El Imperio, de Ryszard
Kapuscinski
Por Eloy Maestre
El Imperio, del periodista
polaco Ryszard Kapuscinski, es uno de los grandes relatos verídicos donde se
cuenta la historia y la posterior desaparición de la Unión Soviética en 1991.
La obra
Anagrama ha editado varios
de los grandes reportajes del insigne periodista en forma de libro. Yo poseo
cuatro de ellos: El Sha, sobre el Sha de Persia, editada en 1987; El Emperador,
sobre el emperador de Etiopía, Haile Selassie, en 1989; El Imperio, sobre la
extinta Unión Soviética, cuya primera edición data de 1994 y la cuarta en mi
poder de 2002. Finalmente, Viajes con Heródoto, en 2006, donde recuerda al
Padre de la Historia
con viajes por los parajes que el autor griego reseñó en su obra capital Los
nueve libros de la historia.
El autor
Con sus grandes reportajes
recogidos posteriormente en libros, Kapuscinski (1932 – 2007) nos honra a los
periodistas del mundo entero. Sus viajes han abarcado durante decenios gran
parte del mundo, incluyendo África, las dos Américas y Asia, documentando
especialmente numerosos golpes de estado.
Desde
su radical y genético rechazo, como buen polaco, a Para su lectura completa, accede a http://marluiserigna.blogspot.com.es/2013/09/el-imperio-de-ryszardkapuscinski-por.html
Vaya! Tu presentación provoca deseos de leerlo. Lo haré. Gracias.
ResponderEliminarLo he comprado esta tarde, lo estoy leyendo y desde "un día en la vida de Iván Denisovich", de Solzhenitsyn, no había leído nada parecido. Gracias!
ResponderEliminarMe ha llamado la atención el final:
ResponderEliminar“Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rango, un denominador común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas.”
Son plagas, efectivamente, aunque yo las pondría en orden inverso: el extremismo o fundamentalismo religioso, el racismo y el nacionalismo, pues a veces podemos ser un poco racistas (de pensamiento, nunca de palabra u obra) o nacionalistas (ya sabéis en quiénes estoy pensando), pero fundamentalistas jamás, ni un poquito. Lo malo es que los hay, y cada vez más.
Es una pena la civilización árabe, que incluso en la época de la Reconquista en España sabía ser tolerante y hasta avanzar en su cultura, aportando valores positivos que aún hoy permanecen, pero solamente en la memoria. ¡Qué tiempos en los que sabían convivir musulmanes, judíos y cristianos! ¡Tanta civilización y hoy con estas pelos! Y es que en Occidente se ha sabido evolucionar, pero en el entorno musulmán se ha ido hacia atrás, y los que abogan o tratan de avanzar de nuevo son comidos por los fundamentalistas. Por tanto, eso no es una plaga, sino algo peor, es un cáncer que hay que extirpar; no es fácil, pues se corre el peligro –igual que con el cáncer- de matar el tejido sano circundante también, pero existe peligro y además grave: después de la crisis, el retroceso. ¡A ver si se nos acerca otra época oscura como en la Edad Media!