...Por ELOY MAESTRE
(Ensayo anónimo, por temor a represalias docentes, dirigido a sus compañeros por alumno aventajado de los clásicos grecolatinos y amante del cachondeo. Se transmitió por un wasap de amigos, y uno de ellos lo imprimió para guardarlo).
He pensado escribir algo conectando los dos grandes poemas épicos atribuidos a Homero, el poeta griego: Ilíada y Odisea, y la Eneida, que escribió siglos después el poeta romano Virgilio.
Lo haré a mi estilo, sin inhibiciones aunque con rigor histórico, y espero que os guste.
Antes de entrar en materia, convendría decir unas palabras sobre el Olimpo de los dioses, cuyas intervenciones serán decisivas en las obras citadas.
En el Olimpo vivían los dioses, a quienes los griegos antiguos veneraban. Los dioses más altos, los top ten como si dijéramos, los encabezaba Zeus, dios de los cielos, de los dioses y de los humanos, el más poderoso. Le siguen sus hermanos: Poseidón, dios de los mares, que desata tormentas y mata con el rayo, y Hades, dios de las tinieblas y del Infierno, de todo lo que está bajo tierra. El segundo escalón de los más poderosos lo componen Hera, casada con Zeus; Atenea y Apolo, hijos de Zeus.
Entre los dioses menores se encuentra Hefesto, herrero divino que fabrica las armaduras, armas y escudos que portan los héroes como Aquiles. Tetis es la madre de Aquiles, por lo que este es divino como su diosa madre. Venus es la madre de Eneas, diosa del amor. Artemisa es hermana gemela de Apolo, más conocida por su nombre romano Diana, es la diosa cazadora.
Eolo es el dios guardián de los vientos, que mantenía encerrados en una cueva: Bóreas, Noto, Céfiro y Euro (qué curioso, como nuestra moneda europea). Además, los accidentes y fenómenos naturales eran considerados dioses. El Océano era otro dios y el río Escamandro, asimismo. Las ninfas andaban de acá para allá en todos los líos, y entre ellas destacaba Iris, mensajera de los dioses, principalmente de Zeus y Hera.
Los dioses y diosas bajaban a la tierra cuando se les ocurría, y se acostaban con unas y otros, logrando hijos también deificados. Los dioses disputan entre ellos, aunque nunca llegan a las manos porque Zeus se impone a todos con gran autoridad. Intervienen en las guerras apoyando descaradamente a héroes o a pueblos enteros. Hera favorece a los aqueos o atridas, y Atenea a los teucros o tebanos. Aquiles resulta amparado por Hera y los héroes tebanos: Eneas y sobre todo Héctor, se ven protegidos por Atenea.
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Para seguir leyendo:
https://trinjolbuz.blogspot.com/2021/04/iliada-odisea-y-eneida.html
Un relato delicioso. De los que hacen soñar. En mi caso, conmigo mismo a los 14 años, cuando Basilio Palacios nos hablaba de los clásicos muy clásicos y de los cantos que se transmitían por tradición oral, porque los que sabían leer y escribir eran casi tan pocos como ahora (sobre todo entre los que juegan al fúmbol). Da gusto leerte, Eloy.
ResponderEliminarMuchas gracias por estos resúmenes tan bien adornados con humor; en la época del Ramiro me aficioné a los dioses griegos, probablemente tras leer una versión también "recortada" de la Iliada y la Odisea. Me gustó más la segunda, pues los hechos imaginativos que aparecen me excitaban la imaginación, en especial el evento de las sirenas. Por cierto, hay un hecho que recuerdo y que no has sacado: Penélope guardaba el arco de Ulises sin tensar, pues sólo él era capaz de hacerlo. Se le ocurrió como defensa antes sus pretendientes que se casaría con el que lograse tensarlo y, claro, los esforzados novios no lo conseguían. Ulises llevaba puesto su disfraz de viejo, de forma que Penélope no le reconoció, se acercó y lo tensó; con las flechas que llevaba escondidas, aprovechó la circunstancia y se cargó a todos los pretendientes. No estoy seguro si esto es parte de la Odisea o una invención de alguna película; ¿Me lo podrías aclarar? Gracias...
ResponderEliminarA Ulises quizó no le hizo falta disfrazarse de yayo. Según parece salió para Troya cuando ya pasaba de los veintitantos (le dio tiempo a engendrar a Telémaco), la travesía en galera hasta Troya debió de costarle lo suyo, en Troya estuvo no menos de diez años, y desde ahí inició un retorno a Ítaca que le tuvo vagabundeando por el Mediterráneo cuando menos otro tanto, si no bastante más, pues sólo su etapa con Circe en Ibiza), donde la hechicera le hizo padre por partida triple, más luego los de Nausicaa en Corfú, y los otros follones con Scylla, Caribdis, las nereidas y Poliphemus, le debieron sumar unos cuantos trienios más. Total, que cuando llegó a Ítaca no andaría lejos de los 60, y su señora por ahí, por ahí, así que muy sexy no debía de lucir. Lo de tensar el arco, por cierto, he leído en alguna parte que sólo es un piadosismo de tensar otra cosa, una que Penélope, sospecho, valoraría mucho más. En fin, que cualquiera sabe. De todos modos, recuerdo con nostalgia mis dulces pesadillas de adolescencia, donde Silvana Mangano, la Circe del Ulises del infame Kirk Douglas, se me aparecía reclamando un cuarto servicio. Pensándolo muy bien, pocas señoras del cine han sido tan dignas de ser aparecérsenos en sueños húmedos y pegajosos como Silvana Mangano, la de Ulises, la de Arroz Amargo y la de la Muerte en Venecia. Que Zeus la bendiga.
Eliminar... con permiso de Claudia Cardinale, por supuesto, sin despreciar a la Silvana.
EliminarGracias amigos por vuestros amables comentarios. Lo que dices Kurt de tensar el arco es exacto en la novela. Penélope lo tenía guardado y se le ocurrió esa nueva artimaña suponiendo que ninguno de los pretendientes sería capaz de tensarlo (como así sucedió) y de esa forma retrasar una vez más la elección de uno de ellos para casarse. La diosa convirtió a Odiseo en un viejo total, de forma que ella nunca sospechó que pudiera ser su amado ausente.
EliminarPues si la diosa (Circe, creo recordar)convirtió al pobre Ulises-Odiseo en un viejo irrecuperable y la Penélope seguía estando de buen ver, ¡vaya triste final para tan largo viaje!
EliminarPues si la diosa (Circe, creo recordar)convirtió al pobre Ulises-Odiseo en un viejo irrecuperable y la Penélope seguía estando de buen ver, ¡vaya triste final para tan largo viaje!
EliminarYo esto no lo tengo tan claro. Primero, que Circe no era una diosa, sino una hechicera, si bien que muy protegida por algún Dios, quizá el propio Zeus. Segundo, que si bien repartió hechizos a diestro y siniestro entre Ulyses y los suyos, cuando éste consiguió escapar de sus encantos -debían de ser formidables, casi tanto como los de Silvana Mangano-, los tales quedaron anulados, restaurándose la facha de Ulyses y de los suyos a como estuvieran al desembarcar en Ibiza (más o menos, como cuando Android te ofrece dejar el teléfono en sus especificaciones de fábrica; como todo el mundo sabe, ahí Google se inspiró en Circe); no recuerdo muy bien esta parte de la historia, si bien me parece que los hechizos de Circe venían a ser como la cobertura de la WiFi, que a poco que te alejes del Router, o de la Circe, ya no vale para nada. En cuanto a Penélope, hoy en día no asombra que señoras bien entradas en sus cincuentas sigan estando de mojar pan (preferio no apuntar dónde). Pensad en la Cospedal, por poner un ejemplo progresista. O en la Rivero, la Calviño, la Díaz o la Von der Leyen, por poner unos cuantos ejemplos de fascinantes hechiceras de hoy en día, bien capaces de convertirnos en yayos decrépitos a todos nosotros, a poco que nos descuidemos.
EliminarY los milagros de la ciencia o la naturaleza como Sofía Loren o Joan Collins, manteniéndose como unas auténticas damas sexys a sus 87 años. Eso sí, si se las toca, lo más probable es que se nos deshagan entre las manos...
EliminarEn cuanto a la protección de Zeus acabo de recordar que no era completa. Zeus, que como buen Dios tenía muy mala leche, a la pobre Cirde sólo le dejaba tirarse náufragos. De ahí el hambre atrasada que tenía Circe cuando echó el guante al desdichado Ulyses (o no tan desdichado; menudos años que se tiró en Ibiza, el tío).
ResponderEliminarNo soy de la promoción del 64 exactamente, pero de ramireño a ramireño, esto no es un resumen, sino una sarta de errores de los que harían temblar a torrent y a magariños; para una buena formación para no iniciados la Fundación pastor, en Serrano bajando desde el Ramiro, monta todos los años un curso "Grecia y Roma I, en los orígenes de Europa" y para los que quieren profundizar más ofrecen después otro curso que cambia cada año con máximas autoridades sobre la materia. Los coordina un ramireño de pro como Antón Alvar.
ResponderEliminarDe ramireño a ramireño. Creo que estás en un error Santiago. Yo soy de ciencias, pero no veo "una sarta de errores", sino un comentario perfectamente estructurado y fácilmente comprensible. Gracias por indicarnos que hay cursos "para burros" en la calle de Serrano, pero creo que en este caso no son precisos. Que tengas un buen día homeriano.
EliminarNo creo que haya un solo error en lo que ha explicado Eloy y en lo que hemos añadido los demás, entre otras cosas porque no existe un texto otiginal de la Odisea, ni de la Iliada. Todo lo que llegó a las primeros copistas, los primeros que pusieron los versos en tablilla o en papiro, venía en formato 'tradición oral', donde cada vate declamaba lo que buenamente recordaba, si no lo que le daba la gana. De ahí que no dé valor alguno a la existencia de 'máximas autoridades sobre la materia', por mucho que se manifiesten en la elegantisíma y muy pija calle de Serrano. Salvo que alguno pueda mostrarnos el .pdf original, firmado por Homero, de sus cantos, lo que puedan decir esas máximas autoridades vale tanto como lo que se nos ocurra a cualquiera de nosotros. Eso aparte, venir a dar lecciones donde no se ha sido invitado a darlas es propio de la gilipollez más extrema. He dicho.
ResponderEliminarDentro de las infinitas versiones literarias, teatrales y cinematográficas que se han perpetrado de la Odisea, hay una que recuerdo con especial cariño, el cual supongo compartiréis una vez os haya refrescado la memoria. Era una obra de teatro de Antonio Gala (tenía una buena relación con el Ramiro, a través de un profesor de literatura sospechoso de compartir sus misticismos poéticos), titulada '¿Por qué corres, Ulyses?'. Se estrenó en el Reina Victoria de Madrid el 18 de octubre de 1975, 22 días antes de lo que nuestro piadoso régimen llamaba 'hecho biológico'. Versaba sobre los últimos tiempos de Ulyses con Nausicaa, cuando estaba un tanto mosqueado porque un tal Euryalus, aspirante a la mano (y a más cosas) de la bella princesa corfutarra, se lo quiso cepillar, sin éxito. Eso convenció a Ulyses de que iba llegando la hora de volver a Ítaca con Penélope, su señora. La obra en sí misma, vista con los cínicos ojos ramirenses, no pasaba de ser una chorrada, pero Alberto Closas, muy en su papel de Ulyses provecto, y sobre todo Victoria Vera, una Nausicaa de veras convincente, lo bordaban. La gracia especial tuvo que ver con el atavío de Nausicaa, que hasta el 20 de noviembre, día del Gran Acontecimiento, se mantenía en un decentísimo dos piezas como de la Sección Femenina (sólo le faltaban los pololos), pero a partr de la mágica fecha comenzó a menguar. Allá por Nochevieja (en esos tiempos se tomaban las uvas a media función) la bella Nausicaa se pasaba la obra en un bikini brasilero, de los minúsculos de verdad. En Semana Santa ya sólo quedaba el tanga, que además era del tipo seda dental, y alrededor del Corpus ni eso. Es de reconocer que la Victoria Vera de 1975 (vecina mía de la pandilla del Parque Móvil, antes de reducirse las napias y volverse una estrella; una chica encantadora, doy fe) era una señora de lo más apetecible, y más si se la veía tal y como vino al mundo, con algunos kilos más y muchos pelos más, de todo tipo y textura. Jamás se había representado en el Reina Victoria una obra de lleno diario, pero la presión del facherío, muy en contra de las señoras en cueros, acabó por conseguir que la quitaran. Por entonces, además, otras actrices ya se lanzaban por la senda del despelotamiento integral, con la eximia María José Goyanes en vanguardia, sirviéndose de la obra 'Equus' de un tal Schafter. Al público madrileño, en la primavera de 1976, ya tenía tetas, culos y coños (rabos, no; eso era pecado gravísimo) para dar y tomar, y es que no hay nada comparable a vivir en Madrit (recordad el noveno de los diez mandamientos del buen catalán, según La Trinca: 'tan de dia com de nit, la culpa la té Madrit!). En el caso de Ulyses, de todos modos, caben dos honores: haber sido los primeros (bueno, Alberto Closas en calzoncillos desdecía un poquito) y servirse de una de las infinitas versiones de algún fragmento gracioso de la Odisea, esa sobre cuyos conocimientos se nos acusa de cometer serios y muy graves errores. Que los arschlocheren de Serrano agrandados descansen en paz.
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