POR ELOY MAESTRE
Escondido tras el seudónimo Kolia de Kazán (aunque en la
contraportada del libro, Nicolás muestra su rostro a todo color en foto
reciente), nuestro amigo Nicolás Pérez -Serrano Jáuregui nos regala un nuevo
libro titulado Ficcionario: Diccionario inventológico, donde experimenta nada
menos que 3.141 nuevas voces con significados curiosos, extravagantes,
insólitos, divertidos.
Su antecedente es el Diccionario de Coll, que el genial
humorista publicó en la editorial Planeta en la lejana fecha de Diciembre de 1975
cosechando un enorme éxito, debido tanto a sus hallazgos verbales como a la
ausencia de censura por la muerte previa del ominoso dictador. Recuerdo que
Coll formó pareja artística con Tip, y tanto nos hicieron reír en su tiempo
desde la televisión y otros medios de comunicación.
Las voces del Ficcionario se conjugan de dos en dos,
uniéndolas y cortándolas según se le ocurre al autor para obtener nuevos y
sorprendentes significados. “Jugando del vocablo” como decía Quevedo, Nicolás
nos impulsa a pensar, a chupar y paladear cada letra y regodearnos con su
sabor, masticando las palabras, con sus partes aleatoriamente divididas como el
rostro en un cuadro abstracto de Picasso, donde un ojo y una nariz no se
corresponden con el mentón o la oreja.
El objetivo de ambos es sorprender, épater le
bourgeois que diría un francés, tal vez irritar o quizás divertir al
espectador, que nunca termina de identificar o celebrar lo que ve al encontrar
subvertido por completo el orden natural de las cosas al que está acostumbrado.
Crear palabras nuevas supone un ingente esfuerzo no
siempre coronado por el éxito. Nicolás lo acomete con brío en el Ficcionario
con espléndidos resultados. Sus hallazgos son múltiples y no pueden resumirse
en cuatro palabras, pero citaré algunos al azar, cuyos significados invito a
los lectores a descubrir en el libro: Sextorsión, Ñube, Votarate, Pimplario,
Ubrerrimar, Mulestar, Ensarnar, Cojono.
La editorial Círculo Rojo ha editado primorosamente la
obra en tapa dura y excelente papel color hueso en 249 páginas que se leen con
agrado, aunque no todo seguido sino en cómodos plazos, sorbiéndolo con tino.
Invito a los compañeros ramirenses a leer el libro con el
que disfrutarán seguramente. El propio autor anima a los lectores a encontrar
significados diferentes a las palabras propuestas. Yo me reí mucho con su
lectura y propuse a Nicolás en correo electrónico algunas chorradas nuevas para
una posible reedición del Piccionario. Seguro que él agradecerá las posibles
aportaciones de otros lectores en este esfuerzo mental por descomponer las
palabras y rehacerlas dándoles nueva vida.
Eloy Maestre
NOTA DEL AUTOR:
“Queridos todos
(familia y amigos):
Siempre es bueno
saber los unos de los otros. Más aún cuando la pandemia nos acecha. Hoy el
motivo es hablaros de mi libro, promoción que hago (que no os despiste
el seudónimo: Kolia de Kazán soy yo mismo) contando de
antemano con vuestra cariñosa comprensión. Hace años, en conocido programa de
TVE, el escritor UMBRAL utilizó las palabras mágicas: “yo he venido a hablar de
mi libro”, aunque se las apropió, pues ya estaban sugeridas por Roque BARCIA en
el Prólogo de su imprescindible Diccionario General Etimológico de hace
más de un siglo.
La cita viene al
pelo: me encantaría que comprarais mi libro
“Ficcionario: diccionario
inventológico.
(también Pi-ccionario: 3.141 voces
nuevas, un número de palabras que se acerca a Pi)”.
Lo edita “Círculo Rojo” y acaba de
salir de la imprenta. Son doscientas cuarenta y ocho páginas con cuya lectura
sé que pasaréis buenos ratos. Es para disfrutar en pequeñas dosis, para que no
se acumule tanta sonrisa, que, por no estar acostumbrados a semejante fenómeno,
podría resultar peligroso.
Por el módico
precio de veinte euros (o lo que corresponda, pues habrá que añadir
gastos de envío) vais a saborearlo. Os divertirá comprobar que el español es
una lengua VIVA, y todos podemos, a nuestro aire, enriquecerla, jugar con las
letras y sílabas, burlar los cánones de las etimologías, crear palabras nuevas,
distraernos con combinaciones posibles y dotarlas de un significado que nos
complazca y que, a la vez, resulte posible y eufónico. ¡Casi nada! En este
juego, al que os invito, ayudará la tecnología, la que cada uno pueda, quiera y
sepa manejar, pero el ingrediente esencial seguirá siendo la materia gris
(color tenue, pero de capacidades inusitadas, infinitas) y la habilidad de cada
cual. Podéis, así, dar lugar a un mundo insospechado y sin límites, que, os lo
aseguro por mi experiencia al respecto, os llenará de satisfacciones.
El resultado de
mis hallazgos (3141 palabras nuevas) no tiene más que dos pretensiones: 1ª,
compartir con vosotros el logro de la creación, ya impresa, como muestra de que
el lenguaje es un ser atractivo y, si queremos, también en expansión. Y 2ª,
invitaros a que el juego siga, pues todos sin excepción, como fruto de dicha
capacidad de creación, tenemos mucho por aportar en ese campo infinito de los
diccionarios, con la ventaja añadida de que no hay ni previas reglas del juego,
ni tiempo limitado para que ruede la pelota y cada uno consiga el gol de una
palabra nueva. Como además es gratis, ¡hagan juego, señores! Mi empeño tendrá,
así, doble satisfacción: la primera, mostraros que es posible, incluso hoy,
crear nuevas palabras. La segunda, que ese esfuerzo no es una meta lograda,
sino el comienzo de otra nueva amistad a través de las palabras.
Con cariño añejo y
mi fuerte abrazo cordial, amén de la gratitud por atenderme, comprar el libro y
leerme,
Nicolás
Pérez-Serrano Jáuregui.
(alias “Kolia
de Kazán”)