03 enero 2021

RÁPIDO, INDOLORO Y CIVILIZADO

 ...POR ILDEFONSO ARENAS


Me han despedido.

Ayer, nada más subir de desayunar. Por eso estoy aquí, en el SMAC. Llegué muy temprano, tal y como me dijeron en la compañía, para que me atendieran hoy, que no me de­­jaran para otro día. Una cola muy larga. Yo era de las primeras. Siempre fui puntual, desde pequeña. Por las mon­jas, debió ser. Nos educaban bien, con más cariño que firmeza. La vida de ahí fue­ra no es co­mo la de aquí, nos decían. Y tanto que no. Fui donde me señaló una seño­rita muy antipática, una ventanilla con un cartel que ponía 'con avenencia'. Ahí me tocó esperar cer­ca de media hora, pues los obligados a ser puntuales somos nosotros, los des­pedidos. Los funcionarios, no. Ellos llegan cuando quie­ren. Al fin, serían las nueve y diez, me vi fren­te a un se­ñor que ni me miró, ni tampoco dijo buenos días. Le tendí mi carta de despido, y mi deman­­da. Las dos me las habían hecho en la compañía. Todo en regla, todo en orden. Yo también.

            -¿Habrá avenencia? ¿Está segura? –contesté que sí, que ya estábamos de acuerdo-. Querrá conciliar hoy, supongo. Bien, pues... a la una, despacho número trece. ¿Llama usted a su em­pre­sa, o prefiere que lo hagamos nosotros? Sí, claro. Mejor si lo hace usted. Muy bien, pues aquí tie­ne –me tendía, selladas, las co­pias de la carta y la demanda-. El siguiente, por favor.

            Ya estaba. Rápido, indoloro y civilizado, como dice cada dos por tres el malnacido del Des­piderman. No hará falta que les explique por qué le llamamos así, ¿verdad? Debería decir le llamábamos. Ya no estoy en la compañía, ya no formo parte de ella, no soy una empleada. Una empleada ejemplar, no les quepa duda. Tampoco les cabe a ellos, pero les da igual. Sobro.

            Veinticinco años en la casa. En Navidad me dieron el reloj del cuarto de si­glo. Qué diferencia con otros tiempos. A Rosa, la de nóminas, que los cumplió hace tres, le rega­laron un Bau­me & Mercier, de oro. Una preciosidad. Mal, muy mal deben estar las cosas, porque a mí me tocó un Swatch de plástico legítimo. Un síntoma, uno más de los mu­chos que perci­bía­mos, aunque ya sa­ben eso de la rana, que si se mete una en una olla llena de agua fría, y ésta se pone a calentar, pero despacio, muy despacio, la pobre rana se cuece sin darse cuen­­­ta de que la están co­cien­do. A no­so­tros nos pasaba lo mismo. Nos cocían, pero no quería­mos dar­­nos por enterados. No que­ría­mos saberlo. Sobre todo, los más antiguos. Co­mo yo. A nosotros no nos pa­sa­rá, lleva­mos aquí to­­da la vida, despedirnos les saldrá muy caro, no tendrán tan mala entraña... jolín, que si te­nían. Que tie­nen.

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17 comentarios:

  1. Gracias Vicente por aportarnos escritos tan entrañables. Feliz año.
    Guillermo Malé

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  2. Ni mucho menos! Gracias a los escritores que nos ceden sus trabajos creativos para ser difundidos entre todos los ramirenses. Feliz año y un abrazo.

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  3. Nuestro compañero Eloy Maestre me ha enviado un mail con su comentario a este cuento. Me ha pedido que lo cuelgue en su nombre. Ahí va:

    "Como soy un manta en esto de la informática, contesto a tu cuento con un correo ordinario, que soy un ordinario. Me maravilla tu soltura escribiendo. Es una historia de la que tienes evidente conocimiento directo, pero eso no quita para no admirar tu capacidad para crear personajes, tanto el de la buena secretaria como el de la mala jefa; por cierto, cada vez me gustan más los personajes malos, cabrones, pero que se corresponden a la realidad, cada vez más directa y brutal. Enhorabuena por ello, y si te apetece tomar este texto, tú, que eres un fenómeno lo sabrás hacer, y pasarlo como comentario a la cola del cuento, pues me parece bien."

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  4. Este es un cuento muy realista, que expresa perfectamente lo que hay al final muchas veces de un trabajo concienzudo y bien hecho para tu empresa, cuando esta decide que ya no la sirves y te pone en el disparadero sin compasión. Muy real Alfonso, como la vida misma.

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  5. Alfonso: más que un cuento, esto es todo un libro de filosofía. De filosofía (¿parda?) y profunda reflexión de lo que es la vida empresarial en muchas de sus facetas.
    Los que hayan pasado una vida profesional en una empresa y más si ésta ha sufrido varias vicisitudes reorganizativas y se ha convertido además en multinacional, seguro que habrán reconocido más de una de las actuaciones que describes y hasta alguno habrá identificado a algún ejemplar – normalmente poco ejemplar ─ entre los jefazos estilo Ana. ¿A que sí? O a lo peor, a alguno le habrán surgido remordimientos...
    Muy bien descrita la atmósfera empresarial, Alfonso, aunque yo diría que la realidad es algo menos incisiva o correosa que la que dejas ver, salvo contadas excepciones, que haberlas, haylas. Tampoco es igual la mentalidad española que la británica, alemana o francesa, que suele ser más educada o contenida que la más “explosiva” española. Eso no quiere decir que los Despiderman foráneos sean menos crueles, sino quizás incluso peor; hay que imaginarse un despido adornado por una flemática sonrisa británica, por poner un ejemplo. Me recuerda la reacción de un inglés que estaba siendo atacado en una reunión por los demás; pidió educadamente permiso para ausentarse. Al poco tiempo oímos desde lejos un aullido de furor proveniente de los pasillos y a los pocos minutos volvió totalmente calmado como si no hubiera pasado nada. Algo así sería impensable para los españolitos.
    La renovación de la informática a finales del siglo pasado, pasando en pocos años del telefax y telex a a los PC´s y laptops personales y las consecuencias de todo tipo en la forma de trabajar, está muy bien descrita. Las secretarias personales pasaron a ser seres en alto riesgo de extinción, como así fue. Primero aparecieron las secretarias para varios jefes (eso trajo más de un conflicto cuando empezaban a surgir preferencias por parte de ellas) y después ya una extinción casi total; cada kisque se las tenía que apañar con su flamante PC y manejar sus propias agendas.

    Toda una historia que merece un librito al estilo de tu “Hijo de puta sentimental”; Alfonso, piénsalo…

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    1. Me inquieta lo que dices de la filosofía ¿parda? Más que nada, porque si hubo alguna vez una filosofía parda, o de color pardo, era la del NSDAP; de ahí vienen expresiones que han trascendido al paso del tiempo, como 'bestia parda'; nació para definir a los chicos de la SA, aunque con el tiempo pasó a usarse para señalar a los hostiarios de Falange, pese a que éstos preferían el azul añil al pardo de Hugo Boss. Espero que no me consideres sospechoso de simpatizar con eso...

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    2. Nooo; me refería a la gramática parda adaptándola a la filosofía, como algo inteligente sin necesidad de profundizar o a eso que llaman "saber latín" de un asunto. Está claro que tras leer tu extenso cuento, es que "sabes latín" sobre el mundo empresarial...
      En cuanto al color pardo, es curioso que en la "gramática parda" se refiere al color más común de las ropas de la gente pobre (o eso creo) y en el caso de la NSDAP me parece que el color pardo de las camisas se eligió para distinguirse de las camisas negras de Mussolini, que se anticipó en no mucho tiempo a su amigo germano del bigotito y el flequillo. Me figuro que en el caso de la Falange ya no podían usar ni camisas negras ni pardas - esos colores ya estaban pillados - y consiguieron que el color azul se asimilase en España a las ultraderechas.
      Por cierto, ya que mencionas a Hugo Boss, es el creador también del bien conocido uniforme negro de las SS, no sé si con calaveras o sin ellas. En cuanto al color pardo y no otro, se debió a los excedentes de camisas de la primera GM y salía más rentable. A título de curiosidad, el último jefe de las SA, Ersnt Röhm, además de ser a la vez una bestia parda y homosexual, cosa curiosa, se enfrentó al propio Hitler, algo que le costó la vida.
      Desde luego, no resultas nada sospechoso de simpatizar con estas tendencias...

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    3. Ya me dejas más tranquilo (había empezado a preocuparme, un poquito). Las prendas de Hugo Boss nunca me han gustado mucho, sobre todo desde que un día me probé una chaqueta y vi, con horror, que se me disparaba p'arriba el brazo derecho. Desde entonces no puedo ni verlas. Curiosamente, creo que hacen furor entre las gentes de Podemos, empezando por su jefe supremo. World is crazy...

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    4. La gramática parda se refería a los conocimientos elementales que tenía la gente sencilla del pueblo. Nada que ver con Bestia Parda o cosas similares.

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    5. Creo que la gramática parda se refiere a conocimientos más bien ingeniosos que elementales; cuestión de matices...

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  7. Leo en el pie de un documento del Banco Santander "SENCILLO, PERSONAL, JUSTO, como un banco debería ser" y me recuerda tu formidable título RAPIDO, INDOLORO Y CIVILIZADO.
    Deberíamos mandarle tu escrito para que vieran la muy diferente óptica que tenemos los demás de un banco.

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    1. Rápido, Indoloro y Civilizado era en los 80's y 90's un bienentendido de los consultores de recursos humanos, unos carísimos especialistas en matanzas laborales que contrataban las multinacionales para reducir estructura sin mancharse demasiado de sangre. Es esos tiempos no se había desarrollado a fondo la cultura del 'lay off' a la española, los jefes de personal tradicionales sentían un indisimulado pavor por las centrales sindicales y uno peor aún por determinados magistrados de lo social, de siempre interesados en hacer la santísima puñeta a las pobres y desvalidas multinacionales. Esos consultores especializados alcanzaron la cima de su prestigio como matarifes a finales de los 80's, pero en la crisis del 91 se apuntaron unos cuantos gloriosos descalabros, de modo que las multinacionales empezaron a comprender que arremangarse y meter las zarpas en las tripas de la bestia (los trabajadores, para entendernos), incluso al precio de mancharse un poquito de sangre obrera, salía más a cuenta y era más barato que recurrir a cortadores de cabezas mercenarios. Una de sus expresiones más celebradas era que los despidos debían ser Rápidos, Indoloros y Civilizados, pues en otro caso se organizaban huelgas, tanto de las declaradas como las conocidas por 'Plan Charly', que eran las más devastadoras. Unos tipos muy curiosos, a decir verdad. En mis tiempos conocí a más de uno, y aún se me hiela un poquito la sangre al evocarlos.

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  8. Pues la que vivímos Jesús y yo en Tetra Pak fue muy sangrante. Nos reunieron a todos, unas 500 personas que facturaban cerca de 10.000 mio pts/año para hacer la fiesta anual, convivir y comer en camaradería y sobre el final de los 90 cuando iban a empezar las noches de los cristales rotos y los cuchillos largos nos trajeron a Pablo Parrado, superviviente del accidente de los Andes, para aportarnos un mensaje de confianza en el futuro y que las desgracias se superan. Segun iban llamando a los empleados a negociar la salida iban estrellándose los aviones de cada uno en los picos de las montañas aledañas a Madrid. Recuerdo por aquel entonces que el director general era un mexicano al que apodábamos frijolito.
    Hay que tener desvergüenza para montar una farsa semejante...

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    1. Yo entiendo la metáfora. Estrellaban vidas como aviones en las montañas Madrileñas. Los liquidadores cumplen cual robots su cometido. Sin piedad y sin contemplaciones. Probablemente solo se salvarían los representantes de sindicatos en el comité de empresa (al menos es lo que habitualmente pasa). ¿Queda algo de TETRA PAK?. Yo no he visto ya nunca el famoso envase.

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  9. No he comprendido eso de que se estrellaran los aviones de cada uno en las montañas de Madrid. El único accidente de avión estrellado cerca de Madrid en los últimos 40 años fue el de Avianca, el de ¡cállate, gringa!, y ése creo que fue en el 85. Luego vino el del uno de Iberia y otro de Aviaco que se la dieron en la niebla de Barajas, pero uno estaba en tierra y el otro despegando. Supongo que hablas en sentido figurado, pero me temo que te ha quedado muy críptico. Tanto que yo, al menos, no lo entiendo.

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