir que cree en la Iglesia Romana, se salvaría de la quema. Éste contestó: "creo en la iglesia de los apóstoles"... el otro insistió: "si decís romana, quito la antorcha" Y el Cipriano insistió: “Si la Romana es Apostólica, creo en ella con toda mi alma, padre”. Por tanto, le quemó. Cuento esto como ejemplo de las estúpidas disquisiciones por las que se podía matar por aquél entonces, que ya no es casi ni de religión, sino una soberana estupidez de matiz. ¡Si vieran lo que sucede hoy por quítame de ahí unas pajas! Bueno, por lo que cuentan, lo de las pajas también era muy perseguido en nuestros tiempos del Ramiro, pero eso ya es otra historia.
      Y me reafirmo en lo de los españoles y la ley del péndulo: en la Reconquista tuvo lugar durante varios SIGLOS una exquisita convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos, solamente interrumpida cuando algún moro o algún rey cristiano se sentía aburrido y montaba una batallita para justificar los gastos de material de guerra. Y después, la Inquisición se puso muy, pero que muy burra con los luteranos. Que me lo expliquen. Menos mal que me tocó vivir una época en la que eso de "hereje" ya ni era una palabra malsonante, que si no, vaya uno a saber si ahora quedarían da mí algo más que unas cenizas.
      De todo aquello ya no queda nada, menos mal, salvo el péndulo. Ése perdura.

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  20. Resumen:
    Los hombres deben de asumir los hechos pasados sean buenos o malos. Los malos no se deben convertir en buenos con la teoría del " tú más", pues entonces los buenos se convertirán en malos, aplicando la misma teoría.

    Gabriel Celaya escribió:
    Nosotros somos quien somos.
    ¡Basta de Historia y de cuentos!
    ¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

    Ni vivimos del pasado,
    ni damos cuerda al recuerdo
    Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

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  21. Eso es verdad, pero también lo es que la sociedad que olvida sus errores está condenada a repetirlos. Lo mejor, como siempre sucede, es olvidar lo que nos moleste y tener muy presente lo que fastidie a los demás.

    No creáis que se me ha ocurrido a mí. Si no es de Talleyrand será de Voltaire, o del mismísimo Diógenes. A saber.

    Alfonso le Candide

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