...Por Ildefonso Arenas
Primer día de vacaciones. Ya tenía yo ganas. De aquí a primeros de julio, vida idílica. Pastoril. Con un calor que te cagas, eso sí. Mojácar-Turre-Carboneras, en junio, es como el Sahara. Luego aún es peor, pero no estaremos aquí. Será el tiempo de ir por América, para que nos miren los dientes y visitar a tía Livy, que tiene un rancho cerca de San Antonio. Eso será en julio. Ahí nos separaremos. Este año, por primera vez, salgo al mundo sin no-padres. Deirdre, Miriam y yo. Las tres acabamos de cumplir diecisiete. Somos amigas porque sus padres y mis no-padres también lo son, no porque tengamos demasiado en común. Son idiotas y me aburren, pero mis no-padres todavía no se atreven a dejarme ir sola por la Europa degenerada. Pensamos tirarnos seis semanas de vagabundeo total, nueve países para nosotras solas. Nos juntaremos en Zürich, donde vive mi no-abuela, la madre de mi no-madre. De allí a Tromsö en avión, que Miriam tiene allí a su chico, y desde ahí, siempre por tren, condición que hubimos de aceptar o si no se jodía el plan, Bergen, Oslo, Copenhague, Hamburgo, Berlín, Praga, Viena, Venecia, Roma ‑de donde Deirdre se ha jurado no salir entera; no es mi caso, que bien vacunada estoy‑, Florencia, la Riviera, Sitges y por fin, que ya será mediados de septiembre, Sierra Cabrera otra vez.
A estas alturas ya se habrán imaginado que pobres de pedir no somos, ¿verdad? Muy cierto, aunque tampoco somos esa clase de millonarios deficientes cuyos fortunones sólo les dan para deambular por la vida inmersos en la vaciedad de sus cerebros. En realidad, tampoco somos tan millonarios. Mis no-padres trabajan, y lo hacen por la pasta, no por devoción, que podríamos vernos justitos si dejaran de currar. Una vez le pregunté a mi no-madre cuánto teníamos, y tras asegurarse de que sólo era un razonable interés por saber si podría ir a Harvard o si, por el contrario, debería conformarme con Granada, me aseguró que sí, que podría, y que por menos de veinte millones no se nos ahorcaba.
Mi no-madre pasa por ser una temible analista de inversiones. Trabaja por libre, pero casi todo lo que hace se lo compra la UBS. No sale de casa. La buhardilla, que es inmensa, es donde opera. Una docena de PC's conectados a todo lo imaginable. Esa es otra, la conexión. Sierra Cabrera se reparte a lo largo de un conjunto de montañas perdidas en la nada, entre Turre-Mojácar-Carboneras y la A-7, y pese a lo mucho que el ayuntamiento se afana en mimarnos ‑no porque nos ame; sólo sucede que de aquí sale buena parte de su presupuesto, y el alcalde tiene claro que o nos cuida o nos lo montamos en propio, nombramos lehendakari y nos segregamos‑ la infraestructura no es la que debería ser, así que somos muchas las familias con enlaces por satélite. Gracias a eso mi no-madre se mantiene todo el tiempo conectada, como si esto fuera London, o Frankfurt, o Zürich. En otros tiempos no habría podido, porque ni las comunicaciones eran las de hoy ni las empresas facilitaban sus datos como lo hacen ahora. Unos tiempos donde había que fastidiarse y asistir a las conferencias de analistas, tragarse unos rollos monumentales aunque para nada, porque nadie les libraba después de pasarse horas investigando papelotes hasta encontrar Los Números. Los buenos, los que importan a los analistas. Las empresas, hoy en día, ya se han rendido. Saben que ponérselo difícil a las arpías como mi no-madre sólo sirve para machacar el propio valor, así que casi todas habilitan websites de acceso restringido donde los analistas acreditados dan con lo que buscan sin moverse de sus casas. De sus Arcadias. Bueno, esto no lo he dicho, pero nuestra casa, que sin ser de las más grandes sus dos mil metros habitables si tendrá, se llama precisamente así: Arcadia.
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https://interesactualidad.blogspot.com/2021/03/eris-la-diosa.html
Hola, Alfonso: estimulante y sensitivo (que no sensible) artículo sobre una de tus diosas favoritas. Ya lo leí hace unos años, ¿recuerdas?.
ResponderEliminarEris es un buen ejemplo de personaje cínico, formado en la línea del “kleenex”, es decir, de usar y tirar, que es lo que hace ella una vez cumplidos sus lustrosos 19 añitos.
Eres un poquito cruel, pues tras enseñarle Eris al Toñín lo que tiene que saber, te lo cargas fríamente sin darle tiempo a disfrutar un poco más. La escena de la catalana Ruth y el paralítico observando con mezcla de frustración y esperanza es de antología.
El nombre de la madre –Lilo- me recuerda a una actriz alemana con el mismo nombre: Liselotte Pulver. Es muy probable que así, sin más, no os suene, ya tiene unos añitos, pero si añado que es la actriz principal de la película “Uno, dos, tres”, con el actor James Cagney, a más de uno ya le dirá algo, sin contar la publicidad de la Coca-cola. El streap-stease de la rubia Lilo Pulver (pólvora en alemán) ante los sudorosos y entregados rusos era fabuloso; también lo era su vis cómica, aparte de sus fantásticas curvas, dignas de tu Eris y que podría ser muy bien una representación de tu diosa.
Liselotte es un nombre alemán que me gusta mucho; estuvo muy de moda en la segunda mitad del XIX. Es una mezcla nacida en el XVIII de Elisabeth y Charlotte, y por eso tiene dos diminutivos familiartes, 'Lilo' y 'Lotte'. Lilo Pulver, que aún vive, es una actir suiza que ronda los cien años aunque aún así trabaja de vez en cuando. La película que la lanzó en Hollywood fue 'Helden' (Héroes), basada en un cuento de GB Shaw, que cerca estuvo de ganar el Oscar a la mejor película de habla no inglesa de 1858. Si no la has visto te sugiero la busques en la red y te la bajes; te encantará la rara mezcla de humor inglés y escenografía prusiana (el cuento de Shaw transcurre en Inglaterra). En Helden roba por entero la película al galán, OW Fischer, que por entonces era una especie de James Bond alemán. En Hollywood no supieron aprovecharla, salvo Billy Wilder en 'One, Thwo, Three', y Douglas Sirk en 'Tiempo de Amar, Tiempo de morir'; hizo tres o cuatro películas más, todas ellas olvidadísimas, de modo que volvió a Suiza y ahí sigue, a la espera de que algún pirado como tú y como yo la resucite.
EliminarLa Eris de mi cuento tiene la cara y el tipo de la Françoise Dorléac de 'Les Loups de la Bergerie'. La filmó a la misma edad de mi personaje (17 añitos; fue su primera película), mostrando una de las primeras tetas (bueno, dos de las primeras) de la Nouvelle Vague, o como se diga, lo cual escandalizó a media Francia (la otra prefirió ver la película tres o cuatro veces).
EliminarRecuerdo que O.W. Fischer fué el actor favorito de mi madre, que ahora andaría por 111 años de estar viva; con esto quiero decir que sería bastante añejo. No lo asimilo a James Bond; fué un actor versátil, aunque sus papeles fueron sobre todo de galán. Ah, por cierto, era austriaco. Y Lilo "Polvorilla", suiza, como bien dices, con 91 años.
EliminarOtto Wilhelm Fischer a menudo hacía de galán, cierto, aunque también de lo que podría ser un James Bond, en el sentido de tipo que va por la vida en misiones muy secretas, caminando por el filo entre lo legal y lo ilegal. Recuerdo ahora mismo la película que lo hizo más popular en España, 'Peter Voss, Ladrón de Millones'. No sé si la has visto. Si no, corre a bucarla. Verás un James Bond alemán -era una peli alemana- con casi todos los estigmas. Una peli encantadora, muy graciosa y con una banda sonora que, sorprendentemente, no ha envejecido. El compositor era un tipo ya olvidado, Hans-Martin Majewski, pero su música sigue de lo más viva. OW Fischer, en Helden, hacía de capitán suizo bastante sinvergüenza, con la buena suerte de casi todos los caraduras, de modo que acaba birlándole la chica a un oficial prusiano que, la verdad, tampoco era malo del todo. Hay una secuencia de espadachines donde OW Fischer, que fue campeón de esgrima, se luce a conciencia, de nuevo como un James Bond cualquiera.
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