...por Nicolás Pérez-Serrano
Contesto a lo que nos pedís con
algunas reflexiones, impresiones y sentimientos
1ª.
Todo es más pequeño que cuando estudiábamos allí. Entonces todo nos
parecía enorme. Siempre me he preguntado por qué los directores de
películas, para escenas en que los protagonistas son niños, no ruedan con la
cámara a setenta centímetros del suelo. Lo contrario distorsiona y produce
esas imágenes que al fin y al cabo se nos muestran como irreales, por muy
veraces que sean.
2ª.
Éramos muchos en la celebración. Y ello conforta e impresiona, al
tiempo. Simultáneamente quiere decir que aquello nos dejó mucha huella. De lo
contrario hubiéramos pasado olímpicamente de celebrar cincuenta años de la
salida.
3ª.
Más que la cordialidad, que la hubo y en grado superlativo según mi
escala de apreciación de las cosas, me llamó todavía más la atención la naturalidad
de esa cordialidad, la forma como todos estuvimos allí. Incluso para sentarnos
en la escalinata, obviando de forma natural artrosis y dolencias que nos
aquejan.
4ª.
Podía haber aflorado -y no lo hizo; o yo no la escuché- alguna crítica
de fondo sobre el sistema educativo de entonces, sobre la manera de aplicarlo
el Centro, sobre los profesores que diariamente lo llevaban a cabo. Pero no, todos estábamos más que satisfechos, en términos generales aunque con matices,
con cómo funcionaron esos tres grandes ejes en torno a los que se desarrolló
nuestra educación y formación. Y no es que por definición cualquier tiempo
pasado fue mejor. Constato que eso en nuestro caso fue verdad y que todos
coincidimos en ello.
5ª.
Me ratifiqué en la idea de que es falsa de toda falsedad cualquier
diferencia entre el A y los demás grupos. Una cosa es que nos conociéramos más
los componentes de aquel al que pertenecimos, y otra cosa muy distinta es que
hubiera diferencias entre los grupos y menos aún sustantivas o de calado.
6ª.
Hay Ramiro para rato: junto con nuestras viejas glorias presentes
(las Sra. Rey y Pisón), estábamos todos nosotros y jóvenes representantes de la
actual docencia en el Ramiro, sin acaso grandes distingos en lo esencial, que
parece que pervive aunque las cosas no hayan dejado de evolucionar y de
adaptarse a los tiempos que a cada generación le toca vivir.
7ª.
Cuando la querida Rosa Muro me invitó, hace unos meses, a dar en el
Ramiro una charla a sus alumnos del departamento de Historia, lo hice (fue a
mediados de marzo) sobre las Cortes; pero incluí unas reflexiones finales, que me
valen para terminar estas vivencias de nuestros fastos (bien modestos, por
cierto, y que así responden a cómo somos) del cincuentenario, pues me parece
que en el momento que vivimos y para los años que tenemos nos pueden ser útiles
·
La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento (Código Civil).
·
El diálogo (que no el dictálogo) debe pertenecer a nuestro
código de conducta, como imperativo categórico. Sin él valemos menos.
·
El modernismo no tiene por qué anular la tradición. Lo difícil es
modernizar la tradición sin aniquilarla.
·
No resulta imposible adquirir ciertas dosis de sosegado patriotismo.
·
Un moderado “chauvinismo” es exigible a personas de una cierta
formación, desde el privilegio que supone el acceso a centros que
imparten una excepcional “Weltanschauung” como la que aquí recibís (y en su
momento recibimos nosotros).
·
Las gentes de “ciencias” no tienen necesidad de maltratar el lenguaje.
No se debe ser mejor científico por hablar peor.
·
El lema del Quijote sigue siendo hoy día válido: “seamos Vd. y yo
buenos, y habrá en el mundo dos pillos menos”; luego no hay que esperar a que
reaccione el otro o a que venga Papá Estado a resolvérnoslo todo.
Un gran abrazo
para todos.
Kolia Pérez-Serrano
Jáuregui (en el Ramiro Nicolás Pérez Jáuregui).
Comentarios de Manolo Rincón y Kurt Schleicher:
Querido Nicolás
Gracias por tus reflexiones sobre nuestro querido Instituto.
En efecto todo nos parecía muy grande era natural nosotros éramos pequeños ahora todo es un poco más pequeño pero sigue creo impresionando igual.
En efecto coincido contigo que fuimos muchos en la celebración y eso quiere decir que la huella era profunda pues si no ciertamente habríamos pasado del tema,
La cordialidad o el trato afable que nos dedicamos fue bastante impresionante.
Críticas a la educación recibida yo creo que en estos años que llevamos en contacto habido muy pocas y el otro dia no afloraron de ninguna forma.
Coincido contigo que los alumnos del A nos conocíamos mucho más porque estuvimos más de 11 años juntos y nos relacionamos poco con los otros grupos lo que no quiere decir que hubiera diferencias sino sólo falta de conocimiento,
Espero que tengas razón en lo de que hay Ramiro para mucho tiempo al menos es la intención de bastantes de nosotros que esto continúe y lleguemos al 60 anivetsario.
Hay que reconocer a Rosa Muro varias cualidades humanas importantes . Una es que ha sabido despertar interés en antiguos alumnos sobre el Ramiro. La otra es que ella misma es el nexo de unión entre el Ramiro que conocimos y el actual y espero que lo sea durante muchos años más.
Tus reflexiones finales son eternamente válidas.
Un fuerte abrazo
Una de las razones es que a mí el cincuentenario "se me
quedó corto", no porque no lo mereciera, sino porque, como comentas,
éramos muchos. Cuando ya los fastos pasaron y cada mochuelo se había ido a su
olivo, me quedó un sabor agridulce de no haber sabido aprovechar esta magnífica
oportunidad para cambiar impresiones con todos y cada uno de los 85 compañeros
que nos reunimos allí. Claro, no era posible; como soy de Ciencias, haciendo
una simple aproximación matemática, 5 horas son 300 minutos, que, divididos por
85, sale a razón de 3,52 minutos por conversación personal para hablar algo con
todos y cada uno, lo que es bastante exiguo (¡!) Si encima como en mi caso
tenía que hacer fotos a los 85 para que no se me escapase ninguna para la orla,
aún me quedó menos...
Mi reflexión más inmediata es que atesoramos tantas cosas que necesitaríamos un tiempo tendente a infinito para poder aprovecharlas, de forma que un cincuentenario es solamente una “opportunity” o un comienzo. Como bien dices, “hay Ramiro para rato”. Y si nos reímos, más...
Respondiendo a alguna de tus reflexiones:
Mi reflexión más inmediata es que atesoramos tantas cosas que necesitaríamos un tiempo tendente a infinito para poder aprovecharlas, de forma que un cincuentenario es solamente una “opportunity” o un comienzo. Como bien dices, “hay Ramiro para rato”. Y si nos reímos, más...
Respondiendo a alguna de tus reflexiones:
1. Las fotos siempre hay que hacerlas a la altura de la barriga
para evitar distorsiones (los que sean más gordos conviene que se pongan además
completamente de frente…). A los bajitos conviene hacerles las fotos desde una
altura aún inferior (salva sea la parte), pues de esta forma la distorsión les
favorecerá. Por lo demás, donde más se
notaba que todo es más pequeño era en las clases y los pupitres…¿Cómo podíamos
ser capaces de estar horas y horas ahí metidos?
2. (Véase más arriba)
3. La naturalidad de la cordialidad: ¿Será porque se trata de un
re-encuentro y no un encuentro? ¿Será porque nos ha crecido de pequeños un gen
común que ahora se manifiesta? En cualquier caso, magnífico.
4. Críticas a la educación de “entonces”: cada uno tendrá sus
experiencias, claro, pero yo creo que teniendo en cuenta la época y el entorno,
no podíamos haber recalado en ningún “puerto” mejor. Coincido contigo, desde
luego.
5. Los diferentes grupos del A al F: como ahora estamos todos
juntos y revueltos, ya no estamos “enclasillados” como entonces… se trataba de
efecto pared nada más.
6. Cincuenta años son muchos para esperar que nada cambie. Yo me
quedé agradablemente impresionado por los “del preu del Ramiro en 2013”,
posiblemente con más criterio que nosotros. También es verdad que los medios de
difusión y comunicación han evolucionado muchísimo… de esto habría mucho que
hablar.
7. Sí que son reflexiones originales, para pensar un rato. On the spot:
o Modernismo y tradición no tienen más
remedio que convivir
o Sosegado patriotismo: no nos vendría
nada mal, especialmente a unos cuantos más jóvenes que confunden la libertad
con la independencia…
o “Weltanschauung”, que literalmente
se compone de “Welt=mundo” y “Anschauung=contemplación” (veo que no has
olvidado el alemán). Sin embargo, creo que el sentido real de la palabra aquí
es de una contemplación activa = percepción... ¿verdad?
o Lo de maltratar el lenguaje creo que
viene más de una concepción actual del tiempo más comprimida en los jóvenes de
ahora (¡los pulgares no dan más de sí en los móviles!) y de un desprecio a las
normativas del idioma… ¡si el sr Navarro levantase la cabeza!
o Del Quijote: no nos vendría mal de
vez en cuando ver gigantes y no molinos…
Un fuerte abrazo,
Kurt Schleicher
Cuando el individuo entra involutariamente en una organización colectiva, establece dos tipos de relaciones. Una impuesta en sentido vertical, cumpliendo las reglas jerárquicas de la organización (en caso contrario sería excluido del colectivo) y otra en sentido horizontal, libremente elegida. Al cabo de 50 años, la organización puede haber cambiado radicalmente o desparecido, y las relaciones verticales sólo son recuerdos más o menos distorsionados. Las horizontales en cualquier momento pueden volver a renacer. Creo que esta circunstancia es la que hizo que nos reuniéramos 85 personas en Serrano 127 el pasado 14-06-2014
ResponderEliminar... y que desapareciera el sindicato vertical de Solís de aquellos tiempos...
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