Soy más conocido por
mi etapa como jugador del Real Madrid que por mis comienzos en el Club
Estudiantes. Alumno del Instituto Ramiro de Maeztu desde el año 1.952 al año
1.964, jugador de las categorías de formación desde 1.957 a 1.963 y jugador del
primer equipo de Estudiantes desde 1.964 a 1.968, sería fácil para mi
investirme de la camiseta blanca y hacer leña del árbol caído.
Pero voy a teñirme de
azul claroscuro y a abordar elementos de juicio que pongan al Estu en el lugar
que merece. Uno de los Clubs más históricos de nuestra competición, ha jugado
todas las ligas desde la creación de la misma junto al Madrid y Juventud, ha
caído el pasado domingo y habrá de purgar sus derrotas en la liga LEB oro el
próximo curso. Es éste un hecho no acontecido anteriormente en la historia del
Club Estudiantes, que lleva 55 años compitiendo en la categoría reina, si bien
ha pasado por diferentes momentos en las que estuvo a punto de descender o no
competir por problemas deportivos o económicos. De todos ellos se salvó, afortunadamente.
No hay aficionado,
jugador o deportista, salvo raras excepciones, que se alegre del descenso del
Estudiantes. A todos nos gustaría que permaneciese en la élite del basket
patrio (dicho ello sin menoscabo de los equipos de LEB que tendrán la opción de
ascender) porque es un verdadero orgullo pertenecer o haber pertenecido a este
Club que siempre fue unido a una institución de mucha solera, cual es el
Instituto Ramiro de Maeztu. Son decenas de miles los ex alumnos que se habrán
sentido tristes, son miles los jugadores de todas las categorías que habrán
participado del mismo dolor y son decenas los entrenadores y directivos que
estarán pasando sus peores momentos como miembros de este Club. Pero hay que
mantener la cabeza erguida. Con el orgullo y la gallardía de saber que durante
estos sesenta y cinco años de vida y cincuenta y cinco de alta competición,
este Club ha seguido aquellas máximas de don Antonio Magariños, su fundador,
quien pretendía una formación integral del alumno a través del deporte. De
hecho, en el frontal de la entrada del polideportivo de la calle Serrano, que
lleva el nombre de su fundador,
colocaron con motivo de su sexagésimo aniversario la siguiente frase – sesenta
años formando personas -. Y este es el saldo con el que todos los que sentimos
al Estudiantes debemos presentarnos frente a los demás, lejos de esos otros
saldos económicos y de gestión deportiva que habrán de ser reflexionados y
reconducidos para el mejor futuro de este histórico Club.
Hay que mirar al
frente y abordar las potenciales soluciones y si miramos atrás, que sea bajo
una perspectiva no sólo de derrota deportiva sino de balance de actuaciones en
todos los planos de la formación. Ese balance es muy positivo y es el que debe
alentar a sus directivos, alguno de ellos amigo personal desde los cinco años,
para no desfallecer en la dura tarea que deberán abordar en el futuro.
Por otro lado, a tenor
de las noticias aparecidas en la prensa deportiva, cabría todavía la esperanza
de que el descenso no se hiciera efectivo en virtud de la imposibilidad de los
equipos que habrían de ascender de no poder hacer efectivo el canon de ascenso
que exige la ACB.
Vicente Ramos.
Publicado en la Gaceta
8 de Mayo de 2.012
Lo siento Vicente. Ahora toca luchar por subir de nuevo
ResponderEliminarMientras las reglas económicas de la ACB sigan como hasta ahora, no se podrá competir con los que están financiados por el futbol y los que tienen la suerte de tener mecenas supermillonarios. Se impone el tope salarial tanto en la ACB como en la liga de futbol, para que las competiciones no sólo sean cosa de dos.
ResponderEliminarCerdán
Vicente, lo sentimos todos, pero vamos a esperar. Y si nos quedamos en el infierno, pues vamos a rehacernos y a volver con más fuerzas que nunca. Lo que dice Cerdán es verdad -como siempre- aunque no hay manera de que en todo deje de hablar con un tono reinvindicativo y protestón. Pero estoy de acuerdo, ¿quién va a competir con esos monstruos?
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