11 febrero 2013

Los Ingenieros no son Arquitectos... son Ingenieros, por José Manuel Sanz



ANTE EL BORRADOR DE  NUEVA LEY DE SERVICIOS PROFESIONALES

3  de enero de 2013

Casi todos los problemas que nos acechan son educativos:

Sin duda es importante para un país como el nuestro contar con excelentes científicos y técnicos y podemos presumir de ello, aunque su número sea menor que el deseado; Excelentes artistas, en todas las artes, los tenemos y los hemos tenido siempre. También excelentes deportistas, al más alto nivel.

Algo en nuestros genes y nuestra cultura (poso  de cosas aprendidas y de retos superados que dibujan nuestra forma de ser), produce un buen número de genios en muchos campos. Aunque otros países puedan presumir  por lo mismo,  nos sentimos orgullosos de ello  y lo celebramos.

Demasiadas veces, sin embargo, saciamos en el reconocimiento de la singularidad del que destaca  nuestras aspiraciones como  pueblo.

En los aspectos educativos cuesta mucho llevar a la conciencia de la gente la necesidad de ensanchar  esa  visión y conseguir poner al alcance de todos, si es posible y yo creo que lo es, contenidos formativos esenciales que forman parte   de la educación en los países de nuestro entorno, semejantes en historia y cultura.

La educación que padecemos desde hace mucho   esta produciendo generaciones a las que apenas se  ha hablado de belleza,  de literatura, de historia,  de artes plásticas, de música, de poesía,..ni,  por supuesto, de ciudad y de arquitectura. Todo lo más, si acaso, como algo añadido, como un adorno.

Se ha propiciado la mirada macular, la del águila que solo distingue y persigue su presa, mas aún, se ha enseñado a mirar el campo sólo como el marco  que rodea a la presa. También a disputar la presa al vecino,  favoreciendo el individualismo y la competencia mal entendida. Se ha obviado casi todo lo anterior y se ha concentrado la mirada en la formación técnica, la economía  y en todo aquello que se consideraba necesario, “útil” y "practico"  para cazar presas. (Y, encima, con malos resultados)

Alrededor de la construcción giran importantes aspectos económicos, nadie lo duda, como ocurre con la industria de la moda, las artes plásticas, la edición, el cine,  la música, etc.  Pero que nadie se confunda   y un Ministro  tiene la obligación de   confundirse menos que nadie:   Si hablamos de  Pintura,  de  Cine, de Literatura, de Música….o de Arquitectura, hablamos de otra cosa.

Para el gran ojo de la economía, todos somos  poco más que agentes economicos.  A un agente económico, considerado solo  como parte del negocio general, se le  puede rebajar, al parecer sin demasiados escrúpulos,  los   “beneficios”  de la educación o de las prestaciones sociales…. Se le puede cargar  con   la “culpa” de quedarse sin trabajo y no poder pagar su casa y echarle a la calle con su familia.     Si hablamos de personas, hablamos de otra cosa.

El gran ojo de la economía nunca admitirá, aunque todos lo sepamos, que determinados empresarios, determinados políticos y determinados banqueros (con frecuencia  los mismos) son los auténticos responsables de esta situación, como también son responsables de esa educación de los números,  el mercado,  el beneficio  y  de fomentar   el acceso a la propiedad privada.

Somos “presas” para la mirada macular del águila de la economía.

¿Que mas le da al águila un ingeniero  que un arquitecto?   Si solo mira el   beneficio y  puede cazarlo  (el beneficio) antes y mas fácil……   y si además son mas a votar….

No hay otra forma de entender que se  proponga invadir la actividad propia de los arquitectos  por otros profesionales que carecen   de la formación necesaria ni la misma ha sido contemplada en sus planes de estudio.
 ¿Como se puede  argumentar semejante desatino?  ¿A quien se quiere engañar?

Somos una profesión que habla de personas, que se ocupa de configurar espacios, edificios y ciudades para la vida de  personas, que tiene necesidad de mirar a todos lados para comprender el mundo complejo que le afecta. Antes o después, nuestra visión desencaja de aquel estrecho planteamiento, de esa forma de mirar.

No es fácil explicar lo que hacemos  a una sociedad con esas carencias y de la que muchas veces nos hemos distanciado.  Además, cuando tratemos de explicar a la sociedad nuestro papel y el valor de lo que hacemos, probablemente nos señalen los infelices entornos de nuestras ciudades o el destrozo de costas y paisajes. Será difícil convencerles de que eso tampoco es Arquitectura sino el lamentable y muchas veces nauseabundo producto de una sociedad regida por criterios casi exclusivamente económicos.

Tal vez nos recuerden  ejemplos recientes de descontrol en los costes de algunos divos,  tal vez nos recuerden el exceso formal y el derroche económico  de algunas arquitecturas que, al servicio del ego personal y el oportunismo  de los irresponsables que las encargan,  han dejado  de lado el protagonismo de las personas.

Podemos poner miles de ejemplos de lo contrario, de maravillosos edificios y entornos realizados por arquitectos con medios y presupuestos proporcionados,  plenos de profesionalidad,  conocimiento y    sensibilidad.   De un magnífico nivel de la Arquitectura española, reconocido internacionalmente. Podemos decirlo  porque es verdad   pero,  reconozcámoslo,  no será fácil argumentar con aquella  pesada rémora.

Tenemos que explicar  al águila  y a toda una sociedad - educada en su nido - el inmenso daño que se   ya  se  ha  hecho    y el que se hará sometiendo a la arquitectura a esos instintos y del desenlace irreparable al que le llevaría la aprobación de esta Ley en los términos que se nos anuncia.

Que nadie vea esto como un enfrentamiento de los arquitectos con los ingenieros.  En España hay  y trabajan miles de magníficos ingenieros…..como  ingenieros.

                                                           …………….

La democracia española necesita para subsistir una revisión integral de la educación, pensada en profundidad por quien están capacitados  para   hacerlo.   Consensuada, hecha para durar, al margen de avatares y oportunismos políticos. Una educación que  ensanche la mirada de las personas, que las haga atentas y sensibles a tantas cosas importantes hoy arrinconadas. Ciudadanos con formación y criterio para valorar lo  valioso y rechazar  lo necio  y lo cutre,  venga de quien venga. Ciudadanos mejores de donde puedan salir mejores políticos.

Mucho me temo que eso no se conseguirá hasta que no estemos representados por 350 personas elegidas en listas abiertas, atendiendo mas a  su capacidad y trayectoria personal,  que deberá ser plenamente conocida, que  a  la obediente sumisión a un partido aunque se presenten dentro de alguna formación. Éstas cuidaran mucho  a quien presentan, empezará a ser más importante su trayectoria y sus antecedentes.

Es necesario regenerar   nuestra clase política  con gente mejor preparada y más valiosa. Hay claros síntomas de que esto empieza a ser insostenible y que muchos de nuestros políticos no merecen el honor de representarnos ni dirigirnos.

Muchos  hemos dedicado una parte  de nuestra vida al ejercicio de la arquitectura y otra, muy importante, a mostrar a los alumnos la belleza y la importancia de  lo que hacemos y podemos hacer como arquitectos. Miles de horas de esfuerzo de los estudiantes   preparándose  para  ello  en  una   carrera   dura  y compleja,  no siempre bien entendida  en su necesaria evolución  por los recientes planes de estudio.  Al acabar,  el mercado (de rapaces) solo les ofrece un 50% de paro, contratos basura  o  la emigración.

Si esta Ley, torpe  e  injusta,  se promulgara como la conocemos, pondría en grave peligro  no solo la  profesión de arquitecto,  cerca del abismo en la actualidad,  sino  también la Arquitectura.  Será un inmenso fraude para todos.


Jose Manuel Sanz,  arquitecto y profesor

4 comentarios:

  1. En mis tiempos comencé a estudiar Arquitectura atraído por las características de esta carrera: se trata de una carrera en que se aúnan la técnica y el humanismo, y este maridaje constituye su diferencia específica. Posteriormente, me decanté por el aspecto humanístico y terminé la licenciatura de Filosofía.
    Los arquitectos construyen casas, y antes tal empresa era una de las bellas artes, ahora, a la vista de las torres esas de la Castellana, parece que la cuestión se limita a la creación de grandes estructuras en las que se hacine mucha gente, pero todavía nos queda el testimonio del pasado, y yo sigo disfrutando de la esencia de la arquitectura cuando deambulo por el interior de una iglesia románica y me empapo del ambiente que aquellos maestros supieron insuflar a su obra, porque una carretera es para pasar, pero un edificio es para habitarlo, y el "tempo", la permanencia de la actividad humana en semejante ámbito, es parte sustancial de lo arquitectónico.
    Los hombres continuamos necesitando de un lugar en que resguardarnos y los arquitectos, consiguientemente, tienen ante ellos un reto acorde con la época: construir casas habitables, lo que ahora significa que sean sostenibles y soporten la creciente escasez a que se enfrenta la humanidad, casas que ahorren energía, casas que se construyan con materiales de fácil disposición, casas que –como siempre han querido los arquitectos humanistas– estén al servicio de una vida más cercana a la dimensión humana, que respete el Modulor de Le Corbusier (o cualquier otro canon) no sólo por la proporción de las medidas espaciales, sino sobre todo porque facilite el desarrollo de una vida personal y autosuficiente.

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  2. Muy interesante y además un asunto muy serio: el tratamiento de la profesión de arquitecto y las potenciales repercusiones negativas por involucración de profesionales “de fuera”, no expertos y que probablemente no tengan la capacidad de entender las motivaciones de un profesional de la arquitectura, en la gestión de la misma. Nunca es conveniente que esto suceda, pues ni la formación ni la visión de un “no-arquitecto” puede ser nunca igual.
    Mi comentario viene por lo de “ingeniero” en el sentido de anteponer aspectos económicos a los objetivos intrínsecos de la arquitectura; ahí es donde no veo la asociación. La ingeniería tiene muchas facetas y es una función del cargo y sus objetivos lo que le da un sesgo u otro, así como la experiencia profesional en cierto área. Para entendernos, un par de ejemplos:
    - Malo cuando los altos gestores de empresas de ingeniería son economistas
    - Malo cuando los altos gestores de una empresa de aeronáutica provienen de la automoción
    Con esto quiero decir que lo determinante no es ser o no “ingeniero”, sino la experiencia profesional. Cuanto más amplia, mejor.
    Dentro de los ingenieros hay quien defiende la calidad técnica exclusivamente, que es por lo que debe mirar, y otros deben ser capaces de comprender los aspectos técnicos, manejarlos debidamente y lograr integrar el producto final en TCQP, que significa en plazo, en coste, en calidad y en performance.
    Me imagino que algo similar pasará en arquitectura; como yo soy ingeniero, pues no lo sé, pero me lo imagino.
    El criterio ingenieril es, por tanto, muy amplio y depende más que nada de los objetivos que se marquen, pero lo que es indudable es que para tener un buen criterio se necesita la debida formación y experiencia. Y poner en la cúspide de la gestión de lo que sea, ingeniería o arquitectura, a una persona sin criterio, que Dios nos coja confesados.
    Como la comparación de las idiosincrasias entre diferentes países: a lo mejor se parece más un alemán del sur a un andaluz que éste a un vasco. Las fronteras son a veces engañosas…
    Por último, el título me ha hecho recordar una canción: el credo. Dice el estribillo:
    Creo en Vos, arquitecto, ingeniero
    Artesano, carpintero, albañil y armador,
    Creo en Vos, constructor del pensamiento,
    De la música y el viento, de la paz y del amor.

    Pues eso… que nos dejen construír en paz.

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  3. Hace medio siglo, cuando empezaba yo a trabajar, había en Galerías Preciados unos tipos formidables llamados delineantes. Eran unos profesionales muy serios que tenían su oficina justo al lado de Proceso de Datos, y a eso se debía que les viera trabajar. Lo hacían en unas grandes mesas inclinadas, encaramados en taburetes muy altos, y a mi me admiraba, por no decir hipnotizaba, el arte con que manejaban el compás, el tiralíneas y el papel vegetal. Años después, los informáticos malignos contribuimos decisivamente a exterminarlos. Cualquier idiota (yo mismo) que conociera bien el AutoCad (o herramienta equivalente) reemplazaba con irremediable ventaja una buena docena de delineantes, los cuales acabaron reciclándose (los más afortunados) o extinguiéndose (alguno, me consta, tirándose por la ventana).

    Me pregunto si con los arquitectos no acabará por suceder lo mismo. Tengo un yerno que construye bloques de apartamentos en Polonia. Son agradables de ver, cómodos de usar, extremadamente funcionales, de precios muy asequibles (para Polonia) y de mínimo mantenimiento, gracias a los materiales (bastante baratos, por cierto) que tiende a emplear. El otro día me quedé un poquito estupefacto al ver que un horrendo edificio de los levantados en la Ciutat dels Arts de Valencia estaba comenzando a sufrir problemas de arrugamiento (si se dice así, que ya supongo no es el caso; ruego a los arquitectos disculpen mi desconocimiento de su jerga) en una enorme cubierta inclinada construida a base de cerámica pegada con mortero sobre acero. Ese edificio, como todos sus vecinos en el lamentable lugar, fue diseñado y construido por una gloria nacional de la profesión, la cual, prudentemente y a la vista de cómo marcha el Gürtel, se ha mudado a Suiza (con su patrimonio dinerario, es de suponer; es lo bueno de las Sicavs, que además de apenas tributar son divinamente móviles). Bien, es posible que debiera avergonzarme por decir esto, pero el caso es que prefiero los apartamentos que construyen mi yerno y su ordenador (ignoro en qué proporción de mérito o esfuerzo, aunque me temo lo peor) a las carísimas maravillas del Sr Calatrava. El día que los ordenadores acaben con la profesión espero que empiecen por este último; de quienes le pagaron la supermillonada que cobró por sus engendros valencianos desearía pensar que ya se ocupará la justicia, pero bien es verdad que los españolitos de a pie de sobra sabemos cómo va eso de La Justicia. Cuando menos, en Espanya.

    Alfonso el Amante de los Ordenatas

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  4. Vaya de entrada que los Colegios Profesionales siempre me han parecido en lo profesional, una continuación de los gremios medievales. El visado es un simple trámite burocrático lucrativo que no compromete a nada. Lo más importante es el título del autor del proyecto a visar.
    Dando clase en la ETSICCP de Valencia, asistí a mi primer y último claustro y me quedé boquiabierto cuando se propuso que alguna asignatura incluyera en su denominación la palabra "TUNEL". El único motivo era que podría darse casos de intrusismo por parte de otras titulaciones diferentes a la de ICCP. ¡Sagradas Competencias!.
    Este borrador creo que obedece simplemente a equiparar nuestros ordenamientos en esta materia, a los vigentes en la UE. La convergencia es inevitable.

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