18 junio 2014

FELICIDAD Y GRATITUD.

...por RAFAEL GARCÍA-FOJEDA

Me recoge en casa un coche-berlina corinto; lo conduce un niño de 10 años, compañero de clase, pero no me extraña ¡puedo estar soñando! La única realidad es que me lleva a la iglesia del Espíritu Santo. Cuando llegamos, hay ya unos pocos esperando; mas, lo curioso es que hoy es sábado y no lunes, que es cuando nos corresponde asistir a la obligatoria Eucaristía semanal. Van llegando más niños, nos saludamos, hablamos un rato…No aparecen ni el padre Granda ni cualquier otro cura del Instituto y sí uno de los compañeros, sin sotana; con traje negro y alzacuello y eso me llama la atención ¿Cómo viste de semejante forma…?




 Nos juntamos ochenta y cuatro chavales de Primero de Bachillerato y uno, añadido de Segundo, que casi bloqueamos la acera de Serrano 127. Efectivamente, estaba soñando porque no corre 1959 sino 2014; todos hemos rebasado algo los 65 años, hace 50 que salimos de entre estos muros y queremos empezar la celebración de este día especial con una Acción de Gracias por reunirnos después de tanto tiempo; además, tenemos la fortuna
de que nos acompañan Manoli de la Cruz, viuda de Antonio, bedel de la ‘Prepa’, Rosa María Muro, hija de un bedel del bachillerato, hoy catedrática de Historia del centro, nuestras profesoras, Pilar Gálvez, Ramona Rey y María Dolores Pisón, todas con más de 80 o 90 años y, la directora, Coral Báez. Suena raro, pero las tuteamos, lo que nos da una sensación de cercanía y afabilidad fabulosas.
 Jorge Molinero, compañero sacerdote y celebrante, se topa con el primer y único obstáculo; no tiene un lector, por lo que me ofrezco a él y permanezco en el presbiterio hasta que leo el trozo escogido de la Carta de San Pablo a los Colosenses y el Salmo Responsorial. Es enriquecedor que, entre nosotros, hay dos “protestantes”; asisten a un rito católico gustosos de acudir pues, antes que nada, son de nuestra promoción. El tiempo va transcurriendo con mucho respeto de todos; las palabras de Jorge, muy sentidas, cercanas y de total actualidad pues menciona el varapalo a ‘La Roja’ ayer. Es, creo, el único instante en el que las risas cortan el silencio y el fervor en el templo tan querido de todos.
 En el Memento de Vivos, Molinero nombra a cada una de las ‘señoritas’ que están con nosotros y en el de Difuntos, por supuesto, pronuncia los nombres de todos los que compartieron este recinto en aquellos días, que hoy están en espíritu. Confieso que, durante esos minutos, se me empañan los ojos y tengo un nudo en la garganta.
 Una total comunión que tiene su muestra palpable cuando Aparicio, protestante, sí, pero, sobre todo, ‘pastor’, toma el micrófono y nos dice unas palabras, cómo no, surgidas desde su adentro.
Para una Acción de Gracias como la que pretendemos NO SE PUEDE PEDIR MÁS.

Nos cuesta salir, pero no queda otro remedio, porque hay por delante nuevas vivencias que compartir.

Y caminamos por la calzada de acceso, cruzando las clases con marquesinas de Eduardo Torroja, las de la ‘Prepa’, cambiándonos de grupo o, a veces, solitarios, recordando diferentes momentos vividos de niños.

Llegamos a las canchas donde tanto jugamos al baloncesto; al fondo, ‘La Nevera’, el Patio de Columnas y la Plaza, entonces, del Caudillo, pero ya sin estatua; diáfana, como si estuviera esperándonos impaciente para darnos un gran abrazo tanto tiempo después. Son repartidas pegatinas con los nombres de cada uno para que podamos saber quién es quién. Subimos la escalinata y, en el vestíbulo ¡a desayunar! -todo el catering lo sirve el negocio de otro antiguo alumno-. Nos movemos buscando café y demás alimentos, parándonos cada poco pues encontramos a un compañero de clase o a cualquier grupo y, tranquilamente, charlamos de mil batallitas, sin acordarnos de que tenemos hambre. Y, en un rincón -que no es Manolo-
las seis damas comen y hablan; se las ve con cara alegre.
 Como colofón, se trata de descubrir la placa que conmemora nuestro paso por estas aulas, lo que, desde abajo resulta imposible; por fin, una escalera es el solo utensilio que permite conseguir tal propósito. ¡Ya luce! Aunque está muy alta para poderla leer.

 Y… subimos hasta el primer piso para detenernos en la que fuese aula de 1ºA que, con persianas bajadas y luz encendida, da la sensación de que en ella se ha detenido el tiempo; es verdad que los pupitres no son los de antaño, pero imagino que esa vista nos produce  una cierta nostalgia; a mí, desde luego. 







Vemos, de paso el lugar donde estaba la piscina. Después pasamos a la capilla; luego, al despacho de la directora y, a continuación, ascendemos hasta el observatorio -nunca estuve aquí- mientras anécdotas, recuerdos, preguntas y comentarios afloran unas tras de otros con fluidez a la vez que contemplamos la panorámica parcial de la ciudad que se divisa desde esta altura.




 Recalamos en la Sala de Música donde Luis Ponce de León Barranco, también antiguo alumno del Instituto,  nos deleita, al piano, con una obra de Mozart y dos composiciones suyas que bien podrían ser bandas sonoras de películas. La primera, dulce y lenta, de una estilo a Los paraguas de Cherburgo; la segunda, más trepidante y rápida, puede ser la música de una persecución policial en cualquier cinta de acción. Es muy aplaudido. Se lo merece.
 Vicente Ramos -conductor de la “gala”- da el turno a Coral Báez que agradece la deferencia nuestra de recordar así nuestro paso por el Ramiro y, a continuación, se leen las líneas que han enviado para el acto Duplá, leídas por Cerdán, Paco Guijarro (las lee Paco Acosta); Víctor Martínez (Jorge Molinero) y yo, las enviadas por Julián Barquín.
 Ahora llegan los ‘momentos de gloria’ de cualquiera que le apetezca intervenir. Se suceden los de Fernando Piernavieja, Kurt Scheleicher, Paco Acosta, Vicente, Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui y los míos que, sin tener nada especial que contar, relatan el castigo a mi hermano -hoy, por falta grave son dos días de expulsión- que se  extienden un poco más por recitar-interpretar un fragmento de La Venganza de Don Mendo. Logro provocar sonrisas, risas y… sorpresa.
Seguro que olvido a alguno/s de los que participa/is-. Pido disculpas.
No esperamos oír, pero nos gusta hacerlo, las intervenciones de Ramona Rey y María Dolores Pisón y, ya al final, de la Directora, Coral Báez.

La comida, como el desayuno, es una sucesión de ‘delicatessen’ así como un continuo ‘de oca a oca’ entre nosotros y, a veces, salidas al aire libre para ‘echar un pito’ aunque está prohibido fumar dentro del recinto y…nos puede costar caro. Las bromas, anécdotas, corrillos, no cesan en un ambiente la mar de distendido y entrañable. De hecho, en una de esas ‘salidas furtivas’, hablando con Carlos Sureda, él comenta que dudaba si acudir o no a esta cita y, después de vivirla, se alegra y mucho de haber tomado la decisión afirmativa.

Ignoro cuándo ni quién lo propone, pero casi al final, ‘dirigidos’ por Jorge Molinero, todos los asistentes entonamos ‘a capela’ el Salve Regina y como no podía ser de otra forma, inmortalizamos estas horas con una foto en la escalinata.

Nos aguardan  aún dos obsequios: Un libro de NUESTRAS MEMORIAS  y un LLAVERO de la promoción con el escudo del Instituto que, por supuesto, recogemos; el libro, algunos no pueden resistir la tentación de comenzar a echarle un vistazo incluso mientras caminan.

Sin género de dudas, la más cálida enhorabuena a los organizadores por su desinteresado trabajo y absoluta eficiencia.

Para resumir mi sentimiento  después de tan extraordinarias horas, solo se me ocurren dos palabras: FELICIDAD y GRATITUD.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, Rafa, por este magnífico complemento a "nuestro día" con todos los detalles específicos que incluyes y que servirán para que los lectores futuros puedan repasar mejor los acontecimientos de este día tan especial.

    Un par de comentarios y complementos, primero respecto a la edad de nuestras profesoras: las señoras no tienen edad y además están muy bien y es una alegría que hayan podido pasar este rato con nosotros. No todas tienen "más de 80 o 90 años" como mencionas, pues Pilar Gálvez al menos no llega a esas edades. No quiero ser explícito en ello, pero baste decir que cuando nosotros teníamos 15 años, ella nos daba clase con unos preciosos 22 añitos; hasta para los que sean "de letras" será elemental deducir su edad. También quiero mencionar el buen ánimo de las otras dos profesoras, Ramona Rey y Dolores "Loli" Pisón, que con un fantástico sentido del humor participaron en el acto y también nos dijeron unas amables y sentidas palabras.

    El segundo comentario es respecto al título de tu artículo, del que destaco la palabra FELICIDAD. Como dije en mi breve intervención, muchas personas intentan durante gran parte de su vida alcanzar eso que se llama "felicidad con mayúsculas", como un todo, y casi nunca lo logran, pues un buen día descubrí que eso, la felicidad, se compone de muchos cachitos, unos más grandes y otros más pequeños, y el arte en la vida es saber identificarlos. Tú también has descubierto que el día 14 de Junio de 2014 en el Ramiro es un buen pedazo de felicidad y lo has sabido reconocer. ¡Qué bien!

    Ahora, mirando al futuro, no hay más que tratar de seguir identificando más cachitos de ésos en nuestro entorno de esa maravillosa diversidad de ex-alumnos de la Promoción 64 (y de otras, no hay que ser excluyentes) y "provocarlos" debidamente. Tenemos mucho futuro por delante y muchos cachitos. Perdonad la cursilada, pero es que es verdad...

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  2. Realmente, la felicidad la componen, como tú decías en tu intervención, muchos pocos y como canta Serrat "son aquellas pequeñas cosas"; lo bueno es descubrirlas en el momento que se presentan y saber guardarlas y poder disfrutarlas en el instante y después cuantas veces queramos. Rafael Gª-Fojeda

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  3. 1º Cada uno es libre de cantar lo que quiera
    2º Hay temas que deben de cantar en las Iglesias
    3º El empezar los actos con un Acto Ecuménico ya era un asimetría con los no creyentes
    4º El canto de la Salve en el Hall, suponía dejar al margen a luteranos, agnósticos y ateos, que de todo hay en este mundo
    5ª Un acto en contradicción con la pretendida unidad del evento
    6º ¿Qué hubiera pasado si un grupo de asistentes hubieran entonado la Internacional?

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  4. Hola buenas tardes, me llamo Silvia Burguete, mi padre fue alumno del Ramiro, me preguntaba si alguien me dice donde puedo conseguir un llavero, se le perdieron las llaves y con ellas su llavero. Como de todos es sabido, los alumnos del Ramiro lo son para siempre, y la verda está muy triste por la perdida, alguien me puede ayudar a conseguirle uno, gracias. Mi telefono es 620947788.

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