5 de Diciembre de 2005
La lectura, el informe PISA y los poetas adolescentes
...por ÁNGEL ALDA, alumno del Nocturno de 1967
Recordaba ayer Juan José Millás al recibir el honoris causa de la Universidad de Oviedo en compañía de Angel González al profesor de literatura Emilio Miró.
Profesor Miró
Rememoraba como siendo él un adolescente estudiante de Preu conoció al poeta asturiano gracias a que el profesor Miró le llevó a una de las clases a leer sus poemas. Emilio Miró fue también profesor mío en el Ramiro de Maeztu. Seguro que le recuerdan mis amigos Pablo y Enrique, alumnos del instituto por aquellos años. Era, no se si ya estará retirado, un hombre pequeño de altura pero grande en la forma de interesarte por los libros y por los autores. Su inconfundible acento del sur, creo que era malagueño, y su voz cantarina los tengo registrados en mi memoria sonora.
Con que pasión recitaba o leía, como sabía transmitir emociones. Cada clase de este hombre era un estímulo para aprender, para conocer. Neruda, Lorca, el Arcipreste, Garcilaso, Cernuda desfilaban ante nuestros ojos y oídos sin solución de continuidad. Para chicos de 15, 16 o 17 años era todo un descubrimiento. Aprender a contar las sílabas de los versos, a diferenciar un romance de un soneto, a apreciar las metáforas y las distintas formas poéticas todo un milagro. La cosa daba hasta para realizar recitales colectivos en el teatro del instituto. Recitales donde participaban muchos de los alumnos presentando sus obras. Existía un contagio creativo tal que hasta los menos dotados por las musas no tenían empacho en subir al estrado para declamar sus mas tristes o alegres versos. Algunos incluso pensábamos que aquello era nuestro camino y empezábamos a recalar por los bajos del Lyon o por el Ateneo en tantas tenidas poéticas nocturnas como se convocasen. Los Esteban, Paramio y tantos otros de nuestros compañeros eran pequeñas y rutilantes estrellas adolescentes en aquellos foros llenos de esperpénticas figuras de cera.
El Ramiro de Maeztu sigue siendo hoy un centro público excelente. En aquellos años, finales de los 60, era también un centro lleno de actividad a favor del cambio. La dureza y el estilo de la educación nacional católica ya habían pasado a la historia. Incluso las clases de educación patriótica, la llamada asignatura de Formación del Espíritu Nacional, eran el fermento de nuevas formas de conocer el país críticamente. No quiero decir con esto que la educación general en España por aquellos años fuese buena. Al revés, el Ramiro era una excepción. Pero existía un espíritu de cambio ya muy latente en la sociedad que se contagiaba a todos los estamentos, al profesorado, al alumnado y no solamente en los ámbitos universitarios, también en las enseñanzas medias.
Hoy, cuarenta años después, con unos sistemas y unas dotaciones mucho menos precarias que entonces, con un marco social mas culto y preparado, parece sin embargo que los resultados de la educación española no son tan buenos como sería de desear. Especialmente en lectura. Es una pena. Pero yo me pregunto si no tendrá algo que ver la falta de pasión de nuestros enseñantes. La falta de entorno social favorable al cambio que disfrutábamos entonces. Me hago muchas preguntas. Y no tengo respuestas. Espero que alguno se anime a comentar.
ACTUALIZACIÓN 26 DICIEMBRE 2009
Ayer el profesor Miró dejó un comentario en este texto. Siendo Emilio Miró el verdadero protagonista e inspirador de mi post me parece necesario traer a portada sus comentarios. Solo me queda darle las gracias y solicitar que si alguno de los lectores conocen o tienen acceso a Juan José Millás le den aviso de las palabras de nuestro común maestro.
Gracias Emilio
Este es el comentario de Emilio Miró:
"Con emoción he leído, en "La lectura, el informe PISA y los poetas adolescentes", las palabras cariñosas, generosas, en tu recuerdo del Ramiro de Maeztu y de mis clases de Literatura. Para mi fueron unos años fundamentales en mi vida, en mi iniciación profesional y como persona adulta: si di, enseñé, algo, recibí mucho más; el interes, el entusiasmo, incluso, de aquellos jóvenes -algunos, pocos, mayores- que llegaban por la tarde a las aulas desde sus trabajos, que estudiaban, leían, y asistían -los sábados por la tarde y domingos por la mañana- a reuniones literarias, lecturas poéticas, como la recordada por Juan José Millás, de Ángel González, que acudió generosamente, como otros escritores, sin cobrar nada, pues no disponíamos de dinero alguno para esos actos. Sí teníamos el permiso y la colaboración del director de los Estudios Nocturnos, de don Antonio Magariños, al que debo y quiero recordar -y lo hago siempre- por su dedicación ejemplar y liberalidad admirable.
Hace algunos años asistí a alguna comida de antiguos alumnos del "Nocturno". No sé si eras uno de aquellos comensales.Muy próximo a jubilarme -éste es mi último curso en la Universidad- me llega indirectamente (me lo ha facilitado un alumno de la Facultad) este testimonio tuyo de aquel islote de cultura y libertad, de amistad y tolerancia, de vida compartida (y recordáis, recuerdas, también a Rafael García Moreno, profesor de Arte y Filosofía). Y hasta llegamos a sacar una modestísima revistita (creo que un sólo número: no había para más), titulada "En castellano" (nuestro homenage a Blas de Otero, un nombre tachado en la España oficial de entonces), en donde Juan José Millás publicó algunos de sus primeros textos.
Me gustará recordarlo con él, a quien hace años, muchos años, que no veo, y a quíen tanto agradezco -como a ti, amigo conocido/desconocido- sus palabras en Oviedo.
Podría seguir y seguir, pero no debo ponerme en "estupendo" -como diría Valle-Inclán-. Gracias, muchas gracias, por este inesperado regalo que me ha llegado en estos fríos y lluviosos días, ya invernales, tan llenos de melancolía y emociones. Como ésta que ha nacido gracias a ti y a Millás. Con mi gratitud, vaya para ti, para todos los compañeros de aquel "Ramiro" un hondo y ancho abrazo."
Para más información y comentarios visitad
http://elangeldeolavide.blogspot.com.es/2007/12/la-lectura-el-informe-pisa-y-los-poetas.html?m=0