17 abril 2017

LA DESCONCERTANTE EVOLUCIÓN DE LA LENGUA

...por José Enrique GARCÍA PASCUA


Que las lenguas evolucionan y cambian es un hecho que todos constatamos. Pienso que son los usuarios poco cultos del idioma los causantes de tales cambios, pues, si el destino de las palabras dependiese de la gente bien educada, todavía hoy en España continuaríamos hablando y escribiendo en latín, y en el latín de Cicerón, lo que a mí personalmente me habría producido una gran satisfacción. Aunque resulte inevitable la evolución de las lenguas, una vigilancia por parte de los ilustrados de la práctica lingüística imperante ayudará a protegerla de excesos, y esto es algo a lo que me gustaría contribuir con el presente escrito.

Los aludidos cambios por lo general afectan a la morfología de las palabras o a su semántica y en nuestros días a menudo encontramos ejemplos de ello, sea el caso –en lo que atañe a la morfología– de la novísima feminización de ciertos sustantivos de nuestra lengua, como “jueza”, vocablo que no encuentro en el diccionario enciclopédico Espasa de 1978, pero sí en el diccionario de la RAE de 2001; o el caso –en lo que atañe a la semántica– del verbo “conllevar”, cuyo significado original es únicamente “ayudar a uno a llevar los trabajos / sufrirle el genio y las impertinencias / ejercitar la paciencia en los casos adversos”, tal como leo en el diccionario de 1978, aunque en el diccionario de 2001 se añade un segundo significado, el de “implicar, suponer, acarrear”. 

Expone Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Ed. Espasa Calpe, novena edición de 1986 (tercera reimpresión de 1989)  que, en efecto, el femenino de “juez” es “jueza”, pero al mismo tiempo advierte de que el lenguaje administrativo dice siempre “(el o la) juez”, lo que pone de manifiesto lo ya apuntado, que el cambio en la lengua es promovido por el uso vulgar, mientras que el uso lingüístico de los conocedores más bien es conservador. Análogamente, cuando estudiaba en la universidad, mis profesores ya me prevenían del uso vulgar del verbo “conllevar”, en el sentido de “implicar”, que se estaba imponiendo entonces, pero, a pesar de sus desvelos, los incultos han ganado la batalla a los eruditos y podemos comprobar que en la actualidad el uso de “conllevar” como sinónimo de “implicar” es el que prevalece: anoche mismo pude ver en la pantalla del televisor una reciente producción de TVE titulada La princesa Paca, en la que los personajes encarnan a aquellos renombrados miembros de la Generación del 98, y escuché a Valle-Inclán decir: «eso conlleva…», lo que tiene que ser un falso histórico, causado por la probable juventud del guionista.

Los cambios mentados y otros semejantes pueden transformar un idioma en otro, el latín en el castellano, pero el resultado se mantiene perfectamente operativo mientras se respeten las reglas gramaticales. Sin embargo, si la influencia de los indocumentados sobre la lengua llegara a alterar la normativa, aquélla dejaría de ser útil y se convertiría en un completo galimatías. Me temo que en nuestros tiempos de hiperconexión y cuando el libre acceso a los medios de comunicación está al alcance de cualquier ignorante el peligro de destrucción del orden gramatical aumenta exponencialmente.

Quiero ocuparme de unas construcciones aberrantes que encuentro por doquier: delante mío, detrás tuya, incluso tras suya, y otras de este tenor. En tales construcciones se emplea el pronombre posesivo que, como sabemos, concuerda en género y número con la cosa poseída, pero, a pesar del aplomo con que los que así hablan echan mano de pronombres posesivos con unos determinados género y número, no se encuentran por ningún lado los antecedentes a los que se refieren.

Es la falta de formación de los hablantes la causante del error, y la mímesis de los desprevenidos la que lo extiende sin reparos. El germen de estas construcciones aberrantes se encuentra en la confusión entre dos usos de la preposición de, el que denota posesión, las joyas de la Begum, y el que denota origen, el héroe de Esparta. En las locuciones formadas por un adverbio de lugar más la preposición de, que en español juegan un papel sustitutivo de preposiciones simples y que, por eso, entran dentro de las llamadas frases prepositivas, de tiene un sentido de origen, pues establece el lugar en referencia a un sujeto o a un objeto, pero la gente se confunde y entiende “delante de mí”, “detrás de ti” en sentido posesivo y esto la lleva a identificar dichas expresiones gramaticales con “delante mío” “detrás tuya” y, llegando al paroxismo, “detrás de la iglesia” –o “tras la iglesia”– con “tras suya”.

He dicho que la propagación de los errores gramaticales viene dada por la hiperconexión y el libre acceso a los medios de comunicación de nuestro tiempo, el siglo XXI; sin embargo, encuentro ejemplos anteriores del error de que nos ocupamos. Así, Manuel Seco (op. c.) menciona un artículo publicado en ABC el 3 de agosto de 1978, en que aparece «detrás suyo» y aun se refiere a escritores más antiguos, ahora bien, yo compruebo a diario que los que hablan en la radio o en la televisión y las personas con que tengo contacto directo cada vez más (y cada vez más individuos) incurren en la señalada deformación de las frases prepositivas con de, desde aquella mujer del pueblo llano a la que se entrevistaba o el torero de presencia, pero con pocos estudios, hasta presentadores de programas televisivos, abogados o descarriados profesores de universidad, e incluso autores con libros editados, pero no convenientemente revisados.


Torrecaballeros, 14 de abril de 2017. 

38 comentarios:

  1. Tristemente, no puedes tener más razón.

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  2. Que la lengua evolucione - y mucho - en estos tiempos, es muy cierto y hay varias razones para ello, en especial la gran difusión del idioma castellano y la potencia de los vehículos (internet)que permiten y facilitan esta difusión. Me parece, por tanto, que no es tan "desconcertante" y desde luego da pie a la polémica.
    Aparte de esto, hay escritores que defienden la evolución o simplificación de la gramática española y recuerdo a García Márquez como adalid.
    En nuestra piel de toro hay quienes confunden la igualdad (de género) con el tocino o la velocidad, llevados por el buenismo hacia el sexo débil, pero que en el terreno de la lengua es superfluo. De ahí han surgido un buen montón de ejemplos, como el de la jueza que mencionas; si es fémina quien lo defiende, será porque es una “inconscienta” y habría que explicarle (a lo mejor ahora hay que decir explicarla) que en tal caso, para una correcta igualdad, también debería existir el “periodisto”. Hablando de periodistas, el fenómeno se ha amplificado al tratar de evitar que les tilden de machistas y nuestro país se ha llenado de ingenieras (eso además es cierto), de presidentas (también) y todas las “entas” que uno pueda imaginar. The power of women (o mejor, woman).
    Hombre, en la gramática española hay cosas como el uso de la “g” y de la “j” que “conllevan” cierta dificultad, pero se terminan sabiendo; la pregunta del millón sería si habría que aplicar las reglas de la igualdad a la gramática en estos casos. García Márquez decía que “Simplifiquemos la gramática antes de que termine por simplificarnos a nosotros”, pero yo creo que en esto, como en casi todo, lo apropiado es la moderación con algún ribete de tolerancia. Por ejemplo, los vascos usan “querría” por “quisiera” y se les entiende mejor que si hablan en vasco (¿o es vascuence?) Habrá que decir euskera.
    Por otra parte, hay errores que se pasan demasiado por alto, como el incorrecto uso del “sino” y el “si no”, el “que” y el “de que”, así como el indebido uso de los acentos y de las comas que hay que seguir cuidando… y otras muchas. Hombre, los hay que confunden “a ver” con “haber” y eso ya es de juzgado de guardia. Y como tú dices, los posesivos al final, como en este ejemplo glorioso que se me acaba de ocurrir: “Detrás "mío" está Pepe, que "la" hizo el amor encima "suya”. Precioso.

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    1. La lengua evoluciona, indudablemente. A veces con palabras nuevas a las que cuesta acostumbrarse y también perdiendo infinidad de términos que describían oficios ya olvidados.
      Pero parece que dicha evolución no nos lleva a olvidar una serie de términos, dejémoslo en dudosos, porque ¿ qué es eso del sexo débil?, no sé exactamente a qué se refiere. Quizá te refieres a estas personas, mujeres, que parimos, compaginamos crianza y trabajo fuera de casa, trabajo en casa, pareja, hijos y cuántas veces también nos corresponde el cuidado de nuestros padres. ¿Te refieres a nosotras cuando hablas del "sexo débil"?
      Y claro que admito "jueza", "presidenta" "clienta"…, igual que admito la palabra "modisto", palabra de la que por cierto nadie reniega.
      Saludos

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    2. Creo que el término "sexo débil" es universalmente admitido y asociado desde tiempo inmemorial a las representantes del sexo femenino. Sería impensable organizar, por ejemplo, unas olimpiadas "mixtas"; me figuro que nadie lo ha pensado, precisamente por respeto y consideración a la aportación femenina.
      Por esa misma razón, tiene todavía mucho más mérito que el "así llamado" - no por mí - sexo débil, sea capaz de sobrellevar las cargas "clásicas femeninas" de siempre a la vez que otras muchas masculinas que la sociedad ha ido promoviendo. Sería cuestión de preguntar quién lo ha querido así, pero esa ya es otra historia.

      Chapó, Mª Ángeles, de verdad.

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    3. Los juegos olímpicos sí son mixtos, y desde hace muchos años. No en todos los deportes, eso sí, aunque sí en los suficientes para dejar claro que, para según qué cosas, la supuesta superioridad física del macho bípedo no es determinante. El más ejemplar de todos (a mi humilde juicio) es la doma ecuestre. Intuyo que casi todos hemos visto, alguna vez, el precioso espectáculo de un jinete, a lomos de un caballo, saltando cantidad de obstáculos altísimos. Bien, pues los jinetes son indistintamente caballeros u amazonas. El jamelgo, según tengo entendido, obedece exactamente igual de bien a los unos y a las otras, siempre y cuando sepan lo que hacen. Creo que hay más deportes olímpicos donde los unos y las otras compiten en igualdad de condiciones; un ejemplo, me parece, es el tiro, en cualquiera de sus inquietantes modalidades. Bueno, y ya se me olvidaba el rey de todos los deportes: el ajedrez. Hoy ya no porque los años pesan en el ajedrez también, pero no hace todavía muchos que muy poquitos rudos caballeros podían medirse con la de veras guapísima Judith Polgar, la cual no sólo poseía un tipo y un rostro muy adecuados para desfilar bajo los colores de Givenchy (creo que lo hizo un par de veces), sino un cerebro del mismo calibre que el de un Bobby Fischer, un Harry Pillsbury o un Mikhail Tahl.

      La supuesta debilidad del género femenino yo la pongo muy en duda. A lo largo de mi ya larga vida he visto cantidad de mujeres tan resistentes, fiables, enérgicas y valerosas como el mejor de los hombres, y a menudo significativamente más inteligentes. A título de bonus, y siempre y cuando se las trate de cerca, suelen oler muchísimo mejor.

      Lo que me tiene un punto desconcertado es la reciente división genérica, la cual sospecho parte de fuentes izquierdosillas. Ese todos/todas con que nos bombardean los políticos (y las políticas) me hace pensar que los profesores de lengua que padecieron en su momento no eran tan buenos como los nuestros, los del Ramiro. En cuanto a los ejemplos con que nos ilustra Mª Ángeles, quizá fuera útil complementarlos con unos pocos más: futbolistas/futbolistos, pianistas/pianistos, ciclistas/ciclistos, púgiles/púgilas, poetas/poetos, pilotos/pilotas, navegantes/navegantas, portavoces/portavozas y así hasta donde nos alcancen la imaginación y la paciencia, para terminar, cualquier día, en los autobuses y las autobusas.

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    4. Touché, pero eso no desvirtúa el hecho de que los deportes de esfuerzo físico, la mayoría, siguen clasificados en damas y caballeros. Recuerdo a Florence Griffith, que murió ya en 1998, DEP, a la que no se podría poner a competir con Usain Bolt, por ejemplo. Como bien dices, hay excepciones mixtas cuando el sexo no es determinante o incluso que pudiera llevar ventaja al pesar menos, en el caso ecuestre que mencionas. El día que vea combates de boxeo mixtos, diría eso tan manido de "¡Pero en qué mundo vivimos!" Eso sí, estoy totalmente de acuerdo que de sexo débil, nada, y cada vez menos.

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    5. Tiene gracia que en cuanto una mujer habla, los varones corran a darle la razón con ese complejo de inferioridad, fingido, debido a la aceptación acrítica de lo políticamente correcto, la ideología de género y la igual-da. Bien es verdad que hasta la RAE se apresta con urgencia a modificar el término en el diccionario, como hace con cualquier cosa. La designación a las mujeres como "sexo débil" (un halago), se debe a evidencias asociadas a su menor talla y peso, fuerza muscular y a la necesidad de cuidados en la gestación y la maternidad. No hay ofensa alguna en reconocer una evidencia. Pero, como todo el mundo constata, las mujeres son fuertes para sobrellevar las molestias de la gestación y el parto y casi cualquier otra cosa que se propongan, con las limitaciones que he indicado. En mi club de montaña, hay chicas que me sacan 100 m. en una subida, que me superan en agilidad en la escalada (aunque en una caída, su menor peso puede ser un problema); en el maratón las había fuertes y veloces y cuando me pasa una ciclista, mejor no seguirla. No hay contradicción, aunque no haya "albañilas" y las pruebas físicas para el ingreso en cuerpos de seguridad, o bomberos, sean diferentes (y es posible que sacar a un herido en brazos se le deje a los armarios de tres cuerpos). Como ahora hilamos tan fino, es posible que -sin aclaraciones accesorias- el término "débil" tenga connotaciones que a las combativas y totalitarias mujeres de hoy en día, les puedan parecer ofensivas. Nos encanta ayudar a las mujeres que lo necesitan, y no nos creemos superiores por eso. Hacer como que somos iguales es estúpido. Y el lenguaje en eso, como ya predijo Orwell, es una herramienta impresionante.

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    6. Es evidente que hay "diferencias" entre hombres y mujeres y, como dijo alguien que no recuerdo, "¡Brindo por esa pequeña diferencia!"
      Los de nuestra generación creo que aún somos capaces de mostrarnos gentiles con ellas, desde ceder el asiento y hasta echar nuestro abrigo al charco para que pase una dama. Lo curioso es que entre ellas estoy seguro que muchas lo agradecen, pero en el mundo en que vivimos también hay otras muchas que se puedan sentir ofendidas, prefiriendo un trato "igualitario". Pasa igual con las invitaciones; prefieren compartir gastos o invitar ellas. Creo poder decir que está muy lejos de nuestro ánimo ofender a ninguna representante "del otro sexo", pero me temo que tenemos que ser conscientes que las cosas ya no son como antes... ¿verdad?. Supongo que no les ofenderá que diga: "Pocas cosas hay más bellas que la sonrisa de una mujer bonita". Tiempos...

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    7. En relación con el término "sexo débil" Miguel Ángel, en su respuesta, mezcla dos concepciones que, sin embargo, hay que discriminar. Leyendo la entrada "débil" en el diccionario de la RAE, encontramos dos significados para este adjetivo: "1. De poco vigor o poca fuerza.// 2. Escaso o deficiente, en lo físico o en lo moral".
      Cuando afirma que la denominación de las mujeres como "sexo débil" "se debe a evidencias asociadas a su menor talla y peso" (implícitamente, en comparación con la talla y peso medios del sexo masculino) Miguel Ángel está utilizando "débil" en su primer significado, el que presupone que el débil lo es si comparamos su fuerza con la de otro sujeto. En este caso, él mismo puede ser calificado como débil en comparación con las chicas que –según su confesión– le superan en la escalada, en las carreras de fondo o sobre una bicicleta.
      Ahora bien, antes de exponer lo que recojo en el párrafo anterior, Miguel Ángel considera, entre paréntesis, que la expresión "sexo débil" es ¡un halago!, lo que introduce subrepticiamente el otro significado, el que implica un juicio de valor, el juicio de valor de que el débil es deficiente en lo físico o en lo moral, aunque sorprendentemente él entienda que esto no es sino un halago para las mujeres, pero no me parece que a ningún ser humano le halague la calificación de deficiente físico o moral y, por esto, su pretendida debilidad molesta a "las combativas y totalitarias mujeres de hoy en día", a las cuales continúa denostando sin tregua con tales palabras.
      El uso histórico de "sexo débil" para referirse a las mujeres por parte de los varones es un uso despectivo que denota un claro sentimiento de superioridad de éstos sobre la otra mitad del género humano, aunque Miguel Ángel pretenda que se trata de algo halagüeño para ellas.

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    8. Si vamos al diccionario de la RAE, actualmente aparece (todavía) el término mixto “sexo débil” como “conjunto de las mujeres”. Casualmente y porque me acabo de enterar que en otros foros ha habido cierta polémica a este respecto (y 74000 firmas en Change.org), he sabido que en diciembre de 2017 la RAE modificará esta definición, quizás por lo mismo que bien argumenta Jose Enrique, por la segunda acepción de “débil”. Hasta ahí de acuerdo, pero pienso que la definición todavía existente del mal llamado sexo débil no ha respondido a ninguna intención torticera, ni despectiva y ni siquiera machista históricamente hablando, pues me figuro que seguirían la primera acepción de “débil” en el estricto sentido muscular. De hecho, yo lo he usado en el párrafo de arriba sin ninguna doble intención, tal como es todavía admitida por la RAE; la Real Academia es un órgano vivo, valga la acepción, que no deja de actualizar términos periódicamente, como lo va a hacer con éste, respondiendo a un clamor popular. Personalmente, el cambio me parece bien, pero repito que no creo que nunca haya habido mala intención histórica en la asociación “sexo débil” al conjunto de las mujeres.
      Hombre, un halago tampoco lo veo; para eso habría términos mejores. Acabo de ver que existe el término “sexo feo” como asociado al “sexo fuerte” y éste a su vez con la masculinidad (me figuro que también lo cambiarán). Parece ser que no existe el término “sexo guapo”, que además podría llevar a otras interpretaciones y a su vez a otra clase de polémica. Puestos así, yo propondría que se asociase el conjunto de mujeres a “sexo precioso que ejerce atracción natural sobre los hombres”, pero entonces seguro que habría otras tantas firmas protestando por limitar excesivamente dicha atracción. Habrá que esperar a diciembre de 2017 a ver con lo que nos sale la RAE.

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    9. En diciembre la RAE modificará el término "sexo débil" pero solo añadiendo una apostilla que indique que su uso es "despectivo y discriminatorio", como creo que ha sido siempre. Nunca fue un halago que te llamen débil, porque no lo somos. Tenemos menos fuerza muscular, pero eso nunca es síntoma de debilidad, ya que somos más resistentes: prueba de ello es nuestra capacidad para soportar los partos.

      Las mujeres si somos combativas (no totalitarias), y gracias a eso ahora nosotras, nuestras hijas y nuestras nietas podemos, entre otras cosas, votar, ocupar puestos de trabajo reservados hasta hace poco a los varones, abrir cuentas bancarias, etc.
      Solo pretendo manifestar lo absurdo de seguir manteniendo muchas frases hechas, cuando la sociedad ha cambiado tanto, porque todos conocemos el significado de "hombre público" y también el de "mujer pública", pero decidme quién de vosotros que tuviera una hija o madre o compañera parlamentaria se atrevería la clasificaría como "mujer pública". Pues eso.
      Por tanto, y porque no es otra historia, sino esta historia, debemos cambiar muchas de nuestras expresiones y todo lo que "conllevan", aunque sea para que nuestras hijas,nietas …., tengan cada vez más posibilidades de ser consideradas personas valiosísimas en la sociedad.

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  3. Considero, en efecto, que tu ejemplo de cómo se puede construir una frase sin sentido a causa de la falta de respeto a las reglas es precioso y, a la vez, ilustrativo de lo que a mí me preocupa, que la lengua se deforme cuando evoluciona; por eso, no estoy de acuerdo con el afán simplificatorio de García Márquez: mejor, un cuidadoso uso y una educación gramatical. Muchos hay que, aun educados, no cuidan su lenguaje.

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  4. Por si no hubiese quedado clara mi postura, te confirmo que es la misma que la tuya. Se debe mantener la pureza de una lengua como el español, pues si se abre la mano en exceso, llegará un momento en que ya no sepamos cómo escribir correctamente. Ya hay suficientes problemas con las "acepciones digitales" del español. Si acaso se podrían aceptar "alternativas" en casos muy determinados, como se está haciendo con los acentos en monosílabos; Fé y Fe creo que son correctas ambas. Eso está bien, siempre y cuando el uso alternativo del acento no lleve a confusiones. A esto me refería con "tolerancia".
    Escribir bien es mucho más parecido a la pintura de lo que se pudiera pensar; dar pinceladas no es lo mismo que dar brochazos...

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  5. También es verdad que los sublenguajes digitales resultan sumamente imaginativos, además de lacónicos y escuetos; tan eficientes como ahorrativos, en dos palabras. Es de reconocer, espero lo aceptéis, que un 'K passa tio, tube la cosa, haber si chingamos un poco el finde, muacs', supone un ahorro dactilográfico del 95% sobre la cifra total de caracteres alfanuméricos que habría necesitado Rubén Darío para expresar lo mismo, y es de temer que con peores resultados.

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    1. "–La onceava edición es la definitiva –dijo–. Le estamos dando al idioma su forma final, la forma que tendrá cuando nadie hable más que neolengua. […] Creerás, seguramente, que nuestro principal trabajo consiste en inventar palabras. Nada de eso. Lo que hacemos es destruir palabras, centenares de palabras cada día. [ …]
      "–La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. […] No se trata sólo de los sinónimos. También los antónimos. […] Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo, tenemos 'bueno'. Si tienes una palabra como 'bueno', ¿qué necesidad hay de la contraria, 'malo'? 'Nobueno' sirve exactamente igual […]. Al final todo lo relativo a la bondad podrá expresarse con seis palabras; en realidad una sola. […] Naturalmente, la idea fue del Gran Hermano" (George ORWELL: "1984", Parte Primera, Capítulo V).
      ¿Estamos asistiendo a la instauración, con la ayuda de las nuevas tecnologías, de la dictadura del pensamiento vaticinada por Orwell?, ¿esto es mejorar el idioma de Rubén Darío?
      Incidentalmente, el traductor de la versión del libro de Orwell que cito demuestra ser uno de los que, aun educados, no cuidan su lenguaje, pues escribe 'onceava' en donde debería escribir 'undécima'.

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    2. Ya decía yo que habría polémica. En efecto, los lenguajes digitales pueden ser imaginativos, ahorrativos y eficientes, además de graciosos, pero, volviendo a la comparación con la pintura, he visto por ahí unos graffitis la mar de imaginativos y graciosillos, pero no se me ocurre exponerlos en el Museo del Prado por buenos que sean.
      Eso no quita para que al escribir una novela y queriendo hacer hablar a un determinado personaje con su cresta a la última moda, le coloquemos unas frases de tipo "coloquial" como el ejemplo que has puesto arriba.
      Como bien dices, hay lenguajes y sublenguajes. Lo que importa para el primero es la referencia, sin necesidad tampoco de poner límites a la imaginación

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  6. No estoy de acuerdo con la siguiente idea:

    "Los cambios mentados y otros semejantes pueden transformar un idioma en otro, el latín en el castellano, pero el resultado se mantiene perfectamente operativo mientras se respeten las reglas gramaticales. Sin embargo, si la influencia de los indocumentados sobre la lengua llegara a alterar la normativa, aquélla dejaría de ser útil y se convertiría en un completo galimatías."

    En el paso del latín al castellano se alteraron infinidad de reglas gramaticales y, sin embargo, el resultado es “perfectamente operativo” y útil.

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    1. Agradezco la observación, pero debo responder que, sí, las reglas gramaticales del latín se alteraron al surgir el castellano, lo que no implica que éste se quedara sin reglas, sino que surgieron otras nuevas, que son las que reclamo que se respeten. En el artículo lo que critico es precisamente esto, que no se respeten las reglas del castellano.

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    2. Estimado CUCUFATE, las normas de este blog son las siguientes
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  7. Efectivamente, por ejemplo las declinaciones.

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    1. Ya que lo mencionas, te digo que la pérdida de las declinaciones fue resultado de la tendencia a la economía de todo usuario del lenguaje, pues ahorra esfuerzo intelectual marcar la función sintáctica de un vocablo anteponiéndole una preposición o simplemente fijándose en su lugar dentro de la oración en vez de acudiendo a los sufijos, que varían de una declinación a otra. Sin embargo, la claridad del orden sintáctico que sus declinaciones aportan al latín no tiene parangón en castellano, y creo que D. Antonio Magariños opinaría esto mismo.

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  8. Creo que si ahora constatamos una supuesta mayor agresión a nuestro idioma en los escritos es porque hay muchas más personas que se deciden a escribir y que acceden a que sus escritos, aunque sean simples frases en los comentarios de los diarios digitales, se publiquen. Todas estas frases rápidas son meras transcripciones del lenguaje hablado, sin más. Y sabemos bien que el lenguaje hablado es mucho menos cuidadoso que el escrito, que permite reflexionar y consultar, conscientes de una permanencia, que ahora ya no se considera tanto. Y pienso también que escribir ilustra al escritor, y le animará a leer. La mayor parte de lo señalado como incorrecto corresponde a frases escritas por personas que antes no habrían escrito nada.

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    1. Tienes razón al afirmar que, cuando escribimos, cuidamos mucho más el lenguaje que al hablar, pero eso no es excusa para que, llegado el momento, hablemos con una mínima corrección, y no digamos "detrás tuyo", que, aunque es más económico que "detrás de ti", resulta completamente aberrante. Tampoco estaría de más evitar el laísmo, pero bien sé que esto resulta arduo para uno de Madrid.

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  9. No deberíamos perder de vista que el 'español' no es una lengua unificada y única, sino un conjunto de veintitantos idiomas que a menudo parecen detestarse los unos a los otros. Cada uno tiene, eso sí, su propia Academia, la cual le da lustre y esplendor, y así pasa, que la humilde concha con frecuencia no es un bivalvo, y que a la hora de coger conviene tener cuidado con a quién se lo explicas. Si esto es en sí mismo una realidad indeseable para los que echan de menos a las odiosas declinaciones (los dioses las maldigan, a ellas y a quienes nos torturaban con ellas), el efecto conocido por 'éramos pocos y parió la abuela' se manifiesta desde hace unos pocos años en su esplendor más deslumbrante. Me refiero a la incontenible profusión de vocablos y frases hechas, a menudo procedentes de jergas especializadas y sumamente internacionalizadas. Mientras los tales se limitaban a hardware, software y poco más existía un cierto control, pero en los tiempos actuales basta con que te den a leer un white paper de alguna technology company para que se te caigan los balls a pedacitos. No sólo es por la superabundancia de palabros más o menos horribles, sino porque escapan de su caldo de cultivo para inseminar otros no siempre cercanos. Un ejemplo: la horrorosa palabra 'empoderar', con su tren de términos asociados, como 'empoderamiento', empoderación y alguna otra todavía más delirante. En el pasado se mantenía cerca de su original usaco, 'empowering', cuya traducción fina y distinguida no es otra que dar poder (en el sentido de potencia) o conferir poder, pero desde hace un tiempo no se cae de la boca de algunos políticos y políticas en apariencia de vanguardia, y, lo que aún es peor, de los ciertamente criminales periodistas del balón. En fin, que nos tienen rodeados. Vosotros, no sé, pero yo ya estoy pensando en la conveniencia de rendirme.

    Por cierto: white paper debe traducirse por 'avance de descripción'.

    Abrazos a todos (y a todas)

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    1. Compruebo que la evolución acelerada del idioma, máxime si es causada por la influencia de otros idiomas, también te angustia, porque podría llevarnos a una ruptura con el pasado y a la incomunicación entre generaciones próximas; a mí, esta sensación ciertamente me hace añorar las declinaciones latinas, y no me he sentido torturado por su aprendizaje. Habrá quien considere que el estudio del latín –en estos tiempos en que finalmente le hemos eliminado como lenguaje científico para sustituirlo por una lengua que, sin embargo, a nosotros nos resulta ajena– es inútil, pero yo pienso como Magariños, que la estructura lógica del latín es muy formativa, ya que favorece la racionalización.

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  10. Totalmente de acuerdo con tu escrito, José Enrique. Es cierto que los cambios idiomáticos parten siempre del pueblo y, con el tiempo, la R.A.E. los incorpora o no al diccionario; ejemplos de los errores que cometemos al hablar hay muchos. Como sabes y sabéis, “resulta de que”, otro error común, resulta que soy hijo y sobrino de profesoras de Lengua y Literatura. Tengo por costumbre tratar de escribir y puntuar -también tenemos fallos, a veces, garrafales- y me molestan mucho esos deslices que cometen los escritores, correctores y comunicadores que son profesionales y deberían poner más atención cuando se dirigen al público.
    “Un millón de personas ‘se manifestaron’… ¡¡¡NOOO!!! Lo correcto es ‘se manifestó…’ porque el sujeto de la oración es genérico singular y el verbo debe usarse en singular; otra cosa sería ‘Unos cuantos miles…se manifestaron’; en este caso sí, el verbo debe utilizarse en plural porque el sujeto de la oración lo es.
    La verdad es que ejemplos hay muchos y el comentario podría alargarlo hasta el día del Juicio Final por la tarde… si yo consigo terminar de escribirlo y lo demás de leerlo.

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    1. Me complace que, con tus antecedentes familiares, coincidas conmigo en tu preocupación por el correcto uso de nuestra lengua.

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  11. Ortografía de un escrito de 1672
    asumptos
    graues
    Ilustrissimo
    Reverendissimo
    Caraças
    Zaragoça
    Plaça
    obseruantes
    El autor, no hubiera aprobado el ingreso de Bachiller en 1957. El idioma evoluciona, no está claro si para bien o para mal. De todas maneras hay unas personas que limpian, fijan y dan esplendor.

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  12. El Español o Castellano para los autonomistas, es a mi entender (y no soy de letras), una evolución del Latín y el árabe en su conjunto, aderezado con palabras del francés y más modernamente del idioma universal, el inglés.

    Es algo vivo y es imposible encorsetarlo en reglas.

    No se como será dentro de 100 años, con los móviles, pero a día de hoy es el vehículo de entendimiento entre más de 500 millones de personas, elemento impotantísimo pues los idiomas son para entenderse no para ser barreras, y esto nunca sucederá ni con el Italiano, ni el alemán ni el francés y no digamos el con catalán, euskarra o galego

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    1. La calidad de los idiomas viene determinada por tres parámetros: la eficiencia, la precisión y la difusión. La eficiencia, que siempre es comparativa, mide el número de fonemas necesarios para expresar una misma idea a igual nivel de precisión; a menos fonemas, mayor la eficiencia. La precisión, que también es comparativa, viene determinada por la capacidad de formular pensamientos complejos, debidamente infectados de matices. La difusión, por último, viene determinada por el número de individuos que dominan un idioma al punto de poder servirse de él en su vida diaria.

      El castellano nació a finales del primer mileno, y es, Manolo dice bien, una evolución del latín con fuertes aportaciones arábigas. El español es mucho más reciente, por ser la suma de los derivados del castellano que se hablan en veintitantos países distintos. Los matices en cuanto a esto son tan sutiles que tanto Google como Microsoft suelen preguntar, a la hora de instalar un producto sensible al idioma, y si elegimos español, si se trata del internacional, del latinoamericano o del que se habla en España. A este último se le sigue llamando castellano, y hasta donde sé no porque las academias soberanistas-autonomistas lo establezcan así, sino porque nació en Castilla.

      Si comparamos el español con otros idiomas nos encontramos con realidades asaz curiosas, las cuales son por demás llamativas si elegimos el catalán, un idioma de raíces similares, antigüedad parecida, incontestablemente presente en la Península Ibérica y que muy bien habría podido ser la lengua predominante de la cultura ibérica si Don Ferrán el Segó d'Aragó los hubiera tenido un poco mejor puestos frente al virago de su señora. En cuanto a eficiencia, si se compara un cierto número de textos traducidos (en las dos direcciones) no se tarda en apreciar que la extensión de los mismos en catalán viene a ser entre el 70 y el 80% de la extensión en español (el de aquí, al menos). Viene a ser la misma proporción que entre el inglés y el francés, por poner un ejemplo. Si se considera la precisión, la funcionalidad del español permite una significativa extensión de los matices frente a lenguajes más orientados a comprar y vender, y en ésto el catalán es insuperable; yo diría, a título estrictamente personal, que la precisión del catalán, donde la presencia de palabras agudas viene a ser el 70% del total frente al 40% del español o castellano, es mucho más satisfactoria para las funciones superiores de cualquier idioma que se precie (las de comprar, vender y convencer). A la vista de estos dos parámetros no queda otra que lamentar la falta de autoridad de Don Fernando el Católico, pero el hecho es que hoy un individuo que hable un buen español puede comunicarse sin demasiados problemas con entre 400 y 500 millones de posibles compradores de cosas. Uno que sólo hable catalán puede hacer lo mismo con algo menos de dos millones de hipotéticos clientes, con el agravante de que podría dirigirse a ellos, sin merma de eficacia o funcionalidad, si lo hiciera en español o en francés. Esto último determina la tristeza mayor de cualquier idioma: el haberse vuelto redundante, o dicho de otro modo, que quienes lo hablan también dominan una o más lenguas adicionales (recordad que la mitad de la Catalunya histórica está al norte de los Pirineos).

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    2. (sigue de más arriba)

      Lo que dice Manolo del idioma alemán no me convence mucho. Hoy por hoy, en la UE de los 27 la lengua materna más extendida es la alemana. Se habla en calidad de tal en Alemania y en Austria, como segunda lengua legal en Luxemburgo y en Bélgica, y como primera lengua extranjera prioritaria en Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia y creo recordar que también Lituania. Como segunda lengua extranjera prioritaria es la favorita de Suecia, Dinamarca, Holanda y Francia, y creo que también Italia, y desde hace muy poco Malta. El 25% de los ciudadanos de la UE lo habla como lengua materna, y un 35-40% más lo domina al punto de poder encontrar un empleo en Alemania más exigente que pegar ladrillos en una obra. Habida cuenta de que uno de cada cinco de nuestros nietos tarde o temprano tendrá que entenderse con un jefe alemán (o con un profesor alemán), de ningún modo recomendaría despreciarlo.

      Por lo demás, Hals und Beinbruch, Kameraden!

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    3. Hay expresiones muy curiosas e incluso contradictorias, expresando lo contrario de lo que parecen decir. Este es el caso de "Hals und Beinbruch", que se emplea deseando mucho éxito a alguien antes un esfuerzo, sea de competición o en caso de un examen, etc. Literalmente es "deseo que se te rompa el cuello y la pierna"; no es de origen alemán, sino semítico y judaico, y la acepción parece ser que se adoptó "por error"; por todo ello, no es un término muy "afortunado". A lo mejor es otra razón del problema judío alemán hace unos cuantos años, si es así como deseaban "buena suerte". Pasa como con los alemanes, que para dar las gracias dicen "Danke" (léase "Tanque").
      En cuanto a la difusión del alemán, es curiosa; durante la primera mitad del siglo pasado, en medios científicos, ingenieriles y otros, era muy importante saber alemán, pero como todos sabemos, el inglés cogió el relevo, que no ha dejado, al menos a nivel mundial. A efectos de la UE, ahora, tras el "Brexit", es probable que se vuelva a lo de antaño. En cuanto a lo del jefe alemán, en mi entorno de trabajo anterior ya se está produciendo este fenómeno con frecuencia. Lo que sí puedo dar fe es que he visto muchas veces en el entorno de trabajo que los alemanes terminaban hablando entre sí en inglés, sin darse cuenta; a mí me ha pasado. Otra cosa es que tomando cervezas en un bar no se nos ocurría hablar en inglés, por supuesto.

      Los idiomas evolucionan, desde luego. Me he acordado de un ejemplo: para desear el carpetovetónico "que aproveche" a la hora de comer, en alemán se decía el clásico "Guten Appetit", del que no hay que saber alemán para adivinar lo que significa; sin embargo, de un tiempo a esta parte, se ha popularizado, al menos en las empresas, un término feísimo: "Mahlzeit", que yo no había oído en mi vida y que viene a significar "hora de moler", entendido como "hora de comer" u "hora de masticar". Cuando me lo decían, contestaba: "Sí, ya lo sé, son las dos" Tampoco es que la expresión castellana "Buen provecho" sea muy afortunada, pues depende de lo que entendamos por provecho. Un sinónimo podría ser "buen lucro", cosa a lo que muchos se dedican, según parece, en los últimos tiempos. Si es que el español es muy imaginativo.

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    4. Hay expresiones muy curiosas e incluso contradictorias, expresando lo contrario de lo que parecen decir. Este es el caso de "Hals und Beinbruch", que se emplea deseando mucho éxito a alguien antes un esfuerzo, sea de competición o en caso de un examen, etc. Literalmente es "deseo que se te rompa el cuello y la pierna"; no es de origen alemán, sino semítico y judaico, y la acepción parece ser que se adoptó "por error"; por todo ello, no es un término muy "afortunado". A lo mejor es otra razón del problema judío alemán hace unos cuantos años, si es así como deseaban "buena suerte". Pasa como con los alemanes, que para dar las gracias dicen "Danke" (léase "Tanque").
      En cuanto a la difusión del alemán, es curiosa; durante la primera mitad del siglo pasado, en medios científicos, ingenieriles y otros, era muy importante saber alemán, pero como todos sabemos, el inglés cogió el relevo, que no ha dejado, al menos a nivel mundial. A efectos de la UE, ahora, tras el "Brexit", es probable que se vuelva a lo de antaño. En cuanto a lo del jefe alemán, en mi entorno de trabajo anterior ya se está produciendo este fenómeno con frecuencia. Lo que sí puedo dar fe es que he visto muchas veces en el entorno de trabajo que los alemanes terminaban hablando entre sí en inglés, sin darse cuenta; a mí me ha pasado. Otra cosa es que tomando cervezas en un bar no se nos ocurría hablar en inglés, por supuesto.

      Los idiomas evolucionan, desde luego. Me he acordado de un ejemplo: para desear el carpetovetónico "que aproveche" a la hora de comer, en alemán se decía el clásico "Guten Appetit", del que no hay que saber alemán para adivinar lo que significa; sin embargo, de un tiempo a esta parte, se ha popularizado, al menos en las empresas, un término feísimo: "Mahlzeit", que yo no había oído en mi vida y que viene a significar "hora de moler", entendido como "hora de comer" u "hora de masticar". Cuando me lo decían, contestaba: "Sí, ya lo sé, son las dos" Tampoco es que la expresión castellana "Buen provecho" sea muy afortunada, pues depende de lo que entendamos por provecho. Un sinónimo podría ser "buen lucro", cosa a lo que muchos se dedican, según parece, en los últimos tiempos. Si es que el español es muy imaginativo.

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  13. En la colección de cuentos "A sangre y fuego", de Manuel Chaves Nogales, publicada por primera vez en 1937, aparecen en los diálogos varios ejemplos (entrecomillados) del uso, al parecer ya frecuente entre los madrileños menos eruditos, de expresiones como "detrás suyo", muy anteriores por tanto a 1978. Seguro que hay casos más antiguos.

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  14. Me parece dudoso que se pueda afirmar que el español es una evolución del latín y el árabe. Del latín sí lo es; del árabe, no, como cualquier que haya estudiado un poco esa lengua (mi caso, por ejemplo) ha podido constatar rápidamente. Está claro, sin embargo, que además del caso de palabras como hacia y hasta, el español incorpora muchas otras del árabe, sobre todo en los campos de las ciencias y de la agricultura, aunque se puede constatar que muchas de ellas eran de uso más frecuente en el pasado que ahora. Se han ido añadiendo, además, muchas otras de otros idiomas: griego (multitud de préstamos adoptados por el español en el siglo XVIII), francés, ahora inglés, etc.

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    1. Puede como dice Ildefonso que el Idioma del futuro sea el Alemá.

      Sumando a groso modo a mí me salen de 500 a 600 millones de castellano-parlantes. Teniendo en cuenta que hispano-américa tiene una población joven y en expansión en 20 años puede ser la cifra de mil millones que usen este vehículo de comunicación. En EEUU cada vez tiene más importancia y es con mucho la segunda lengua. En un mundo globalizado creo que el alemán va a quedar muy por debajo. Europa con su caos de lenguas, debería tomarse este asunto más en serio y dejar Inglés, Francés y Castellano como lenguas principales. Peo ya se sabe el mamoneo que es la UE. En el país de las CCAA, destructivo con todo lo que se asemeje a español, empezando por nuestra Lengua, pues a saber las barbaridades que seguiremos viendo....

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    2. Rectificación: de las dos preposiciones que mencioné, hacia viene de hecho del latín (a través del castellano antiguo "faze a", o cara a) mientras que hasta viene del árabe (de "hatta", con el mismo significado), como dije.

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