15 febrero 2016

La Revista ARBOR, D. Jaime Oliver Asín y su obra

... Por Manolo Rincón.

Hace unos días paseando por Toledo vinieron a mi mente aquellas excursiones con D. Jaime y lo que él nos enseñaba de aquel tesoro de ciudad. Hoy el casco viejo está en plena decadencia y necesitado de reformas que se deberían acometer para conservarlo. Por suerte D. Jaime ya no lo ve.
Al  hilo de este recuerdo se me ha ocurrido este pequeño trabajo, para continuar agradeciendo a D. Jaime la cultura que nos proporcionó, cuando no éramos conscientes de ello.
La revista que editó el CSIC, dedicada a la ciencia multidisciplinar, se llamó ARBOR. Era una revista de perfil alto para la época, donde los científicos de todo tipo publicaban reseñas de sus trabajos, normalmente de manera altruista, no como actualmente, donde se busca casi siempre el mérito para lograr un sexenio tras una publicación.
D. Jaime fue colaborador de la Revista en su calidad de Vicedirector del Instituto Miguel Asín Palacios del CSIC.
En el número 103-104 de Julio-Agosto de 1.954, aparece un interesante trabajo de D. Jaime, titulado “El nombre Madrid”. Es un resumen de una obra más amplia sobre el tema que publicó en forma de libro.
Ha caído en mis manos un ejemplar, que he leído detenidamente y demuestra que D. Jaime dominaba en aquel entonces este tema (unos 10 años antes de que le tuviésemos de profesor).
Incide con gran precisión en el problema del agua en Madrid, el cual solucionaron los moros en primer lugar. Insiste en que en aquel entonces (1.954), era un tema muy poco estudiado. De hecho parece que la etimología de Madrid significaría acueducto en algún momento.
Respecto al nombre Madrid, éste se remonta a tiempos visigodos y nos informa que Matrice fue el primer nombre de la Villa.
La parte más importante del trabajo se centra en los diferentes nombres moros (como él dice), que la ciudad fue teniendo a lo largo de la dominación “mora”.
Aporta datos bastante importantes, como que la calle de Segovia fue el primer núcleo urbano de la primitiva villa y que se ensanchó hasta el Alcázar para poder ser defendido.
Insiste de nuevo en el tema del agua con un curioso plano de su distribución por la ciudad (el cual os adjunto).
Parece ser que el nombre moro de la villa fue mucho tiempo Mayrit y según él un religioso cristiano lo transformó en Macherit, del que derivarían Macherit y  Maherit.
Nos aporta bastantes datos antropológicos de Madrid, pero el centro del trabajo es el agua en las diversas épocas de la Villa, con acueductos que la traían de lugares más o menos lejanos.
Para él el problema finaliza en la segunda mitad del siglo XIX, con el canal de Isabel II, donde en su opinión el nombre de Madrid pierde su auténtico significado.
Termina apostillando que Madrid debería haber significado madre, pero madre del agua.






   D. Jaime, había nacido en 1908 en Zaragoza. Murió en Madrid, 1980. Fue un irrepetible profesor desde su cátedra de Lengua y Literatura Española. Es difícil que haya unanimidad en las recuerdos que cada uno podemos conservar de nuestros profesores, pero para muchos era sobre todo un profesor con una enorme cultura y fuerte personalidad. Ninguna de ellas se le pueden negar. También fue auténtico Maestro para los investigadores de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, del cual fue su director en los años 60. Este entrañable edificio se encontraba en la calle S. Vicente Ferrer de Madrid.
   D. Jaime, cuando llega al Ramiro, ya había tenido experiencia como profesor al impartir clases en el Instituto-Escuela de Lengua y Literatura Española. Es evidente que era conocida su preparación y buen hacer y esos fueron sus "padrinos" para incorporarle al inicial Claustro de profesores del Instituto.
   Con D. Jaime los programas de las asignaturas sobraban, porque él los establecía según su propio criterio. Escucharle era aprender al ser un gran romanista además de arabista.
   Los alumnos, en su mayoría, supimos valorar su magisterio e incluso alguno se sintió atraído por el estudio del arabismo y en todos nosotros despertó la admiración hacia la Imperial Toledo.
    D. Jaime descubrió la muralla árabe madrileña, no lo debemos de olvidar. Intuyó en su obra el “Nombre Madrid” la distribución de agua que posteriormente se ha descubierto en la fuente de los Caños  del Peral. Todo ello merece un gran respeto a su figura y que su obra sea más conocida de lo que actualmente es. Por todos estos estudios fue nombrado en 1.966 Cronista Oficial de la Villa de Madrid.

Caños del Peral



Muralla árabe

2 comentarios:

  1. Efectivamente, la muralla de Madrid fué descubierta por nuestro insigne profesor, mérito que considero excepcional y bastante poco habitual en alguien como él, que no se dedicaba a la espeleología precisamente, sino que fué nuestro profesor de literatura como le conocimos, pero también erudito en historia hispanoárabe. En su semblanza en este mismo blog tenéis una fotografía de él junto a su descubrimiento.
    Asimismo, el nombre de Madrid también fué estudiado con profundidad por D. Jaime, dejando en entredicho el clásico Magerit frente al de Mayrit, por citar algo curioso a este respecto.

    Creo que por ambas cosas, alguien tendría que haber nombrado "Madrileño de Honor" a nuestro profesor; pocos se lo merecerían más y es una pena que a nadie se le haya ocurrido...

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  2. Pues como varios profesores del Ramiro se merecería un gran homenaje y que alguna calle de la Villa llevase su nombre.

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