...Por Manolo Rincón.
Aunque
hay personas que no deberían de jubilarse nunca Rosa María Muro, nuestra
querida guía en el Instituto, creadora de actividades diversas, investigadora
del pasado del Ramiro y Catedrática de Historia, llega a su jubilación.
Con tal
motivo ex alumnos de diferentes promociones, nos reunimos en la Residencia el
pasado 19 de junio, para rendirle un merecido homenaje.
Asistió
la directora Coral en nombre del Centro y Rosa María, Rosa Mari para todos, fue
agasajada debidamente, con la entrega de una placa conmemorativa y unos
obsequios.
Me alegro
por ella, pues podrá descansar debidamente. Deja un listón muy alto, con su
dedicación al Centro, sus brillantes clases de Historia y su investigación sobre
La Colina del Viento.
Todos los
ex alumnos recordaremos siempre tu amabilidad y tu buen hacer hacia nosotros.
Aunque sé
que de alguna manera continuarás por el Ramiro, te deseamos que en tu nueva
vida seas muy feliz.
Y siempre
nos tendrás a tu disposición, como tú estuviste a la nuestra.
Pocas veces he visto una jubilada con menos aspecto de jubilada... Estoy convencido que de su amor por el Ramiro no se va a jubilar y que el mayor tiempo libre del que dispondrá ahora lo seguirá dedicando a estos menesteres tutelares ramirenses con el consiguiente "júbilo" de todos nosotros. Los que la echarán de menos serán sus alumnos. Hasta siempre, pues, ángel de la Guarda Ramiriana, pues los ramirenses estamos (también) de enhorabuena...
ResponderEliminarSi no es por el título, nadie cree que es verdad porque, viendo su cara y, sobre todo, escuchando su voz parece imposible; pero sí, es cierto. Sus clases de Historia se han acabado en las aulas. A partir de ahora, seguro que seguirá impartiendo clases de vida aunque no sea ante alumnos concretos y, desde luego, comparto lo que escribe Kurt: Se jubila de las aulas, mas no jubila ni jubilará su cariño por el Ramiro.
ResponderEliminarA muchos ha brindado sus conocimientos que valen un valer, pero a mí me ha regalado algo muy muy especial: Su amistad. Ese regalo no tiene precio. Gracias, Rosa María.
Gracias, y un basta luego3
ResponderEliminarPues yo no entiendo todos estos comentarios. Yo fui su estudiante y sin ningun tipo de motivo se porto fatal conmigo. Me cogio mania desde el principio y por mucho que hice por agradarla siempre fue fria y despectiva. En mas de una ocasion dijo delante de toda la clase que aunque yo tuviera una cara bonita yo no llegaria a nada en la vida. Su bulling me hizo mucho dano.
ResponderEliminarLo primero es dar la cara y poner tu nombre. Es muy fácil esconderse para tirar piedras. Probablemente es que no trabajabas y creías que las notas se daban por ser bonita/o
EliminarEstimad@ Anónimo, ¿no serás la Reina Letizia, por un casual?
ResponderEliminar¿O el Pedro?
ResponderEliminarPor desgracia, vengo a decir algo similar al comentario de 2020.
ResponderEliminarNo soy capaz de compartir el cariño hacia esta profesora (de hecho, por alguna razón me he acordado de ella al corregir un examen de Historia un alumno mío de 1° ESO), por varias razones:
1. La forma en la que ella trataba a la clase a nivel emocional (habría que ver también cómo éramos nosotros en su clase, cabestrillos de 16-17 años). Todavía recuerdo su frase hacía mí de "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey" tras entregarme un examen en el que el 80% de la clase suspendió y yo aprobé.
2. La falta de enseñanza de habilidades en sus clases, más allá de leer el libro y memorizar. No recuerdo hacer contextualizaciones, no recuerdo utilizar evidencias para generar argumentos que ayuden a elaborar una tesis que conteste a una pregunta. No recuerdo utilizar la historia para enseñar a pensar. Solo recuerdo leer en su clase directamente del libro y un inusual recelo hacia el silencio. Disciplina sin chicha.
Por referencia, decir que a día de hoy soy licenciado en Historia, master en archivos y otro en educación, además de profesor de Historia en una escuela internacional en Tailandia.
Pero vaya, también asumo que alguien dirá algo similar de mí en el futuro, igual que tengo alumnos que me han dicho lo mucho que disfrutan mis clases. Gajes del oficio, supongo.
¿Quien eres?. Da la cara. Manolo Rincón
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