Aquí
en Valencia, una de las cosas que me llamó la atención cuando tuvo que venirse
toda mi familia a vivir en 1.963, además de la costumbre “religiosa” de
almorzar entre las 9 y las 11, fue que el día 20 de marzo, cuando estando aún
las cenizas calientes de las fallas quemadas pocas horas antes, ya había
falleros que, si te descuidabas, ya te vendían lotería para sacar dinero para
la falla del siguiente año.
Pues
eso me lo ha recordado el correo que nos mandó Vicente ayer con los enlaces de
los últimos artículos del blog. No pasaron 24 horas de nuestra grata reunión y
ya estaban intentando dar vida a esa página que, sin duda, ha sido un poco como
el mortero que ha cohesionado desde hace dos años nuestra ilusión por
reunirnos.
Y
al igual que en las fallas, siempre son cuatro o cinco los motores que hacen
mover al resto de falleros. Y además, parece que Vicente sabe que es necesario
a veces; “dejarlas caer” y por eso en su correo cita los nombre de posibles
“falleros” que sin tener ánimo de ir a vender lotería, se encuentra con su
talonario entre las manos sin otra opción que venderla. Lo digo porque el
anuncio de los autores de los siguientes artículos que irían apareciendo en el
blog, fue un invento suyo. Vamos, lo que se suele denominar una “encerrona”,
pero que hay que agradecer de corazón que lo haya hecho.
Solo
pasando el pequeño apuro de escribir esto, es como puede crecer mi cariño a
vosotros y hacia quien me empujó a hacerlo. Y además sabed que, si yo pude
escribir también lo puede hacer cualquiera, ya que os reconozco mayor valía,
sin envidias, pero así es y si yo lo hago, puede hacerlo todo el mundo. Y me
gustaría saber cómo pasasteis ese día, no sólo los que asististeis, sino
también los que no pudisteis hacerlo o no saltaseis la barrera de asistir a un
acto con 84 “desconocidos”. Pensareis que con que escriban uno o dos, ya no hay
nada más que aportar y en eso sí que puedo afirmar que se equivoca el que así
piensa. No es lo mismo escribir como un mero “espectador” de un acontecimiento,
que como “protagonista” del mismo, que es como debemos intentar escribir, pues
solo hubo un acontecimiento, es cierto, pero hubo 84 experiencias diferentes,
84 formas distintas de haberlo vivido y eso es lo que a mi me gustaría conocer.
Bueno,
pues os diré lo que fue para mí este último fin de semana, que gracias a mi
atrevimiento, creo que lo pasé mejor que casi todos vosotros. Yo hice lo mismo
que Vicente con el reciente correo y fue el atreverme con cierto descaro, pero
eso sí con mucho cariño, a pedir a Francis (González García), que me acogiese
en su casa un par de noches.
De este modo, los actos del 50 aniversario,
comenzaron el viernes con una comida, a la que se sumó Cerdán, una tarde de
palique con Eloy Maestre y su esposa, para finalizar la velada de picoteo en un
bar mientras Holanda nos metía 5 goles en los mundiales.
Todos
podréis pensar que, cuando le abres tu casa a alguien que no ves desde hace
casi 50 años, es porque existe “algo más” y es así, existe un extra de cariño
aunque haya pasado tanto tiempo sin mantener contacto. El que con Eloy comparta
una cuñada, no significa que hayamos tenido trato durante estos años, ya que
tan sólo nos vimos una par de veces tomando un café.
A
la mañana siguiente la fiesta de veros a todos vosotros, desconocidos a los que
quiero y que, como tengo la lista, si tuviese ocasión, lo mismo os tengo que
pedir alojamiento en actos futuros (es broma), porque eso sí, yo no voy a
ningún acto de compañeros si me falta ese rato de hablar con vosotros y
conoceros mejor. Pues tras un rato de espera comenzamos con la misa recordando
a quienes estuvieron con nosotros y ya no están aquí, con especial pena de
recordar a Alcaide, con el que estuve no creo que más de un año, pero con el
que sé que tenía mucha amistad, aunque no recuerdo ni su cara (se ha librado de
acogerme en su casa si vuelvo por allí).
Menudo
día. No sé cuántas horas de pie. Y como en Madrid, la mitad de las cosas están
“ahí cerquita, puedes ir andando” (pero nadie te quita la media hora de andar),
las sumas a las del acto y así tienes al volver a tu casa, tres días más
recordar el aniversario (y sentirte las piernas) diciendo a tus amigos que fue
fenomenal, pero que llegaste baldado.
Intenté
hablar con muchos de vosotros y sacar fotos para recordaros, pero supongo que
no lo haría ni con la cuarta parte. Es curioso cómo, simplemente con la comida
que tuvimos en Valencia hace dos años, poco menos que todos los que allí
estuvisteis, habéis pasado de ser “compañero desconocido” a ser “amigo de
abrazo”, y no quiero decir nombres porque tendría que poneros a todos y
consultar las listas de quienes vinisteis.
En
los actos del aniversario, no sólo tuve ocasión de compartir con los más
allegados y amigos más íntimos de la infancia (Eloy, Francis, Salcedo),
sino de
recordar a algunos que no pudieron venir (Mialdea, Zori, Portolés entre otros).
Reconocí tras estos 50 años a Velayos, Pérez Nieto, Sureda, Marciel (lo mismo
alguno más) y yo todo orgulloso porque decían, “pero tú eras más bajito” y la cabeza que algunos me sacaban en
aquellos años, ahora ya no hay esa diferencia, y es que crecí después de las
milicias.
Me
dijeron que era del grupo C, aunque eso no me impidió estar hablando con otros
que eran de otros grupos.
Con
los más íntimos de entonces hablábamos, como si los 50 años transcurridos,
hubiese sido un simple fin de semana cuando realmente, por el tiempo
transcurrido sin vernos, somos unos desconocidos. Sin embargo, el cariño hace
que todo sea diferente.
Además,
el asistir a este aniversario, me sirvió haber para averiguar con quien iba
apagando las farolas de la calle Oquendo los sábados al salir del cine del
instituto, o quien venía conmigo rompiendo bombillas en no sé qué centro (creo
que de investigaciones) en la calle Joaquín Costa, cosas que sabía que hice,
pero no recordaba bien quienes fueron los cómplices. Y también me recordaron algo
que tenía totalmente olvidado y es que robe dos talonarios de entradas para el
cine del Ramiro de la que seguro que dimos buen uso.
Y
me gustó que acabase el acto con el Salve Regina, que fue como agradecer a
Dios, lo vivido ese día.
Dios
quiera que en el futuro la salud y el ánimo, hagan que volvamos a encontrarnos,
pues si no a muchos os echaré de menos, Ramos, Cerdán, Aberturas, Fojeda,
Abellanas, Kurt, Rincón, Arenas, Quirós, Molinero, Pérez Nieto, Velayos …… ,
bueno y los que me dejo en el tintero con los que intercambié algunas palabras
o recordé porque no vinieron.
Los
actos se prolongaron con otro momento con la familia de Eloy (acabarían de mí hasta
el gorro, pero como son casi familia, pues no tuvieron más remedio que dejarme
descansar en su casa y de verdad me siento querido por ellos) y marchar a la
cena, que no por ser más reducida, fue menos grata. Tan sólo la pena de que
entre las fotos que mandaré a Ramos para el blog (o intentaré colgar yo en el
mío) no le saque fotos a algunos, aunque tenía intención de hacerlo al final,
pero las prisas de volver a casa a descansar me traicionaron la memoria.
Mis
actos del aniversario continuaron en la mañana del domingo con una café con
leche con churros y porras junto a Francis, para finalizar con una caña antes
de coger el tren de vuelta.
A
muchos podrá parecer que estos actos son un poco artificiales y un tanto “falsos”
ya que el desconocimiento de unos y otros es grande. Pero os diré, lo que el
día anterior me dijo uno de vosotros hablando de numismática, “las únicas monedas que pueden ser falsas,
son las que parecen nuevas, porque es imposible falsificar las huellas que deja
el tiempo en una moneda por su uso, las usadas son auténticas”. Y no cabe
la menor duda de que el tiempo ha pasado entre nosotros, de que nos ha dejado
las suficientes huellas para asegurar que somos auténticos y no existe falsedad
en lo que hemos vivido.
Agradezco
al amigo que en esta ocasión, y cualquiera anterior o futura, me acogió en su
casa, al que me llevó un disco para que lo oyera aunque se le olvidase dármelo,
al grupo que preparó con mucho cariño el encuentro que tuvimos, su esfuerzo e
ilusión, a quienes hacen de máquinas del tren manteniendo viva la llama de la
amistad y los recuerdos, a quienes empujan a los demás para que escribamos lo
que sea, a los que saben escribir y nos documentan y enseñan con lo que
escriben, a quien se fumó un cigarro conmigo en la escalinata y no sé ni su
nombre, al que sin ser de la promoción se apuntó al carro (o así lo entendí),
al que me pidió que le sacara una foto, y a todos vosotros compañeros que
asistísteis o no, por formar parte de mi vida y de mi infancia.
Y
si hay que agradecer a alguien en especial lo que hemos vivido este fin de
semana pasado, es a las esposas del grupo promotor, que en tantas ocasiones han
dejado al jubilado irse de cena, comida o reunión para hacer posible esto
(cuando trabajasen eran normales estas cosas, pero no ahora), por dejarles
fabricar esta ilusión para todos, a pesar de que hayan podido sentirse en un
segundo plano y hasta discusiones por tanta dedicación. Así que os lo agradezco
a vosotras de corazón.
Y
como decía antes, al año que viene, se ha de plantar de nuevo la falla y hay
que empezar a trabajar (de esto nos podía escribir algo Cerdán) y nos necesitan
a todos.
Síntesis
del 50 aniversario: lo pasé muy bien, gracias.
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LA AYUDA QUE PODAIS PRESTAR Y NO OS OLVIDEIS DE DIFUNDIRLO ENTRE VUESTROS AMIGOS Y CONOCIDOS O SIMPATIZANTES.