Dos modestos museos de Madrid, por Kurt Schleicher
Me estoy refiriendo al Museo del
Ferrocarril y al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. El primero
seguramente os suena a todos, pues está ubicado en la antigua estación de las
Delicias, estación que probablemente llegamos a utilizar de pequeñitos y que
hoy se usa para el “Tren de la Fresa”, que alguno habrá utilizado en algún fin
de semana de Primavera y Otoño.
La localización es en el Paseo de las Delicias, cerca de la calle
Ferrocarril (¡claro!) y del metro Delicias.
El calificativo de “modestos” no lo uso con intenciones peyorativas; lo
que quiero decir, especialmente para el de Ciencia y Tecnología o MUNCYT,
hermano pequeño del de La Coruña, más famoso, es que es pequeño en tamaño y
está acogido bajo el ala de su madre el del Ferrocarril en un lateral del mismo.
Para algún exigente con eso del rimbombante título de “Museo Nacional etc.”, el
museo le resultará algo frustrante por su tamaño, aunque luego está bien
aprovechado con sus dos pisos.
Es relativamente nuevo, pues se inauguró en 1997 y se trata de una sede
“provisional” que ya se decidió en 1980, poco antes de que se abriese el Museo
del Ferrocarril en 1984 en su localización actual; en fin, ahora con los
tiempos que corren parece que no hay intenciones de modificar este
emplazamiento. Es curioso que se ha abierto otro posterior en La Coruña a cargo
de Ramón Núñez, habitual colaborador de la revista “MUY” y que es bastante más
famoso y amplio que éste.
El que no es tan nuevo es su hermano mayor el del Ferrocarril, que se
trasladó aquí desde una sede anterior en el palacio de Fernán Núñez, lugar en
el que se inauguró ya en 1967. Antes de esa fecha, los restos dispersos de los
ferrocarriles españoles se fueron recogiendo en ocasión de exposiciones
temporales desde 1930. Las locomotoras más antiguas datan de 1843 y 1848, y a
partir de ahí comenzó una historia plagada de desarrollos. ¿Quién no ha sentido
de niño una fuerte impresión cuando veía pasar un tren del que tiraba una
impresionante locomotora y te quedabas allí ansiando que viniese el siguiente?
Bueno, a mí me pasó lo mismo con los aviones al final de las pistas de Barajas,
pero ésa es otra historia…
A destacar el antiguo edificio de la estación
en cuanto a estructura de hierro, tan de moda a finales del siglo XIX y
ampliamente representada en París por la exposición mundial en aquella época
–de la que se conservan varios palacios-
y por la torre Eiffel. La estación data exactamente de un siglo antes de
la inauguración del museo, de 1880.
Las exposiciones que hay en
el Museo de Ciencia Y Tecnología son:
Antes que la ciencia
Una mirada a los orígenes de la
ciencia y la tecnología desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
Experimentación
Los objetos más habituales en los
laboratorios de física y química de los siglos XVIII y XIX.
Astronomía, Matemáticas y Navegación
El universo, la tierra y los
océanos a través de las piezas más antiguas y relevantes de la colección.
Galvani, Volta... y el desfibrilador
La controversia entre dos grandes
científicos que desencadenó el descubrimiento de la pila eléctrica.
Medidas
Las personas han utilizado siempre
las medidas: la vida cotidiana y el trabajo del científico sería imposible sin
ellas.
Tecnologías de la cultura moderna
Aparatos musicales, ordenadores,
electrodomésticos... Nuestro entorno más cotidiano es en esencia tecnología.
Fascinación
La ilusión del movimiento y los
orígenes del cine a través de los juguetes del “precinema”: fenaquistiscopio,
zoótropo, praxinoscopio…
Sonría por favor
El anhelo humano de reproducir la
naturaleza de manera mecánica y perdurable a través de la fotografía.
Salud
La higiene y los cuidados
sanitarios son aspectos fundamentales para el bienestar físico y mental de las
personas.
Tempus fugit
El tiempo no es sino el espacio
entre nuestros recuerdos. Para todo lo demás, nuestra colección de relojes.
Ruedas
Automóviles, motocicletas, bicicletas…
forman la colección de medios de transporte del museo.
Sala de exposiciones temporales:
Libros imprescindibles,
Instrumentos esenciales
Desde
diciembre de 2012 hasta septiembre de 2013, el MUNCYT exhibirá algunos de los
libros fundamentales del pensamiento científico. La exposición cuenta con 26
módulos independientes donde se presentan primeras ediciones impresas de obras
tan inmortales como De Revolutionibus de Copérnico, los Principia de
Newton o el Almagesto de Ptolomeo. La muestra se completa con distintos
objetos patrimoniales relacionados con cada una de las obras.
En las fotografías adjuntas que hice tenéis
un par de muestras.
Del Museo del Ferrocarril hay menos que decir,
pues es otro concepto; allí se almacenan en todas las vías representaciones de
trenes y locomotoras que nos llevan a un pasado reciente (el Talgo, el TAF,
etc) o no tan reciente, pues los vagones se conservan con sus interiores
intactos a los años veinte en algunos de ellos. Merece la pena visitarlos, pues
te “teletransporta en el tiempo” a esa época; más aún, la cafetería del museo
es un vagón de aquellos años, por lo que el esfuerzo de imaginación que hay que
hacer es relativamente pequeño.
Otras cosas que me han llamado la atención
son:
-
Una locomotora
mostrando todas sus tripas; merece la pena bucear un poco más en su
funcionamiento, pues no es tan simple como parece.
-
Varias
locomotoras más o menos antiguas, con un encanto particular.
-
El Tren de la
Fresa
-
Locomotoras de
vapor gigantescas, como la Mikado, la Pacific o la Confederación
-
Locomotoras
Diesel, impactantes.
-
Locomotoras
eléctricas, no menos impactantes con sus enormes morrazos
-
Un par de
maquetas de trenes de tamaño ya importante y funcionando.
-
El enclavamiento
de Algodor (de 1927), una antigua estación en la puntita de la Comunidad de
Madrid al sur de Aranjuez… Enclavamiento no es aquí nada de clavar, sino el
artilugio que comanda el cambio de vías. Es curioso que son 110 palancas, de
las que 40 son de cambio de agujas y 70 para señales.
Algunas fotillos que hice por allí os darán mejor idea de ello (“más vale una buena imagen que mil palabras…”)
No entro en más detalles, porque lo que
tenemos que hacer – y especialmente los abueletes con sus nietos- es darse una vueltecita una mañana de
cualquier día laborable, ahora que ya hay vacaciones para los niños y los papis
suelen endorsar los tiernos infantes a los amables mayorzotes en que nos hemos
convertido. Los nenes lo agradecerán, y de seguro que no olvidarán la visita;
las tarifas son de 3,56 € (¡cómo afinan!... pesadilla para la cajera) para los
>65 y gratis para los nenes <4 años. Ah, el MUNCYT es gratuito.
KS, Junio 2013
Yo conozco un amante de los antiguos proyectores de cine que no se va a perder la visita al MUNCYT aunque sólo sea por ver de cerca esa reliquia...
ResponderEliminarEs cierto, Manolo Rincón?
¡Qué tiempos!. Vagones de 1ª para ricos, militares de graduación y empleados de RENFE. De 2ª para menos ricos y de 3ª para menos pudientes, soldados, campesinos y familias numerosas (foto de asientos y respaldos de listones de madera), popularmente llamados del "Oeste" por similitud con los que aparecen en las películas de Holywood.
ResponderEliminarDurante muchos veranos revivía una aventura similar a la de Shackelton, desplazamiento de 200 Kms. Madrid-Cetina (Zaragoza), duración media 5 horas, el punto álgido era la estación de Torralba (Soria)en el que se enlazaba con el trayecto Pamplona-Madrid, la espera a este tren podía durar horas.
Me acuerdo que de vuelta de Falces (Navarra), pueblo de Valentín Iturralde, se detectó chinches en algunos vagones, al poco uno de éllos empezó a arder y acabamos llegando a Madrid en autobús, sanos y salvos.
Para que ahora nos quejemos.
Voy a menudo con mi nieto a ambos. El coche deportivo le encanta. Y sentarse en los trenes también es otra cosa que que iusiona
ResponderEliminarEfectivamente, ése era el motivo principal de la publicación: una idea que dar a los abueletes para ir con los nietos y pasarlo todos bien...
EliminarY aunque no me gusta hacer propaganda, justo enfrente de la salida hay un restaurante (especialmente yendo en día laborable) en el que nos trataron muy bien a un precio razonable, aunque suene mal el nombrecito: "El quinto pecado"