...POR NICOLÁS PÉREZ-SERRANO
Días heladores en la Capital del Reino. La nevada ha sido épica. El salvaje este, estepario, siberiano, se ha apoderado de nuestra calles. Las secuelas, padecidas por todos, tardarán en desaparecer. Nuestra retina guardará por mucho tiempo imágenes del entorno más inmediato de cada cual. Contaremos, a nuestro aire, el episodio. Nos fijaremos en detalles que nos han impresionado. Entre todos se forjará una memoria colectiva, hoy hacedera de inmediato y fácilmente recuperable gracias a dispositivos como móviles o tabletas. Será accesible, perdurable, sin tergiversaciones ni olvidos, pues circularán en las redes sociales infinidades de fotografías y reseñas del acontecimiento.
Yo quiero aportar un recuerdo, una vivencia de hace años. Es solo un grano de arena al respecto. Mas no por ello deja de tener su relevancia, pues evidencia cómo se gestó eso que coloquialmente llamamos la “Nevera”, crisol (aunque éste dé calor, valga el juego de imágenes) de generaciones de chavales que en el Ramiro de Maeztu hemos practicado, las más de las veces en condiciones inclementes, sobre todo climatológicas, lógicas, el noble deporte del ba-lon-ces-to, según expresión sincopada, remarcadamente silabeante, de uno de los mejores entrenadores de la selección nacional del ramo.
La “Nevera” se ha quedado sin techumbre. Esa es la noticia que me lleva a la nostalgia, amén del dolor, intrínseco cuando algo muy tuyo desaparece, sufre grave quebranto o deja de cumplir la función para la que estaba destinada. El peso de la nieve ha podido con ella. Esperemos que pronto renazca de sus cenizas (de nuevo, el fuego como contrapunto). Y ahí viene la evocación, desde el deseo de que este virus añadido, inclemente y frío, le sea transitorio.
Solo con dos detalles podrá percibirse que, a quienes habitamos en el Ramiro durante años, hacia atrás y hacia adelante en el tiempo respecto a 1957, esa “Nevera” es nuestra por motivos profundos. Uno: como no estaba sobrado el Instituto de medios, cuando se construyó la “Nevera”, y al menos durante varios días que yo recuerde, los estudiantes del Ramiro, sustituyendo a la necesaria apisonadora, en plan rodillo humano, en perfecta formación por clases y antes de reincorporarnos a las aulas tras el recreo, pisamos durante un buen rato el metro cuadrado que a cada uno se nos asignó, y en el que habían echado antes la pertinente capa de asfalto, brea o lo que fuera, con nuestro basto calzado de la época, de manera que el firme quedara algo más prieto, agarrado a la superficie inferior, de baja calidad imagino. Y dos: ese suelo, lo recuerdo bien, en un clásico, partido en el que Estudiantes se enfrentaba al “Madridsss”, se convirtió en blanco, pues los asistentes habíamos ido tirando trozos de tiza sin parar, y hasta el momentazo, ese en que el Sr. Galán, nuestro Profe de Matemáticas en 1º de Bachillerato (por tanto, 1957-58, supongo), propinó sonora bofetada al felón Díaz Miguel y no por haber desertado al club rival, sino por haber cometido quien luego sería seleccionador nacional alevosa falta sobre creo recordar que Mohamed Bourghila.
Mis votos son, pues, por la pronta recuperación del edificio. Y hago una propuesta formal: de acuerdo con las leyes que en la Comunidad de Madrid rigen el patrimonio artístico, ¿por qué no instamos que se declare la “Nevera bien inmaterial de interés artístico regional”, dado que en ella se han formado decenas de miles de muchachos en el sano deporte del baloncesto y con arreglo a unos siempre vigentes principios de una competición en que se primen los valores auténticos de ese juego?
Mi cordial abrazo para todos.
Nicolás
Pérez-Serrano Jáuregui.
Totalmente de acuerdo contigo Nicolas,pero tu lo escribes muy bien.
ResponderEliminarRecuerdo aquellas escenas de todos pisoteando lo que fuera eso que nos habían puesto debajo. Recuerdo, sobre todo, la sensación de íntimo ridículo que me asaltaba. Pese a estar en primero, y sólo ser una piltrafilla de once años, ya debía de tener un pelín desarrollado el criterio y muy poco los espíritus de servicio y, sobre todo, el Nazional (lo presumo por los ceros que me ponia el funesto camarada Paco, Dios quiera que los infiernos existan, porque allí estará cociéndose). Recuerdo también que alguien nos marcaba el paso, me parece que con ayuda de una bocina (¡un, dos, hep, haro!). Lo que no consigo aislar es de quién se trataba. Apostaría por el supremo pelota Gabaldón, pero de ningún modo estoy seguro. ¿Alguien se acuerda?
ResponderEliminarYo si recordaba la que se montó cuando Antonio se revolvió a Burguila, quien debía haberle dado bastante cera a Antonio, pero ignoraba el sopapo del profesor Galán a Antonio. Si nos lee Beibi seguro que conoce bien la historia, pues no en vano Bourghila era primo suyo y residía en el Hispano Marroquí.
ResponderEliminarY tampoco recuerdo quien dirigía las operaciones de "pisado" de la arena que se echó sobre la zahorra. Entre todos seguro que aparece. Vamos, ánimo con esos recuerdos que todos tendreis. O tal vez faltásteis esos días a clase...😍😍😍
Nicolás. Te ha salido perfecto. Yo soy también de aquellos que pisoteaban el firme del campo nuevo como se decía en 1957. En el recreo nos formaban sobre el terreno y nos decían que pisáramos como si marcásemos el paso. Creo que estuvimos 3 o 4 días haciéndolo. Estábamos en 1º de bachiller y era el Sr, Bengoa de Educación Física el que dirigía la operación, no solo de nuestra clase si no de bastantes más. Los zaparos o botas quedaban manchados, y mi madre decía. ¿Qué habéis hecho?. Como era difícil de explicar yo decía: Nada, jugar.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas hoy he visto en TeleMadrid la noticia. En el propio Ramiro había unas personas del Ayuntamiento y la Comunidad que han dicho que lo repararán lo antes posible. Son seguramente políticos y ya sabeís lo que valen sus palabras, pero algo es algo.
De acuerdo tambien.Edificios menos significativos se han recuperado.
ResponderEliminarGracias por esas palabras tan ajustadas. De todos modos, "la nevera" es un bien inmaterial hoy para nosotros pero muy material para el futuro del baloncesto.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu propuesta Nicolás, porque las noticias dicen que lo van a reconstruir, pero a ver cómo. Sugiero que nuestro compañero Michel Bufalá, dada su presencia institucional en Estudiantes, haga suya esta propuesta, e iniciemos acciones para que se haga efectiva.
ResponderEliminarFrancisco F. González García
Vicente no dejas de sorprenderme gratamente. Tu historia con tu hermano es muy hermosa, enhorabuena a los dos.
ResponderEliminarMientras vosotros entrabais gratis al cine Lopez de Hoyos yo me colaba, que tiempos aquellos.
La glorieta Ruiz de Alda hoy se llama glorieta de Lopez de Hoyos, lo sé porqué he vivido en esa glorieta 25 años.
Un deseo, continúa así.
Un fuerte abrazo a los dos hermano.