Paseo por El Forestal de Villaviciosa de Odón, por Kurt Schleicher
El
Forestal es una zona boscosa en Villaviciosa de Odón declarado “Bosque Real” ya
en 1739 y está asociado a la historia de esta localidad y de su castillo, que
en síntesis es la siguiente:
CASTILLO
DE VILLAVICIOSA DE ODÓN:
Fue construido por los Marqueses de Moya y
destruido por los Comuneros en 1520. Carlos I recompensó la fidelidad de los
marqueses a su causa, otorgándoles el título de Condes de Chinchón.
Fue restaurado en 1590 y
nuevamente dañado en 1713 durante la Guerra de Secesión, fue embargado para la
Corona por Felipe V.
En 1759, muere en su
interior Fernando VI, quien se había recluido en él tras la muerte de su
esposa, Bárbara de Braganza, diez meses antes. Durante este período,
Villaviciosa de Odón fue la sede de la Corte española.
En 1808, y siendo su
dueño Manuel Godoy, sirve de reclusión para él tras el Motín de Aranjuez y
antes de ser llevado a Francia.
Desde 1966, y por
acuerdo con sus dueños, el Castillo pasó a ser propiedad del Ejército del Aire,
que lo mantiene y restaura al aspecto que tiene hoy, utilizándolo como Sede de
su Archivo Histórico.
Enfrente y como se ve en
la foto, está situado el Parque del Castillo, actualizando el proyecto que data
de Juan Bautista Sachetti, quien lo realizó por orden de Felipe V para decorar
los alrededores del Castillo.
Esta actualización fue obra del arquitecto Julio Cano Lasso, inaugurando las
obras el Presidente de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha.
Otoño en el Parque del Castillo
En la parte trasera del Castillo está el Pinar de Prado Redondo:
Aquí se siguen celebrando romerías con ocasión de fiestas señaladas,
como S. Isidro y las fiestas patronales:
Día
del Caballo
Frente al castillo, hay una
serie de monumentos que hay que destacar:
La Fuente de Leda y el Cisne. La escultura que
encontramos en la fuente es obra del escultor Juan de Ávalos. Realizada en el
año 1999, representa el momento en que Leda, esposa de Tindáreo, es poseída por
el dios griego Zeus convertido en cisne, que finge ser perseguido por un águila
para poder yacer con Leda. Las figuras están dotadas de gran sentido del
movimiento y la expresión de éxtasis de Leda está muy conseguida.
La
escultura de la Madre y el Niño:
Y la Fuente de los Tres
Caños:
Esta fuente tiene también
su historia: su construcción se atribuye a Ventura Rodríguez, en el siglo
XVIII, en estilo herreriano. En la parte superior, remata un arco en el que se
enmarca un escudo, así como varios adornos frontales. Abajo, tenemos un pilón,
también de granito, que recibe el agua de tres caños. La fuente está delimitada
por cinco mojones de la misma piedra, unidos por cadenas. Como muchas de este
tipo de fuentes, ésta también tiene su tradición: cuenta la leyenda que quien
bebe el agua del caño central, contraerá matrimonio en breve. Ha sido declarada
Bien de Interés Histórico-Artístico.
Desde lo alto del castillo ya se ve El Forestal, tras el Pinar de
Prado Redondo:
Para dar mejor idea de
conjunto y de la localización del Forestal, lo vemos en una vista aérea:
Y con un plano, delimitando El Forestal dentro de la línea de
puntos:
Hay que señalar que Villaviciosa de Odón
se encuentra enclavada en la cuenca del río Guadarrama, que cruza de norte sur
el término municipal, afectada por los
arroyos de la Vega y de la Madre, propiciando así los amplios espacios
naturales y abundantes zonas verdes en toda la zona.
Precisamente el arroyo de la Madre es el que
cruza de lado a lado el Forestal, situado al norte del Castillo, como hemos
visto, produciendo una hondonada natural muy sombreada. Esto facilita el
crecimiento de toda clase de especies botánicas y hace que este paseo sea muy
agradable también en verano.
De
estas posibilidades se dieron cuenta ya desde finales del siglo XVII; unos años
más tarde, en 1739, fue declarado Bosque Real por el rey Felipe V:
"He venido en declarar que el nuevo
Bosque de la villa de Odón o Villaviciosa, que es propio del Ynfante don Felipe
mi hijo y sus límites, con sus aumentos o extensiones que en adelante tuviere,
son y han de ser Bosque Real, con todos sus privilegios y libertades"
(Decreto Real de 1739) Felipe V
Su enorme diversidad de especies, por encima
de las 350, muchas de ellas protegidas, entre árboles y arbustos, hace que se
pueda considerar uno de los bosques más singulares y originales de la Península
Ibérica, con una antigüedad en muchas de sus plantaciones que superan el siglo
y medio de existencia y su adaptación a estas latitudes; aquí conviven árboles propios del norte
peninsular como el tilo o el avellano con especies típicas del sur como el alcornoque
y otras traídas de China, como el Ginkgo biloba.
Se dan especies de árboles “gigantes”,
como los siguientes:
Especies catalogadas: 2 CEDROS DEL
HIMALAYA, incluidos en el Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid,
con una altura de más de 30 m. y perímetro de más de 3 m.; 1 CIPRÉS DE
MONTERREY de altura más de 24 m. y perímetro de 3 m. y 1 PINO CARRASCO de
altura de más de 25 m. y perímetro de 3 m.
Otras especies no catalogadas: 2 CHOPOS
NEGROS, con una altura de 20 m. y un perímetro de más de 4 m.; 1 ROBLE ALBAR de
altura 20 m. y perímetro de 1 m.; 1 ROBLE CARBALLO de altura 20 m. y perímetro
de 1 m. y 1 ARCE de altura 25 m. y perímetro de 1 m.
Pero, además de estos
gigantes, se dan muchas más variedades, ya que es un bosque caducifolio con
magníficos ejemplares de robles, avellanos, plátanos, arces, olmos, chopos,
fresnos, castaños, pinos laricios, saúcos, encinas, alcornoques, cipreses,
almendros, pinos piñoneros y pinos carrascos.
En
El Forestal predominaba un árbol, el Ulmus
Campestris, especie autóctona de nuestro país. Esta especie prosperó en El
Forestal porque existió un microclima basado en el agua, fundamental para el
hábitat y desarrollo de las plantas y árboles. El Forestal tuvo su esplendor
hasta el año 1965; se podían encontrar incluso violetas, muy apreciadas por su
floración y fragancia, quedando todavía algunas. Debido a la falta de agua y a
la aparición de una enfermedad de origen americano llamada “grafiosis”, que se
caracteriza por obstruir la circulación de la savia en los conductos capilares
del árbol desde la raíz al tronco produciendo su desecación, se produjo la
pérdida total del Ulmus Campestris.
Además, en 1975 se cortaron estos árboles para uso maderero. Esta especie tiene
la capacidad de rebrote, formando una especie de mata, que es como se encuentra
en la actualidad; nunca será un árbol, será un arbolillo, al no tener tronco
principal. El origen de ésta y otras especies que se encuentran en El Forestal
se debe muy probablemente a que la primera escuela de Ingenieros de Montes
se fundó en el Castillo de Villaviciosa en 1848, sirviendo de zona de
experimentación. En la actualidad, El Forestal es la sede de la Escuela de
Capataces Forestales y de Jardinería de la Comunidad de Madrid, lo que
obviamente no viene nada mal que esté alli.
El
Forestal, por su situación, recibía el agua de las tierras colindantes; éstas
vertían en dicho paraje y transcurrían a través del Arroyo de la Madre y las
diversas acequias y, al tener el terreno una orografía plana y taludes con
pendientes diversas, se facilitaba una humedad del suelo apropiada para el
desarrollo vegetal y además en zona de umbría dando al norte, como ya hemos
dicho. Algunas de estas fuentes de agua han quedado minimizadas por la
aparición de urbanizaciones a su alrededor, haciendo que el arroyo sea bastante
más exiguo que en épocas anteriores. El Forestal llevaba camino de convertirse
en una vaguada olvidada, pero afortunadamente en los últimos años y, más
recientemente, a iniciativa del actual alcalde (que fue antes concejal de medio
ambiente) y de varias personas asimismo enamoradas de este antiguo olmedo de 20
hectáreas de extensión, se ha recuperado su memoria de Bosque Real cercándolo y
colocando 9 puertas de acceso limitadas a peatones y organizando una red de
caminos y paseos ahora todos con nombre propio, con sus barandillas y puentes
de madera, a la vez que se ha iniciado una recuperación de las especies
botánicas desde la época en que sirvieron de lugar de prácticas por los
estudiantes de ingenieros de Montes. Aún así, queda mucho por hacer, pues los
acuíferos siguen estando bajo mínimos y la recuperación no llegará hasta tanto
el agua no vuelva a llenar los múltiples cauces que aún se ven al lado de los
caminos y se recupere la red que hubo antiguamente. Confiemos que ahora, tras
haber sacado del olvido este lugar, recordemos todos que hay que cuidarlo y
seguir mejorándolo.
Como animales de caza destacan las liebres,
las perdices y hasta algún jabalí (en alguna ocasión se ha colado alguno en el
jardín de algún chalet) y últimamente parecen que proliferan las ardillas.
Dentro de las aves, el búho real, el carbonero
común, la golondrina, el jilguero, la lechuza, el mirlo, el petirrojo, el ruiseñor
común y las urracas.
Tras todas estas informaciones, empecemos
de una vez el paseo.
A la derecha de la
Fuente de los tres Caños, está la entrada al camino que nos lleva al Forestal,
entrando por la avenida de Torres Rojas.
Aquí
nos encontramos con un camino al pie del Pinar de Prado Redondo llamado el “Paseo de Los Lavaderos”, donde se
supone que ejercían esta labor las lavanderas en siglos pasados. Algunas
imágenes:
Girando
a la izquierda tras pasar por la puerta o cancela de Los Lavaderos:
…
nos encontramos un pequeño bosquecillo:
Tomamos el camino
ascendente de los Cedros:
Y seguimos por el camino de
la Aviación, hasta el extremo de mayor altura del Forestal:
Bajando desde aquí por una empinada cuesta
llegamos al borde más oriental del Forestal, donde se encuentra una hondonada
natural; en su extremo hay una extraña construcción de ladrillo y piedra
engarzada que parece una fuente antigua, delante de la cual se ve una amplia
acequia, dando todo ello una sensación de abandono o de ruina histórica.
¿Habremos descubierto una fuente antigua sin restaurar de los tiempos de Felipe
V? Misterio; viendo el plano, vemos que el nombre que tiene es “El Paredón”.
Estas fotos que hice en un bonito otoño
enmarcando el lugar, explican mejor que mil palabras a lo que me estoy
refiriendo con eso de “zona misteriosa”:
El misterio parece desvelarse cuando se ven
fotos de invierno o tras un largo periodo de lluvias. En tal caso, el famoso
Paredón se debería convertir en una cascada y el agua salir canalizada por una
acequia que se lleva el agua hacia el Arroyo de la Madre. Sin embargo, la zona
parece bastante seca, aunque mirando bien, en la propia pared de ladrillo queda
bastante verdín, luego por allí debiera seguir ocasionalmente filtrándose agua.
Por lo que he podido saber, hace varios años, era corriente ver la cascada,
especialmente en invierno; nunca he ido por allí en ésa época, pero ya me han
aclarado que al no haber suficiente agua, este espectáculo nos está ya vedado.
Al parecer, El Paredón se construyó para frenar el torrente de agua que
procedía del Barranco del Alamillo. Es curioso que antiguamente Villaviciosa de
Odón se abastecía de agua potable procedente de un canal subterráneo localizado
en una cueva cercana al tal Paredón. ¿Por qué ha desaparecido entonces este
agua potable? Pues se supone que por el auge de las urbanizaciones cercanas y,
en especial, de El Castillo, como ya hemos dicho.
He encontrado una foto en internet, que
debe ser antigua y por lo tanto, ensoñadora:
Igualmente, en internet hay un bonito video en que se ve todavía mejor y
muestra la cascada en época invernal: http://youtu.be/HfDXObcVdbM
El misterio aparentemente
desvelado por lo de la cascada vuelve a resurgir como tal, sin embargo, cuando se
observan los 10 receptáculos de piedra granítica encastrados a su vez en la
pared de ladrillos y que están justo por donde cae la cascada. Suponiendo a la
cascada “funcionando”, es evidente que se llenan de agua según va cayendo, pero
la cantidad que se puede acumular allí sería realmente bastante exigua.
Si fuesen realmente receptáculos para coger agua, no sería nada cómodo:
habría que pasar por encima del agua remanente de la cascada, se mojaría uno los
pies y además las cascadas tienen la mala sombra de salpicar, por lo que la
cosa resultaría no muy agradable, poco práctica y, sobre todo, muy húmeda. Además,
¿por qué 10 cuencos? He llegado a pensar
que estos receptáculos son los soportes de algún antiguo abrevadero de madera ya
desaparecido para dar de beber a los caballos, pero no parece tampoco muy
racional (se mojarían igualmente y tendrían dificultades para beber bajo la
cortina de agua).
Dando más vueltas al tema, he llegado a la conclusión que debe tratarse de deflectores o difusores de agua con el fin
de atenuar el impacto de la cascada contra el suelo, pues con el tiempo y el
agua cayendo y cayendo, la zona de impacto se iría horadando cada vez más. Pero,
si son deflectores, ¿por qué tienen un vano en el centro con forma de colector?
Unos parecen abiertos y otros cerrados por delante, lo cual se deberá quizás a
la erosión que les ha provocado el agua cayendo, pero me pregunto yo si los
conocimientos de mecánica de fluidos o aerodinámica eran lo suficientemente
profundos en aquella época como para haber llegado a la definición de una forma
óptima en cuanto a un máximo de deflexión y dispersión del agua en su caída.
Otra posibilidad sería que el propósito no fuese más que estético para
embellecer la cascada, pero tampoco parece muy convincente; ¡menudo trabajo se
ha dado el tallador en tal caso!
Sea como fuere, todo esto son especulaciones, por lo que nos encontramos
con un verdadero misterio: “El misterio del Paredón”.
Otro aspecto que pongo en solfa
es el nombrecito: El Paredón. Suena a fusilamientos, por lo que la musicalidad
de la palabreja es dudosa; da escalofríos. Propongo con todo respeto, pues, que
se pongan unos falsos caños encima de los receptáculos, el Paredón deje de
llamarse así y se le bautice con el más popular de “Fuente de los 10 Caños”,
que es lo que yo me figuré al principio, hasta que vi que allí no había ni
rastro de caños. De esta forma, como a la entrada del Forestal está la bien
conocida “Fuente de los Tres Caños”, se puede motivar al personal para que
trate de encontrar durante el paseo por el Forestal huellas de las otras
fuentes, es decir, la de los “4 Caños”, la de los “5 Caños” y así sucesivamente
hasta llegar a los 10 al final de paseo. Esto sería también un sano
entretenimiento para los niños, que descansarían así por unas horas del
ordenador. Y lo más importante, el coste de tal propuesta no sería muy gravoso
para nuestro Ayuntamiento y propiciaría también que los villaodonenses hicieran
más ejercicio y encima que se excitase su curiosidad, lo cual, como es bien
sabido, ejercita la mente y aleja el Alzheimer. Y todo por 10 falsos Caños,
emulando a los de la foto adjunta, que son dos de los de la Fuente de los tres Caños,
cuya reproducción no sería muy difícil.
Si se quisieran hacer las cosas aún mejor, algún amable fontanero
villaodonense podría idear algún sistema de cañerías y hacer que los caños
fuesen reales, de verdad, y así atraeríamos a más paseantes sin atosigamientos
a la hora de coger agua y disponer encima de una verdadera fuente.
Caños reales
Otra alternativa, la mejor probablemente, sería “poner en funcionamiento” de nuevo la
cascada, aunque fuese con recirculación y una bomba, con el fin de no malgastar
el agua siendo potable (aunque tampoco le vendría mal al pobre Arroyo de la
Madre). Eso también daría frescura al lugar y en verano nuestros tiernos
infantes podrían utilizar la cascada y la especie de piscina adjunta para darse
un buen remojón.
Además, esto le daría “lustre” a nuestro
pueblo, que podría así presumir de tener hasta una cascada propia; sería “La Cascada de Villaviciosa de Odón” y se
podría plantear una excursión turística oficial a dicha cascada como parte de
las actividades a realizar en El Forestal. Algún optimista propondrá incluso que se la
denomine como “Las Cataratas de
Villaviciosa de Odón”, pero me parecería excesivo y nunca podríamos competir
con las del Niágara, de manera que considero mejor aparcar esta denominación
por ser demasiado pretenciosa. Pero, aunque sea solamente “cascada”, ¿a que
suena bien?
Siguiendo por la hondonada, nos encontramos con árboles centenarios o
sus restos, como este viejo olmo:
En esta hondonada “de la cascada”,
se filtran con dificultad los rayos del sol, dejando ver de vez en
cuando el “sistema circulatorio” de las hojas en otoño:
Dejando la hondonada a nuestra espalda, giramos a la derecha tomando el
camino de vuelta siguiendo el curso del arroyo de la Madre (a la derecha en la
foto):
Este es el Camino del Caño Dorado; como se ve en las fotos, a la izquierda
está el cauce seco de lo que era una antigua acequia o canalón para distribuir el
agua.
A la derecha, abajo, se ve el Paseo de
los Enamorados, más umbrío todavía, favoreciendo la intimidad de las parejas
que dan nombre al paseo.
Hay varios puentecillos que cruzan al arroyo para acceder a los caminos
transversales: el sendero de Cayetano, el
Paseo de los Niños, el de Miguelín Tejedor o el de Las Hermandades...
Y así ya volvemos al comienzo del camino, donde el bosquecillo, cuando
ya se está poniendo el sol y finalizamos nuestro paseo:
Si
hemos mirado con atención, habremos visto a los lados del camino las semillas
volantes giratorias precursoras de los autogiros; ¡quién sabe si D. Ricardo de
la Cierva se habrá inspirado en ellas!
A tiro hecho, ahora no parece difícil imaginar unir dos de estas
semillas por la cabeza de manera que queden una a continuación de la otra y
contrapuestas; si hacemos pasar por allí un eje de giro y le colocamos un
sistema impulsor horizontal en lugar de la fuerza de la gravedad, veríamos como
las dos semillas unidas girarían creando una fuerza ascensional y habríamos
reinventado el autogiro…¡Lo que nos enseña la naturaleza con solo saber mirar e
imaginar!
Pues ya sabéis dónde pasar una tarde tranquila en cualquier época del
año, aunque probablemente sea el otoño la más bella habiendo riqueza forestal,
como es el caso en este Bosque Real llamado precisamente así: Forestal.
KS, Agosto 2013.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRecuerdo muy poco de la única vez que he estado en Villaviciosa de pequeño. Asignatura pendiente para próximos otoños. Las fotos de la calidad habitual
ResponderEliminarComo todo lo que hace Kurt, preciosas fotos y buen trabajo.
ResponderEliminarMuchas gracias; cuando viniste al Palacio de Godoy estuvimos cerca. Ya tienes una razón para volver... Un abrazo,
EliminarKurt
Leo con frecuencia emocionado y nostálgico vuestras páginas, aunque soy infinitamente mas joven que vosotros, promoción 67. Hoy me encuentro con este magnífico reportaje de Villaviciosa, creo que teneís mala memoria, pues la primera excursión que se hacía en la prepa (al menos en mi promoción)era precisamente al forestal de Villaviciosa. La mina de agua junto al Paredón es la "Cueva de la Mora", y las piedras ¿son granito ó caliza?, pensaba que estaban puestas para que los niños del pueblo nos subiesemos por ellas hasta la parte alta, y luego saltar al lecho de arena que hay debajo, y así nos doctorábamos en HOMBRES, teníamos apena seis o siete años.
ResponderEliminarJulio, te recuerdo claramente y espero que tu a mi también. Te ruego me hagas llegar tu mail a la dirección del blog 1108dos@gmail.com para poder charlar contigo.
EliminarCoincido contigo y recuerdo claramente que nuestra primera excursión del cole, con nuestra cantimplora recién comprada o heredada de nuestras hermanos mayores fue a Villaviciosa de Odón.
Abzs cordiales. VICENTE RAMOS.
Hola, Julio & Vicente!
EliminarTenéis toda la razón con eso de la mala memoria y en mi caso es todavía más grave: ¡llevo viviendo aquí desde hace 31 años y es la primera noticia de haber hecho una primera excursión en la Prepa a esta zona! Si Vicente ha estado, seguro que yo también, pues hemos estado juntos desde pequeñajos.
Muchas gracias
Julio, efectivamente se llama la Cueva de la Mora, como una calle de Villaviciosa. Las piedras creo que son de granito, pero lo confirmaré a la primera que haga una prospección. A ver si entre los lectores alguien puede decirme la función de esta última fila de piedras misteriosas, aunque intuyo que se trata de deflectores de cascada decorativos, como menciono en el artículo en clave de humor.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias, me has hecho recordar que la única vez que he estado en Villaviciosa fue en la Prepa,
ResponderEliminarTe digo lo mismo que a Enrique: ya tienes una magnífica razón para volver.
EliminarPROPUESTA:
ResponderEliminarSi como parece es verdad que hemos hecho una primera excursión en la Preparatoria a esta zona de Villaviciosa de Odón, propongo que en el próximo Otoño se apunten los que quieran a llevar nuestras viejas cantimploras y darnos un garbeo por aquí. Y hasta nos podremos subir a las piedras - bueno, con cuidado y sin romper nada - como parece que hacíamos a los siete años.
A la salida y enfrente del Castillo hay unos estupendos restaurantes y podríamos darnos después un merecido homenaje gastronómico.
Pues dixit queda, como diría uno de letras.
A finales de Septiembre o principios de Octubre sería genial. Como dicen en Castellón: Kurt, organiza la excursión y ¡avant!
ResponderEliminarPues ya es avant: el 8 de Noviembre para todo que que quiera y pueda asistir. Antes el otoño todavía es demasiado "veraniego", pero a principios de Noviembre los colores estarán en su esplendor. A ver si tenemos suerte con el día...
Eliminar