...POR ILDEFONSO ARENAS
En los últimos tiempos me ha parecido observar, en
este blog de vetustos caballeros a los que aún no se les ha muerto la
imaginación -es la primera de las muertes, si lo pensáis-, una cierta
prevención, si no claro temor, ante los desarrollos imparables de la IA. Se
debe a eso que intente romper una lanza por esta bendición de la naturaleza, a
la que no debemos temer mucho más que a cualquier avance tecnológico impulsado
para conseguir el bienestar de la especie y a los que tanta felicidad debemos,
como el motor de ciclo Otto, las ametralladoras, la energía nuclear o los präservativen
lubricados. El progreso se basa en el avance de las ciencias aplicadas, mal
llamadas 'tecnologías', y no es cuestión de que nos guste más o menos, ni
tampoco de amoldarse con mayor o menor resignación a lo que nos vaya viniendo,
sino de aprender a sacarle jugo, y a los que se hallen en situación de seguir
profundizando y avanzando, no ya estimularlos, sino a partir de nuestra
expereriencia y del talento que nos quede, sugerirles nuevos campos o nuevas
formas de ir más allá, más lejos y a mayor profundidad.
La especie humana, nos aterre o no reconocerlo, si
no revienta por el camino está destinada a a escapar de nuestros imperfectos y
efímeros cuerpos para ir a vivir a otros mucho mejores. Cómo serán estos, pues
ni p..a idea, pero no están demasiado lejos. De momento y gracias al impulso de
las enfermedades y de las guerras, la especie humana avanza a muy buen ritmo en
el estudio y en el conocimiento de nuestros propios cuerpos, al punto de que
conceptos esotéricos tales como el RNA mensajero sean hoy comidilla normal en
cualquier diálogo de abuelas que juegan al canastón (o que jugarán cuando de
nuevo abran los casinos de provincias, como por ejemplo el de Burgos). No
tardaremos mucho en desarrollar fábricas de órganos alternativos con los que
sustituyamos los que se nos van estropeando (gracias, Vicente, por la
información que me mostraste sobre rodillas mandrinadas; fue la mar de
aleccionadora), sin necesidad, en teoría, de cargarnos algún efebo adolescente
que los suministre gratis (la ineficiente práctica propia de los tiempos en que
vivimos). Algunos dicen que con tales avances lograremos extender la vida de
los humanos, en buenas condiciones de calidad existencial, más allá de los 120
años, pero eso, con ser bueno, será un mero hito en el camino de la
inmortalidad, que a fin de cuentas es de lo que se se trata.
En ese camino la IA será una excelente ayuda, pero
no vayáis a pensar que porque nos sustituya como seres pensantes que se
levantan por la mañana para ir a trabajar, porque ya no habrá trabajo, o no lo
habrá para todos. Nada de eso. La IA, si la analizáis desde un punto de vista
objetivo (los informáticos, que somos los metafísicos modernos, somos
razonablemente buenos en eso de la objetividad), sirve para realizar en poco
tiempo, mínimo coste y muy bajo esfuerzo un conjunto de acciones que los
humanos desde luego saben realizar, pero que no sale a cuenta que las
realicemos. Voy a poneros un ejemplo de lo más revelador:
En 1983, cuando a la IA no se le llamaba así (la
terminología de los tiempos, mucho menos dramática, de lo que hablaba era de
'Expert Systems'), existían numerosos ejemplos de sistemas que reemplazaban a
los humanos en tareas pensantes. Uno, que a todos los que alguna vez hayan voldado
en un A-320 les sonará, es el de la cortinilla que separa la business class de
la tourist class. Las airlines, todas ellas, confiaban a la hora de situarla en
la experiencia y en el talento de unos empleados veteranos, genéricamente
llamados 'controladores de espacio'. Su labor era profetizar cuál sería el 'load
factor' de un determinado vuelo en un determinado día, de modo que se pusieran
a la venta más o menos asientos en clase business y en clase turista. Eran
reacios a explicar cómo administraban lo que a todas luces era magia negra,
pero era una magia que tenía poco de infalible, porque con irritante frecuencia
un vuelo determinado salía con overbooking en business y media cabina de
turista vacía, y al día siguiente sucedía lo contrario. A Iberia, que por
entonces se movía con rapidez hacia los puestos de cabeza en cuanto a
desarrollos informáticos, el asunto le preocupaba mucho, tanto que acabó por
escuchar un determinado canto de sirena (yo era la sirena), según el cual un
Expert System desarrollado con acuerdo a lo último en tecnologías del
conocimiento podría 'ayudar' a los controladores de espacio a realizar su
trabajo, con mayor celeridad y, sobre todo, con mayor precisión. En realidad se
pensaba en eliminarlos, pero decir esas cosas es siempre negativo cuando hay
sindicatos por en medio. El sistema se inició, y en consecuencia, y durante
unos cuantos meses, varios expertos a sueldo de la sirena se acoplaron a los
controladores de espacio, tratando de determinar de dónde salía o en qué se
sustentaba su supuesta magia negra. Las conclusiones de los expertos fueron muy
desestimulantes: (1) de ningún modo los controladores accedían a explicar cómo
hacían su trabajo, y cuando algo se les arrancaba era frecuente que mintieran,
(2) no se tardó en descubrir que, según algunos opinaban, su ciencia era más
bien un ejemplo moderno del antiguo arte de la profecía no cimentada, por no
decir la basada en humedecer un dedo y levantarlo sobre la cabeza, y (3) que
pese a su cerrada oposición los expertos de la sirena fueron capaces de
identificar un considerable número de reglas (del orden de 300, creo recordar),
a tener en cuenta en el momento de afirmar que la sobrecargo del IB 7721,
MAD-LHR del 30 de noviembre de 1983, debía mover la cortinilla justo detrás de
la fila 11.
El sistema entró en producción, al principio en
pruebas, pero no tardó en comprobarse que la casuística indicaba una precisión
profética muy superior a la de los controladores humanos en buena parte de los
casos, si bien eso no se cumplía en alrededor del 10% de los tales, los que
pronto se comprobó eran no solamente los más experimentados e inteligentes,
sino los menos cantamañanas. Así, el sistema pasó pronto a plena producción,
aunque con un efecto indeseable: a los doce meses de prestar servicio, las
reglas se habían vuelto tan efectivas que con ellas se había podido desarrollar
una matriz estadística no sólo mucho más fácil de consultar, sino capaz de ser
accedida por el sistema de reservas (que residía en un mainframe separado) y el
de inventario de plazas. No había duda de que tal cosa era mucho más eficaz en
el plano comercial y también en el informático, de modo que el Expert System
pasó a ser sustituido por las tablas construidas gracias a él. Se quedó sin
trabajo y fue derecho a la chatarra, igual que la mayoría de los controladores
de espacio (los buenos de verdad pasaron a ser supervisores) fueron trasladados
a otros puestos, si no se les jubiló anticipadamente, y los más cantamañanas fueron
puestos los primeros en la 'shit list', o lista de candidatos a ser exterminados
es el primer ERE que se disfrutara.
Con los actuales 'Expert Systems', o sistemas IA,
es frecuente que suceda lo mismo: la IA sirve para detectar y sistematizar
reglas y leyes que los humanos sin duda podrían determinar, pero que no suele
ser posible que lo hagan, por temor a revelar información esencial para
conservar sus puestos de trabajo. De ahí que su desarrollo sea lento y muy
laborioso, aunque cada día es más imparable.
Otro asunto, quizá lamentable por lo mucho que
despista, es considerar como ejemplo de IA
un cacharro capaz de identificar unos pocos miles de palabras, y en función de
lo que se le diga responder dónde hay una farmacia, o una masajista happy end,
o pinchar una música lamentable, o encender o apagar la luz. Eso no es IA, por
mucho que nos lo vendan como tal. Tampoco era IA la capacidad de ciertas
centralitas electrónicas de coches de alta gama que identificaban cuándo el
motor se usaba normalmente y cuando estaba siendo sometido a pruebas de verificación,
para reajustarse sobre la marcha, quemar menos gas-oil y desde luego correr bastante
menos, aunque gastando significativamente más, pero sin rebasar las normativas
de la UE. Os suena, ¿verdad?
La IA, para entendernos, es un sistema experto
capaz de discriminar qué secuencias de DNA son susceptibles de ser modificadas
por otras secuencias, éstas de RNA, en un espectro de probabilidad de varios
billones de posibles combinaciones. Ésto lo pueden hacer los humanos, cierto
es, pero harían falta trillones de horas de trabajo para obtener los resultados
esperados en un plazo de seis meses, y aquí es de considerar el viejo proverbio
ruso, el que dice que si una mujer necesita nueve meses para parir un
tovarisch, con nueve mujeres en paralelo no se consigue hacer nacer el mismo
tovarisch en un mes.
La IA, la verdadera IA, es eso, y no la chorrada
del Alexa (no instalaría uno en mi casa ni aunque me lo regalaran). Tened,
pues, fe y esperanza en el desarrollo de la IT conocido por IA (contra lo que
puedan pensar algunos bienintencionados, la IA es informática en su estado más puro
y elevado). Gracias a ella, en unas cuantas generaciones habremos mejorado
nuestros cuerpos a una escala tal que nuestros orgasmos serán en 4D y 7G. Es
una pena que no vivamos para verlo, aunque quizá nuestros nietos sí lleguen a
tiempo.
© Ildefonso Arenas
Febrero de 2021
Querido Ildefonso. Como bien sabes los orgasmos (masculino o femenino) con máquinas cada vez más perfeccionadas, hace ya años que existen. Por tanto carecen de interés. El orgasmo entre seres humanos separados en la distancia también hoy es posible. Pero no se la penetración que la industria del sexo puede tener en estos campos. Teniendo en cuenta que el consumo per cápita de pornografía está en constante aumento (en unos paises más que en otros), está claro que estos mercados están abonados por empresarios dispuestos a hacer dinero. Ya no entro en más detalles que no es el caso. Respecto al 4D, yo me quedé en el 3D, no se cual es la cuarta dimensión. El 3 D actual ya está siendo superado por la holografía que es el paso siguiente que permitirá disfrutar de un cuerpo del sexo deseado (puede haber innumerables sexos según nos enseña el sabio Ministerio de Igualdad, regido por una mente privilegiada), visto desde cualquier ángulo y con un guante especial se podrá "tocar" lo que se ve. Todos estos adelantos gozan de grandes dosis de IA, que de paso saquearán nuestros datos, sobre todo si estos espectáculos son gratuitos.
ResponderEliminarRespecto al tema de la muerte, algunos grupos ya se están preparando para tener largas vidas. Ya hay literatura que describe sus métodos. No es mi intención estar en tales grupos, pues me parece que nuestra vida, por nuestro propio bien, debe de ser limitada. Teniendo en cuenta la esperanza de vida y mi estilo de vida, calculo que me quedan (si no sufro un percance imprevisto) de 16 a 18 años de vida, por lo que aprovechando el confinamiento pude redactar mi testamento con todo detalle (tanto que asombró al notario) y hacer las donaciones pertinentes para que mis herederos sufran el menor saqueo posible por parte de Hacienda. Casi todas mis cuentas ahora están con diversos "robo advisor", que hasta el momento los hay que me han conseguido un 10% de plusvalías y el que menos un 1,5%, pero ninguno está en negativo. Por lo cual vivo tranquilo dedicado a las actividades intelectuales (a parte de 1 hora diaria de gimnasio de 7 a 8 de la mañana). Y 3 veces a la semana platico y juego con 2 pequeños que no se por qué razón están siempre deseando verme. Esta es mi vida en 5 minutos.
EliminarBuen artículo Ildefonso; aunque sigo más o menos la evolución de la IA, tu escrito ha sido muy ilustrativo, y como siempre, valga la redundancia, bien escrito.
ResponderEliminarPero aprovechando, y viendo tus conocimientos, te supongo muy al tanto de la tecnología Blockchain; si es así: ¿nos podías dar alguna pautas para hacernos ricos como tantos publicitan?
Francisco GonzáleznGarcía
Por mi parte, ahora, dada mi situación física, procuro entretenerme lo más que puedo simplemente. Nunca me interesaron cuestiones filosóficas o similares porque no me conducen personalmente a nada; hago lo que me apetece o puedo cada día y punto. Sé que mi vida es muy monótona, pero es la que no me provoca altibajos emocionales y me mantienen el ánimo sosegado que, para mí, es muy importante.
ResponderEliminarEso de que lograremos extender la vida "de los humanos" más allá de los 120 años, habría que matizar que en el medio plazo sólo un reducido grupo de humanos podrán hacer eso y hacerlo en territorios acotados en los que pretendan escaparse de las desastrosas consecuencias del cambio climático y otras agresiones. Organizarán importantes ejércitos para protegerse de las pateras en las que nosotros intentaremos acceder. Y respecto a la IA, creo que lo más relevante no es que calcule millones de veces más rápido, sino que esas máquinas pueden actuar contra ellas mismas aprendiendo y corrigiendo sus errores, y eso es un paso más allá en el acercamiento a nuestras capacidades intelectuales. Las primeras máquinas que ganaron al ajedrez se programaban para las situaciones. Se dijo que no podrían llegar a ganar en el Go y , no solo lo hacen sino que a una máquina le introduces sólamente las normas de cualquier juego y en poco tiempo es invencible.
ResponderEliminarUna elite no solo planea vivir más allá de los 120 años, si no que ya tiene en práctica sus métodos. Primero hace falta muchísimo dinero, pero hay fortunas enormes, que además se multiplican. Una persona normal gasta todo su dinero en comer, vestir y pagar su casa. El enormemente rico tiene sus necesidades cubiertas con un porcentaje mínimo de su fortuna. El resto le sirve para especular y hacerse más rico cada vez. Estas personas, muchas de las cuales pasan desapercibidas, manejan los Mercados financieros, los Gobiernos de las naciones y las materias primas, para su total enriquecimiento. Y ya tienen en marcha sus planes para perpetuarse, pero huyen de la publicidad.
EliminarLa verdad es que se tiene una visión algo miope de lo que es o puede ser la IA. Se suele pensar en los coches autónomos o en una maquinita que ha sido capaz de aprender muy bien a jugar al ajedrez, tanto que gana a los mejores campeones humanos. Todo eso está muy bien, pero hay que tener en cuenta que la maquinita jugará estupendamente, pero no se ha enterado todavía de que “está” jugando al ajedrez. Un humano jugador de ajedrez aprenderá pronto a jugar él solito a las damas, pero a la maquinita, dejándola sola, le costará un poco más. Otro aspecto es el sentido común; la IA todavía carece de él o es rudimentario. Lo interesante es la capacidad de aprendizaje (deep learning), algo en lo que se sigue optimizando en la actualidad. Otro aspecto es la capacidad de adivinar digiriendo una enorme cantidad de datos qué va a suceder, pero eso no lo considero realmente como IA (es el ejemplo de Alfonso de saber dónde poner la cortina separando business y turista en un avión). El futuro de la IA es una incógnita, pero para mí es incuestionable que una colaboración hombre-máquina puede conllevar grandes beneficios en el desarrollo de la sociedad humana; lo que pasa es que tendremos que saber ANTICIPARNOS al futuro y adaptar la educación de nuestros nietos y las oportunidades laborales a la nueva situación.
ResponderEliminarEn cuanto a los aspectos picantes, la unión de tecnología de nuevos materiales y la IA con su deep-learning y dotada de sentido común, podría proporcionarnos a medio plazo un regalito la mar de sugestivo; para los caballeros, una señoras estupendas a gusto de cada uno, con una “textura” indistinguible de las reales a nuestro tacto y además siendo capaces de adivinar lo que nos apetece en cada momento; si además domina el sentido común y puede dialogar de forma interesante, pues miel sobre hojuelas. Lo mismo podría suceder a la recíproca, para las señoras. El problema social resultante sería terrible, pues la unión de parejas podría quedar en segundo plano frente a unas estupendas robotitas “hechas a medida de nuestros gustos” e incluso las señoras ya podrían gozar de unos “consoladores” a tamaño real prestos a ofrecer unas cualidades que a nosotros nos costaría mucho superar. La parte física de las “robotas” ya está disponible y se ha dado el caso de ser preferidas en algunos prostíbulos frente a sus equivalentes humanas. Algún millonario ya se ha hecho hasta con un harén privado de robotillas “prehistóricas”. Increíble. Remedando el título de Alfonso, los orgasmos en 7g no sería preciso desarrollarlos, pues dispondríamos de señoras muy reales y totalmente optimizadas gracias a la IA, capaces de competir con ventaja frente a las humanas.
No creo que lo lleguemos a ver nosotros, así que a ninguno se le haga la boca agua…
La IA, fuera de la ironía de Ildefonso, es algo simple conceptualmente. Un conjunto de algoritmos programados para fines específicos, pero que tienen capacidad de autoaprendizaje y de "crecimiento". Al llegar a lo que yo llamaría masa crítica ya tendrían una gran autonomía esos algoritmos que se irían uniendo en red entre si, lo que les da una alta capacidad de crecimiento. Un cuento de Artur C Clarke, "Marque F de Frankenstein", lo narra con maestría y además escrito hace 50 años. El bitcoin (basado en la compleja tecnología "blockchainge" íntimamente ligada a la IA y que dominará las transacciones en el futuro, ha sobrepasado por vez primera los 50 mil dólares. Y predigo que seguirá subiendo. Es el sustituto natural del dinero, junto con un selecto número de criptomonedas que sobreviran a la proliferación actual .
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