19 septiembre 2014

EL CANALILLO DEL RAMIRO

... por MANOLO RINCÓN

Todos los que hemos  estudiado en el Instituto hasta los años 80, hemos paseado o asomado a un espacio muy especial que existía entonces, el Canalillo que bordeaba parte del recinto del Centro. Él ha sido testigo de nuestros juegos y travesuras, con relación al agua, que tanto nos atraía. En este pequeño trabajo me voy a referir a este elemento tan característico del recinto y que ha quedado grabado en nuestro recuerdo.
Lo primero que me he planteado es el por qué de su existencia, dentro del espacio que constituía la Colina de los Chopos.
En el siglo XX algunas ciudades europeas llevan a cabo planes urbanísticos con la idea de responder a la necesidad que el hombre tiene de estar en contacto con la naturaleza. En plena Era Industrial, tras la irrupción de las industrias y fábricas que invadían, en muchos casos, el espacio urbano, además del desarraigo que suponía para los inmigrantes, procedentes en su mayoría, del ámbito rural en busca de un mejor horizonte, se hacía preciso acercar la Naturaleza al medio urbano-industrial.
Los nuevos planes urbanísticos y de mejoras para Madrid, contemplaban el suministro de agua potable a la población de una manera moderna. El trazado de la traída de aguas en la ciudad, de finales del siglo XIX, que popularmente se denominó el Canalillo, contaba con dos ramas principales, que salían del partidor. Una iba directamente a los depósitos del Canal en Bravo Murillo. La otra denominada Canalillo Sur inicialmente y luego del Este, llegaba la conducción hasta la Castellana, recogiendo a su paso aguas procedentes de la Guindalera, Prosperidad y Glorieta de López de Hoyos.
Madrid contaba con un espacio geográfico que era una zona residencial de alta calidad medioambiental,  originalidad arquitectónica en la que predominaban la influencia neo-mudéjar y el racionalismo y especializada, desde sus orígenes, en funciones culturales y educativas. Para estas funciones  que, además, tienen un importante carácter sociológico se debió elegir este lugar, Los Altos del Hipódromo, para en él  ubicar la Residencia de Estudiantes y el Instituto-Escuela y se hizo en el límite del Ensanche proyectado por Carlos María de Castro. Las teorías de los urbanistas que dominaban a comienzos del siglo XX estaban encuadradas en la llamada corriente Higienista, cuyas ideas se basaban en la necesidad de buscar espacios abiertos en contacto con la naturaleza, lo que combinaba perfectamente con las nuevas teorías educativas que consideraban importante, precisamente, que la naturaleza fuese la gran protagonista.
Cuando uno se acerca a este selecto lugar, alto y despejado, con un suelo de sílice, estudiado por el geógrafo D. Manuel de Terán  al que él denominó "Colina del Aire" o "Colina del Viento", nos encontramos con lo que fue un cauce alargado y estrecho, que discurria a los pies de dicha colina entre chopos y acacias, era el cauce del Canalillo.


Era una pequeña colina, un terreno árido, sin casi vegetación y azotada por los vientos procedentes del Guadarrama. Pero en ella se trazó una estrecha línea de agua la cual iba a hacer posible que la vegetación brotase hasta conseguir que el verdor y frescor de sus aguas inspirasen a Juan Ramón Jiménez, quien la bautizó con el poético nombre de "Colina de los Chopos".
En este artículo voy a comentar algo que me intrigó notablemente varios años y que aún hoy no termino de ver claro. Os expongo el misterio del Canalillo del Ramiro. Podéis ver su foto a su paso por la Residencia de Estudiantes, muy semejante al que nosotros conocimos en nuestros años de bachillerato.
Siempre me sorprendió en mis años del Ramiro que el Centro fuese orillado por un Canalillo, similar al que recorría otras zonas de Madrid, para llevar el agua potable. Conocía Amaniel y la Dehesa de la Villa, por donde había arterias del Canalillo.
Pero el del Ramiro era muy especial.
No había por ningún lugar cartel alguno, como veía en otros puntos de la ciudad, que indicase si era el Canal de Isabel II o de otra entidad, la responsabilidad de aquella arteria acuosa que tanto me intrigaba.
A parte de las travesuras de echar barquitos para navegar por el Canalillo y tirar alguna piedra, mucho más no podía hacer. Por tanto, recibí reprimendas del guarda que tenía una caseta junto a él.
Había unas cuevas en sus cercanías, en la parte trasera del Museo de Ciencias Naturales, que hoy ya no existen, donde un día casi quedé enterrado vivo al adentrarme reptando por la cueva y comenzar ésta a derrumbarse.
Pero me planteé seriamente de dónde procedía el Canalillo y a dónde iba. El cauce discurría de Norte a Sur, haciendo una curva pronunciada.
Explorando hacia el norte descubrí que salía por un túnel por debajo de la Cruz. Me extrañó pues esa parte del terreno, está elevada y por detrás baja hacia la antigua calle de Matías Montero, por lo que el agua no podía subir desde allí. Tenía que venir, a mi entender, desde la actual Plaza de la República Argentina, posiblemente bajo los terrenos de la Colina.
Bajando hacia el sur, el Canalillo retornaba a un túnel que desaparecía bajo la caseta de ladrillo rojo del guarda de la Residencia. En su descenso hacia el Paseo de la Castellana lo efectuaba por la calle del Pinar.
No tenía elementos para poder verificar ninguna de estas hipótesis.
Por tanto fue para mí un misterio no resuelto.
En mis paseos posteriores por la Colina del Viento pude verificar que lo secaron y sepultaron probablemente hacia el año 87.
Cuando remodelaron el edificio del Transatlántico y se acondicionó el entorno de la Residencia de Estudiantes, por parte de los arquitectos Junquera y Pérez-Pita, para recordar la antigua fisonomía del lugar trazaron un Canalillo artificial que poco tiene que ver con el original, que vimos en nuestra juventud.
Indagando datos me dijo un arquitecto que esa agua no era para consumo humano, sino que probablemente recogía la de varios manantiales de la zona y se utilizaba para regar en aquella época, lo cual coincide con lo expuesto anteriormente.
En numerosas ocasiones he tratado de ver la procedencia de las aguas y su destino, pero tampoco he podido establecer de forma exacta el origen y destino de aquellas aguas.
Queda, pues, aún abierto este tema para posibles hallazgos de información en el futuro.

Antiguo pretil original, existente hoy en día, tras el cual discurrió el Canalillo


Caseta del guarda


El Canalillo hoy


Uno de los Edificios Gemelos de la Residencia de Estudiantes

3 comentarios:

  1. Dado que en un principio la Colina era un erial, podría suceder que el canalillo se construyera para evitar la erosión de ésta, canalizando las pluviales y escorrentías.
    De Manuel Terán "Recuerdos de los primeros tiempos
    "Pero era un canalillo entonces sin chopos, hasta que un día Alberto Jiménez, director de la Residencia de Estudiantes, tuvo la idea de comprar chopos que llegaron a la Residencia, y que Juan Ramón y los residentes plantaron en la orilla del pequeño canal. Juan Ramón Jiménez decía a este propósito «ahí están echados todavía en el suelo con sus raíces en el esportón de tierra madre oliendo a vida y esperanza», como olía toda aquella
    colina. «Han traído 3.000 chopos y todos vamos a sembrar los nuestros», se habían distribuido a los residentes para sembrar los suyos. «Vamos a ver los que ya están plantados, tan tiernos, tan fuertes, tan sanos, tan vivos con sus tiesas hojitas sonajas aleteantes y su amorosa agua al pie, mpezando ya a arraigar y a sostener el cielo»"

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  2. ¿Así que a este se refiere el dicho de "ser más viejo que el canalillo?

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  3. Disculpar, es una prueba para presentar mañana el blog "hermano" de la Promoción 59. Saludos y gracias.

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